Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a JD
Martín, escritor de terror y fantasía, y colaborador en espacios
como “Dentro del Monolito” o “Territorio Extrañer”
Hola, JD. Un honor tenerte hoy en nuestro espacio.
Una suerte para mí haberos
encontrado. “Mi experiencia como escritor” me está resultando muy útil y
estimulante para conocer otros autores y muchos aspectos de nuestra común
afición por la literatura.
Vamos con la primera pregunta. ¿Quién es JD Martín?
Un tipo bastante normal. En realidad, todos somos mucha
gente. En mi caso, soy un trabajador de clase obrera, con una familia normal y
maravillosa, un puñado de buenos amigos y la posibilidad de contar historias,
de compartir mundos y sensaciones con más lectores de los que podría imaginar.
Así que JD Martín es un tipo con bastante suerte, la verdad. Cada una de esas
cosas y algunas más me convierten en una persona casi completa, sin tiempo para
aburrirme y con bastantes posibilidades de ir haciendo cosas interesantes, y
todas ellas son importantes.
¿Desde cuándo escribes?
En mi época escolar ya usaba las páginas que sobraban de
mis cuadernos a final de curso para tratar de imitar los relatos que me
gustaban, para buscar mi propia voz. Mi primera novela estaba terminada a mis dieciséis
años, y desde luego no era buena, pero tenía en común con el hombre que soy
ahora las ganas de compartir sensaciones y de sentirme completo.
¿Qué recuerdos tienes de esos primeros textos?
Muy bueno. Su calidad literaria era mínima, y desde luego
resultaban pobres imitaciones de los autores a los que leía en aquellos
momentos. Pero fueron también el camino necesario para aprender cómo quería
escribir, para trazarme un mapa que siempre va cambiando y siempre tiene el
objetivo de mejorar en el oficio. Hace poco entregué esa primera novela a
varias lectoras y amigas, y poder hablar de ello me construye, me da pistas
para seguir dibujando ese mapa. Nadie llega a ser quien quiere es sin aceptar
quién fue, y en el sentido literario creo que voy por un buen camino. Me siento
bien, me siento en paz con el chaval que escribió esos textos. Creo que él
nunca soñó con conseguir lo que hemos conseguido los dos juntos.
Aparte de tus novelas, escribes relato. Además de
haber visto la luz en diferentes antologías, subes algunos de ellos a tu blog: Lo juro por mi
tatuaje. ¿Cómo nace la idea
de crear un espacio donde compartir tus textos?
Fui colgando algunos textos en blogs públicos, páginas que
ceden su espacio a los escritores, y recibí mucho apoyo de lectores y de otros
autores. Escritores tan grandes como Carlota Suárez o Esteban Díaz, y muchos
amigos más anónimos, me dieron alas en aquella época. Recorrimos gran parte del
camino juntos. A través de los años he descubierto que eso de que los
escritores tienen mucho ego no es cierto. Los ya citados, y otros más como mis
compañeros en “Dentro del Monolito” se han convertido en impulsores y maestros,
en familia. Así que, cuando fui reuniendo material, me animaron a unirlo en un
blog propio para que los lectores pudieran encontrarlo todo con más facilidad,
y probé suerte. Mi amiga Lorena García diseñó el blog y me enseñó a manejarlo,
así que fue más cosa de todas estas personas que mía. Yo sólo contaba historias
allí.
A finales de 2014 publicaste la primera entrega de
“Silencio”, ¿cómo fue tu experiencia?
Si te digo la verdad, más fácil de lo que suele ser. No
porque el proceso y el reto sean sencillos, sino porque tenía muchos más apoyos
de lo que cabía esperar. Varios amigos me ayudaron en todo el proceso. Recuerdo
que hablé con Eduardo Velasco, un colega de toda la vida además de gran
diseñador gráfico, y le comenté que estaba pensando en publicar. Me dijo “vamos
a pedir otra cerveza y hablamos de la portada”. “No sé ni cómo hacerla”, dije.
“Te la hago yo”. Y así, entre cervezas y charlas con mi gente, la cosa salió
adelante. También es cierto que yo no pensaba que fuera a vender nada, quizá
diez o veinte ejemplares como mucho, así que no sentía demasiada presión. Ahora
Silencio ha vendido dos mil ejemplares en diez países, y el vértigo es algo
mayor, pero mi gente sigue ahí y la experiencia no hace más que mejorar.
¿Te resulto más fácil escribir la segunda parte “Vivir
en el intento” (2015)?
Pues sí y no. Para cuando salió a la luz la primera entrega
yo ya tenía bastante avanzada la segunda, que escribía a la vez que “Tiempo en
ruinas”. No porque pretendiese publicar una serie, sino porque escribir las
aventuras de Jonathan Silencio es divertido. Cuando vi que la primera novela
vendía más de lo esperado y que los lectores me contaban que les había gustado,
el paso lógico era sacar la segunda parte, así que no dolió demasiado. También
lo combinaba con otros relatos cortos que iban encontrando su hueco en
antologías diversas, por lo que no tenía demasiado tiempo para preocuparme. Era
un momento de aprendizaje, análisis y autocrítica en el que creo que la
práctica y el estudio hicieron mejor mi trabajo.
“Silencio. A corazón abierto” es una novela
independiente a las anteriores, ¿A qué tipo de peligro se enfrenta este
detective de lo paranormal en esta historia?
Las primeras historias de Silencio, y también “Tiempo en
ruinas”, tuvieron buena aceptación. Hablamos de cientos de ejemplares, claro, no
soy un best seller, pero para mí es mucho. Así que tenía que seguir mejorando.
Quería que Silencio siguiese en una línea muy pulp, muy asequible y sin
demasiadas pretensiones, y aproveché una historia real que me había contado una
amiga para hacer la mezcla que es seña de identidad de Silencio. Un hecho
sobrenatural, con un argumento propio de la novela negra. En este caso, un
fantasma con asuntos pendientes y un excéntrico millonario que busca
asesoramiento y protección. Silencio tendrá que lidiar con las rarezas de sus
jefes y al mismo tiempo resolver el aspecto preternatural del caso. Todo ello,
sazonado con acción, sexo, humor y un desarrollo que trato de que sea ágil,
casi cinematográfico. Tuvo una especial dificultad al estar implicada una niña
de corta edad, ya que el aspecto de la destrucción de la infancia y el debate
de si el mal reside en nosotros o se desarrolla durante nuestra vida son temas
delicados, y mi enfoque es siempre muy dinámico, grosero para algunas personas.
“Tiempo en ruinas; sangre y semilla” es el título de
otra de tus novelas. Al leer su sinopsis me he sentido atraído por ella. Para
quién no la conozca, ¿podrías dejarnos alguna cita o pasaje que me sirva para
abrir boca?
Esta novela es en primer
plano una historia de aventuras y fantasía, y en una visión más profunda, una
reflexión sobre la libertad. Es decir, sobre la responsabilidad, la madurez y
la toma de decisiones. Porque la libertad no es gratis ni fácil de ejercer. Por
eso me atrevo a daros dos citas. La primera, en boca del Maestro de los
Espejos, uno de los seres que habitan este mundo. “El mayor error del Hombre
fue creerse preparado para la libertad”. En cuanto a la segunda, la voz
narrativa nos dice “El hombre de a pie, la eterna masa desorientada, se limita
a escuchar, asentir y celebrar lo que le ordenan celebrar, sintiendo el anclaje
de seguridad en la tradición, ignorante de que su Dios tuvo antes otros
nombres, otras ceremonias”.
En 2022 sacaste al mercado la que hasta la fecha es tu
última novela: “Dentelladas secas”, también protagonizada por Jonathan
Silencio. ¿De qué trata?
En las entregas anteriores
Silencio se mueve por varias ciudades y, aunque trabaja solo, tiene cierta
relación con la policía de Valladolid. Quise mezclar de nuevo otro argumento
clásico de la novela negra, en este caso el inocente que resuelve el caso para
limpiar su nombre, con un elemento preternatural, para lo que elegí a los
vampiros. La base del argumento es un personaje real, aunque muy desconocido,
relacionado con Medina del Campo, localidad donde vivo y en la que se
desarrolla todo. Así pues, llevé a Silencio a Medina para investigar un
asesinato del que le consideran sospechoso en Valladolid. Trabajando para resolverlo
el detective encontrará nuevos amigos y nos mostrará su lado más humano, a la
vez que tiene que volver a recurrir a su parte más salvaje como cazador de
monstruos e investigar múltiples pistas que el lector conocerá al mismo tiempo,
por lo que puede que lo resuelva todo antes que el propio detective. La acción
será constante, como en las anteriores entregas, pero también hay una visión
más profunda de Silencio y otros personajes, y una conexión con “Tiempo en
ruinas” y con la historia real. Sin olvidar que puedes visitar Medina del Campo
y recorrer sus calles conociendo anécdotas y peculiaridades del lugar que el
libro cuenta para crear un entorno adecuado.
¿Tienes algún proyecto literario futuro del que puedas
hablarnos?
Por supuesto, ya sabes que
todos los contadores de historias estamos deseando hablar de lo que nos ronda
la cabeza. Sigo trabajando con Silencio, ya que los lectores me piden más y aún
es divertido. También estoy escribiendo relatos cortos, creo que son un gran
campo de aprendizaje. Se trata de relatos bastante duros, porque en gran medida
estoy muy cansado de la censura que sufrimos por un lado y otro, de que
corrientes ideológicas y políticas nos digan de qué se puede escribir o qué
escenas son inadecuadas. Siempre he pensado que debemos narrar en libertad y
respetando la libertad del jefe, el lector, para leernos o no, para criticarnos
o alabarnos. Así que estoy reuniendo lo más crudo de mis relatos, esos que
muchas antologías o editoriales se negarían a publicar, y ya veremos si da para
antología propia. Pero lo más importante ahora para mí es seguir colaborando
con “Dentro del Monolito” en todo lo posible. Son un grupo genial, y en su
página y su programa “Forjadores de relatos” siento que estoy en casa, y nadie
quiere irse de casa, así que eso es lo más inmediato y estimulante a día de
hoy.

Antes de despedirnos, me gustaría que nos dejases
algún consejo que creas que pueda servirle a quienes empiezan en la escritura.
Consejos vendo, que para
mí no tengo, jaja. Siempre que alguien me pide consejo les digo “No escribas,
déjalo. Ya tengo bastante competencia”, por romper el hielo con un mal chiste.
La verdad es que no me siento legitimado para dar consejos o guía a nadie, ya
que yo aún estoy aprendiendo. Sí que les diría a esas personas que consideren
el escribir como un oficio. Quiero decir, como algo a desarrollar y mejorar
mediante el estudio, la experiencia, la comparación con los grandes, el
trabajo. Es muy bonito hablar de la magia de las palabras y el don de las
letras, pero ni las musas ni los lectores nos harán caso si no trabajamos duro.
Y distinguir el aspecto maravilloso de compartir tiempo e historias, estar en
charlas, eventos, programas, entrevistas... con el más solitario y sacrificado
de escribir, practicar, estudiar manuales, corregir, reescribir y volver a
empezar. Narrar historias, creo, tiene esas dos caras. Si buscas sólo la
primera, la del reconocimiento público y la diversión, perfecto. Si buscas
mejorar y ofrecer un buen producto, perfecto. Ten claras las expectativas y ten
claro qué camino lleva al lugar donde quieres estar.
Muchas gracias, JD. Un placer haber podido contar
contigo entre nosotros.
Un privilegio para mí, y mil gracias por el trabajo que
estás desarrollando en este espacio, porque aprender juntos nos mejora a todos.
Gracias.