viernes, abril 30, 2021

10 PREGUNTAS a Sebastián G. Sancho (30-3-21)

Abrimos la sección de las 
10 preguntas con un invitado, que a pesar de no ser conocido por muchos, atesora un gran talento. De ahí que considere que merezca la pena escuchar lo que tiene que contarnos. Él es Sebastián G. Sancho, músico, ilustrador y escritor
.

Buenas tardes Seba. Me alegra que hayas aceptado mi invitación para entrevistarte en el blog.

Buenas tardes Leo, un placer estar aquí contigo y gracias por invitarme.

¿Preparado?

Adelante.

¿Quién es Sebastián García?

Una pregunta difícil para empezar… ¿Quién es Sebastián García…? Yo diría que alguien bastante normal, tirando más bien a corriente. A nivel personal, me considero una persona leal, amigable, extrovertida y honesta. Pero claro, no toda va a ser bueno. Reconozco que soy cargante al máximo, a mis amigos los traigo fritos con mis bromas. A nivel de gustos, soy bastante tiquismiquis. A mí lo que me gusta, me gusta mucho. Suelo ser muy puntilloso y prestarle mucha atención a todo. En una obra literaria o una serie me da mucha rabia cuando descuidan los detalles. En otros aspectos, me describiría como una persona inquieta, curiosa, a la que le gusta mucho investigar, aprender y, de algún modo, evolucionar y no decirle que no a nada. Disfruto enfrentándome a nuevos retos e intentar si no salir victorioso, aprender todo lo posible.

Sé de buena tinta que entre tus aficiones se encuentra la escritura creativa. Y eso me lleva a la siguiente pregunta: ¿Por qué escribes?

Honestamente, no lo sé. De pequeñito ya me imaginaba historias cuando jugaba con los muñecos. Siempre me gustaron mucho los cómics, pero con lo que más disfrutaba era creando aventuras alternativas a las que el autor contaba en las viñetas. De ahí que siempre me buscara las mañas para continuar esas mismas historias en mi cabeza. Desde entonces, he tenido muchos altibajos, con épocas en las que he escrito más, y otras menos, aunque nunca lo he dejado de lado. En realidad, te diría que escribo para mostrar de algún modo lo que me gustaría a mí leer, eso sí, cuando se me ocurre una idea, tengo que plasmarla. Esa es la única manera que he encontrado de hacer un agujerito en mi cabeza por el que dejar espacio para otras. Así que creo que esa es la respuesta más honesta que te puedo dar: lo que escribo es lo que a mí me gustaría leer.

¿Qué te llevó a escribir? ¿Cómo nace esa afición?

Como te decía antes, todo empezó un poco por los cómics. Justo debajo de mi casa había una papelería y yo cada semana estaba esperando a que los trajeran. Yo diría que iba a la guardería por aquellos entonces, y lo gracioso es que me paraba siempre delante del escaparate a mirar los dibujos, y como que mi mente ya se quedaba atrapada. Entonces, a medida que fui aprendiendo a leer, me fui enganchando a ellos. Al final, eso hizo que mi mente fuera creando sus propios guiones, con lo que ya llegó un momento que mi cabeza comenzó a crear sus propias historias, y ya yo comencé a plasmarla en relatos. De hecho, alterné mucho en crear mis propios cómics con mis propios relatos. Pero la afición nace de ahí, ya de muy pequeñito.

¿Destacarías alguna afición más aparte de la escritura por encima del resto?

Pues aparte de las aficiones nada originales que tiene todo el mundo como puedan ser el cine, la lectura, el deporte o los viajes, tengo muchas más, quizá demasiadas. Lo que justamente me falta es tiempo para dedicarme a ellas. Una de las principales es la música. Soy cantante de un grupo que se llama El Vigía. Eso me ha abierto otras puertas, porque también practico boxeo a nivel amateur y el hecho de que cantase llevó a que me llamasen de alguna gala para presentarla. Otro de mis hobbies son los juegos de rol, mundillo en el que llevo ya metido la pila de años. Eso te abre un abanico de posibilidades tremenda para crear relatos, personajes, trasfondos, y a eso sí que suelo sacarle bastante partido para el tema de la literatura. Aparte me encanta la historia, estudiar acontecimientos del pasado, indagar sobre civilizaciones antiguas, la religión desde un punto de vista histórico… todo eso me apasiona. Y ya por último, el dibujo, de lo que también tienen culpa los cómics. Durante un tiempo incluso he estado dedicándome al tatuaje, y ahora pues ha llegado un momento que ya me faltan horas al día, pero vamos, que sigo haciendo mis pinitos con la tableta digitalizadora además de con el lápiz. Mis amigos dicen que soy muy polivalente, pero yo me considero más bien disperso porque al final si todo ese tiempo que le he dedicado a tantas aficiones diferentes, lo hubiese empleado en una, lo mismo ahora podría ser un profesional de esa. Al final, como se suele decir, aprendiz de todo y maestro de nada.

¿Has hecho alguna ilustración menos íntima? ¿Alguna que hayas mostrado al público?

Siempre me dio un poco de vergüenza mostrar mis dibujos a la gente porque tenía  la sensación de que no eran lo suficientemente buenos, pero de un tiempo a esta parte, supongo que desde que empecé con el tema del tatuaje, ya no me quedó más remedio que mostrar las cosas que hacía. Ilustraciones mías hay unas cuantas personas que llevan varias tatuadas en el cuerpo. Recuerdo hace unos cuantos años que aquí en Cádiz se hicieron unas jornadas de rol por parte de la Asociación cultural y juvenil Slayer y uno de los carteles era un dibujo mío. Lo último que he hecho es la ilustración de la portada de la novela "Proyecto Unicornia" además del logotipo que aparece en el libro. Ahora ya con la edad me estoy lanzando un poco más a subir mi obra a mi página de Facebook.

Si te diera a elegir entre dedicarte a escribir o dibujar, ¿con cuál te quedarías?

Ufff, esa pregunta es trampa, sería como preguntarme si me quedo con papá o con mamá. Diría que eso va un poco por motivación del momento, lo que me apetezca hacer, es decir, yo no tengo una necesidad profesional de hacer ninguna de las dos cosas por obligación. Es algo que hago en ambos casos como afición. Al final, es una manera de volcar mi creatividad, como te decía antes con el tema del tatuaje o de la música, yo creo que no está reñida una cosa con la otra; el jamón serrano está buenísimo, pero si te dan a comer jamón serrano todos los días, acabas hasta las narices. Yo funciono un poco así, escribo algo y paso a otra cosa. Ahora, por ejemplo, estoy liado con una novela y tengo claro que en cuanto la acabe y se la pase a los lectores cero, me pongo con la portada mientras me dan su feedback. No creo que haya que elegir, pero si me das a elegir, pues… no te voy a responder.

Ya hemos pasado el ecuador de la entrevista, así que volvemos otra vez con la escritura, que es justamente lo que nos ha traído aquí. Antes nos has comentado que estás escribiendo una novela, pero yo sé que también le pegas al relato, ¿con cuál de los dos géneros te quedas?

Es que cada uno tiene su puntito. El relato corto la dificultad que entraña es que necesitas una idea muy concreta y muy condensada, lo que hace que sea muy agradecido si se te enciende la bombilla. En cambio, con la novela, puedes desarrollar mucho más la trama, montarte una historia mucho más compleja, profundizar más en la personalidad de los personajes, valga la redundancia, y entonces tiene otro aliciente. Yo personalmente me siento más cómodo con la novela.

Si hablásemos de géneros, ¿en cuál consideras que te desenvuelves mejor?

A mí los que siempre me han gustado más han sido el terror y la ficción histórica. Son dos géneros que me encantan, y la mezcla entre los dos siempre me ha parecido genial. Una historia de terror ambientada en una época histórica en un contexto concreto… es curioso porque no he leído tanto de eso, no he encontrado grandes cosas en ese sentido, siempre son contextos históricos muy acotados, pero a mí personalmente son los dos que más me gustan. También disfruto mucho con el thriller y con la novela negra, supongo que por eso son en los que trato de moverme cuando escribo.

Algún escritor favorito? ¿Una obra favorita aunque no sea del mismo autor?

Aquí voy a barrer para casa. Mi favorito es Alberto Vázquez Figueroa porque aunque sus historias no sean de lo más grandilocuentes, no tengan una trama enrevesada, sí que son muy fáciles de leer, y precisamente eso es lo que más me gusta de él. Veo que escribe con una soltura y una facilidad que sus obras te las bebes. Usa un lenguaje muy sencillo, entendible, que te atrapa y yo soy de los que piensa que en la sencillez está el gusto, y Vázquez Figueroa tiene esa virtud, que después es muy complicada de llevar a cabo, por eso considero que todas sus novelas sean una delicia. Y mira que es un hombre que tiene más de cien títulos en el mercado, unos mejores, otros peores, pero el simple hecho de leerlo y ver cómo se expresa, ya es una gozada. Y con respecto a mi obra favorita, te diría “La sombra del viento” de Carlos Ruíz Zafón. A mí ese libro me encantó. Y aparte ya no solo la historia, también la manera que tenía el autor de escribir, que te dibujaba unos detalles de los paisajes, de las ciudades, que parecía que estabas viendo una acuarela. Y a mí eso me encantó. También disfruto una barbaridad leyendo a Gustavo Adolfo Bécquer, por esa manera que tenía de expresarse, pero eso ya estamos yendo a unos niveles que uno no es capaz ni de rozar con las yemas de los dedos. Y ya por último, siento no ser muy original, pero otro de mis autores favoritos es Lovecraft. Yo cada vez que leo algo de él se me ponen los vellos de punta, lo malo es que se me quitan las ganas de escribir porque pienso: Nunca voy a poder escribir algo así.

Bueno, pues vamos con la última pregunta: ¿Qué consejo le darías a alguien que está empezando en esta maravillosa afición que es la escritura?

Yo no me considero nadie para dar consejos. Además, los que me puedan servir a mí, lo mismo no le vienen bien a otra persona. A priori, yo lo que le diría es que se ponga las aspiraciones bajas, es decir, que escriba porque le gusta, porque lo disfrute, o bien porque sea un fin terapéutico para él o para ella volcar esas emociones que lleva dentro en forma de palabras sobre el papel y que de otra manera lo mismo no se atrevería a expresar. Pero sobre todo, que se divierta, que le sirva para su bien personal, y si después tiene que publicar, recibir buenas críticas, o incluso tiene que ser un escritor o escritora de gran éxito, el tiempo lo dirá, pero sin duda, que lo disfrute. Otro consejo es que se fije en los autores que le gustan. Que intente seguir la senda de los grandes, o al menos de sus referentes. Obviamente, no hablo de plagiar ni copiar, pero sí de analizar qué técnicas utilizan, qué manera tienen ellos de construir la historia, de expresarse, de hacer las descripciones, de llevar los diálogos... y que aprenda de ellos. Un tercer consejo sería que no tengan miedo, si esto tiene un fin terapéutico para muchas personas, no puede ser malo. Si estás escribiendo una novela negra o policiaca, si tiene que describir a un asesino en serie que comete unas atrocidades que evidentemente a esa persona ni se le pasaría por la cabeza llevarlas a cabo, pues que no tengan miedo a expresarlas, porque si no, se estará engañando a sí misma. El cuarto sería planificar, ponerse a escribir siguiendo un mapa mental al que darle forma, y que no deje de trabajar en mejorarlo. Y el último, y quizá el más importante de todos, que escriba. Lo que sea, que no porque en el momento no tengas la idea clara o perfecta, no lo haga, porque muchas veces esa musa que uno está esperando que le visite, surge cuando estás trabajando. Si te esperas sentado en el sofá a que venga, probablemente nunca llegue.

Muchas gracias, Seba, por acompañarnos esta tarde y hasta la próxima.

Gracias a ti. Un placer.


miércoles, abril 28, 2021

RESEÑA: "Escribir y reescribir: Un manual para la corrección de los textos narrativos" de Gloria Fernández Rozas

Título: Escribir y reescribir: Un manual para la corrección de los textos narrativos

Autora: Gloria Fernández Rozas

Editorial: Fuentetaja

Año de edición: 2008

ISBN: 978-84-95079-55-8

Número de páginas: 220

Mi opinión: Subimos a la palestra "Escribir y reescribir: Un manual para la corrección de los textos narrativos", obra de Gloria Fernández Rozas en la que la autora nos recalca la importancia de la reescritura a la hora de escribir, que sin duda, ayudará a los aficionados a la escritura creativa a dar sus primeros pasos en este mundo sugiriéndoles estrategias para abordar sus textos y aprender a valorarlos de una manera crítica.

La autora demuestra un claro dominio de las herramientas necesarias para llevar a cabo un buen relato y lo transmite de una manera clara y concisa, que facilita su asimilación por parte del lector. En él habla de la importancia de las tres lecturas mínimas que se deben hacer de nuestro primer manuscrito (aunque siempre son más). La primera la dedicaremos al cuidado de la voz del narrador y nos aseguraremos de que la trama está bien armada en líneas generales. En la segunda comprobaremos aspectos como la unidad, el equilibrio y nos cercioraremos de que todo encaje en la historia según nuestra planificación inicial, la tercera la destinaremos al cuidado de la prosa en su conjunto y a cuestiones gramaticales para garantizarnos que el ritmo sea fluido durante toda la obra y que el pulso narrativo no decae en ningún momento.

Cada sección del libro trata un tema diferente e igual de importante a la hora de armar una buena historia. Desde cómo construir su esqueleto hasta el modo en el que debemos tratar el transcurso del tiempo, pasando por la voz del relato y el tratamiento que debemos darle a los personajes y a la voz de cada uno de estos.

La revisión es tratada al final de cada uno de los subcapítulos de los que se compone el libro, lo que hace aún más fácil absorber las pautas a seguir que nos recomienda la autora y entender que la revisión, la corrección y la reescritura forman parte del mismo proceso creativo que la escritura.

A lo largo de la obra encontramos citas y frases de escritores célebres que merece la pena conocer, además de una serie de consejos muy útiles, que nos servirán para mejorar a la hora de escribir y afrontar las revisiones futuras de nuestros escritos. Uno de los más destacados es el modo en el que debemos afrontar cada una de las tres lecturas de nuestro texto una vez tengamos el primer borrador.

En definitiva, el libro da lo que promete en su contraportada, que es bastante esclarecedora con respecto a lo que nos vamos a encontrar en su interior.

Una guía imprescindible repleta de recomendaciones y sugerencias que de seguro agradeceremos haber leído y tener en nuestra biblioteca para consultas futuras. 

sábado, abril 24, 2021

CUESTIONES GRAMATICALES: A parte vs Aparte

Lo primero a mencionar es que ambas expresiones son correctas, pero su significado es bien diferente.

En el caso de “a parte” equivale normalmente a una sección de un todo y admite que entre ambas palabras se introduzca un artículo sin que el significado varíe sustancialmente. Para más claridad, pondremos varios ejemplos:


A parte de los jugadores no les gustó la decisión de su entrenador.

·   La decisión del consejo no convenció a parte de los accionistas.

También podemos encontrárnosla en los siguientes casos:

·    La calle atraviesa los bajos del edificio de parte a parte.

·    Esa resolución no nos lleva a parte alguna (a ninguna parte).

“Aparte” puede tener la función de adjetivo, adverbio y sustantivo según el caso en el que la utilicemos. A continuación, dejamos algunos ejemplos:

        Como adjetivo: significa “distinto”

·                     Nos colocaron en una habitación aparte.

·                     Es un boxeador aparte del resto.

              Como adverbio: significa “en otro lugar”

·                     Colocó los cuadernos usados en el armario y dejó aparte los más nuevos.

         Como sustantivo: significa una “conversación al margen de los presentes”

                 El profesor hizo un aparte para charlar con el alumno conflictivo.

Nos podemos encontrar también con que la locución “aparte de” tenga el significado de “además de”. Es el caso siguiente:

·                     ¿Quién irá a la fiesta aparte de nosotros?

Y con este último ejemplo, hago un punto y aparte hasta la próxima entrada, en la que trataremos las diferencias entre “por qué”, “porque”, “por que” y “porqué”.


ESCRITURA CREATIVA: Los cinco sentidos del escritor

El detonante de nuestro próximo relato surge casi siempre de una idea que, suele asaltarnos con normalidad, en algún momento en el que solemos estar relajados. Ese mismo chispazo provoca una llama en nuestro corazón, que si alimentamos con más pensamientos, se convertirá en un fuego que nos abrasará hasta que nos sentemos frente al ordenador a escribir nuestra historia.

¿Cómo? Usando nuestra sensibilidad. Curiosamente una palabra de cinco silabas, las mismas que el número de sentidos que poseemos las personas y que se define como la capacidad de percibir sensaciones a través de estos.

Usaremos la vista para observar todo lo que nos rodea de la manera más sutil posible para sacarle el mayor provecho a nuestro entorno. Los oídos nos servirán para captar los sonidos, las conversaciones y la manera de hablar de aquellos que nos rodean y, que hasta ahora, pasaban desapercibidas para nosotros. La piel nos permitirá percibir el tacto de los objetos, lo que nos ayudará a describir mejor las sensaciones de nuestros protagonistas al palparlos. El gusto hará que escribamos con sutileza, de un modo original, diferente al resto, a pesar de que lo que narremos ya haya sido contado en infinidad de ocasiones por muchos otros. Y nuestro olfato será el que nos proporcione la intuición necesaria para saber cómo afrontar nuestra historia en cada momento.

La mayoría de los escritores noveles cometemos el error de centrarnos en el sentido de la vista. Describimos todo aquello que perciben nuestros personajes a través de sus ojos, relegando el resto de sentidos a un segundo plano, lo cual, como te puedes imaginar, es un error, porque estamos limitando el impacto que nuestra narración pueda tener sobre el lector.

Imagínate por un instante al protagonista de tu relato entrando en una hamburguesería. Podrías ir a lo fácil y describir el color de las baldosas, contar si los azulejos de la cocina están manchados de grasa o si la mayoría de mesas están ocupadas. Todo eso está muy bien, pero para crear una atmósfera lo más verosímil posible, deberías informar al lector de si la música está puesta a un nivel que hace que el semblante del personaje que entra en el local se contraiga, si a la nariz le llega un tufillo a aceite recalentado, la sensación que le transmiten los cuadros de los cantantes pop que hay colgados de las paredes o si se le hace la boca agua al ver como uno de los clientes le da un bocado a su hamburguesa. Y en el caso de que decidiera sentarse a tomarse una hamburguesa con beicon, podrías hablar del tacto del pan entre sus dedos, de la salsa de tomate desparramándosele entre los dedos cuando le da el primer bocado... Incluso es posible que el cuerpo te pida que te introduzcas en la cabeza de tu personaje y aproveches para darle al lector más detalles sobre su pasado. Si solía organizar barbacoas en el jardín de su casa antes de separarse de su mujer o de si odia el olor a fritanga que desprende la ropa cuando vas a ese tipo de locales porque le recuerdan a su etapa de camarero en un bar de mala muerte en el que trabajó cuando huyó de su casa con dieciséis años, por ejemplo.

Y te preguntarás, ¿por qué es tan importante describir las percepciones de los personajes? Porque lo que lees es lo que sientes. Cada vez son más los estudios que confirman que cuando leemos, se activan áreas del cerebro que nos ayudan a percibir las mismas sensaciones que los protagonistas de la novela o relato que estemos leyendo.

De la misma manera, nuestra cabeza realiza una imagen cada vez más detallada a medida que avanzamos en la lectura de una descripción. Resulta curioso como cada uno de nosotros nos hacemos una idea tan diferente de la apariencia de un personaje o de un edificio. Esa es justamente la magia de la lectura. Y buena parte de que el hechizo funcione depende de ti.

Si te ha gustado esta entrada, no te pierdas la próxima, que estará dedicada al sexto sentido del escritor.



ESCRITURA CREATIVA: La edición del texto

El hecho de haber seguido el proceso adecuado a la hora de llevar a la práctica un texto, habiendo realizado una buena planificación, redacción y revisión de este, ocasionará que la etapa de edición sea mucho más liviana. ¿Por qué? La respuesta es fácil, cuanto más pulido esté un texto, menos trabajo será necesario para darle un acabado final digno.

Lamentablemente, no puedo explicaros el proceso de edición de una manera profunda por un motivo muy sencillo. No soy editor profesional. Tampoco conozco los entresijos de ese trabajo demasiado bien, sé que es bastante complicado y de ahí que mejor que no trate de resumirlo de mala manera en unas cuantas líneas de un post. Lo que sí haré como aficionado a la escritura y con cierto bagaje a mis espaldas (he tenido la suerte de poder publicar varios de mis relatos y una novela), es explicarte lo que yo hago una vez he acabado de planificar, escribir y revisar mis textos.

Tras imprimirlo y hacerle una última revisión, paso a comprobar que no se repitan las mismas ideas (redundancias) o haya contrariedades en la trama (incongruencias). Créeme, no es tan complicado equivocarse y usar la palabra “revólver” cuando quieres decir “revolver” o “procesar” en vez de “profesar”. A fin de cuentas, ambas son aceptadas por el editor de texto como válidas. Del mismo modo, también es fácil que nuestra mente nos engañe (aunque conozcamos bien las reglas y sus significados) y seguir escribiendo.

Si en la revisión, prestaba más atención a cuestiones más ortotipográficas y de estilo, ahora me centro más en la voz de los personajes, los guiones de diálogo o las acotaciones, por ejemplo. También me aseguro de que las ideas estén bien ordenadas, perfilando de ese modo la obra para que brille lo máximo posible cuando vea la luz.

Ha llegado el momento de afilar la punta del lápiz al máximo y asegurarnos de que nuestra prosa está bien cuidada. Eso nos ayudará a conectar con el lector y hacerle sentir lo que hemos querido transmitir con cada una de las oraciones y párrafos que hemos escrito.

Para hacerlo más gráfico, en mi cabeza asimilo el proceso de escritura con el de la escultura. La idea inicial es la piedra, la materia prima en bruto. A medida que el maestro artesano trabaja sobre ella, se asemejará más a la figura final que su cabeza imaginó cuando comenzó su obra y el observador irá percibiendo cada vez más detalles de esta, hasta ser capaz de adivinar si se trata de un objeto o una persona, después podrá adivinar su sexo, cómo va vestida, su expresión hasta que todos sus rasgos finales se descubran ante él. Ocurre lo mismo con el texto, salvo que sus naturalezas son diferentes. Para conocer más sobre el proceso de creación, tan solo tienes que pinchar en el enlace subrayado y podrás hacerlo.

Ahora toca darle formato al texto. Para ello puedes utilizar varios procesadores. En mi caso, prefiero usar el Word por diferentes razones. La más contundente es porque es el con el que más familiarizado estoy, la segunda porque en relación calidad – precio es el que mejor me sale, la tercera, porque me permite crear un PDF adecuado a lo que yo necesito y la cuarta, porque no necesito más, debido a que no tengo que incrustar imágenes ni llevar a cabo operaciones que podrían suponerme un problema. El PDF que me genera el programa es el mismo que más tarde, una vez lo haya revisado, usaré para subir a Amazon, que es la plataforma en la que autopubliqué mi primera obra y seguiré haciéndolo con las que escriba en el futuro. Otras alternativas son por ejemplo OpenOffice, Notepad, Ulysses o WPS Office, aunque hay muchas más si echas un vistazo por el buscador. Incluso he visto algunos que te permiten escribir y subir tus textos directamente a la nube. Luego están las opciones más profesionales como Scrivener, que se ha convertido en una de las herramientas imprescindibles para algunos escritores por su potencial: además de escribir, te permite organizar los capítulos realizar tarjetas resumen de cada escena, organizar tu novela, tomar apuntes o crear hojas de personaje.

Los factores a tener en cuenta a la hora de poner bonito tu texto antes de publicar son los siguientes:

 

·    Justificar el texto es lo primero que debemos hacer para encuadrarlo de una manera óptima. Se agradece que cada línea acabe en el mismo punto dentro de la página. El problema es que es más que posible que se creen ríos y calles en el texto, que deberemos evitar haciendo uso de nuestra maña.

·    Para eliminar los ríos y las calles (espacios y huecos irregulares, normalmente demasiado grandes dentro del texto) tendremos que seleccionar las líneas que queremos ajustar y hacer uso de las herramientas adecuadas. Yo arreglo este problema yendo a la pestaña Inicio; Fuente; Avanzado y, dentro de la opción “Espaciado entre caracteres”, “Espaciado”, elegimos “Expandido” o “Comprimido” según te interese. Es una herramienta muy intuitiva, que a medida que vayas tocando, te irá resultando cada vez más fácil de manejar. En el caso de que no te guste lo que ves, tan solo tienes que deshacer y volver a usarla con un índice diferente. Eso sí, hay que tener una vista de lince, así que te recomiendo que una vez que acabes tu obra y la tengas en PDF, acerques la página y las vayas pasando una a una. Así, teniendo abriendo tu documento, puedes ir retocando cada una de ellas. En este caso, solo puedo recomendarte una cosa: mucha paciencia. Y otra cosa a tener en cuenta es que a medida que retocas el espacio entre palabras, también lo haces con la separación entre letras, así que ándate con cuidado y utiliza decimales si es necesario.

·    Interlineado: El interlineado es la separación entre dos líneas. Depende sobre todo de cómo te guste ver el texto. Yo suelo usar un interlineado mínimo en el que suelo escoger tres puntos más que el tamaño de la letra que estoy usando, es decir, que si la fuente es Garamond 12, utilizo un interlineado de 15, aunque se aconseja normalmente que sea siempre dos puntitos por encima. En el caso de que vayas a presentar tu relato o novela a un certamen o enviarlo a una editorial, lee bien las bases y normas porque quizá te pidan que lo envíes a 1,5 (que suele ser lo más habitual), doble o sencillo, aquí nada está escrito a fuego porque hay para todos los gustos.

·    Adecuar los márgenes es otra de asunto que tendremos que afrontar si queremos enviar nuestra novela a un concurso o editorial. Recuerda que antes de hacer nada, debes leer bien las bases y las normas. Una vez hecho esto, acondiciona tu texto con lo solicitado. En el caso de Word, deberás irte a la pestaña Diseño de Página y clicar sobre Márgenes. Yo usé los márgenes simétricos (2,5cm superior e inferior; 3cm en derecha e izquierda) a la hora de autopublicar mi primera obra “Proyecto Unicornia” (para comprarla pulsar aquí) y la verdad es que acabé bastante contento con el resultado. Siempre puedes adecuarlo y, en el caso de que autopubliques con Amazon, hay diversas plantillas que puedes bajarte y que te ayudarán a encuadrar el texto dentro de la página. Pero eso es un tema que ya trataremos en otra entrada especializada.

·    Otros factores a tener en cuenta son la numeración de páginas, los guiones, las viudas y las huérfanas, el número de líneas óptimo por línea temas relacionados con la correcta maquetación de tu obra… y que tendremos en cuenta en una futura entrada dedicada a la maquetación de tu obra.

 

Eso sí, no es una tarea fácil. Yo me pegué casi tres semanas para maquetar mi primera obra en tapa blanda (y otras dos para crear el ebook). ¿Qué quiero decir con esto? Pues que si quieres un resultado lo más profesional posible, tendrás que documentarte, informarte, comparar lo que estás haciendo con otras novelas editadas, preguntar en foros, leer libros, ver vídeos y dejarte los ojos en la pantalla. Así que si no estás dispuesto a todo esto, crees que te puede quedar una buena chapuza, o bien, prefieres emplear tu tiempo en escribir y cuentas con el dinero para costeártelo, te recomiendo que contrates a algún profesional que se encargue de maquetarte el texto. Hay algunas empresas que ofrecen precios competitivos y que podrían evitarte más de un dolor de cabeza. Eso sí, perderás el control del proceso, que es justamente lo que yo quise evitar cuando me propuse hacerlo.

Y con esta conclusión, me despido de ti hasta la próxima semana. Espero que te haya gustado esta entrada y quieras leer la próxima, que dedicaré a los cinco sentidos del escritor. En ella hablaremos de la importancia de hacer que el lector no solo imagine lo que describes en tu obra a través de su vista, sino que además, consigas que deguste el mismo sabor que un personaje, perciba el olor que desprende la caja que ha abierto, sienta la rugosidad del objeto que está tocando u oiga en su mente el chirrido de la puerta que acaba de abrirse. En definitiva, que sienta cada palabra que escribiste.

 

domingo, abril 18, 2021

GRAMÁTICA: Aún vs Aun

En esta entrada trataremos de explicar la diferencia entre "Aún" y "Aun" de manera sencilla:

“Aún” es un adverbio con valor temporal.

“Aun” es un adverbio con sentido concesivo.

Usamos “aún” (con tilde diacrítica) en los siguientes casos:

·    Cuando equivale a “todavía”

Ejemplo: "Aún no he podido acabar de leerlo."

 ·    Para dar una mayor intensidad a otros adverbios, como puede ser el caso de “más”, “menos”, “mejor” o “peor”.



Ejemplos: "Mario es aún mejor que Andrés jugando al tenis."

        "Su casa es aún más grande que la mía."                                

Utilizamos “aun” (sin tilde) cuando significa “incluso”, “siquiera”, “hasta” o “también”.

·         Asistí al concierto, aun sabiendo que no me gustaría.

·         Ni aun sabiendo las respuestas, fue capaz de aprobar el examen.

·         Aun conociendo cómo es, le hiciste caso.

·         Aun aquellos que ahora renuncian, lo aceptarán.

Próxima entrada: "A parte" vs "Aparte"

ESCRITURA CREATIVA: La revisión de textos

Tras tratar la
planificación y la redacción, nos encontramos ante la tercera etapa previa a la publicación de un texto.

Ser crítico con el trabajo de uno mismo, es una de las cuestiones más complicadas a las que nos enfrentaremos como escritores. Es fácil de entender. La escritura es un proceso que de algún modo requiere de cierto componente de soberbia. ¿Quiero decir con esto que lo seas? No, pero hemos de reconocer que a veces nos cuesta aceptar la opinión de terceros (aunque la pidamos a gritos), y de ahí que debamos acallar la del crítico interior que llevamos dentro mientras revisamos nuestros textos. Otra cosa es que lo hagamos de la forma correcta.

Puedo imaginarme lo que te ha costado parir y sacar adelante tú relato, créeme. Yo también escribo, y del mismo modo que a ti, también me cuesta oír ciertos comentarios que apuntan a que la trama cojea en tal página o si hay un diálogo o expresión que no es tan orgánica como yo creía. De ahí que mi recomendación es que cuando te sientes a corregir tu texto, lo primero que hagas sea cámbiate las gafas de escritor por las de revisor y presta atención a cada fallo que encuentres. Es el momento de sacar al lector crítico que llevamos dentro y de repartir cera a nuestro propio yo para que nuestro relato acabe siendo lo más profesional posible.

No tengas tapujos a la hora de imprimirlo si no es demasiado largo. Marca en rojo lo que te chirríe. Lee los diálogos en voz alta, actúa y, sobre todo, subraya todas las intervenciones que te parezcan poco naturales para analizarlas más tarde. Dale una vuelta de tuerca a las voces. Si pese a eso, no te generan confianza, ¿cómo pretendes que convenza a un tercero?

Otro consejo que te doy es que trates de guardar la máxima distancia con respecto a él. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que te imagines por un momento que trabajas para una editorial, o que te estás jugando la nota de final de curso en el instituto (me cuesta creerlo, pero prefiero pensar que no está tan lejos) y que estás corrigiendo el examen que vas a entregar, o que tienes que dar una opinión crítica sobre el texto que estás leyendo y defenderla ante un tribunal. Quizá te suene desmesurado, pero te insto a que hagas un ejercicio mental: cierra los ojos, respira hondo y a medida que exhalas el aire contenido en tus pulmones lentamente, piensa en la cantidad de horas que pasas frente al ordenador tratando de sacar tus textos adelante, de darles brillo para dejarlos lo más pulcros posibles antes de mostrárselos a tu público. Y ahora dime: ¿No es para tomárselo en serio?

Otra cuestión a tener en cuenta es ser lo más crítico posible contigo mismo a la hora de corregir tu relato (dentro de unos márgenes, tampoco es plan “ser demasiado duros”, pero sí honestos). Te lo digo porque ese texto a fin de cuentas irá firmado por ti, así que lo mejor será que hagas el mejor trabajo posible. Ten por seguro que nadie debería ser más sincero contigo que tú mismo. De ese modo, las críticas y comentarios de terceros sobre su valor literario serán más adecuadas a lo que esperas.

Mi manera de trabajar es realizar una escritura casi automática del texto, para en la siguiente sesión, hacerle una revisión rápida. Eso me deja un primer borrador que me dará una idea de si lo que tenía marcado en mi hoja de ruta original, producto de mi planificación previa, corresponde con lo que realmente he escrito.

Entonces, paso a un segundo borrador, en el que perfecciono aún más el texto. Si te das cuenta, poco a poco, lo que voy haciendo es reescribir y darle cada vez mejor forma al texto. Ese proceso me permite encontrar fallos que no había advertido en anteriores lecturas. El simple hecho de corregirlo y reescribirlo una y otra vez me ayuda a introducir nuevos elementos que enriquecen la trama. Aparte de que se me ocurren nuevas ideas, y las frágiles patas sobre las que inicialmente se sustentaba la primera escritura, poco a poco se van convirtiendo en soportes cada vez más resistentes hasta obtener el tercer borrador. Otras revisiones irán viniendo más tarde solas a medida que avance. Mi cabeza no siempre está para producir. No todos los días está por la labor, así que aprovecho esos días para darle un repaso a lo anterior y organizar aquellas ideas que quedaron en el aire.

Otra sugerencia es que cuando creas que has hecho las correcciones suficientes sobre el relato que estés llevando a cabo y que ya no va a dar más de sí, lo archives durante un tiempo. Algunos necesitamos una semana, otros dos o tres. Tómate el tiempo que consideres oportuno para distanciarte del texto. Aléjate de la literatura durante esos días, queda con tus amigos, disfruta de la familia o aprovecha para ver la última temporada de tu serie favorita, te lo mereces y te lo has ganado). Como te decía arriba, es conveniente que imprimas el texto (si es muy largo, cuando llevéis ya varias correcciones y estéis casi en la definitiva para no tener que hacerlo varias veces. No es caro, pero tampoco barato, vamos, que no es plan tener que imprimir dos o tres, que hay que mirar por la pela). Así podrás leerlo con más calma. Por cierto, ten un lápiz y una goma siempre a mano. El papel te ayudará a hacer una corrección final más cómoda y sobre todo más próxima. Poder palpar el texto, te dará más confianza a la hora de “meterle mano”. Piensa que estás ante una de las últimas revisiones de tu texto, casi la definitiva y que vas a trabajar a caballo entre el papel y el ordenador en esas últimas semanas.

El formato físico también te permitirá levantarte con el libro en la mano y moverte por la habitación y teatralizar ciertos pasajes mientras imaginas cómo se desarrollarían ciertas escenas en la realidad. Eso te ayudará a darte cuenta de si realmente funcionan o si aún las puedes dotar de una mayor naturalidad.

Doy por finiquitado un texto cuando realizadas las correcciones pertinentes y tomada la distancia oportuna en el tiempo, tengo la extraña percepción de que no lo he escrito yo. Eso se traduce en que considero que es bueno.

En cuanto a cómo mejorar en la corrección de textos, hay dos opciones:

·   Formaros. Hay escuelas y plataformas digitales que ofertan cursos de formación teórica con ejercicios prácticos que te pueden ayudar a aplicar las normas ortotipográficas y gramaticales, además de a conocer el modo de manejar mejor las herramientas que se utilizan en la revisión de textos. Tan solo tienes que darte una vuelta por la red y buscar información sobre ellas. Si no tienes tiempo o prefieres escribir, siempre puedes contratar los servicios de un profesional que tenga los conocimientos necesarios para corregir tus textos con unas mínimas garantías de calidad.

·    Leer mucho: Existen manuales en el mercado que os brindarán consejos útiles para mejorar a la hora de revisar vuestros textos. Normalmente, estos manuales suelen contener demás mucha información sobre cómo escribir, lo que te ayudará además a darle un mejor acabado a tus obras.

Y con este último párrafo, me despido de vosotros hasta la siguiente entrada, que estará dedicada a la edición.


martes, abril 13, 2021

GRAMÁTICA: "Pendiente de" vs "Pendiente a"

De acuerdo con la RAE, tanto en los casos que significa "que pende de", como en aquellos en los que "se está en espera de algo" y "atento a algo o alguien", se debe usar la locución "pendiente de".

  • El fruto pendiente del árbol.    
  • Estamos pendientes del resultado de las elecciones.
  • Tengo que estar pendiente de mi hermana hasta que llegue mi madre.
Es posible que el uso de "pendiente a" (erróneo) venga dado por la similitud con "atento a", que en cualquier caso es correcta, mientras que "atento de", no lo es.

En la próxima entrada, trataremos la diferencia entre "aún" y "aun" y cómo saber distinguir su uso adecuado.


ESCRITURA CREATIVA: Hablando de la redacción

¿Os imagináis sentados en el escritorio ante una página en blanco sin saber sobre qué escribir?

Para evitar que ocurra eso, lo mejor es llevar a cabo una buena planificación del texto antes de sentarte a escribir. A priori, podría parecer una pérdida de tiempo, pero no lo es. De hecho, te ayudará a optimizarlo.
Una vez salvado el escollo de tener que pararte a pensar lo que quieres contar, tan solo tendrás que preocuparte de cómo lo harás. Pero antes ponte cómodo (no demasiado), prepárate para lo que vas a hacer y no dejes lugar para las interrupciones. Algunas tan triviales como levantarte a por un vaso de agua, comprobar si te ha llegado algún correo electrónico o ver a qué hora juega tu equipo este sábado. Todo lo que pueda anticiparse o aplazarse durante el período que vas a escribir, déjalo solventado antes de sentarte frente al ordenador.

    Y ahora, entremos en materia. Comenzaremos por la primera escena, y cuando la acabemos la encadenaremos con la segunda. Ensamblar acontecimientos es una de las partes que más cuesta a la hora de construir una historia que se sostenga. Mi recomendación es que si no encuentras la manera de conectarlas, no te obsesiones y sigas escribiendo. El momento de producir debe ser respetado como cualquier otro y debes sacarle el mayor partido. Cuando acabes tu sesión y te relajes ya se te iluminará la bombillita. Recuerda que la inspiración es caprichosa y su chispa surge cuando menos te lo esperas.

    ¿Y por qué te digo esto? Porque cuando estamos en la fase de redacción, nuestra misión no es otra que escribir, sumar la mayor cuota de palabras posible, ya tendremos la oportunidad de corregir cuando llegue el turno de la revisión. La escritura ahora debe ser casi automática, debemos asumir que estamos ante nuestro primer borrador, y es normal que contenga fallos gramaticales y más de una errata. Ahora lo que nos interesa es el grueso del relato que estemos escribiendo, no la calidad literaria de este, y mucho menos nuestro estilo. De eso ya nos encargaremos más adelante.

    Otra recomendación que te doy es que acojas las ideas que te surjan sobre la marcha, aunque no las tuvieras previstas en tu itinerario original. Es posible que la frescura que le otorguen a tu narración sea el secreto de su brillo final, ese mismo que podría faltarle a la idea inicial. Grandes tramas y finales gloriosos han surgido justamente de esa misma improvisación de la que hablamos en estas líneas, así que no cometas el error de darle la espalda a tu intuición, ya que puede ser la clave de tu éxito.

    Del mismo modo, si en algún momento no encuentras la palabra exacta que describa lo que quieres transmitir, usa otra que se le parezca, un sinónimo seguro que te servirá. Sigue escribiendo que seguro que más tarde cuando revises te viene a la cabeza.
    Yo suelo fijarme un número de palabras a escribir dependiendo del tiempo que tenga esa semana. A partir de ahí, me planteo en cuántos días debería tener escrito ese capítulo de acuerdo con el esquema que me he hecho. Si calculo que debería tener unas 2500 palabras y cuento con una hora diaria de lunes a viernes, me planifico para tenerlo acabado de cara al fin de semana, que es cuando lo reviso.

    De ese modo, he conseguido conocer mi umbral de producción por hora/día y escribir mi segunda novela (la cual la tengo en estos momentos en revisión) en seis meses, que era el tiempo que me había planteado. Veinticuatro semanas intensas de trabajo en las que conseguí producir alrededor de unas 2250 palabras por semana, lo que me dio un total de aproximadamente 55000 palabras.

    Ojo, os hablo siempre de un borrador, no de dar la novela por finiquitada. Porque para darle el punto y final, aún le quedarían varias revisiones mías más hasta dejarlo en una versión beta que poder pasarle a los lectores cero. Y así, tras un par de correcciones más, poder enviarle un producto lo más perfecto posible a un corrector profesional.

    Permitidme volver por un momento a la etapa de planificación. Con el paso de los años, me he dado cuenta gracias a mi bagaje deportivo (corredor nivel popular del montón) que para conseguir grandes metas, hay que fijarse objetivos más cercanos. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que para poder correr una hora sin parar, primero tienes que correr diez minutos, doce, quince… en intervalos que permitan a tu cuerpo progresar paulatinamente, y sobre todo, recuperarse del esfuerzo al que lo has sometido en la sesión anterior. Así que no desesperes, porque el cerebro al igual que cualquier otro órgano, mejora su productividad con un entrenamiento adecuado que le permita adaptarse de manera gradual a la nueva situación. De ahí la importancia de crear un hábito de escritura sano y de que te levantes del asiento siempre con algo que contar. Así cuando retomes la historia al día siguiente, te será mucho más fácil hacerlo.

    Y para culminar la entrada de hoy, te dejo algunas recomendaciones básicas para que tus textos estén lo mejor redactados posible: 
  • Constancia: Sé que soy un pesado en este punto, pero no me cansaré de repetirlo, para producir más y mejor, has de ser tenaz. Recuerda que la perseverancia debe ser tu compañero de viaje. Una de las maneras más eficaces de que alcances tus objetivos es escribir con regularidad. Y aunque a priori, parezca una misión imposible, si te organizas de la manera adecuada, lo conseguirás.
  • Claridad: Una de las claves de la comunicación es que el mensaje tiene que ser claro. Pues del mismo modo, nuestra escritura también debe serlo, así que no adornes innecesariamente tus textos porque creas que el lector vaya a fliparlo, porque seguramente lo que consigas sea justamente el efecto contrario.
  • Orden lógico: Procura que los elementos de tus frases sigan un orden lógico (respeta la estructura sintáctica común), porque eso ayudará a tus lectores a interpretarlas. Del mismo modo, si puedes usar la voz activa, hazlo.
  • Frases largas: Evita las oraciones demasiado largas. Eso de las parrafadas enormes, además de hacer que el lector se pierda en un maremágnum de palabras, más tarde o más temprano le llevará a abandonar la lectura. A veces no es necesario decir: “El mayestático astro rey se alzaba por los confines del mundo…” cuando puedes escribir: “El sol se levantó por el horizonte… 
  • Cohesión: Las frases y los párrafos deben estar bien conectadas tanto en forma como en sentido. Usa los mecanismos adecuados para conectarlas y si estás desarrollando una idea, no pases a otra para volver cuatro párrafos más tarde a la primera, porque lo único que conseguirás es despistar al lector.
  • No imites: Por mucho que te guste un autor, no cometas el error de tratar de emularlo. Desarrolla tu propio estilo. Creer en ti es la única manera de potenciarlo. Piénsalo bien, si te dieran a elegir entre leer a tu escritor favorito o a uno que se le parece, ¿qué harías?
  • Adverbios: Huye de todos aquellos acabados en “-mente”. Ralentizan la lectura y denotan pobreza de vocabulario. En el lenguaje coloquial es normal usarlo, pero no queda bien literariamente hablando. Si puedes decir que el protagonista de tu historia “caminó a grandes zancadas”, no digas que “fue rápidamente” y si “abrió la puerta con la misma habilidad que un ladrón de guante blanco”,  seguro que queda mejor que hacerlo “silenciosamente”.
  • Musicalidad: Intenta que tu texto suene melódico. ¿Cómo? Alternando la extensión de las frases. Yo, por ejemplo, suelo escribir tres o cuatro frases medianas o largas antes de introducir una más corta que cree una pausa más corta.
    Espero que hayas disfrutado de esta entrada y aún os queden ganas de entrar en la dedicada a la referida a la tercera etapa de la escritura: revisión de textos.
 

domingo, abril 11, 2021

GRAMÁTICA: "Deber" vs "Deber de"

La RAE nos dice que si queremos expresar obligación, usaremos la perífrasis verbal “deber” + infinitivo, mientras que si lo que deseamos manifestar es una suposición o probabilidad, se puede usar tanto “deber” como “deber de” + infinitivo.

Ejemplos:

  • Debo ir al médico a las ocho (obligación)
  • Debe haber ido / Debe de haber ido al súper (suposición o probabilidad)

¿Qué nos indica esto? 

Pues que si usamos “deber + infinitivo” para mostrar una obligación y “deber de + infinitivo” en el caso de una creencia o deducción, no nos equivocaremos en ningún caso. De ahí que sea lo que yo te recomiende.

Más ejemplos:

  • Debes lavarte los dientes después de cada comida. (obligación)
  • Debe de haberse encontrado con ella por el camino (probabilidad)
  • Deben de ser las cuatro (suposición)
  • Debe de estar allí esperándonos (suposición)
  • Debes venir vestido con ropa de deporte (obligación)
  • Deberías ir al médico (consejo)
  • Debe de haber otra entrada por detrás (suposición)
  • Debería conducir él (preferencia / deseo)
  • Debemos esperarlo aquí (obligación)
  • Los coches deben estar aparcados (necesidad / obligación)
  • Los coches deben de estar aparcados (suposición)
  • Debieron atarlo para que no se escapara (deseo pasado)
  • Debo encontrar la manera de hacerlo (obligación)
  • Debe caminar por la playa (obligación = salud)
  • Debe de caminar por la playa (suposición / posibilidad)

La siguiente entrada sobre cuestiones gramaticales irá referida a las expresiones "pendiente de / a" y su uso correcto.

sábado, abril 10, 2021

ESCRITURA CREATIVA: Cómo planificar tu sesión de escritura

Las etapas del proceso de escritura son cuatro: la planificación, la redacción, la revisión y la edición. Todas ellas son igual de importantes, y por eso, le dedicaremos a cada una su entrada. Hoy le prestaremos atención a la primera de ellas: la planificación.

Una vez acabada mi sesión diaria de escritura, me gusta darle vueltas al texto que acabo de producir, algo que considero esencial por dos motivos: el primero, porque te ayuda a encontrar posibles fallos argumentales, de continuidad o de cualquier otro tipo. Y el segundo, porque de ese modo, consigo conectar mejor con lo que escribiré en mi siguiente sentada.

De ahí que mi consejo sea que cuando dejes de escribir, lo hagas siempre en un punto que os permita continuar haciéndolo de manera fácil en vuestra próxima sesión. A todos nos gusta acabar nuestras escenas, combates y diálogos con un punto y final. Claro, a mí también es lo que más me satisface, pero siempre hay que dejarse algo que contar en el tintero, porque no tendrás que empezar en frío al día siguiente. En este punto se me ocurre una analogía con el mundo de las máquinas. Un motor a ralentí siempre funciona mejor que cuando arranca en frío y tiene que poner en marcha todos sus componentes. Pues lo mismo pasa con tu cerebro.

Esta recomendación va ligada con otra que os doy a continuación. Y es que siempre que acabes un episodio, no te des por satisfecho y trata de comenzar el siguiente. Deja sembrada alguna idea, un comienzo, aunque sea de ciento cincuenta o doscientas palabras, un número testimonial que te permita conectar con la historia de una manera más sutil cuando vuelvas manos a la obra con tu relato.

Estas dos sugerencias nos dan una idea de la importancia de planificar nuestras sesiones de escritura. Porque así, si dispones de poco tiempo, como es mi caso, lo optimizarás al máximo. Del mismo modo que el domingo por la tarde, te planificas la semana para no quedarte el miércoles con la nevera vacía, es fundamental que te plantees tu semana de escritura para ser más productivo. Ahora si crees que puedes conseguir mejores resultados sin programarla, adelante, pero no después no digas que no te lo advertí, porque tarde o temprano te tropezarás de bruces con el temido síndrome del estancamiento creativo o el de la página en blanco.

Te recomiendo que uses el método que mejor te funcione. Yo aprovecho los momentos de tranquilidad, como cuando salgo a correr o voy a caminar para tratar de sacarles partido a esas ideas latentes que me rondan la cabeza y que puedan servirme para construir una historia. Cuando llego a casa, las anoto en mi libreta de escritor para que no se me olvide nada. A medida que pasan los días, voy acondicionándola e introduciendo las tramas que se me ocurren (relaciones entre personajes, encuentros, nuevos conflictos, etcétera) y cuando ya me arde dentro (no dejo que pase mucho tiempo), me siento y comienzo a escribirla.

Mi proceso creativo comienza con una idea, a la que voy dándole vueltas y vueltas hasta que forma una madeja de pensamientos. Es entonces, cuando por gracia divina (que no lo es), llega un momento en el que se me representa en la mente la que será la introducción de mi historia. Y es entonces cuando me doy cuenta de que sí era posible conectarlas. A partir de ahí, solo me queda ir tirando del hilo. Esa escena se conecta con otra y con otra, creando una cadena de eslabones que componen el nudo del relato que quiero contar y que más tarde me llevará a su desenlace.

Pero el resultado no viene de la nada, sino de una preparación previa. Al igual que los dibujantes realizan un esbozo de su próximo dibujo antes de agarrar el pincel, los deportistas planean sus entrenamientos, los entrenadores diseñan la estrategia de los partidos, tú también tienes que planificar tu sesión de escritura para garantizarte el éxito. Ten en cuenta que eso te proporcionará unos cimientos sólidos en los que se sustente tu historia y que harán que sea más difícil que se venga abajo ante cualquier vicisitud.

Otra cosa que os ayudará a producir más y mejor es visualizar las escenas. Si me hubieses visto proyectar algunas de las escenas de acción de "Proyecto Unicornia" (puedes adquirirla pinchando en el siguiente enlace), estoy seguro que o bien te habrías partido de risa o me habrías tomado por loco, porque mientras escribía, me ponía en pie, hacía un giro en el aire, golpeaba a mi rival con mi espada imaginaria, bloqueaba su posterior ataque y le asestaba un puñetazo que lo tiraba al suelo. Todo eso en cuatro metros cuadrados. Y si la pregunta que te ronda la cabeza en estos momentos es si me grabé: No, no lo hice. Preferí asegurarme de que no quedasen pruebas gráficas de tan bochornosa interpretación, pero que tanto me ayudo a proyectar en mi mente lo que quería plasmar sobre el papel.

Y tras este breve inciso, sigamos con el tema de la planificación. Te recomiendo que te crees un escueto mapa conceptual de la trama en forma de árbol en el que de la idea principal (tronco) y que de él surjan los escenarios, los personajes protagonistas, los secundarios y los acontecimientos más importantes que van a marcar el devenir de la historia. Si la historia es muy larga, crea otro para cada capítulo, escena, y no desesperes. Durante el proceso, ve anotando todo lo que se te ocurra. Ya tendrás tiempo a medida que escribas de hacer una criba de detalles.

Otro factor importante a la hora de planificar es tener pensado un buen final, eso siempre ayuda porque te marca el punto en el horizonte al que debes dirigirte, marcándote una ruta, y eso siempre ayuda a que la historia fluya con una mayor naturalidad. Muchos de mis relatos también surgen de un buen final que me sirve como acicate para ir avanzando en mi narración hasta el punto en el que se produce el desenlace. ¿Quién te dice que esa misma escena conclusiva no podría servirte de guía en algún momento de oscuridad creativa? No obstante, tener el término de vuestro relato pensado de antemano, no es algo que deba obsesionarte. Muchos autores escriben sobre la marcha, por impulsos, llevado por una intuición difícil de explicar, parten de una idea original a la que van dando forma hasta que tienen una historia consistente. Y ese método les funciona a la perfección hasta que llega el momento en el que se les ocurre el desenlace más adecuado para su protagonista.

Para terminar, darte un último consejo. Antes de sentarte a redactar, documéntate. Aprovecha el momento de planificar para resolver todas aquellas dudas que podrían asaltarte mientras llevas a cabo el proceso de redacción. Eso te ayudará a no tener que estar poniéndole freno a tu desarrollo creativo cada dos por tres para abrir el buscador e informarte sobre ciertos temas que no tienes claros. Disipad tus dudas antes de pasar a la fase de redacción y dedica ese espacio solo a escribir. Te garantizo que los resultados serán mucho más óptimos de ese modo.

Y recuerda, que aunque vaciles, sientas que las ideas te han abandonado, que no sirves para la escritura, o que lo último que has escrito es una auténtica basura, no debes claudicar. Es posible que estés cansado o viviendo un momento de bajón creativo. Mi consejo es que te alejes de los libros, dejes que tu mente se relaje, disfrutes del mundo que te rodea, de tu gente, de la vida, y transcurrido un tiempo prudencial, tomes una decisión.

A mí también se me han pasado por la cabeza dejarlo cuando me he sentido frustrado porque mi relato no fuera elegido para formar parte de una antología, no quedar entre los finalistas de un certamen, o simplemente tener que rehacer mi relato porque no llegaba al lector como debía. Y tras un breve tiempo de retiro, volví a retomar esta pasión, porque sentía que aún me quedaban muchas historias por contar. Y estaba seguro de que las que estaban por venir, serían mejor que las anteriores.

Y con esta última reflexión, te dejo por hoy. Espero que te haya gustado esta entrada y volver a verte por aquí la semana que viene, en la que seguiremos con la siguiente fase del proceso de escritura: la redacción.