sábado, abril 10, 2021

ESCRITURA CREATIVA: Hábitos que te ayudarán a escribir más y mejor

Antes de sentarnos frente a nuestro ordenador, debemos tener en cuenta que escribir es una tarea que requiere de plena concentración. Si bien es cierto que hay personas que son capaces de hacerlo en la cafetería, en el metro o cualquier otro lugar sin importarles que haya movimiento y ruido de fondo, la mayoría de nosotros necesitamos tranquilidad y silencio.

En mi caso, debe ser así, aunque suelo ponerme música tranquila como sonido ambiente (más adelante os dejaré un listado de mis favoritas). A mí eso me ayuda a  sumergirme mejor en el proceso de creación.

A la hora de planificar una sesión de escritura, la primera cuestión a tener en cuenta es el tiempo del que disponemos. Os recomendaría que sea tiempo de calidad. Yo prefiero acostarme pronto para poder levantarme temprano. A las seis de la mañana, todos duermen, nadie abre la puerta, no llaman por teléfono ni tampoco llega ningún mensaje, aparte de que en mi caso, estoy más despejado.

De dónde sacar ese tiempo de calidad y cuánto es depende de las circunstancias personales de cada uno, pero si quieres hacerlo, seguro que encontrarás la manera. Yo trato de escribir cuando puedo (casi a diario) y de aprovechar los ratos en los que hago deporte para escuchar podcast, música o conectar ideas en mi cabeza. Si se me ocurre algo interesante, tomo nota en el móvil y cuando llego a casa lo anoto en mi libreta.

Escribir a la misma hora también podría ayudaros a la hora de producir mejor. Crear una rutina con unos horarios preestablecidos te ayudará a que tu cerebro se habitúe a unas pautas que harán que tu producción mejore. El hecho de ser metódico me ha ayudado a conseguir metas que en el pasado ni habría imaginado. Los hábitos aportan confianza y constancia y, de ahí que sean fundamentales a la hora de conseguir tus propósitos. También podría ayudarte escribir siempre en el mismo lugar tranquilo en el que siempre lo haces y en el que te sientes protegido de toda distracción.

Otro detalle a tener en cuenta es ponerse un objetivo. Una buena manera de producir más a la hora de escribir es marcándose un número de palabras mínimo a la semana. Eso sí, cuando lo hagáis, sed consecuentes con el rodaje que tenéis, así como con el tiempo con el que contáis. No es lo mismo, una persona que lleva escribiendo durante un año y que dispone de dos horas diarias de lunes a domingo, que otra que comenzó la semana pasada y cuenta tan solo con cuarenta y cinco minutos. Yo, por ejemplo, me impongo el desafío de escribir quinientas palabras cada mañana, quizá no parezcan muchas a bote pronto, pero de antemano sé que si cumplo con las expectativas, acabaré el mes con unas quince mil, lo que viene a ser cuarenta y cinco mil en doce semanas, es decir, lo que vendría a ser una novela corta. Eso sí, hablamos de un borrador, a lo que habrá que sumar las posteriores correcciones pertinentes.

Otro hábito fundamental a la hora de mejorar en tu escritura sería el de la lectura. Y ahora vendría la pregunta estrella: ¿qué tipo de obras me recomiendas? Cualquiera. Hoy en día es fácil tener acceso a un libro de cualquier temática gratis. Tan solo tienes que sacarte el carnet de la biblioteca, ya hasta existe el préstamo digital por comunidades a través de una aplicación, al menos en España.

Obviamente lo mejor sería que te cultivases en el género al que te dedicas. En ese aspecto, yo soy bastante ecléctico tanto en gustos como a la hora de escribir. Cierto es que prefiero la novela negra, los thrillers, el suspense y ese tipo de temáticas, aunque prefiero escribir las historias que más me seducen independientemente de la temática y su potencial longitud. Es lo bueno que tiene que la escritura sea una afición para mí, que no tengo que verme obligado a escribir sobre un tema en concreto por obligación.

Algunos aún alegan que mientras escriben no leen porque no quieren contaminarse de ideas de otros. Yo soy de los que pensaba lo mismo, pero con el tiempo me di cuenta de que el hecho de que estuviese escribiendo una novela de ciencia ficción, no era excusa para no leerme un ensayo que me ayudase a mejorar mi escritura, por ejemplo. Lo importante es leer, aunque sea la etiqueta del champú, como se suele decir, y que cuando lo hagas, te pongas las gafas de escritor, ¿qué quiero decir con esto? Pues que al igual que desde que escribes te fijas más en los detalles que te rodean, y que antes te parecían nimios, justamente para poder narrarlos mejor en tus historias, a la hora de leer un libro debes reparar en cuestiones que antes no parecían tener importancia, como pueden ser la colocación de los guiones, las sangrías, las tildes, y otros elementos que van a ser la clave de tu futuro éxito a la hora de describir y recrear diálogos para que sean lo más orgánicos y verosímiles posibles.

Además de los beneficios de la lectura para tu cerebro y su funcionamiento, te ayudará a adquirir vocabulario y mejorar la gramática. Aprenderás casi por osmosis el modo en el que debes narrar ciertas escenas, y en el caso de que aparezca alguna que te interese, solo tendrás que enfocar tu atención en ella para sacarle el máximo partido a tu experiencia.

Y para acabar por hoy, mi última recomendación es que mientras escribas, te olvides de las redes sociales y del móvil. Es suficiente con tener abierto el diccionario, la página de sinónimos y vuestro procesador de texto. Es tu ratito, disfrútalo. ¡Y no te pongas trampas! Sé que es fácil procrastinar (me encanta esta palabra, aunque no tanto su significado), pero no puedes caer en la tentación de aplazar nuestras tareas para llevar a cabo otras más agradables, pero irrelevantes, simplemente por pereza.

¿Te imagináis jugando un partido de fútbol y el delantero del equipo contrario fuese al banquillo cada cinco minutos para ver si lo han llamado y tuviera que pararse el partido cada vez que lo hace? ¿O que fueses a nadar y vieras al del carril de al lado salirse del agua cada dos largos para comprobar si le ha llegado algún mensaje para después volverse a introducir en la piscina? Yo no lo veo, y por eso cuando me siento a escribir, intento estar con los cinco sentidos en la pantalla del ordenador.

¿Qué te han parecido estos consejos? En la próxima entrada os hablaré de la inspiración, si realmente existe, o es un fraude sobrevalorado.

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