Hola Ramón, me alegro de tenerte hoy con nosotros.
Yo también
estoy encantado de que me abras hueco en tu blog.
Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Ramón Pérez Montero?
Soy una
persona que he dedicado toda mi vida la labor docente en diferentes institutos
andaluces y entre clase y clase me he dedicado a perder el tiempo en lo que
realmente me apasiona: leer y escribir.
¿Con qué edad comienzas a escribir y qué recuerdos tienes de esos
primeros textos?
“Mi nunca dicha razón de amor” (1996)
fue tu primera novela publicada. ¿Cómo fue esa experiencia?
Fue
una extraordinaria experiencia. Me produjo un sentimiento mágico el hecho de
ver entremis manos por primera vez, materializado en forma de libro, el
producto de mi imaginación. Un sentimiento similar al del nacimiento del primer
hijo.
Has publicado varias obras más en los
casi veinticinco años que pasan hasta que en 2020 sacas al mercado la última de
ellas. Su título “Eras la noche”, ¿de qué trata?
Se trata de la novelación de unos sucesos
acaecidos en el entorno de Medina Sidonia y protagonizado por una partida de
maquis en los años posteriores a la Guerra Civil, cuando un vecino de este pueblo se integra en
la partida a fin de escapar de la persecución policial y todo acaba de forma
trágica.
Acabas de publicar tu última obra
narrativa: “Dos hermanos legos”, ¿qué nos puedes contar sobre ella?
Dos hermanos legos es un relato, ilustrado por
Rafael L. Setién y publicado en edición de lujo por ediciones Pandora, la
prestigiosa firma de Pedro Tabernero. La narración se articula en torno al
monasterio de San José del Cuervo, enclave situado en el término de Medina
Sidonia, donde se produjeron ciertos acontecimientos propiciados por la
depravación y la ambición desmedida de los dos frailes enviados por la orden de
los Carmelitas Descalzos entre finales del siglo XIX y principios del XX para
la restauración física y cultual del viejo edificio
Los diálogos son un medio expresivo muy útil en este último
apartado. Ya sea en su forma literal o como integrados en la propia narración.
El hecho de que los personajes ‘hablen’ les confiere mucha credibilidad. Y ya
sabemos que la verosimilitud es la clave de arco de la ficción literaria.
Has publicado también dos poemarios: “La mirada
inclemente” (2012) y “Palabra de Adán” (2016). Como escritor, ¿te ofrece algo diferente el
verso a la prosa?
La prosa y la poesía,
aunque ambas se vales de la palabra, son dos tipos defenómeno literario
completamente diferentes. Mi amigo Fernando Quiñones decía que la poesía es
whisky sólo y la prosa whisky con agua. La más pura expresión de la conciencia
humana, lo que verdaderamente nos conecta con lo inexpresable es la primera. La
segunda está más en la parte del entretenimiento. Por eso yo procuro dotar a mi
prosa de un fuerte contenido poético, para que trascienda un poco más allá del
hecho simplemente narrativo.
Como lector, ¿poeta/s favorito/a/s y poemario de cabecera?
Tengo tantos poetas favoritos que me parecería discriminatorio nombrar a unos y no a otros. Sobre todo si son amigos y están vivos. No quiero que ninguno se enfade. Yo, por mi oficio, he tenido una educación en la literatura clásica castellana, y los Quevedo, Góngora y Juan de la Cruz, han dejado profunda huella en mí. Con respecto a los extranjeros te nombraría a Rimbaud, Baudelaire o Milton y muchos más. Pero, desde que desgraciadamente faltó, mi poeta de cabecera, como dices, es Antonio Cabrera. Siempre tengo a mano alguno de sus poemarios, firmados por su mano, para leerlo y seguir sintiendo el pálpito de su palabra y de su corazón amigo que sigue vivo en esta.
No me gustaría dejar pasar la
oportunidad de despedirme sin antes pedirte
algún consejo para aquellos que
comienzan en este apasionante mundo de la escritura.
Creo que el mejor consejo que puedo darles es
que trabajen con humildad y paciencia. Que no escriban pensando en el éxito o
el relumbrón. Sino que la entiendan como una actividad cuasi religiosa, en el
sentido de que nos puede hacer encontrarnos con nosotros mismo (sea esto lo que
sea) y nos permite establecer al mismo tiempo misteriosos lazos con los demás
seres humanos.
Muchas gracias por acompañarnos, Ramón. Un placer haberte tenido
hoy aquí con nosotros.
Muchas
gracias a vosotros.
