martes, septiembre 28, 2021

RESEÑA: "Un sueño de igualdad" de Martin Luther King

Título: Un sueño de igualdad

Autor: Martin Luther King

Editorial: Diario Público (PC)

Año de edición: 2010

Número de páginas: 171

Mi opinión:

Había visto documentales, películas y leído bastante acerca de la lucha por los derechos de los afroamericanos en los Estados Unidos. Sin embargo, nunca lo había hecho sobre Martin Luther King, teólogo y pastor de la iglesia bautista, y una de las figuras más importantes de la historia del siglo XX. Así que cuando recibí la recomendación de leer este libro, no me lo pensé dos veces y me lancé a adquirirlo esa misma tarde.

Se trata de una obra autobiográfica en la que se narran los episodios más importantes de su vida. El libro comienza con la narración de los hechos acontecidos el día en el que Rosa Parks se negó a ceder su asiento en el autobús, a pesar de que este estuviera reservado para blancos, convirtiéndose de ese modo, en un símbolo de la lucha contra el racismo.

A lo largo de la obra nos encontramos con varios de los discursos de este brillante orador y líder del movimiento por los derechos de la comunidad negra en Estados Unidos. En ellos aboga por una acción directa y pacífica para conseguir esos mismos derechos que se les había negado a los ciudadanos de raza negra durante más de cien años, y a pesar de estar garantizados por la Constitución de su país. Luther King también nos cuenta cómo se van desarrollando los acontecimientos que van desencadenándose tras la detención de Rosa Parks, y que más tarde desembocarán en una protesta pacífica llevada a cabo por los ciudadanos negros con su negación a subir en los autobuses. De ese modo, pudieron dar un paso al frente en su lucha por la integración con la aprobación de los primeros autobuses integrados.

El libro también contiene la carta que escribió Luther King desde la cárcel de Birmingham donde se encontraba detenido tras una protesta no violenta contra la discriminación racial y su célebre discurso conocido como “Tengo un sueño”, tan emotivo como conmovedor. La obra culmina con su aceptación del Premio Nobel, otro discurso cargado de reflexiones y que todos deberíamos leer.

En definitiva, una obra que me he alegrado de leer y que merece la pena que todos conozcamos.

lunes, septiembre 27, 2021

RELATO: El ganado de Gerión

Hércules frenó sus pasos frente a la fachada del castillo en el que habitaba su primo Euristeo. Levantó la vista hacia las opulentas columnas de mármol y oro que soportaban la edificación y apretó los puños.

Mientras esperaba audiencia, su cabeza se transportó a las orillas del Mar Negro. Había viajado allí semanas atrás junto a sus hombres en busca del cinturón de oro de Hipólita, la reina de las amazonas. Cuando desembarcó en la playa, ella estaba esperándolos junto a su guardia personal. Quería darle una bienvenida con honores al héroe que había dado muerte a la hidra de Lerna y conseguido someter a la cierva de Cerinea entre otras proezas.

Tras oír el motivo de su visita, Hipólita se despojó de su cinto y se lo entregó ante los incrédulos ojos de los presentes. A cambio le pidió que volviese a sus tierras cuando finalizase sus aventuras para contraer matrimonio con ella y así traer al mundo a la estirpe de mujeres más temible de todos los tiempos.

Pero entre las habitantes de la región corrió el rumor de que su verdadera intención era secuestrar a su soberana. Las fieras guerreras al oír aquello se lanzaron sobre los hombres de Hércules y sin mediar palabra los atacaron para salvarla de sus presuntos captores.

La lucha fue encarnizada. En plena refriega y, a sabiendas de que la muerte de su líder supondría la derrota de su pueblo, Hércules buscó a Hipólita entre la marabunta de combatientes, y tras una cruenta lucha cuerpo a cuerpo, le atravesó el vientre con su espada. Le arrancó el cinturón de su cuerpo sin vida y se lo mostró a sus compañeros, que raudos volvieron a sus naves para huir mar adentro entre una lluvia salvaje de flechas.

Ahora que por fin había regresado a las tierras que le vieron crecer, debía presentar sus respetos ante el rey Euristeo y pedirle que le encargase una nueva misión: la décima.

Hércules, al ver a los guardias bajar las escaleras del porche, se despojó del cinturón de oro y se lo mostró.

El de la izquierda lo miró de arriba abajo y le dijo:

—Acompáñanos. Su majestad ha accedido a recibirte.

Hércules dejó sus armas en la entrada de palacio y recorrió los pasillos escoltado por una docena de soldados. Una vez en la sala del trono, se arrodilló y depositó el preciado obsequio sobre la alfombra que quedaba bajo los pies de su primo con el mayor de los cuidados.

—Me congratula que hayas salido airoso de la novena de las pruebas que te encomendé. ¿Por qué no me cuentas cómo fue?  —dijo Euristeo con tono severo—. Me encantaría conocer tus gestas de primera mano.

—Cuando Hipólita estaba a punto de entregarme el cinturón, sus amazonas nos atacaron sin motivo alguno, así que tuvimos que defendernos.

—¿Y qué pasó con ella?

—La maté.

—Vaya. Veo que vas sembrando el pánico allá por donde vas —dijo Euristeo según se ponía en pie y se aproximaba a las escaleras.

—No me quedó otro remedio que hacerlo, mi señor —repuso Hércules.

—Bueno, dejémonos de menudencias —dijo Euristeo mientras se colocaba bien la capa—. Ya oíste lo que dijo el Oráculo de Delfos que debías hacer para obtener el perdón de los dioses por un acto tan despreciable como acabar con la vida de tu mujer y tus hijos. Aunque siéndote sincero, no sé cómo eres capaz de soportar ese peso sobre tus hombros día tras día —añadió con gesto adusto—. Y para colmo, vienes aquí con tu armadura de oro y tu piel de león a pavonearte delante de un verdadero rey como yo, sin mostrar el más mínimo arrepentimiento. Debería ordenarles a mis soldados que te apresasen ahora mismo y te enviasen a galeras. Suerte tienes de que seamos familia y aún te queden tres trabajos más por realizar para mí.

—Es un privilegio poder servir al mejor soberano que ha tenido la Árgolida en toda su historia —respondió Hércules con la cabeza gacha y las pupilas clavadas en el cinturón de oro macizo por el que tanta sangre se había derramado.

Lo sé —dijo el rey con una sonrisa de satisfacción en los labios mientras tomaba el tesoro entre las manos—. Seguro que mi hija queda complacida cuando se lo regale por su cumpleaños.

—¿Cuál será mi décimo cometido, señor? —le preguntó Hércules sin levantar la vista del suelo.

—No te impacientes, querido primo. Da la impresión de que no te gustase estar en compañía de tu rey.

—Por supuesto que sí, mi señor.

Euristeo emitió un suspiro y dijo:

—Estoy seguro de que este nuevo trabajo te va a encantar. Viajarás hasta más allá de donde se oculta el sol cada noche y me traerás la manada de bueyes rojos más codiciado de todo el continente.

—Si eso es lo que precisa, así lo haré —repuso Hércules.

—Y ahora, desaparece de mi vista. Tengo asuntos más importantes que atender —dijo Euristeo—. Tú y tus hombres tenéis mi beneplácito para descansar en mis tierras esta noche. Al amanecer, mis soldados os acompañarán a puerto para ser testigos de vuestra marcha.

—Gracias, mi rey.

—No me las des a mí, sino a los dioses. Son ellos y no yo los que te concederán su perdón cuando acabes tu tarea. Si de mí hubiese dependido, ahora estarías a la diestra de Prometeo.

Hércules se puso en pie y dio un par de pasos hacia atrás. Los guardias se acercaron a él y lo acompañaron hasta la entrada de palacio. Le devolvieron sus pertenencias y cerraron las pesadas puertas a su espalda.

Tras disfrutar de un merecido descanso en una posada, Hércules se dirigió a puerto y embarcó junto a sus hombres hacia el sur. Atravesó el mar durante semanas en las que tuvieron que soportar innumerables tormentas y batir a los monstruos marinos que se interpusieron en su camino.

A su llegada a Creta fue recibido con los honores que merecía aquel que había traído la prosperidad que les había negado el sanguinario toro que había habitado la isla durante tantos años.

Desde allí navegó hasta Cirene, una de las ciudades más prósperas del norte de África. Libró a su población de una plaga de langostas que asolaba sus tierras desde hacía décadas y continuó su periplo a pie por los áridos desiertos del sur hasta llegar a la costa de Tartessos, la primera civilización de occidente, donde reclutó a nuevos hombres para que se sumasen a su odisea.

Junto a ellos alcanzó la costa de Eritia, la isla del archipiélago de las Gadeiras en la que habitaba el gigante Gerión. Nada más atracaron en la playa, Ortro, el perro bicéfalo que cuidaba del ganado de Euritión, percibió el olor que desprendía el vigoroso cuerpo de Hércules. Un murmullo se apoderó de la dotación de hombres que acompañaba al héroe griego al oír sus aterradores ladridos. Ortro se asomó a uno de los precipicios de la ínsula y les mostró sus afiladas fauces para dejarles claro que todo aquel que osase a invadir sus tierras alcanzaría la muerte.

Hércules al ver el temor que el monstruo había infundido entre sus hombres, le ordenó al capitán de su flota que navegase hasta el declive en el que se unían los montes de Abila y Calpe y aguardasen allí su llegada. Saltó de su embarcación y se dirigió corriendo hacia la cima del cerro de Abas.

Tal como puso el pie en la falda de la colina, Ortro se lanzó a por él y lo embistió con la mayor de las iras. Hércules cayó al suelo. Esquivó el primero de sus mordiscos, pero el segundo lo alcanzó en el muslo. El perro lo zarandeó hacia un lado y a otro hasta que su cuerpo salió despedido contra las rocas. Corrió en su dirección y saltó sobre él, pero antes de que pudiera alcanzarlo, Hércules agarró su clava y lo golpeó con ella en uno de sus hocicos destrozándole la mandíbula. Se precipitó sobre él y le sacudió otro mazazo en su otra cabeza que hizo que los sesos de la monstruosa criatura saliesen despedidos de su cavidad.  

Euritión, pastor del ganado de Gerión, alertado por el sonido de la lucha, salió de su establo. Al ver cómo Hércules levantaba el cuerpo de su amado perro sobre los hombros y lo arrojaba al vacío desde el despeñadero más alto de la isla, lanzó tal grito de rabia que despertó al mismísimo Océano de su sueño. El titán al levantarse sobre las olas, curó con la sal contenida en ellas la maltrecha pierna del legendario Hércules y bendijo con su espuma el improvisado campo de batalla sobre el que lucharían los dos míticos guerreros. El olor balsámico de las plantas de menta, que crecían en los límites del alcor, cubrió con su fragancia el olor a muerte desprendido por Hades, el señor del inframundo, que había abandonado sus dominios para ser testigo de la lucha junto a sus hermanos Zeus y Poseidón.

Euritión fue el primero en atacar con su cayado, pero Hércules esquivó su ataque con la misma maestría con la que le asestó un golpe en la pierna que le hizo hincar la rodilla en tierra. Una lluvia de varazos virulentos por parte del pastor hizo retroceder al luchador de Tebas hasta el risco por el que había lanzado a Ortro hacía tan solo unos instantes. Hércules se agachó justo a tiempo ante la última de las acometidas de Euritión y aprovechó que dejaba el flanco descubierto para golpearle con su clava en las costillas. El ímpetu con el que lo hizo fue tal que el pastor cayó por el abismo y se precipitó al vacío. Su cuerpo se estrelló contra las rocas y fue engullido por las olas que chocaban contra los escarpados arrecifes de la costa.

Menetes, protector de los rebaños de Hades, observaba oculto tras unos matorrales el combate. La distancia no evitó que reconociese a Hércules como el vencedor. Imaginando sus intenciones, se dirigió hacia la montaña en la que vivía Gerión y lo alertó de su ofensa.  

Hércules y sus hombres estaban a punto de zarpar cuando el terrible oleaje provocado por los pasos apresurados del gigante hizo que las embarcaciones se quebrasen como ramas secas ante las embestidas del mar. Los marineros al ver cómo sus barcos se hundían rogaron a los dioses porque los salvaran de una muerte atroz. Los pocos que consiguieron llegar a la orilla huyeron aterrados hacia el interior de la isla cuando presenciaron la tremebunda figura del gigante de tres torsos y tres cabezas acercarse hacia ellos.

Hércules nadó hasta la playa. Debía encontrar la manera de proteger a su gente, pero la única vía de escape que tenía estaba siendo ocupada en su totalidad por su descomunal enemigo. Dirigió la mirada hacia el Monte Calpe y corrió hacía su falda. La idea que se le había ocurrido era absurda, imposible de realizar incluso para un semidiós, pero al menos debía intentarlo. Colocó las manos sobre la ladera, apretó los dientes y la empujó con todas sus fuerzas.

Un torbellino de agua se coló entre las dos colinas y se adentró en las tierras baldías del sur de Gadir llevándose consigo todo aquello que encontró a su paso. El timonel del único de los navíos que quedaba a flote maniobró y se coló a través del improvisado estrecho que se había abierto a su estribor dejándose llevar por la marea en dirección a oriente.

Gerión, cegado por la ira, al ver cómo Hércules desplazaba las montañas solo con la fuerza de sus poderosos brazos, agarró una roca de la cima del cerro con una de sus seis manos y le golpeó en la cara con ella. El hijo de Zeus salió despedido y chocó contra uno de los salientes de piedra que quedaba a su espalda. El impacto de su cuerpo fue tan violento que separó el peñón varios kilómetros más de la costa. Se disponía a ponerse en pie cuando el gigante tricéfalo lo agarró por el cuello con dos de sus brazos y sumergió su cabeza en el océano a la par que le descargaba un aluvión de puñetazos en las costillas con las cuatro manos que le quedaban libres. El guerrero griego se sacudió con tal desesperación entre las aguas que las olas bañaron las tierras más allá de las montañas.

Hércules tanteó a un lado y a otro hasta dar con un montículo de piedra en el fondo del océano. Se apoyó en él y se levantó a duras penas. El pecho le ardía y le costaba respirar con normalidad. Aun así consiguió esquivar los múltiples ataques que el gigante le lanzó a continuación. Gerión impotente ante su destreza, arrancó un olivo de cuajo y se lo arrojó. El árbol saltó en pedazos al impactar contra la armadura de oro que protegía su pecho y que el mismísimo Hefesto, dios del fuego y la fragua, le había regalado.

Hércules agarró al gigante por las barbas y le propinó un cabezazo en uno de sus mentones. Aprovechó su aturdimiento para descargar toda su cólera sobre sus otros dos rostros. Gerión perdió el equilibrio ante la furia de sus golpes y cayó de espaldas al mar. La sacudida fue tal que el suelo tembló más allá del Peloponeso.

El paladín heleno colocó una de las flechas envenenadas con la sangre de Hidra en su arco y disparó a su rival nada más se puso en pie. El proyectil quebró el aire a su paso y atravesó el primero de sus corazones. Gerión se llevó dos de sus manos al pecho herido y profirió un alarido que hizo que las nubes se estremeciesen y descargasen sus rayos sobre montañas y bosques en respuesta a su aflicción. El sonido de los truenos resonó en los oídos de los contendientes como tambores de guerra en mitad de la noche.

Hércules agarró otro proyectil y agujereó el segundo de los corazones del gigante de un disparo certero. Gerión se revolvió y trató de golpearlo entre gritos de rabia y dolor, pero antes de que pudiera llegar a su altura, el semidiós tomó otra flecha entre los dedos y atravesó con ella el tercero de sus torsos. La sangre que brotó de las heridas del mítico rey de Tartessos al caer sobre la tierra provocó la formación de un árbol mágico llamado Drago que lloraría por su pérdida hasta el final de los tiempos.

Hércules miró a un lado y a otro con los ojos desencajados en busca de su flota. Cuando descubrió que la última de las embarcaciones había quedado destrozada contra los arrecifes y el modo en el que las cabezas de ganado supervivientes estaban siendo engullidas por la marea, se le secó la garganta. Dirigió la vista al cielo y al ver que Helios se ocultaba entre las nubes, sacó una flecha del carcaj y disparó contra él sin pensárselo dos veces.

El titán al verse herido por sus proyectiles le dijo:

—¡Para de una vez, Hércules! La humanidad necesita de mi luz y mi calor para sobrevivir. Si me matas, nadie verá jamás un nuevo amanecer.

—Solo dejaré de atacarte si me prestas tu copa de oro para que pueda cruzar el mar de poniente a levante como haces tú cada noche —le contestó el héroe sin dejar de apuntarlo.

 —De acuerdo, pero tendrás que prometerme que me la devolverás cuando llegues a tu destino.

—Así lo haré.

Una copa dorada surgió de entre las olas y recogió a su paso a un puñado de bueyes y vacas que luchaban por no hundirse en el mar. Hércules nadó hasta ella y subió a bordo. Se despojó de la piel de león y la usó como vela para que los vientos producidos por su padre Zeus lo transportasen a través de las aguas hacia levante.

Al cabo de las horas desfalleció debido las heridas y el cansancio provocados por su lucha contra los tres adversarios en Eritia. La fuerza de la corriente guio a su embarcación hasta las orillas del río Tíber.

Al despertarse, descubrió con estupor que le faltaban cuatro parejas de bueyes. Salió de la copa de Helios y caminó por todo el Lacio hasta que el sonido de unos mugidos de vaca le condujo hasta una cavidad en la falda del Monte Aventino, en cuya entrada estaban colgadas las cabezas sangrantes de un centenar de humanos.

Hércules agarró su maza y vociferó:

—¡Quien quiera que haya robado mi manada de bueyes rojos, devuélvemelo ahora mismo sino quieres arrepentirte!

Los animales corrieron y se ocultaron en sus madrigueras al oír el terrible sonido de los pasos de Caco el gigante retumbar bajo sus pies. Las paredes de la montaña temblaron, las ramas de los árboles se agitaron y los pájaros huyeron despavoridos.

—¿Quién osa interrumpir mi descanso? —rugió nada más salir de la gruta.

—Soy Hércules y he venido a recuperar lo que es mío.

Caco lo miró con los ojos inundados en cólera, abrió su enorme boca y emitió un espeluznante rugido que erizó los vellos del corpulento guerrero. Al ver el remolino de fuego que surgía de su garganta, Hércules reculó y se refugió detrás de unas rocas. En cuanto el humo de las llamas se disipó, se lanzó sobre el ladrón de su ganado y lo golpeó con la porra una y otra vez hasta conseguir derribarlo. Nada más cayó al suelo, se precipitó sobre él y lo agarró por el cuello hasta que sintió como sus vértebras se quebraban entre sus manos.

Tras rescatar al ganado y conducirlo hasta su embarcación, se echó de nuevo al mar y navegó durante largos días hasta arribar a las costas de Sicilia, donde la copa en la que viajaba quedó encallada entre unos riscos durante la noche.

Las noticias del incidente llegaron hasta los oídos del rey Érice, que ávido de fama y gloria, hizo formar a cien soldados y al respaldo de sus lanzas, cabalgó hasta la playa en la que el héroe heleno se hallaba varado.

Hércules al verlo llegar junto a su ejército, echó mano a su espada.

—¡Alto! No hagas nada de lo que puedas arrepentirte —le dijo el rey—. Nuestras intenciones no son las que crees.

—¿Y cuáles son entonces?

—Eres el legendario Hércules, ¿verdad?

—Así es.

—¿El mismo que limpió los establos de Augías en un solo día y mató a flechazos a las Aves del Estínfalo? —El semidiós asintió sin mucho afán—. Soy el Rey Érice, amo y señor de esta isla y te reto a un combate a muerte. Si venzo, me quedaré con tus bueyes. Pero si lo haces tú, mi reino te pertenecerá desde el día de hoy.

—No he venido aquí a luchar. Mi único deseo es regresar a la Argólida cuanto antes.

—¿Acaso tienes miedo de mí? —Hércules sonrió—. Deberías saber que mi palabra es ley en estas tierras. Y por lo tanto, no te permitiré abandonarlas sin pelear contra mí —prosiguió Érice según se quitaba su coraza.

El héroe lo miró de soslayo y asintió.

—El duelo será a manos desnudas —apostilló el monarca al mismo tiempo que se despojaba de su cinto.

—Como deseéis, majestad —respondió Hércules.

Los espectadores quedaron anonadados cuando se deshizo de su armadura de oro y sus músculos quedaron al descubierto. Era tal la corpulencia de sus miembros que los presentes dieron varios pasos atrás al ver su torso desnudo.

Tal como encaró al rey Érice, este le propinó un puñetazo en la nariz que lo dejó medio aturdido. Lo siguieron varios más que casi lo noquearon. El héroe tebano se cubrió como pudo del aluvión de golpes que vino a continuación.

El primer gancho que Hércules lanzó contra su rival le impactó en la mandíbula. Antes de que su cuerpo se precipitara contra el suelo, lo agarró por el cuello y le propinó un rodillazo en la frente que le partió el cráneo en dos. El sonido de los huesos al quebrarse espantó de tal modo a los presentes que muchos de ellos se llevaron las manos a la cabeza nada más oírlo. Otros tantos huyeron al ver cómo el cuerpo de su soberano se convulsionaba sobre la arena de la playa.

Hércules ordenó a los soldados enterrar el cuerpo del rey Érice en el templo dedicado a su madre, Afrodita. También les dijo que enviaría a alguno de sus familiares a gobernar sus tierras una vez que acabase de realizar sus doce trabajos.

Se montó en la copa de oro que Helios le había prestado ante la atenta mirada de los habitantes de la isla, que contemplaron anonadados cómo su nave se adentraba en el mar y ponía rumbo hacia la costa de Micenas.

Dirigió la vista hacia el horizonte y observó cómo el sol se alzaba en el cielo mientras en su cabeza, el recuerdo de su familia muerta avivaba un dolor imposible de aplacar.

Una vez de regreso en la Argólida, se presentó ante su primo Euristeo, que ordenó el sacrificio de todo el ganado en honor de la diosa Hera y le encomendó el undécimo de sus trabajos: Robar las manzanas doradas del jardín de las Hespérides. 

viernes, septiembre 24, 2021

10 PREGUNTAS a Yolanda MD


Hoy tenemos con nosotros en el blog a Yolanda MD, autora de relatos y cuentos infantiles, que ha aceptado responder a nuestras 10 preguntas sobre su experiencia en el mundo de la literatura.

Hola Yolanda, bienvenida a “Mi experiencia como escritor”

¡Hola Leonardo! Es un placer, muchísimas gracias por contar conmigo para hacerme esta entrevista. Tengo que decirte, que me hace mucha ilusión.

Vamos con la primera pregunta. ¿Quién es Yolanda MD?

Soy, una persona de apariencia tranquila pero muy inquieta mentalmente, siempre ando dando vueltas en mi cabeza a nuevas ideas, proyectos y a menudo dejo volar mi imaginación, que también es tremenda.

Por otro lado, soy alegre, espontánea y muy natural, en el sentido de que enseguida se me conoce, porque lo que ves es lo que soy. En mí, no existen máscaras ni disfraces porque la hipocresía no va conmigo.

Reconozco, que mi mayor defecto es la exigencia. A menudo, soy muy exigente conmigo misma y siempre, busco conseguir el mejor resultado en todo aquello que hago.

Disfruto con las pequeñas cosas y los pequeños momentos de la vida.

Entre mis aficiones están el senderismo, la música, leer y escribir. ¡Me encanta escribir desde que era una niña!

Estudié Educación Infantil y fui educadora de preescolar durante diez años. ¡Adoro a los niños! Son personitas increíbles, capaces de dar tantísimo sin esperar nada a cambio y eso, ¡los hace únicos! Sin duda, los adultos, tenemos mucho que aprender de ellos.

¿Tú por qué escribes, Yolanda?

Escribo, porque disfruto inventando historias que acabo convirtiendo en relatos. Allí, puedo ser yo misma en mi total esencia, creando mundos perfectos o imperfectos, creando mis propias leyes y normas para ese mundo y dando vida a esos personajes que invento. Al escribir, ¡damos vida! ¿No es increíble?

Escribo, porque disfruto haciendo reflexiones sobre temas olvidados y otros temas más actuales, que más tarde comparto con mis lectores y así podemos intercambiar diferentes puntos de vista y diferentes opiniones. Ello, ¡nos hace crecer como personas!

Te sigo en tu canal en redes sociales, aprovecho para aquellos que no te conozcan puedan hacerlo porque considero interesante tu contenido. Cuando escribes, haces partícipes a aquellos que deseen leerte y les preguntas sobre lo que quieren que escribas. Explícanos un poquito en qué consiste ese tipo de ejercicio que propones.

Sí, es cierto, participo en diferentes redes sociales: en Instagram como @las_letras_de_yolanda, en Facebook como “Yolanda Mardu” y en Twitter como @YolandaMD2021 .

En ellas, como bien dices Leonardo, hago partícipe a mis lectores de cada nueva publicación o escrito. ¿Y cómo lo hago? A partir de pequeñas dinámicas: a veces, por ejemplo, les pregunto la temática sobre la cuál quieren que escriba. Otras veces, les doy a elegir el nombre del protagonista o incluso les propongo que piensen un título y yo escribo una historia a partir de él.

¿Por qué lo hago? Muy simple, porque no soy una persona egocéntrica, que busque protagonismo exclusivo y tampoco soy egoísta, con lo que disfruto compartiendo mi afición por la escritura con el lector/a. De este modo, pienso que se sentirá más familiarizado/a y cómodo/a con el escrito y por tanto, disfrutará más de esa lectura.

¿Escribes solo relatos cortos o has experimentado con otros géneros narrativos?

Normalmente, escribo relatos cortos y reflexiones. Pero es cierto, que actualmente estoy enfrascada en un nuevo proyecto. Se trata de un cuento infantil de aventuras para niños de a partir de siete años. ¡Algo que me tiene muy entretenida e ilusionada, la verdad!

Nunca has publicado de manera “oficial” en ninguna revista o publicación. Yo veo madera en tu forma de escribir y transmitir, por eso te pregunto, ¿has pensado en presentarte a certámenes o enviar tus relatos a alguna revista o prefieres publicarlo tú en tu canal de manera más “íntima”?

En realidad, llevo poco tiempo publicando mis escritos en mi Blog https://yolandamd.blogspot.com/ y en redes sociales, y la verdad no me había planteado nunca publicar en revistas o presentarme a certámenes.

Pero, ahora que me lo has comentado, me has dado la idea y es algo que no descarto hacer más adelante. ¡Me entusiasma la idea de abrirme paso a nuevos caminos!

¿Cómo es tu proceso de creación hasta que pones el punto y final?

Mi proceso de creación empieza por un pequeño “brainstorming” o lo que es lo mismo, una lluvia de ideas. Después, elaboro un pequeño esquema donde dejo reflejado: los personajes que aparecerán en la historia, el lugar dónde sucederá y los acontecimientos que en él se darán. A continuación, viene lo más divertido… ¡ESCRIBIR! Es mi parte preferida. Y por último, viene la parte más entretenida, hablo de las correcciones.

Una vez acabado todo esto, hago una última lectura y cuando considero que está como a mí me gusta, lo doy por acabado. ¡Ya está listo para leer!

Ya sabes cómo somos los que escribimos, que nos cuesta darle cierre a una obra porque siempre vemos algún detalle que mejorar. ¿Tú cuándo das por finalizado un manuscrito?

¡Cierto, Leonardo! Dar por cerrada una obra es lo más complicado.

Yo, doy por finalizado un manuscrito, cuando he realizado las correcciones que creía necesarias y cuando lo he leído y releído muchísimas veces. Es un paso importantísimo para mí, porque si al leerlo logra transmitirme orgullo y satisfacción con el resultado, entonces… ¡ya está listo para publicarlo!

¿Consideras que una buena escritora debe ser también una gran lectora? ¿Qué tipo de libros son los que te gusta más a ti leer y recomendarías a los que tuvieran gustos similares a los tuyos?

Sí, creo que una buena escritora debe ser también una gran lectora. Siempre he pensado que leer es muy importante, ya que, considero que nos inspira y nos enseña.

Yo, disfruto leyendo novelas románticas, es mi género preferido. Aunque, actualmente estoy leyendo un libro de ficción y aventura que me tiene enganchadísima la verdad. Al final, si la historia que cuenta el libro me engancha y me transmite, puedo leer cualquier género.

Y algún autor o autora que pienses: Me encantaría escribir como él o como ella algún día porque te parezca una pasada cómo lo hace.

Aquí, me lo pones muy difícil, pues hay muchos autores que admiro.

En novela romántica, me quedo con: Danielle Steel y la joven Paola Calasanz, más conocida como Dulcinea.

En otros géneros, me quedo con: Paulo Coelho, Noah Gordon, Federico García Lorca y Bécquer.

Vamos con la última pregunta antes de despedirnos: ¿Cuál es tu sueño como escritora?

Mi sueño como escritora es publicar mi primera obra, un cuento infantil de aventuras. Actualmente, está en proceso y espero que en breve pueda estar publicado. ¡Es algo que me hace muchísima ilusión!

Muchas gracias, Yolanda. Espero que consigas todo aquello que te propongas. Un placer haberte tenido en el blog esta semana.

Gracias a ti Leonardo, por contar conmigo y por darme la oportunidad de que la gente pueda conocerme un poquito más.

jueves, septiembre 23, 2021

ETIMOLOGÍA DE LAS PALABRAS: Inopia

Inopia

Muchas veces nos preguntamos qué significado tienen ciertas palabras o frases. Por eso, hoy vengo a hablaros de la palabra “inopia”.

Si buscamos este término en el diccionario, nos encontramos que la RAE lo describe como:

Inopia (del latín inopia)

1. f. cult. Indigencia, pobreza, escasez.

en la inopia: locución adverbial coloquial: en la más absoluta ignorancia de algo.

El término “inopia” proviene de la locución latina “in-ops”, que si nos retrotraemos en el tiempo hasta la Antigua Roma tendría el significado de “sin riqueza”. Por lo que si alguien en la Antigüedad “estaba en la inopia” significaba que era pobre, y por lo tanto, esa persona se apartaba (o era apartada) de la sociedad no sabiendo lo que ocurría dentro de esta. Y de ahí que cuando alguien no se entere de nada, digamos que “está en la inopia” como sinónimo de “estar distraído”.

martes, septiembre 21, 2021

RESEÑA: "Las horas prestadas" de Belen Conde

Título: Las horas prestadas

Autora: Belén Conde

Editorial: Autopublicado

Año de edición: 2021

Número de páginas: 145

Sinopsis: 

Adriana solo tiene diecisiete años y ya ha viajado por medio mundo junto a su padre, un pudiente ingeniero viudo que arrastra a su hija de hotel en hotel para no perder lo único coherente que le queda en la vida. Podría pensarse que Adriana es feliz debido a su clase social, pero nada más lejos de la realidad: lo único que siempre ha deseado es estabilidad familiar y alguien a quien poder llamar amigo. Y eso, desgraciadamente, es lo más difícil de conseguir.

Las Horas Prestadas es un viaje literal y metafórico a través de la vida de una joven con problemas de autoestima, trastornos psicológicos y falta de raíces; una plegaria silenciosa al amor y a la permanencia. Es ficción realista para lectores a partir de 15 años.

Mi opinión: 

Hoy subimos a la palestra Las horas prestadas, segunda novela de Belén Conde tras Luz y Tinieblas (2017). En ella, su autora nos cuenta una historia actual protagonizada por Adriana, una adolescente a la que le gustaría vivir una vida tranquila, como la del resto de chavales de su edad, pero que se ve obligada a acompañar a su padre, un pudiente ingeniero, en sus viajes de trabajo por el mundo.

A medida que nos adentramos en la historia y viajamos a través de los distintos escenarios que se nos proponen, descubrimos a una chica necesitada del cariño y la atención de su padre, quien está más centrado en su vida laboral que en la familiar, y que cree que el dinero y los lujos pueden reemplazar la atención que su hija necesita y le reclama a gritos.

En “Las horas prestadas” la autora trata temas como la amistad y el amor, de un modo sensible y con un tono reflexivo, lo que hace fácil empatizar con su protagonista. Desde las primeras páginas, la novela se centra en la relación padre - hija y nos muestra cómo las decisiones que tomamos los adultos pueden repercutir en la vida de nuestros hijos. Al tiempo que avanza la historia principal se le van sumando otras subtramas que la complementan redondeando de manera perfecta la trama cuando esta llega a su final.

El estilo de Belén es claro y sencillo. En cuanto a su estructura, la obra está dividida en capítulos cortos, lo que facilita su lectura. Los personajes que aparecen en ella, y que acompañan a nuestra protagonista en su viaje, están bien construidos. Lo que más me ha llamado la atención es el cuidado de la autora en lo que respecta al plano psicológico, sobre todo de la protagonista. Este hecho hace que sea más fácil empatizar con ellos, provocando que el lector viva sus experiencias de una manera más cercana. Si a esto le sumamos el hecho de que la obra esté escrita en primera persona, la historia adquiere un cariz aún más realista, lo que ayuda a que nos sumerjamos más fácilmente en ella.

Concluyendo, he disfrutado mucho con la lectura de Las Horas Prestadas y me alegro de haber realizado este viaje de la mano de su protagonista.

domingo, septiembre 19, 2021

GRAMÁTICA: El imperativo y sus usos

Como ya sabéis, existen cuatro modos verbales en castellano: el indicativo (acciones), el subjuntivo (suposiciones y anhelos), el condicional (incertidumbre) y el imperativo (mandatos), que nos informan de la actitud del hablante en su discurso.

En el hilo de hoy hablaremos del imperativo y su uso correcto.

El imperativo se usa principalmente para dar órdenes y mandatos, aunque en ocasiones también puede ser usado para realizar peticiones y sugerencias.

  • Recoge eso del suelo ahora mismo. (Orden)
  • Alquile una casa al mejor precio. (Petición o sugerencia)
  • No toques el enchufe. (Orden)
  • Beba con moderación. (Petición o sugerencia)
  • Ponte las botas de agua. (Orden)
  • Por favor, pásame el compás. (Petición)

Existen dos formas verbales para el imperativo, que usamos para la segunda persona del singular y la segunda persona del plural según la conjugación del verbo. Pondremos como ejemplos: Cantar, Temer y Partir, que fueron los que siempre usábamos en mi caso.

  • Canta / Cantad (Ahora canta por bulerías. / Cantad más fuerte.
  • Teme / Temed (Teme a tus enemigos. / Temed a los monstruos.)
  • Parte / Partid (Parte la tarta. / Partid a la hora.)

Sin embargo, en muchas ocasiones vemos como se cometen errores a la hora de usar el imperativo. Uno de los más frecuentes es usar el infinitivo en su lugar. Pongamos varios ejemplos:

  • “¡Recoger los juguetes!” en lugar de “¡Recoged los juguetes!”
  • “Coger los abrigos.” en lugar de “Coged los abrigos.”
  • “Enviar las postales” en lugar de “Enviad las postales.”
  • “Darme algo de tiempo” en lugar de “Dadme algo de tiempo.”
  • “Escribirlo en el papel” en lugar de “Escribidlo en el papel.”

Otro error común es usarlo incorrectamente a la hora de pedir algo. Es común encontrarlo mal escrito en medios o páginas webs. También su mal uso cotidiano influye en que se confunda. Podemos verlo en los casos siguientes:

  • “¡Acercaros aquí!” en lugar de “¡Acercaos aquí”
  • “Pasaros por casa.” en lugar de “Pasaos por casa.”
  • “Sumaros a la iniciativa” en lugar de “Sumaos a la iniciativa”.

Y por último, esos imperativos que se usan de manera inadecuada como es el caso de:

  • “Irse todos de aquí.” en lugar de “Idos (recomendada) / Iros aceptada) todos de aquí.”
  • “Marcharse de aquí.” en lugar de “Marchaos de aquí.”
  • “Comérselo.” en lugar de “Coméoslo.”

Espero que os haya gustado esta entrada y sirva para echar un poco más de luz sobre este tema.

sábado, septiembre 18, 2021

COLABORACIÓN: El vuelo del misterio (canción de K Legrand)

Hoy os presento una colaboración en la que he trabajado junto a mi muy buen amigo @j.j.lopeta (K Legrand). 

Se trata de su último lanzamiento en forma de canción, que se titula: “El Vuelo Del Misterio", una canción cuya letra creamos en un mano a mano café mediante, y que K Legrand se ha encargado de acompañar con su voz y música.

Os dejo el enlace a YouTube para que podáis oírla y más abajo la letra: 
https://youtu.be/mUSGXYlJsXE

Letra “El Vuelo del Misterio”

¿Y si solo cambiamos cuando agotamos lo que amamos?  
Terminamos y nos vamos. 
Nos despedimos de lo que no dejamos. 

Y si ya no recordamos 
eso eterno del pasado.
Son respuestas que olvidamos,
la memoria que (no) lloramos.

Y si ya solo creemos 
en la jaula de la ciencia
Sin amigos, la conciencia,
es despedida sin decencia.

Te digo ya que no vamos a volver.
Es muy probable que no nos vuelvas a ver.


viernes, septiembre 17, 2021

10 PREGUNTAS a Vicent Lloret

Hoy tenemos frente al micrófono virtual de “Mi experiencia como escritor” a Vicent Lloret, escritor e historiador.

Hola Vicent, bienvenido a nuestro blog. Es un placer tenerte hoy con nosotros.

El placer es mío, Leo, de poder compartir contigo este micrófono virtual y aportar mi pequeño grano de arena a todos aquellos que tengan la necesidad de escribir y den sus primeros pasos en este difícil, pero siempre maravilloso mundo.

Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Vicent Lloret?

Uf, creo que es la primera vez que voy a intentar contestar a esa pregunta así que, ¡Vamos allá! Creo que Vicent Lloret es el fruto de aquel niño disléxico que tuvo que aprender de manera muy forzada a leer y que en la adolescencia despertó una habilidad innata que le llevó a considerar la lectura como una necesidad. Pienso firmemente que todo aquel que lee, siente -aunque sea únicamente una vez en la vida- la necesidad de escribir. Yo empecé a los veinte años y desde entonces no he parado. Luego, combiné esa afición con mi trabajo, que está íntimamente relacionado con las letras. Hice Historia, Arte y Turismo y, actualmente, en la medida que lo considero, intento enlazar todo lo que poco a poco he ido logrando en estos campos con la escritura: siempre presente en mi vida

Tienes varios premios literarios en tu haber. ¿Cuál ha sido tu experiencia?

Actualmente tengo dieciséis premios literarios. El primero fue el Certamen de Relatos MICRO y el último -el pasado mes de marzo- fue el que me otorgó el Consell de la Dona. A pesar de ello, no soy demasiado aficionado a presentarme a certámenes, lo acostumbro a hacer solo en ocasiones muy concretas en las cuales la temática o el trasfondo del certamen realmente me motiva. Aunque, naturalmente, gracias a ellos he tenido la oportunidad de participar en proyectos literarios remunerados, confección de catálogos, contenidos de carácter pedagógico o, tal vez, la más grata satisfacción, la de haber sido columnista en Las Provincias en un primer momento y en el Levante EMV hasta hace apenas unos meses, que fue el momento en el cual decidí descansar un poco y buscar nuevas inspiraciones.

¿Recomendarías a un escritor novel debería presentarse a este tipo de convocatorias para crecer como autor?

Naturalmente que sí, es más, creo que es una forma idónea para afrontar desde su génesis este mundo de la forma menos nociva posible. Presentarte a un certamen no únicamente te nutre como autor y te permite ser camaleónico en cuanto a desarrollar diferentes contenidos (adaptarse a unas bases, extensiones, temáticas, etc.) sino que también te muestra que, en la vida, al igual que se gana también se pierde. Y eso, naturalmente, es importantísimo. Otro dato relevante, evidentemente, es que no se obsesione con ellos y que considere siempre que premiar algo es otorgar un reconocimiento valorado de forma subjetiva.

Eres graduado en Historia del Arte y técnico en turismo, ¿te ha ayudado eso en tu carrera literaria a la hora de escribir tus relatos?

La inspiración siempre llega de maneras muy diversas, pero no vamos a negarlo, gran parte del contenido que uno escribe siempre tiene algo de autobiográfico. En mi caso, la formación que he recibido siempre ha sido un añadido que ha enriquecido los relatos o poemas que, aunque no siempre, he acostumbrado a situar en tiempos pasados. Tuve la oportunidad también de recibir una beca otorgada por la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO que me llevó a vivir una experiencia única en la ciudad de Gaziantep (justo en la frontera con Turquía, Siria e Iraq) y todo lo que allí absorbí luego lo plasmé al papel y me regaló dos premios literarios. Por lo tanto, como puedes ver, me ha ayudado muchísimo.

Vicent, tú has recibido varios reconocimientos como relatista y poeta. ¿En cuál de estos géneros dirías que te sientes más cómodo?

Pienso que va por temporadas. Hay veces en las que siento la necesidad de escribir poesía y otras, en cambio, narrativa. En ese aspecto, mis premios literarios están bastante igualados. También es cierto que ambas modalidades suplen emociones diferentes de cara al autor a la hora de escribir. Verdad que también está la prosa poética, pero en realidad, si cultivas ambos géneros será tu propio instinto el que te indicará en qué momento determinado tu inquietud te pide escribir en uno u otro modo.

Como relatista tienes una experiencia contrastada, ¿tienes pensado dar el salto a la novela en algún momento?

Cuando empecé a escribir, apenas cumplidos los veinte años, se me propuso publicar una obra narrativa que por aquel tiempo tenía escrita pero recelosamente guardada. Decidí que no era el momento y después, los años han pasado y yo sabía que cuando llegase el momento de dar el salto y publicar habría algo que me lo diría: llamadlo sensación o quimera. Ese momento, definitivamente, ha llegado y debo decirte que sí, que estoy trabajando en una obra que espero pueda ver la luz muy pronto. Trata un tema que tengo pendiente inmortalizar sobre el papel y espero que el resultado sea el que tengo en mente. Por lo que hace a la obra inédita que escribí con veinte años, por ahora, ahí se queda. Mi forma de expresión escrita ha cambiado muchísimo desde aquel momento y no es mi intención que aquello se publique por ahora.

Pues ya me comentarás cuando hagas la presentación o esté a la venta para poder adquirirla. Vamos con la séptima pregunta. Aparte de tus publicaciones individuales, has participado en varias obras colectivas, ¿qué pasos tendrían que dar aquellos autores interesados en participar en este tipo de proyectos?

De forma individual sí que tengo publicado un epistolario y un poemario. Me falta la obra narrativa que, como te he indicado hace unos minutos, está cociéndose ahora mismo. Referente a las publicaciones colectivas efectivamente, he participado en varias, y son una manera buenísima de entrar en contacto con otros escritores y crear obras realmente potentes e interdisciplinares. En mi caso, por ejemplo, empecé publicando en la revista PASSIO y los llibrets. Luego, ya empecé con publicaciones de un carácter más claramente literario e incluso, he llegado a figurar en la última Antología de poetas de la Safor que publicó la editorial Lletra Impresa. Un autor interesado en dar estos pasos, aquello que debe hacer es lanzarse a la letra y, sobre todo, buscar la manera -siempre se encuentra- de hacerla pública al lector.

Gracias por esos consejos. De seguro que servirán a nuestros lectores. Has publicado en revistas y catálogos culturales, ¿qué nos puedes contar sobre esa experiencia?

Pude trabajar con una empresa de reconocido prestigio en el mundo del arte suntuario y les confeccioné toda la parte escrita de un catálogo que se presentó en la Feria del Mueble de París o también, me viene a la cabeza ahora mismo, el catálogo que subvencionó Territorio Borgia sobre esta ilustre familia que forma parte activa de mi día a día y de la cual confeccioné una ruta histórica escrita. Las experiencias siempre nos despiertan emociones: para bien o para mal. En estos dos casos la valoración fue extremadamente positiva, pero también es cierto que participé en otro monográfico literario para el cual escribí un poemario entero y la experiencia fue nefasta. Tanto, que necesité olvidar aquello huyendo de mi entorno y pasando unos días en el norte de Italia (mi refugio junto a Marxuquera). En aquel momento, todavía inexperto, pensaba que aquella desagradable experiencia era el fin del mundo. Ahora, con todo lo que he vivido, simplemente debo decir que a veces todo sale bien y otras, en cambio, el camino se desvía.

Estoy de acuerdo contigo en que ese tipo de experiencias son las que justamente nos ayudan a crecer como autores, así que hay que acogerlas como enseñanzas del día a día y gajes del oficio de escritor, y seguir adelante. Vicent, en base a tu experiencia, ¿qué consejos darías a aquellos que sueñan con su primera publicación?

Que no se obsesionen y mediten bien su decisión. Para publicar, primero, es imprescindible hacerse un nombre, aunque local, en el mundo de la escritura: pequeños certámenes, publicaciones colectivas, colaboraciones letrísticas, etc. Y luego, buscar siempre una editorial de reconocida calidad y dar ese salto. Todo esto equivale a tiempo que, aunque lo parezca, no es absolutamente perdido. Esto son las piedras angulares para construir de forma férrea en edificio que, de forma simbólica, representa la publicación individual. Si nos saltamos estos pasos y nos dejamos guiar por la ansía de publicar, podemos caer en autopublicaciones de baja calidad y nula difusión que costarán mucho dinero y en las cuales no se valora el valor de la obra escrita, aparte de editoriales de nulo prestigio que solo buscan el beneficio propio a expensas de los escritores noveles…

Y para concluir la entrevista, una pregunta un poco más íntima. ¿Tienes algún autor o autora que cuando lo leas, digas: “Pues a mí me gustaría escribir parecido o transmitir del mismo modo en el que lo hace él o ella”?

Es muy difícil contestar a esa pregunta. Cuando empecé a escribir te hubiera dicho Emilia Pardo Bazán, que era mi escritora de cabecera. A medida que uno empieza a escribir y, sobre todo, a leer más, su abanico se amplía de manera considerable y es prácticamente imposible decidirse por uno, dos o veinte autores. Imagino que uno absorbe de cada uno su esencia y, de forma indirecta, lo plasma en el papel.

Pues esto es todo por hoy. Muchas gracias por acompañarnos, Vicent. Ha sido un placer tenerte hoy con nosotros.

A ti, Leo, por esta actividad de difusión que, aunque parezca simple, tan necesaria es. Te animo a continuar con este proyecto que es, sin lugar a duda, interesantísimo.

martes, septiembre 14, 2021

RESEÑA: "El Principito" (Le Petit Prince) de Antoine de Saint Exupéry

Título:
El principito (Le Petit Prince)

Autor: Antoine de Saint Exupéry

Editorial: Salamandra

Año de edición: 2020

ISBN: 978-84-9838-149-8

Número de páginas: 96

Mi opinión:

Hoy subimos a la palestra “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry, un clásico mundialmente conocido y del que poco o nada voy a descubriros a estas alturas. No obstante, tras releerlo después de muchos años, he querido dar mi aporte a través de este canal.

Se trata de una obra llena de reflexiones y metáforas, y que cautiva desde la primera hasta la última página. Un historia, que a pesar de haber sido escrito hace casi un siglo, a la vista está que sigue viva, ya que conserva el mismo espíritu fresco y original que cuando fue escrita en 1942, en plena Segunda Guerra Mundial.

En ella, un piloto (mencionar que el propio autor lo fue) sufre una avería y se ve obligado a aterrizar en mitad del desierto. Mientras arregla su avión, se encuentra con un pequeño príncipe de cabellos dorados, el cual está realizando un viaje por varios planetas, entre los que se halla la Tierra, donde conoce a nuestro aviador, con el que hace buenas migas.

Los escenarios presentados no requieren de una descripción amplia, con lo que se permite al lector prestar atención a los diálogos, que es lo que realmente importa, ya que contienen la esencia de la historia. De hecho, a medida que avanza el viaje de nuestro Principito, se nos van presentando nuevos personajes, que representan a diferentes tipos de adultos, sus carencias y necesidades, y que al protagonista le resultan tan extrañas en su mente de niño.

Antoine de Saint-Exupéry usa un lenguaje sencillo, un estilo claro y directo que ayuda a entender aún mejor la obra, y que hace que pueda llegar a un público mayor. Pero ojo, no por ello debemos confundir “El Principito” con un cuento infantil, ya que oculta un mensaje principalmente dirigido a los adultos.

Se trata de un libro que no dejará a nadie indiferente y que supone una vuelta a la infancia, de hecho, ese es el eje principal de la obra, una oda a esa inocencia y sencillez, que hacen que los niños necesiten muchas menos cosas que los adultos para ser felices.  

Un clásico atemporal, que todos deberíamos leer una vez en la vida (incluso releer de vez en cuando) para así aparcar durante un ratito nuestros problemas cotidianos y dejar volar nuestra imaginación y viajar a un mundo mágico.

Mencionar que la portada mantiene la esencia de la obra original y las hermosas ilustraciones del propio Antoine de Saint-Exupéry.

domingo, septiembre 12, 2021

ESCRITURA CREATIVA: Los adverbios acabados en "-mente"

Supongo que ya lo habrás oído, pero no está de más recordarlo.

El abuso de los adverbios acabados en -mente, al igual que los gerundios (los cuales trataremos más adelante) son uno de los enemigos de todo escritor, sobre todo de los nóveles.

Y no lo digo yo, son cada vez más los autores que lo afirman y que tratan de usarlos lo menos posible en sus obras o directamente eliminarlos. Ejemplo de ello son Stephen King o Gabriel García Márquez. 

¿Por qué?

Son diversos los motivos, pero se me ocurren varios así sobre la marcha:

- Empobrece la narración

- Tu estilo decae

- Denota escasez de lenguaje

- Dificulta la lectura 

- Palabras interminables: “ininterrumpidamente”

- Crea un sonido continuado molesto y monótono 

- Evitar redundancias: “Luchó valientemente” 

Por tanto, mi consejo es que trates de no usarlos o hacerlo lo mínimo posible para facilitar la lectura. Un buen modo es cambiar estos adverbios por locuciones que resulten similares en significado. A medida que cambies el chip, te darás cuenta de que existen alternativas para la gran mayoría de ellos. Por ejemplo:

Indudablemente: sin duda 

Cortésmente: de un modo cortés.

Velozmente: con celeridad 

Rápidamente: a grandes zancadas 

Sorpresivamente: por sorpresa 

Firmemente: con firmeza 

Si te das cuenta, cuando escribes siempre salen solos, como si los invocaras, son fáciles de llamar, e igual de fácil es que como lectores nos cansemos de ellos. Por eso mismo, lo mejor es que en la fase de creación, los obvies, y sea en la de revisión en la que los sustituyes por expresiones más sugerentes.

Otro detalle recae en su ortografía. Es curiosa que los adjetivos acabados en “-mente” mantengan su tilde cuando los convertimos en adverbios. Véase:

Cortés: cortésmente 

Inútil: inútilmente 

Fácil: fácilmente 

Difícil: difícilmente 

Agónica: agónicamente 

Rápido: rápidamente

Ágil: ágilmente 

Si es necesario, puedes usarlos, para eso están, aunque mi consejo es que trates de no abusar de ellos y reducirlos a la mínima expresión. El lector te lo agradecerá. Yo a veces los usos en diálogos porque además de fácil, resulta lógico que un personaje lo use en su discurso, eso sí, trato de huir de ellos por las razones esgrimidas más arriba.