martes, noviembre 30, 2021

ESCRITURA CREATIVA: Diálogos

Supongo que ya sabrás oído hablar de la importancia de unos diálogos naturales para darle empaque y realismo a cualquier relato o novela que se precie. Y es que si te das cuenta, se trata de uno de los pilares fundamentales para que la historia se sostenga.

Los diálogos sirven para conocer un poco más en profundidad a los personajes, ya que a través de ellos se sabe cómo se comportan ante los demás, lo que obliga al autor a mantener una congruencia con la manera en las que los ha presentado ante el lector anteriormente.

Existen dos maneras de expresar lo que hacen los personajes en un manuscrito. A través del estilo indirecto (narración) y el estilo directo (diálogos).

Estilo indirecto:

Sebastián le dijo a Leo que apagara el fuego.

Estilo directo:

-          Apaga el fuego, Leo –dijo Sebastián.

En esta entrada nos centraremos en el estilo directo, ya que es el que atañe a los diálogos.

Es sabido que las conversaciones aportan movimiento a las escenas que narramos, aunque tampoco es bueno abusar de ellas. Para asegurarme de que existe un equilibrio, yo lo que hago es intercalarlas con descripciones o introspecciones cuando veo que es necesario introducir alguna información al lector que no tendría el mismo calado si la presentase de otro modo.

Os dejo a continuación algunos de los detalles que tengo en cuenta a la hora de componer mis diálogos y que quizá puedan ayudaros a vosotros también:

Prestar atención a la voz de los personajes y que la forma en la que hablan se corresponda con su edad, educación y estrato social, además de que sea coherente a lo largo de la historia. No se expresa igual un abogado que se mueve entre las altas esferas que un chaval que va al instituto y que se ha criado en los suburbios. Un buen diálogo debe tener en cuenta tanto el orden de intervención como el modo en el que lo hacen los personajes. Ironía, intriga, tensión, complicidad son algunas de las características que debe tener un buen discurso para que sea creíble. Si un diálogo está bien construido, el lector debería ser capaz de distinguir el personaje que interviene en cada momento sin necesidad de perderse.

Una conversación realista conseguirá imprimir fuerza y dinamismo a la escena que estés narrando. Si no te ves capaz de conseguirlo, la mejor recomendación que puedo darte es que leas, que leas mucho, y cuando lo hagas, prestes especial atención a la manera en la que se comunican los personajes. Te aconsejo que te fijes en la manera en el modo en el que construyen sus protagonistas los autores veteranos, ya que la personalidad de estos es una de las bases de los diálogos. A fin de cuentas, esta debe quedar reflejada en la manera en la que estos hablan y se comportan. El cine y la televisión también pueden ser una buena referencia a la hora de construir buenos diálogos. Muchas películas y series contienen escenas memorables que podrían ayudarte a construir los tuyas si las sabes plasmar de un modo literario sobre el papel.

Trato de no abusar de las acotaciones. Úsalas cuando necesites darle información de lo que está ocurriendo al lector. Ten en cuenta que utilizar demasiadas podría restar fluidez a la lectura y hacerla tediosa la lectura de manera innecesaria, y con el uso de los diálogos buscas justamente el efecto contrario.

Imagino cómo reaccionarían mis personajes y lo llevo a la práctica. Los personajes deben comportarse según la situación que se les presente. Podrían enfadarse, gritar, balbucir, farfullar, quedarse en silencio, llorar de alegría o de dolor, dar un golpe en la mesa... De esa manera, consigo que el lector empatice más con ellos y la escena sea más verosímil.

Procuro que las intervenciones de los personajes no sean demasiado largas. Cuando mantenemos conversaciones, decimos cuatro o cinco frases para que la otra persona intervenga y conocer su punto de vista, se producen interrupciones, hay preguntas, incisos,... es decir, que es cosa de dos o más personas, no de una sola. Del mismo modo, no es necesario que el diálogo sea demasiado extenso, más bien que tenga una buena estructura y coherencia. Los diálogos suelen durar unas páginas, pero no demasiadas como para que el lector acabe agotado de tanta conversación.

Para concluir, recomendarte que leas tus diálogos en voz alta una vez acabados para ver si son veraces y orgánicos. En el caso de que no te convenzan, ya sabes que te tocará revisarlos y corregirlos hasta que queden bien pulidos.

Y ahora dime, ¿tú cómo construyes tus diálogos?

jueves, noviembre 25, 2021

10 PREGUNTAS a Rafael Marín

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Rafael Marín, profesor, traductor, guionista, crítico de cómics, cine y literatura, además de un referente de la literatura fantástica e histórica.

Hola Rafael, un placer tenerte en nuestro blog para responder a nuestras 10 preguntas. Si te parece, vamos con la primera pregunta, y que se ha convertido en un clásico del programa: ¿Quién es Rafael Marín?

Un señor que escribe. Que da clases. Que traduce. Que hace mil cosas. Que ama profundamente la literatura (o las historias). Y la vida.

Comienzas a escribir desde muy joven. De hecho, en la facultad, lanzas tu propio fanzine, llamado McClure. Ese mismo año también publicas tu primera novela corta, con el título de “Nunca digas buenas noches a un extraño”. ¿Qué recuerdos tienes de esos inicios como escritor?

Empecé más jovencito, con catorce años o así. En el 77, con un colectivo literario, Jaramago, entro en contacto con la poesía y amigos con anhelos de ser escritores. Siempre digo que ese fue mi verdadero bachillerato. Luego, porque yo no era poeta, sino que me consideraba novelista, salté a los relatos y a mi primera novela corta, “Nunca digas buenas noches a un extraño”. Eran tiempos ingenuos y divertidos. Siempre quise ser escritor. No imaginaba que más de cuarenta años después seguiría insistiendo en serlo.

En el año 1984 publicaste tu primera gran obra, cuyo título es “Lágrimas de luz”, y que considerada como un clásico de la ciencia ficción española. ¿Cómo se gestó la historia y cuánto tiempo te llevó escribirla?

Por entonces la Edad Media era mi época histórica favorita (luego lo sería el Renacimiento). Y entonces leía principalmente ciencia ficción. Se me ocurrió, en clase de literatura medieval, mezclar el mester de juglaría con la ciencia ficción. Y de ahí tuve, casi en un flash, casi toda la historia pensada. Tardé nueve o diez meses. A razón de tres o cuatro folios cada tarde. No hay secreto. O, más bien, ese es el secreto.

Ya quisiéramos muchos ese nivel de productividad para nosotros. Además de decenas de publicaciones, tienes un enorme número de traducciones para diferentes editoriales de primera línea. ¿Qué dirías que ha aportado toda esa experiencia a Rafael Marín como escritor?

La fecha de entrega, la rutina del trabajo diario. Los escritores podemos estar mirando las musarañas días y días. Los traductores, no. De los treinta años que me he dedicado a traducir obras de otros (quizá en detrimento de mi propia obra, pero no me quejo: hay que comer), he aprendido la disciplina, la velocidad de pensamiento, leer y pensar simultáneamente en dos idiomas. Y, en mi obra, a no mirarme tanto el ombligo, a escribir más rápido, sin corregir siquiera.

En la Eurocon 2003 en Finlandia recibes el galardón al mejor traductor europeo de ciencia ficción, ¿qué recuerdos tienes de ese momento?

Ninguno. No estuve allí. Es un detalle en el currículum. Pero en el fondo es un premio honorífico de gente que nunca pudo leer mis traducciones. Se agradece (sobre todo al grupo de españoles que impulsaron la candidatura), pero no tiene la menor importancia.

Desde tus inicios, tu trayectoria está muy vinculada con los cómics. En los años 90 tras crear junto a Carlos Pacheco al grupo de superhéroes “Iberia Inc” y “Triada Vértice” para el sello Planeta Agostini, trabajasteis como guionistas de “Los 4 fantásticos” dejando vuestra huella en el Universo Marvel. ¿Qué aportó esa andadura como guionista de cómics a tu carrera como novelista?

Más bien fue al revés: mi andadura como novelista (y autor de relatos) me sirvió para contar historias en formato cómic. Que no es tan sencillo, por otra parte. Y en alguien como yo (soy un prosista “lírico”) cuesta lo suyo.

Hablando de superhéroes, ¿cuál dirías que es tu súper poder como escritor? ¿Y tu kriptonita?  

Se me dan bien los personajes, los ambientes.  Me acusan de ser excesivamente “bello” escribiendo. Sorry, no sé escribir chicle.

También realizaste el guion de la colección de doce cómics “12 del Doce” en el que se narran los hechos históricos acontecidos en Cádiz desde  la batalla de Trafalgar hasta la abolición por Fernando VII de la Constitución de 1812, más comúnmente conocida como “La Pepa”. ¿Cómo surgió ese proyecto?

La ciudad iba a conmemorar el Bicentenario de la Constitución y se nos llamó a unos cuantos dibujantes locales y a mí para que diéramos ideas. Al final, se me encargaron los guiones de los doce álbumes, mientras que los dibujos se repartieron entre un montón de artistas. Fue divertido, y me hinché a estudiar sobre el tema, que es apasionante.

Recientemente, has publicado tu trigésimo segunda obra. Su nombre “Elsinor”, publicada a través de la editorial Alamut. Además de aprovechar para darte la enhorabuena me gustaría preguntarte si podrías contarnos sobre ella.

Es una novela donde me respondo a las dudas e inquietudes que desde hace años me presenta una de mis obras teatrales favoritas, “Hamlet”. Es mi visión de la leyenda y el drama. Con muchísimos guiños a la obra de Shakespeare y a otras obras suyas. Una novela contada desde muchos puntos de vista, entre lo fantástico y lo histórico, la ucronía, el mismo teatro. Si los actores reinterpretan a Shakespeare, yo he hecho lo mismo con mi prosa. Una temeridad, sin duda. Pero creo que ha quedado bien. Es, posiblemente, mi libro más bello.

Como este es un blog de escritura, que siguen muchos escritores que están empezando (entre los cuales, me incluyo), no puedo desaprovechar la oportunidad de pedirte algún consejo para ellos antes de despedirnos.

Consejos vendo, que para mí no tengo. Lo primero es leer. Leer mucho. Leer a autores en tu propio idioma. Y romper mucho de lo que escribes. Escucharte en voz alta. Huir de los tópicos literarios, de las frases hechas, de los diálogos inútiles. Buscar tu propia voz. O sea, buscar la música de cada historia.

Muchas gracias, Rafael. Ha sido un auténtico placer tenerte hoy aquí. Tienes nuestras puertas abiertas a visitarnos cuando te apetezca en el futuro. 

miércoles, noviembre 24, 2021

RESEÑA: Pronto será de noche

Título: Pronto será de noche

Autor: Jesús Cañadas

Editorial: Valdemar Insomnia

Año de edición: 2015

ISBN: 978-84-7702-801-7

Número de páginas: 254

Sinopsis:

Ese de ahí es Samuel. Es policía, o lo era. Ahora está atrapado en un atasco infinito. Como tú y como yo. Miles de coches en medio de una autovía que se dirige hacia el sur; aunque eso poco importa. Lo que importa es que huimos. Somos una multitud desesperada rumbo a ninguna parte mientras el mundo se derrumba a nuestro alrededor.

La negrura se extiende detrás de nosotros, nos persigue. No nos queda más que avanzar. Los metros cuestan horas, el calor sofoca, el aire es de barro. Y justo cuando parece que nada puede empeorar, sucede: en medio de esta nada inmensa, un conductor ha aparecido muerto. Estrangulado.

Samuel necesita descubrir quién ha sido, y sobre todo por qué. Por qué aquí, por qué ahora. Mientras la oscuridad avanza y el tiempo se acaba un simple acto puede bastar para darle sentido a todo.

Así que vamos, vuélvete a tu coche. Acurrúcate en el asiento. Cierra por dentro y, por favor, no te duermas. Por lo que más quieras, no te duermas. Porque cuando caiga la noche, tú podrías ser el siguiente.

Mi opinión:

Es la tercera novela que leo de Jesús tras “El baile de los secretos” y “Las tres muertes de Fermín Salvochea”. La primera la leí hace años, allá por el 2011, la segunda en el 2017. Si bien entre las dos mencionadas, publicó otras dos novelas: “Los nombres muertos” (2013) y “Pronto será de noche” (2015).

¿Y por qué os cuento esto? Porque habida cuenta de que tengo pendiente “Los nombres muertos” y “Dientes Rojos”, (recientemente publicada) noté una gran diferencia en su forma de narrar entre “El baile de los secretos” y “Las tres muertes de Fermín Salvochea”. Y vosotros diréis: obvio, han pasado seis años y dos novelas más en su haber. Pues sí, pero de ahí que quisiera dar un paso atrás y acercarme a “Pronto será de noche”, una obra tremenda en la que el autor gaditano nos narra su particular apocalipsis de una manera como él solo sabe hacer, adentrándose en la psique humana, y valiéndose de una ambientación asfixiante y un escenario claustrofóbico. Es paradójico, que sea al aire libre porque eso hace que puedas huir de él cuando quieras, pero claro, atente a las consecuencias si decides hacerlo.

Nos encontramos por tanto ante un thriller con tintes de novela negra, altas dosis de suspense y misterio y una inmensa carga de terror, el peor terror de ellos, o al menos, el que más miedo me da a mí, el provocado por el ser humano.

Con respecto a su estilo, me atrevería a decir que en esta obra Jesús es más parco y preciso que en otras de sus obras, haciendo uso de frases cortas y directas como punzones, lo que ayuda a añadir aún más tensión en algunos compases de la obra. También llama la atención las escasas, aunque siempre precisa descripciones. Otro acierto, ya que eso le permite centrarse en lo realmente importante: el modo en el que los personajes están viviendo lo que les está ocurriendo.

La novela cuenta con varios personajes, y aunque podría considerarse a Samuel como el protagonista de la historia, lo que no quiere decir es que tenga un desarrollo psicológico mayor que los demás, ya que todos ellos están perfectamente construidos y delimitados, lo que ayuda a que no nos perdamos en ningún momento, y sobre todo, que la situación que nos describe el autor sea todavía más creíble, si cabe. ¿Por qué? Porque a medida que te adentras en la historia, te sientes cada vez más parte de ella y del mismo grupo al que pertenece Samuel. Y por lo tanto más incómodo y más necesitado de saber quién es la persona que está aniquilando a tus compañeros en un escenario cada vez más amenazador y peligroso, porque no te olvides, el fin del mundo se acerca y es inminente.

A través de esta historia, Cañadas no solo consigue trasladarte el nerviosismo de los personajes, también el calor, la sed, la fatiga, el dolor de sus heridas, el olor que desprenden sus cuerpos tras varios días atrapados en una trampa mortal en forma de atasco. En definitiva, todo el sufrimiento que los personajes están viviendo y sus miedos. Y lo hace de un modo tan sublime, que es capaz de transmitirnos esa misma esperanza que les ayuda a continuar y a la que se agarran como a un clavo ardiendo.

No me gustaría acabar esta reseña sin mencionar la magnífica imagen de la cubierta del libro, obra de Oscar Sanmartín, es el anticipo perfecto de lo que nos encontraremos a medida que avancemos en la trama.

martes, noviembre 23, 2021

ARTÍCULO: Lectores Cero

¿Qué es un lector cero (o lector beta)?

Se trata de una persona de confianza a la que entregas tu obra para que la lea y te dé una opinión objetiva y sincera una vez lo has acabado. Suelen ser gente con un hábito de lectura bastante regular, por lo que volverá a ti con su “feedback” relativamente pronto, justamente lo que los escritores necesitamos una vez hemos acabado nuestro texto.

¿Merece la pena confiar en ellos?

Soy partidario de contar con lectores cero. Tampoco pienso que cuantos más mejor, ya que prefiero que prime la calidad sobre la cantidad, pero considero que siempre es bueno recibir impresiones de varias personas antes de enviar tu manuscrito a un corrector profesional (algo bastante recomendable en caso de que optes por la autopublicación). Además, cuatro ojos ven más que dos. Y seis más que cuatro. Teniendo en cuenta que acabarás agotado tras la escritura y correcciones de tu manuscrito, y de seguro se te escapará alguna errata o inconsistencia dentro de la trama, siempre es bueno contar con una mirada ajena capaz de detectar aquello que haya podido escapársete en tus lecturas.

¿Qué tipo de lectores cero debería buscar?

Personas de confianza capaces de darnos una crítica constructiva y consejos que nos ayuden a mejorar nuestro texto en la medida de lo posible. Con lo que no nos valen aquellos familiares y amigos que siempre nos dicen que todo lo que escribimos está de maravilla o que nuestra novela les ha parecido una obra redonda de principio a fin (porque te garantizo que tendrá erratas, y alguna que otra subtrama inestable cuando salga de tus manos, como cualquier otra obra). No me malinterpretes, por supuesto que podemos contar con familiares y amigos, de hecho deberíamos porque son los mejores lectores cero que podamos encontrar, ya que siempre estarán ahí para responder nuestras preguntas y dudas, pero debemos explicarles que necesitamos que sean neutrales y lo que buscamos es saber tanto los aspectos positivos como negativos de nuestra obra (qué parte no han entendido, si se han aburrido con algún capítulo, si los personajes y sus motivaciones son creíbles, etcétera), ya que será eso lo que más nos ayudará a crecer como autores. Otra cosa importante, tampoco te vengas abajo si alguien te dice: “No me ha gustado.” o “Está muy mal escrita.”, porque tú lo que no necesitas son sentencias, sino motivos sólidos en los que basarte para seguir trabajando, así como críticas constructivas que te ayuden a mejorar en tu técnica y estilo. Un ejemplo de crítica a tener en cuenta sería: “Creo que deberías echarle un vistazo a los diálogos. No me ha parecido que sean demasiado creíbles.” o “No veo adecuada la voz de este personaje en particular. Habla demasiado culto para tratarse de un niño de doce años.”

A veces los autores necesitan hacerles preguntas, de ahí que cuanta mayor confianza exista entre el autor y el lector beta, mejor. Hay muchos lectores que también necesitan comentar o hacer algunas preguntas sobre la trama. De ahí la importancia de ese feedback y esa conexión entre ambos. Eso sí, como escritor tendrás que aprender a ser paciente. Recuerda que en la mayoría de los casos, nuestros lectores cero son gente de nuestro círculo más cercano que nos ceden su tiempo, no críticos a los que paguemos por su trabajo. Y cada uno lleva un ritmo de lectura diferente.

Otros escritores pueden ser muy buenos lectores cero, ya que conocen las reglas del oficio y suelen poseer un vocabulario rico y manejar otras técnicas y estrategias que te ayudarán a depurar las tuyas y mejorar en tu escritura.

Y por último, una cosa a tener en cuenta, pero que no siempre va a ser posible, es que cuanto más se acerquen sus gustos al género al que pertenezca tu novela, mucho mejor, porque la leerán con mayor placer y mayor expectación les suscitará la lectura. También es importante que trates de abarcar ambos sexos y diferentes rangos de edad.

¿Qué hacer antes de enviarles tu texto a los lectores cero?

Revisarlo a fondo y el mayor número de veces para que esté lo más pulido posible. Con eso no quiere decir que esté perfecto, si no, no tendría sentido, pero de seguro que todo el trabajo previo que hagas antes de enviarles tu obra, además de hacer mejorar tu estilo, hará que sus valoraciones sean más positivas y podrán concentrarse al cien por cien en la lectura.

¿Qué te recomiendo que hagas una vez recibas feedback de su parte?

Lo primero dar las gracias, porque la persona que te está haciendo esa crítica que tanto esperabas ha dedicado su tiempo a leer tu obra y a tomar notas para poder darte sus impresiones. Y lo ha hecho gratis. Si lo que necesitas es un informe de lectura profesional, siempre puedes contratar a un lector cero profesional o una agencia dedicada a tales servicios, pero eso obviamente, cuesta dinero. Y tendrás que preguntar a otros autores y buscar a uno que se adecue a tus necesidades.

También deberás dejar tu ego de lado (yo también sé lo doloroso que resulta tener que rehacer un relato o capítulo y/o tirarlo a la basura cuando has puesto todo tu empeño en ello) y sopesa cada uno de los comentarios que te hagan (aunque algunos puedan no gustarte), y al cabo de unos días ponte manos a la obra con las correcciones. Recuerda que no hay impresión equivocada, y que todas las lecturas de un manuscrito son correctas. Si alguien te dice que una parte no se entiende, es muy probable que esté mal expresada por tu parte. Pero si no te lo quieres creer, te darás cuenta cuando sean dos personas las que te lo digan (a mí me ha pasado). De ahí que sea recomendable tener varios lectores cero.

Del mismo modo, los lectores beta deberían tratar de ser lo más sensibles y constructivos posibles a la hora de hacer sus comentarios, ya que escribir un libro no es tarea fácil y los autores emplean mucho tiempo en hacerlo lo mejor posible para que llegue alguien a desmotivarlos con una crítica feroz, que de haberse hecho de una manera adecuada habría llegado a buen puerto.

Un escritor debe hacer caso a todas las críticas que tengan un carácter positivo, puesto que no hay impresiones equivocadas. Aunque no hay que olvidar que a veces los lectores esperan que las cosas ocurran de otra manera y no tal como se desarrollan en la historia, algo que suele resultar bueno en vuestra relación, ya que lleva a poder compartir opiniones. Eso sí, siempre debe prevalecer el criterio del escritor que para algo es el autor de la obra y quien la firma a fin de cuentas. Un buen amigo tiene un dicho que dicta así: “Un escritor debe ser lo suficientemente humilde como para asumir sus errores, pero también tener el suficiente ego como para mantener su criterio cuando sea oportuno”.

¿Para qué deberías estar preparado?

Habrá personas que se mostrarán emocionadas cuando les digas que has escrito una obra, incluso se prestarán a leerla, pero eso no significará que lo hagan, con lo que es mejor que te prepares para que eso ocurra. Piensa en que esa persona puede haberse precipitado a la hora de prestarse como lectora cero, o bien sus circunstancias hayan cambiado desde que lo hizo, y finalmente no pueda, así que lo mejor será que no se lo tengas en cuenta, y aceptes la situación sin frustrarte. 

sábado, noviembre 20, 2021

MICRORRELATO: Sin rumbo

Mis pensamientos naufragan en un mar de dudas mientras escuchan las palabras que brotan de tu boca. Mis pupilas se desvían hacia la arena y recorren el camino que nos trajo hasta la playa, un sendero cargado de recuerdos que anidan en mi corazón como el primer día. Por momentos, quiero arrancar ese pasado de mi memoria, olvidar este presente, desear que un futuro a tu lado jamás se cumpla. Pero no es más que un engaño orquestado por un corazón roto.

Doy un paso atrás sintiendo el roce de tus dedos por última vez. Camino en dirección al paseo marítimo a paso ligero, abrumado, confundido. Los graznidos de las gaviotas retumban en mis sienes impidiéndome pensar con claridad mientras mi orgullo herido se deshace en pedazos entre lágrimas.

Deseo que corras tras de mí, que me abraces, que devores mis labios como esa primera vez en el Boulevard de los deseos incumplidos. Bailar abrazado a ti hasta el amanecer dejándonos llevar por la melodía compuesta por las olas rompiendo contra el dique, mientras el faro bendice con su luz cada uno de nuestros pasos. Adentrarnos desnudos en el mar y hacer el amor como otras tantas veces, que los latidos de nuestros corazones se fundan en uno y el sonido de nuestros besos  se ahogue entre gemidos hasta obligarnos a caer rendidos en la orilla.

Pero todo eso no es más que un espejismo, porque tú ya no estás, y yo he de encontrarme a mí mismo.


jueves, noviembre 18, 2021

10 PREGUNTAS a Jesús Cañadas

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Jesús Cañadas,  que además de haber trabajado en la Feria del Libro de Frankurt y haber sido coescritor de la segunda temporada de la serie Vis a Vis, es traductor, guionista y escritor especializado en género fantástico y de terror y con diez novelas ya en su haber. 

Hola Jesús, que sepas que es un placer tenerte por aquí hoy.

Encantadísimo de venir a charlar contigo, Leo.

Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Jesús Cañadas?

Hace muchos años que me defino como un friki con suerte. Tú, que has pasado parte de tu adolescencia jugando a rol conmigo, sabes que siempre me han gustado los libros y, en concreto, las historias de miedo. Hoy tengo la inmensa suerte de que me gano la vida escribiendo ese mismo tipo de historias. Que te paguen por poner en un papel tus paranoias y que encima eso te dé para pagar el alquiler y la ropa de tu niña es una pasada.

Es verdad que hay que echar más horas que un tonto, pero por otro lado, es el trabajo que me gusta, para mí es el mejor trabajo del mundo y, mientras dure, lo pienso disfrutar. 

Todos tenemos nuestros sueños de niños, ¿Tú siempre quisiste ser contador de historias o te convertiste en escritor por otros motivos?

Yo he hecho un montón de cosas: he estudiado informática, luego biblioteconomía y hasta un máster en estudios internacionales. Mi expareja siempre decía que era un escritor en el armario. Siempre había soñado con dedicarme a esto, pero no me atrevía, porque cómo carajo va uno a ganarse la vida escribiendo. Hasta que salí del armario y me reafirmé como escritor, y tuve la suerte de que mis libros se vendían como para vivir de ello. 

En 2003 comienzas a ver tus relatos publicados en revistas de género, pero no es hasta ocho años después, en 2011, cuando ves publicada tu primera novela, cuyo nombre es “El baile de los secretos”.  ¿Qué ocurre en tu carrera literaria ese margen de ocho años?

Pues ocurre la vida, picha mía. Mira, la primera crítica que me hicieron en mi vida vino de Domingo Santos, uno de los nombres más importantes de la literatura de género en español de la generación anterior a la mía. Domingo me compró mi primer cuento para una revista que editaba en aquella época, Asimov Magazine. Lo que me dijo por correo fue: “escribes de puta madre pero se nota que no has vivido nada. Cuando vivas un poco escribirás aún mejor”. Y eso hice.

Vamos, no porque me lo dijera Domingo Santos, sino porque la vida te pasa: me fui de erasmus, acabé la carrera, me enamoré, me rompieron el corazón, lo rompí yo después, viví en otros países con yo qué sé cuántas becas, me llevé alegrías y desengaños como cualquiera. Y de eso saqué mi primera novela, El baile de los secretos. Una porquería de novela, pero necesaria para que me convenciera de que era capaz de terminar una novela.

Dos años después, en 2013 publicas “Los nombres muertos” con el sello “Fantascy” de la editorial Penguin Random House, una obra de género fantástico que obtiene muy buena crítica. ¿Te ayuda eso a reafirmarte como escritor profesional?  

Eso fue el pistoletazo de salida de verdad de mi “carrera”, si se puede llamar así. El baile de los secretos cosechó muy buenas críticas y llamó mucho la atención, pero fue gracias a Ricard Ruiz Garzón, el asesor editorial del sello Fantascy, que se me empezó a considerar como un autor prometedor en el mundillo fantástico. Sin la menor duda, todas las cosas buenas que me han pasado desde entonces se las debo a Ricard, a Emi Lope, la editora, y a mi agente de entonces, Mamen de Zulueta. 

Con “Pronto será de noche” (2015) te conviertes en uno de los referentes del terror en España. ¿Podría decirse que esta obra supone un cambio de rumbo en tu carrera como autor?

No sabría decirte. Cosas como rumbo me suenan a cálculo, y aunque supongo que hay que tener cierto cálculo, yo simplemente escribía lo que me apetecía, cosa que sigo haciendo en cierta medida. Fue un puntazo salir con la editorial Valdemar, porque es el referente absoluto de la literatura de terror en España, y salir con ellos me puso en el foco de mucha gente que jamás me habría conocido de otro modo. Ojo, las ventas no es que fueran muy allá, pero hay proyectos de dinero y hay otros de prestigio, y Pronto será de noche fue sin duda de los últimos. Además, el libro me sigue dando alegrías todavía, pero no me dejan decir cuáles…

Justamente, tras la publicación de “Pronto será de noche”, te unes al equipo de guionistas de Globomedia y trabajas en el guion de la serie de Antena 3 Vis a Vis, ¿cómo describirías esa experiencia en la televisión?

Durísima y gratificante. En una sala de guionistas no cabe el ego, cabe el trabajo. Las fechas de entrega eran una locura, los cambios en los guiones casi sobre la marcha eran de vértigo y la exigencia era máxima… y me curtí como no me había curtido hasta entonces. Mucha parte de la profesionalidad de la que no me duele la boca de presumir hoy en día me la llevé de la sala de guiones de Vis a Vis, y de unos compañeros y compañeras premium.

Ya en el 2017 publicas una novela, que a mí particularmente me gustó mucho, y que se titula “Las tres muertes de Fermín Salvochea”. La historia se desarrolla en Cádiz, justamente la tierra que te vio crecer. Eso a priori, debería suponer una ventaja a la hora de recrear tu historia. ¿Fue así o tuviste que documentarte del mismo modo que para cualquier otra de tus obras?

Por supuesto que tuve que documentarme. El Cádiz que tú y yo conocemos es el Cádiz de los noventa. Me nutrí de muchísimas historia de mi tía, de mi madre y, en menor medida, de mi abuela, para retratar un Cádiz pasado que en realidad nunca existió. También tuve que leer mucho, muchísimo, pero ese proceso siempre lo he aplicado a todas mis novelas. Eso sí, puede que sea la historia más cercana a mí mismo y de la que me siento más orgulloso.

Además de tus novelas, tienes publicada una saga de cinco volúmenes titulada “Athenea y los elementos”, que está dirigida a un público más joven que tus anteriores novelas. ¿Te resultó complicado ese giro de timón en tu carrera como autor?

Complicadísimo, pero porque soy idiota. Cuando enfoqué el proyecto, empecé a escribir muy sencillito, todo muy mascado, hasta que tanto mi agente como la editora me agarraron y me dijeron “Jesús, los niños no son tontos. El tonto eres tú”. Eso me sirvió para darle un giro a mi manera de entender cómo se escribe un juvenil. También tuve que empaparme mucho de literatura juvenil para saber a qué quería parecerme y a qué no.

Ha sido un desafío, porque a los lectores y lectoras jóvenes les importa un carajo tu nombre, tu trayectoria, los premios, las nominaciones y el $%&% de tu hermana. Ellos quieren una historia que les enganche, que les emocione y que les divierta. Y eso es muy buena escuela.

Hace pocos días has publicado “Dientes rojos”, tu nueva novela, ¿qué puedes adelantarnos sobre ella? 

Puedo decirte que la novela lleva diez días en la calle y se están cagando mucho en mi madre por ella. Es la novela más dura y terrorífica que he escrito, una suerte de True Detective sobre violencia machista ambientado en un Berlín muy frío y muy hostil. Los comentarios de los lectores y lectoras hasta ahora están siendo increíbles, y eso que venía con miedo, porque la novela trata el tema de la violencia machista y me aterraba que no cuajase el mensaje. Sin embargo, vaya si está cuajando. Quien se acerque a Dientes Rojos se va a encontrar con un thriller descarnado, duro y, según me dicen, adictivo. Eso sí, cuidado con lo que hay en sus páginas, no se te vaya a colar en los sueños por la noche. 

Y un autor con una experiencia tan contrastada como la tuya, no podemos despedirnos sin pedirte un consejo para aquellos que empiezan en el mundo de la escritura.              

Yo siempre doy dos consejos, que por supuesto no son míos, sino de otro autor más inteligente que yo: el primero es tener constancia. Escribir es como ir al gimnasio o como tocar la guitarra. El primer día no vas a tocar Entre dos aguas ni vas a levantar 300 kilos. Vas a pasar mucho tiempo haciendo mierda, con agujetas y sintiendo que no vale la pena. Ten constancia y sigue. Termina lo que has empezado. Y ahí viene el segundo consejo.

El segundo consejo es tener indulgencia con uno mismo. No esperes escribir una obra maestra, ni a la primera ni a la que hace cien. Si lo que has escrito hoy no vale la pena, piensa que mañana la valdrá. Sé indulgente contigo mismo, no lo dejes porque no es lo mejor que jamás se haya escrito. Nadie quiere leer lo mejor que jamás se haya escrito. Piensa que algún día querrán leer lo tuyo. Y que si no lo escribes tú, nadie más en todo el mundo lo va a escribir.

Así que a currar.

Muchas gracias, Jesús. Me has hecho muy feliz acompañándonos hoy en el blog.

ETIMOLOGÍA: Salario

Desde siempre, la sal ha sido un producto de vital importancia en la sociedad. De hecho, desde la antigüedad ha servido para múltiples usos, entre ellos como sazonador y conservador de alimentos, además de como antiséptico para las heridas. De ahí que el control de depósitos de sal y su mercado haya sido el origen de tantas guerras en el pasado.

El término proviene del vocablo latino “salarium”, que a su vez vendría dado porque según parece por aquellos entonces a los soldados, algunos funcionarios públicos y a los esclavos domésticos se les remuneraba su trabajo, o parte de él, en paquetes de sal.

Cómo curiosidad, el natrón, un carbonato sódico en forma de sal capaz de absorber la humedad y la grasa fue utilizado en el Antiguo Egipto como desecante en el proceso de momificación de cadáveres. También en los antiguos teatros japoneses se esparcía sal sobre el escenario antes de cada actuación para ahuyentar los malos espíritus, algo que aún se hace en la actualidad en algunos hogares.

martes, noviembre 16, 2021

RESEÑA: "El tiempo como enemigo" de Darío Vilas

Título: El tiempo como enemigo

Autor: Darío Vilas

Editorial: Editorial Base

Año de edición: 2015

ISBN: 978-84-15706-49-6

Número de páginas: 164

Sinopsis:

Un mensaje recibido en su teléfono móvil empuja a Carlos a un duelo contra el tiempo. Desde la desaparición de su novia, dos años antes, ha estado esperando que una pista apareciera en su horizonte y por fin ha sucedido. Tirando de ese hilo invisible llega hasta Vigo, donde se reunirá con su mejor amigo y socio en un turbio negocio. También conocerá a Dena, la enigmática chica portuguesa que le alquila el piso en el que se alojará durante su estancia en Galicia, y en el que el fantasma de una niña y su misterio lo aguardan, interfiriendo su búsqueda personal y mostrándole que a veces a la verdad le gusta hacer ejercicios de funambulismo, arriesgándose a caer por su propio peso.

Mi opinión:

"El tiempo como enemigo" es la quinta obra que leo de este escritor, y todas me han parecido formidables. Aunque he de reconocer que esta ha conseguido colarse por derecho propio entre mis favoritas, ya no solo por el tipo de historia que nos cuenta, también por el modo en que lo hace.

En ella, Darío vuelve a demostrar que domina las artes de la narración y controla a la perfección sus tiempos. Lo hace usando como escenario su ciudad natal, Vigo, y nos narra una historia cargada de suspense y misterio que queda resumida a la perfección en una sinopsis además de atractiva, perfecta en ejecución, y que me permite la licencia de no tener que ahondar en la trama de la novela.

El autor crea ya en los primeros compases de la obra ese halo de misterio que la envuelve de principio a fin y que hace que el lector quiera saber más y más a medida que avanza gracias a una estructura sólida y unos personajes perfectamente construidos, sobre todo en el plano psicológico.

En cuanto al estilo de Vilas, me ha parecido menos directo que en otras obras que he leído suyas (no he leído todas), lo que ha derivado en que me resulte una lectura más cómoda. Aunque creo que quizá eso tiene más que ver con la naturaleza de la historia que con su estilo propiamente dicho. Del mismo modo, me ha llamado la atención su enorme adaptabilidad. Sin ir más lejos, es capaz de alternar la tercera con la segunda persona como voz del narrador en algunos de los capítulos del libro otorgándole de aún más credibilidad a la situación en la que se hallan los distintos personajes. Y lo hace de manera sobresaliente.

Me han gustado mucho los guiños a su novela “La leyenda del Bajubal” o “Bajubal”, ya que aprecio cuando un autor es capaz de crear sus propios escenarios y líneas temporales y de transportarnos a ellos con esa audacia.  

No me gustaría acabar esta reseña sin mencionar la sensacional y cuidada portada en tonos mates y fríos, y que resume a la perfección el conflicto que nos encontraremos cuando nos adentremos en la trama.

sábado, noviembre 13, 2021

ARTÍCULO: Rol y Literatura

Hoy vengo a hablaros de la literatura y del rol, dos de mis pasiones. Los que me conocéis, sabéis que mi vida ha estado vinculada al mundo del rol desde que era un adolescente, y de eso ya hace más de treinta años. De hecho, los libros que me engancharon a leer de verdad, sin verme obligado a ello por los profesores, fueron justamente relacionados con este género. Obras estrechamente vinculadas con el mundo de Dungeons and Dragons, como son la serie de la Dragonlance: “Kaz, el minotauro”, “La tumba de Huma”, “Raistlin, el aprendiz de mago” o “El retorno de los dragones” sirvieron para que además de sumergirme en la lectura, quisiera crear mis propias campañas y aventuras y dirigir a mis amigos en otros escenarios de juego.

Como muchos ya sabéis, hay juegos de rol basados obras literarias como “El señor de los anillos” o “La llamada de Cthulhu”, basado en la obra de H.P. Lovecraft. Del mismo modo, otros han sido llevados a la literatura en novelas cortas, como es el caso de “Vampiro” u “Hombre Lobo”, por ejemplo. De ahí que la mayoría de aficionados al rol sean apasionados lectores y compartan ciertas inquietudes relacionadas con la historia, la ciencia ficción o la fantasía, por mencionar algunas.

La mayoría de jugadores de rol se ven obligados a leer bastante si quieren saber cómo funcionan los juegos y poder confeccionar las hojas de personaje de la mejor manera posible de cara a las partidas: las secciones de atributos, habilidades,  hechizos, ventajas, defectos,... son algunas de las que hay que leer para poder hacerse una buena ficha. De hecho, existen libros dedicados especialmente para los jugadores y en los que se puede encontrar información jugosa de cómo aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece un juego en cuestión. Todo esto lleva a leer, y más tarde a interpretar un personaje con virtudes y desventajas (como cualquier otra persona) en algo así como una “obra de teatro” en la que los dados determinarán de acuerdo con nuestras características lo que somos capaces de hacer en el juego dependiendo de la dificultad de la partida. De ahí que considere que los juegos de rol además de tener un elevado componente lúdico y ayudar al desarrollo de la sociabilidad y la empatía, también poseen un alto contenido cultural. Los profanos en la materia desconocerán este dato, pero jugando al rol se aprenden una gran cantidad de palabras “raras”. Menciono algunas para dejar claro este dato: ofuscación, entropía, irascible, voluble, vicisitud, celeridad, taumaturgia, conjuro, mandrágora, nigromante, gnosis, pericia, y un largo etcétera. Pero quienes más deben leer son los directores de juego, que son los que preparan las aventuras o campañas (consecución de aventuras) tras leerse los manuales del narrador y la dinámica de juego para poder describir los escenarios y dar vida a los personajes no jugadores que acompañan a los personajes con mayor credibilidad. Del mismo modo, presentan a los villanos llegado el momento en el que se encuentren con los personajes.

El hecho de que acabase mis estudios, me incorporase al mercado laboral y tuviera que emigrar por una oferta de trabajo, me hizo alejarme de mi afición y me volcase en escribir esas mismas ideas que me inquietaban en forma de relatos sobre un papel en blanco. O más bien sobre la pantalla del ordenador. Lo hice en una página llamada “El Abismo” enfocada a los juegos del rol, la literatura y el cine. Pero me vi obligado a dejarlo durante unos años para dedicarle mi tiempo a otros compromisos más importante en ese momento como eran el trabajo, una mayor formación. Ya años más tarde, allá por el 2010, volví a retomar la afición de la escritura y a escribir relatos breves.

Fue entonces cuando me di cuenta de que mi experiencia como director de rol hizo que todo fuese mucho más rodado. También los centenares de partidas de las que formé parte como jugador me ayudaron a crear a los protagonistas de mis historias de un modo más perfilado, cuidando sus virtudes y defectos para que fueran lo más verosímiles posible. Obviamente, eso también me ayudó a construir antagonistas y villanos más redondos, que aunque teniendo motivaciones muy diferentes a la del protagonista de la historia, resultasen igual de creíbles.

Obviamente, haber sido director de juego ofrece un plus a la hora de desarrollar las historias tanto en tu cabeza como a la hora de trasladarlas al papel. Aunque después venga el jarro de agua fría y te des cuenta a base de tropezones literarios que no es lo mismo narrar una aventura de manera oral a tus amigos, en la que todos os conocéis y puedes usar un lenguaje coloquial, mapas, mímica, la ambientación que necesites e incluso música de fondo para conseguir introducir a los jugadores en tu historia, que contar una historia con palabras a tus lectores.

Así que si quería reciclarme y convertirme en escritor, no tenía más remedio que trabajar. Y no poco. Porque además de aprender las técnicas de la escritura, debía depurar mi estilo. Al principio costó, pero poco a poco encontré las estrategias necesarias para transformar mis virtudes como narrador de historias en las de un artesano de la palabra. Eso sumado a algún curso de escritura creativa que asistí y los libros sobre la materia que me leí, aunque también ayudó el hecho de que me licenciase como filólogo.

Con el paso de los años, gané confianza y me enfrasqué en mi primera novela: “Proyecto Unicornia”, que justamente provenía de una idea seminal para una partida; un guion y unos personajes que se me ocurrieron para una campaña de rol. Algunos de mis jugadores fueron los que me insistieron en que la adaptase y la publicase. Y yo me puse manos a la obra. Me costó mucho trabajo, mucho sudor, incluso alguna lágrima. No fue ni muchos menos un camino de rosas, ya que tuve que enmendar gran parte de la trama, crear nuevos escenarios y personajes, de un modo bastante más profundo, y además aprender a fondo las artes de la narrativa: descripciones, diálogos, cómo realizar las acotaciones, las transiciones entre escenas, etcétera. Justamente lo que más complicado me resultó fue encadenar los hechos para eslabonar los capítulos de la historia, algo que ya es complicado de por sí cuando diriges una partida, pero que al ser una tarea que tienes que afrontar en solitario se torna aún más compleja.

La segunda novela que escribí, y cuyo título es “Somos Nosotros”, también tiene un inconfundible toque rolero, de hecho empieza con cuatro chavales jugando una partida de rol. Y de eso va la historia, de un grupo de adolescentes (dos chicos y dos chicas) que viajan a otra realidad y tienen que solucionar el conflicto que se les presenta.

De ahí que cuando hablo de los relatos y novelas que he escrito, no puede evitar pensar en mi pasado rolero. Y siempre que hay otro escritor que comparte esos mismos antecedentes, mi cara esboza una sonrisa cómplice y me entren ganas de leer su obra, es decir, ser testigo de sus partidas.

viernes, noviembre 12, 2021

10 PREGUNTAS a Esteban Bentancour

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Esteban Bentancour, autor de la novela Los ojos que miran (Temas de hoy) y del blog visión prospectiva, e integrante del podcast Tryperion.

Hola Esteban, un gusto tenerte hoy en el blog.  

El gusto es mío de estar por aquí, Leo. Muchas gracias por invitarme.

Adelante con la primera pregunta: ¿Quién es Esteban Bentancour?

Esa pregunta tiene muchas respuestas. En lo que respecta a la escritura, creo que la más honesta es que soy un escritor vocacional. Al margen de otras actividades que pueda hacer o que haya hecho (al margen incluso de cuánto haya publicado o cuánto llegue a publicar), la necesidad de escribir como forma de cuestionarme la vida ha estado siempre presente y creo que, hasta cierto punto, eso me define.

Me pasó que visitando tu web, me quedé impresionado con tu trabajo. ¿Cuándo comienzas tu proyecto y qué es lo que te lleva a hacerlo?

Durante años participé en el fandom de forma pasiva. Leía todas las reseñas que se publicaban en blogs como los de Leticia Lara, Santiago García Soláns, Cristina Jurado o Elías Combarro (por poner solo algunos ejemplos), además de no perderme ningún episodio de «Los Verdhugos» o «La biblioteca de Trantor». Y de tanto leer y escuchar el magnífico trabajo de otros me entraron ganas de participar en el debate, de aportar mis opiniones. Empecé el blog en mayo de 2017 y lo increíble fue que, gracias a eso, a lo largo de estos años he conocido a muchos de los blogueros que admiro. Incluso me he hecho amigo de muchos de ellos. Solo por eso, la experiencia del blog ya ha valido la pena.

Me parece una web completísima. En ella los usuarios pueden encontrar una sección llamada “Prospectiva del siglo XXI” en la que narras una posible historia de nuestro siglo hasta 2084. ¿Qué podrías contarnos sobre ella?

Hace unos años escribí una trilogía de novelas distópicas que aún no ha sido publicada. Y, mientras la escribía, empecé a preguntarme cuál había sido el proceso histórico que nos había llevado, desde el presente, hasta la sociedad descrita en la novela. Las distopías tienden a exacerbar tendencias del presente para evidenciar sus peligros y me tentaba la idea de desarrollar una suerte de ensayo histórico ficcional, así que, en parte para darle mayor solidez a la trama de las novelas y en parte por diversión, empecé a escribir una historia posible del siglo XXI. Obviamente, nunca pretendí que formara parte de las novelas. Sin embargo, cuando lancé el blog comprendí que aquel era un espacio ideal para compartirla. Fui publicándola por entregas con la intención de que cada «capítulo» analizara el posible desarrollo de una faceta de nuestro presente. La idea era que sirvieran de disparadores para el debate.

En dicho espacio también hablas de la “visión prospectiva”, término que me llamó bastante la atención. ¿Podrías explicarnos qué es la visión prospectiva?

En este caso, la pregunta no tiene «muchas» respuestas, pero sí dos:

Por una parte, nombré al blog «visión prospectiva» en referencia a lo que Fernando Ángel Moreno, en su libro Teoría de la literatura de ciencia ficción, denomina «literatura prospectiva»: aquella que construye un relato de futuro para proyectar nuestros miedos y anhelos presentes y reflexionar así «sobre quienes somos a partir de cómo nos concebimos en unas coordenadas diferentes». En otras palabras, la visión prospectiva nos permite generar extrañamiento frente a la realidad cotidiana para que podamos cuestionarnos lo que solemos dar por hecho.

Por otra parte, la idea de «visión prospectiva» tiene relación con algo que ya han dicho, entre otros Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo 21: «En el siglo XXI puede asegurarse que la ciencia ficción es el género más importante de todos porque da forma a cómo entiende la mayoría de la gente asuntos como la I.A., la bioingeniería y el cambio climático».

Coincido plenamente con esta afirmación, creo que, a día de hoy, la visión prospectiva es la única que nos permite hacer frente con cierta amplitud de miras a los desafíos actuales.

Además de arquitecto, eres escritor. Tu primera publicación la ves materializada con tan solo diecisiete años en el libro Jóvenes Narradores Uruguayos, ¿cómo fue esa experiencia?

Ese fue el momento en que comprendí que la escritura no tenía por qué ser una experiencia privada. Recuerdo que, más que alegría, lo que sentí fue asombro al ver que un relato escrito por mí podía formar parte de un libro.

En 2004 también resultas finalista con un cuento titulado “Anagrama” en el Concurso de Relatos de Viaje de la Facultad de Arquitectura, que a posteriori fue publicado en el libro Next Flight, ¿qué recuerdos tienes de ese momento?

Si he de serte honesto, más que del relato, los recuerdos que guardo hasta hoy son los del viaje que lo inspiró. Los estudiantes de arquitectura de la Universidad de la República, en Uruguay, realizamos un viaje de estudios de un año alrededor del mundo en nuestro último curso. Es una experiencia tan alucinante que daría, por si sola, para escribir un libro… Pero esa es otra historia.

Ni que lo digas... Tu primera novela ve la luz en 2009, y lleva por título Los ojos que miran, ¿Qué nos cuentas en ella?

Es una novela que puede ser entendida como un thriller psicológico o como una novela de viajes temporales dependiendo del enfoque que quiera darle el lector. Un joven ingeniero comienza a saltar hacia un futuro cercano en el que una epidemia está asolando el mundo (que conste que, como dijiste, la novela se publicó en 2009). Pero sus «saltos» tienen una característica peculiar: cada salto que realiza lo sitúa más cerca del presente que el salto anterior, y conforme su día a día y su futuro comienzan a acercarse, comprende que tendrá un papel clave para impedir que la epidemia emerja.

¿Te consideras un escritor de género o eres más bien un autor ecléctico?

Todo novelista es un escritor de género. El problema es que solemos confundir el género realista con la «literatura» y, por contraposición, creemos que el resto de géneros son secundarios. Existe literatura de buena y mala calidad en todos los géneros…, incluso en el género realista.

Naciste en el año 1975, con lo que como yo, creciste en una etapa de rápido desarrollo tecnológico en algunos ámbitos, ¿crees que eso ha influido en tu manera de escribir y los temas que tratas en tus obras?

Sin lugar a dudas. Como te comentaba en una respuesta anterior, mi fascinación por la literatura prospectiva parte de eso. Pero no es algo que solo me esté influyendo a mí. No es casual que, de unos años a esta parte, muchos autores mainstream estén escribiendo ciencia ficción (por más que algunas editoriales se empeñen en etiquetar sus novelas de «fábulas»): el vértigo de los cambios que experimentamos y la multiplicidad de factores que intervienen en ellos nos obligan a dar un paso al costado de la realidad cotidiana e intentar contemplar los hechos con cierta perspectiva… con esa visión prospectiva de la que hablaba al principio.

Sería injusto pedirte que nos hablases de un libro que te haya marcado, por eso te voy a pedir que menciones tres obras que siempre recomiendas a aquellos que desean echar un buen rato leyendo. 

Por más que en estos momentos esté en boca de todos gracias a la maravillosa adaptación de Denis Villeneuve (que, por cierto, tendrá segunda parte) no me resisto a recomendar Dune, de Frank Herbert, una novela que leí por primera vez a los quince o dieciséis años y que me mostró, gracias a su sentido de la maravilla, el potencial de la ciencia ficción.

Como segunda opción quiero recomendar Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin, una obra que explora los escurridizos conceptos de «utopía» y «revolución» con una profundidad deslumbrante.

Y por último, por muy tópico que pueda parecer, es imprescindible recomendar los cuantos fantásticos de Borges (por ejemplo, su libro Ficciones), los relatos de Julio Cortázar (por ejemplo, su colección Bestiario), La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, e incluso Cien años de soledad para que recordemos que, en el siglo XX, la máxima expresión de la literatura en nuestro idioma perteneció al género fantástico. ¿Por qué no puede seguir perteneciendo a ese género en el siglo XXI?

Muchas gracias, Esteban. Un placer haber podido tener esta charla contigo.

miércoles, noviembre 10, 2021

RESEÑA: "Leones de Aníbal" de Javier Pellicer

Título:
Leones de Aníbal

Autor: Javier Pellicer

Editorial: Edhasa

Año de edición: 2021

ISBN: 9788435063241

Número de páginas: 384

Sinopsis:

Corre el siglo III a.C. en la península Ibérica. Aníbal Barca se ha convertido, por derecho propio, pero también por carisma, fuerza e inteligencia en el líder de los ejércitos cartagineses, que aúnan no sólo a su gente, sino también a muchos pueblos íberos que, en su recorrido por la península Ibérica, se han unido a él. Roma domina el mundo. Pero Aníbal quiere conquistar Roma. Y, una vez pasados los Alpes, la mayor hazaña conseguida por el hombre hasta entonces, tendrá su primera victoria: Escipión y sus legiones caen ante él. Parece que, por fin, va a conseguirlo…

 

Leones de Aníbal es el relato épico de una gran aventura, pero también una novela sobre la identidad, la convivencia y la amistad. De cómo un ejército, formado por multitud de pueblos, luchó no sólo contra Roma, sino contra las fuerzas de la naturaleza. Y todo ello bajo la bandera de un hombre, y no de una patria. Tres individuos dispares –Leukón, un joven celtíbero que se une a la lucha dejando atrás a su amada; Alcón, un íbero saguntino acosado por la culpa de la traición; y Tabnit, un oficial cataginés que guarda un secreto inconfesable-, se enfrentarán juntos a la hazaña propuesta por Aníbal.

Mi opinión:

Hoy subimos a la palestra “Leones de Aníbal”, tercera obra de Javier Pellicer tras “Legados” y “El espíritu del lince”.

Como sabéis lo que seguís el canal, adquirí “Leones de Aníbal” en la última feria del libro y que tuve el placer y la suerte de recibir dedicado de manos del autor.

He de reconocer que lo hice con cierto recelo y llevado más por la confianza que me transmitió el autor que por convencimiento propio, ya que a pesar de tener un gusto bastante ecléctico, la novela histórica no está entre mis géneros predilectos. Sin embargo, “Leones de Aníbal” me convenció desde sus primeras páginas, ya no sólo por el modo en el que está escrito, con el que el autor consigue trasladar de manera magistral al lector a los escenarios que presenta, sino también por el modo en la que nos narra la historia. Lo que hace a través de un estilo depurado y haciendo gala de un rico vocabulario. La obra está dividida en cuatro partes, a su vez compuestas de setenta y dos capítulos cortos, que hacen más fluida la lectura, si cabe. El libro se cierra con un breve epílogo, las notas del autor y un listado de los personajes históricos y ficticios aparecidos en el libro, así como una serie de topónimos y gentilicios.

Los hechos están contados en tercera persona desde el punto de vista del bando cartaginés, y con unos personajes tanto reales como ficticios (tal como el mismo autor matiza), perfectamente construidos y creíbles, lo que ayuda a que el viaje que realizamos junto a Aníbal y sus hombres, desde Gadir hasta Los Alpes, nos resulte liviano a pesar de su largo recorrido.

Como su sinopsis indica de manera acertada, “Leones de Aníbal” es un relato épico y cargado de acción, por cierto, muy bien llevada a la práctica (algo que a los que nos gusta escribir este tipo de escenas sabemos que es bien complicado) sobre la identidad, la convivencia y la amistad. También cargado de suspense por las historias personales de los tres personajes que acompañan a Aníbal en la hazaña que el oficial cartaginés les propone, y que son junto a él los personajes principales de la novela: Leukón, un joven celtíbero, Alcón, un íbero saguntino; y Tabnit, un oficial cartaginés.

Se nota por la profundidad de la obra el trabajo de documentación que hay detrás, no solo para conocer la figura de Aníbal Barca y sus acompañantes, también la ruta que tomaron sus tropas y cómo se desarrollaron los enfrentamientos entre sus tropas y las romanas. Un hecho que me obligó a formar parte de ese proceso con la intención de conocer algo más sobre otros personajes históricos mencionados en el libro: Amilcar, Asdrubal, Escipión,…

No me gustaría despedirme y cerrar esta reseña sin mencionar lo hermosa que me ha parecido la cubierta (tapa dura) con una magnífica ilustración en portada que anticipa la biografía del autor en su solapa.