viernes, noviembre 12, 2021

10 PREGUNTAS a Esteban Bentancour

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Esteban Bentancour, autor de la novela Los ojos que miran (Temas de hoy) y del blog visión prospectiva, e integrante del podcast Tryperion.

Hola Esteban, un gusto tenerte hoy en el blog.  

El gusto es mío de estar por aquí, Leo. Muchas gracias por invitarme.

Adelante con la primera pregunta: ¿Quién es Esteban Bentancour?

Esa pregunta tiene muchas respuestas. En lo que respecta a la escritura, creo que la más honesta es que soy un escritor vocacional. Al margen de otras actividades que pueda hacer o que haya hecho (al margen incluso de cuánto haya publicado o cuánto llegue a publicar), la necesidad de escribir como forma de cuestionarme la vida ha estado siempre presente y creo que, hasta cierto punto, eso me define.

Me pasó que visitando tu web, me quedé impresionado con tu trabajo. ¿Cuándo comienzas tu proyecto y qué es lo que te lleva a hacerlo?

Durante años participé en el fandom de forma pasiva. Leía todas las reseñas que se publicaban en blogs como los de Leticia Lara, Santiago García Soláns, Cristina Jurado o Elías Combarro (por poner solo algunos ejemplos), además de no perderme ningún episodio de «Los Verdhugos» o «La biblioteca de Trantor». Y de tanto leer y escuchar el magnífico trabajo de otros me entraron ganas de participar en el debate, de aportar mis opiniones. Empecé el blog en mayo de 2017 y lo increíble fue que, gracias a eso, a lo largo de estos años he conocido a muchos de los blogueros que admiro. Incluso me he hecho amigo de muchos de ellos. Solo por eso, la experiencia del blog ya ha valido la pena.

Me parece una web completísima. En ella los usuarios pueden encontrar una sección llamada “Prospectiva del siglo XXI” en la que narras una posible historia de nuestro siglo hasta 2084. ¿Qué podrías contarnos sobre ella?

Hace unos años escribí una trilogía de novelas distópicas que aún no ha sido publicada. Y, mientras la escribía, empecé a preguntarme cuál había sido el proceso histórico que nos había llevado, desde el presente, hasta la sociedad descrita en la novela. Las distopías tienden a exacerbar tendencias del presente para evidenciar sus peligros y me tentaba la idea de desarrollar una suerte de ensayo histórico ficcional, así que, en parte para darle mayor solidez a la trama de las novelas y en parte por diversión, empecé a escribir una historia posible del siglo XXI. Obviamente, nunca pretendí que formara parte de las novelas. Sin embargo, cuando lancé el blog comprendí que aquel era un espacio ideal para compartirla. Fui publicándola por entregas con la intención de que cada «capítulo» analizara el posible desarrollo de una faceta de nuestro presente. La idea era que sirvieran de disparadores para el debate.

En dicho espacio también hablas de la “visión prospectiva”, término que me llamó bastante la atención. ¿Podrías explicarnos qué es la visión prospectiva?

En este caso, la pregunta no tiene «muchas» respuestas, pero sí dos:

Por una parte, nombré al blog «visión prospectiva» en referencia a lo que Fernando Ángel Moreno, en su libro Teoría de la literatura de ciencia ficción, denomina «literatura prospectiva»: aquella que construye un relato de futuro para proyectar nuestros miedos y anhelos presentes y reflexionar así «sobre quienes somos a partir de cómo nos concebimos en unas coordenadas diferentes». En otras palabras, la visión prospectiva nos permite generar extrañamiento frente a la realidad cotidiana para que podamos cuestionarnos lo que solemos dar por hecho.

Por otra parte, la idea de «visión prospectiva» tiene relación con algo que ya han dicho, entre otros Yuval Noah Harari en su libro 21 lecciones para el siglo 21: «En el siglo XXI puede asegurarse que la ciencia ficción es el género más importante de todos porque da forma a cómo entiende la mayoría de la gente asuntos como la I.A., la bioingeniería y el cambio climático».

Coincido plenamente con esta afirmación, creo que, a día de hoy, la visión prospectiva es la única que nos permite hacer frente con cierta amplitud de miras a los desafíos actuales.

Además de arquitecto, eres escritor. Tu primera publicación la ves materializada con tan solo diecisiete años en el libro Jóvenes Narradores Uruguayos, ¿cómo fue esa experiencia?

Ese fue el momento en que comprendí que la escritura no tenía por qué ser una experiencia privada. Recuerdo que, más que alegría, lo que sentí fue asombro al ver que un relato escrito por mí podía formar parte de un libro.

En 2004 también resultas finalista con un cuento titulado “Anagrama” en el Concurso de Relatos de Viaje de la Facultad de Arquitectura, que a posteriori fue publicado en el libro Next Flight, ¿qué recuerdos tienes de ese momento?

Si he de serte honesto, más que del relato, los recuerdos que guardo hasta hoy son los del viaje que lo inspiró. Los estudiantes de arquitectura de la Universidad de la República, en Uruguay, realizamos un viaje de estudios de un año alrededor del mundo en nuestro último curso. Es una experiencia tan alucinante que daría, por si sola, para escribir un libro… Pero esa es otra historia.

Ni que lo digas... Tu primera novela ve la luz en 2009, y lleva por título Los ojos que miran, ¿Qué nos cuentas en ella?

Es una novela que puede ser entendida como un thriller psicológico o como una novela de viajes temporales dependiendo del enfoque que quiera darle el lector. Un joven ingeniero comienza a saltar hacia un futuro cercano en el que una epidemia está asolando el mundo (que conste que, como dijiste, la novela se publicó en 2009). Pero sus «saltos» tienen una característica peculiar: cada salto que realiza lo sitúa más cerca del presente que el salto anterior, y conforme su día a día y su futuro comienzan a acercarse, comprende que tendrá un papel clave para impedir que la epidemia emerja.

¿Te consideras un escritor de género o eres más bien un autor ecléctico?

Todo novelista es un escritor de género. El problema es que solemos confundir el género realista con la «literatura» y, por contraposición, creemos que el resto de géneros son secundarios. Existe literatura de buena y mala calidad en todos los géneros…, incluso en el género realista.

Naciste en el año 1975, con lo que como yo, creciste en una etapa de rápido desarrollo tecnológico en algunos ámbitos, ¿crees que eso ha influido en tu manera de escribir y los temas que tratas en tus obras?

Sin lugar a dudas. Como te comentaba en una respuesta anterior, mi fascinación por la literatura prospectiva parte de eso. Pero no es algo que solo me esté influyendo a mí. No es casual que, de unos años a esta parte, muchos autores mainstream estén escribiendo ciencia ficción (por más que algunas editoriales se empeñen en etiquetar sus novelas de «fábulas»): el vértigo de los cambios que experimentamos y la multiplicidad de factores que intervienen en ellos nos obligan a dar un paso al costado de la realidad cotidiana e intentar contemplar los hechos con cierta perspectiva… con esa visión prospectiva de la que hablaba al principio.

Sería injusto pedirte que nos hablases de un libro que te haya marcado, por eso te voy a pedir que menciones tres obras que siempre recomiendas a aquellos que desean echar un buen rato leyendo. 

Por más que en estos momentos esté en boca de todos gracias a la maravillosa adaptación de Denis Villeneuve (que, por cierto, tendrá segunda parte) no me resisto a recomendar Dune, de Frank Herbert, una novela que leí por primera vez a los quince o dieciséis años y que me mostró, gracias a su sentido de la maravilla, el potencial de la ciencia ficción.

Como segunda opción quiero recomendar Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin, una obra que explora los escurridizos conceptos de «utopía» y «revolución» con una profundidad deslumbrante.

Y por último, por muy tópico que pueda parecer, es imprescindible recomendar los cuantos fantásticos de Borges (por ejemplo, su libro Ficciones), los relatos de Julio Cortázar (por ejemplo, su colección Bestiario), La invención de Morel, de Adolfo Bioy Casares, e incluso Cien años de soledad para que recordemos que, en el siglo XX, la máxima expresión de la literatura en nuestro idioma perteneció al género fantástico. ¿Por qué no puede seguir perteneciendo a ese género en el siglo XXI?

Muchas gracias, Esteban. Un placer haber podido tener esta charla contigo.

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