jueves, noviembre 18, 2021

10 PREGUNTAS a Jesús Cañadas

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Jesús Cañadas,  que además de haber trabajado en la Feria del Libro de Frankurt y haber sido coescritor de la segunda temporada de la serie Vis a Vis, es traductor, guionista y escritor especializado en género fantástico y de terror y con diez novelas ya en su haber. 

Hola Jesús, que sepas que es un placer tenerte por aquí hoy.

Encantadísimo de venir a charlar contigo, Leo.

Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Jesús Cañadas?

Hace muchos años que me defino como un friki con suerte. Tú, que has pasado parte de tu adolescencia jugando a rol conmigo, sabes que siempre me han gustado los libros y, en concreto, las historias de miedo. Hoy tengo la inmensa suerte de que me gano la vida escribiendo ese mismo tipo de historias. Que te paguen por poner en un papel tus paranoias y que encima eso te dé para pagar el alquiler y la ropa de tu niña es una pasada.

Es verdad que hay que echar más horas que un tonto, pero por otro lado, es el trabajo que me gusta, para mí es el mejor trabajo del mundo y, mientras dure, lo pienso disfrutar. 

Todos tenemos nuestros sueños de niños, ¿Tú siempre quisiste ser contador de historias o te convertiste en escritor por otros motivos?

Yo he hecho un montón de cosas: he estudiado informática, luego biblioteconomía y hasta un máster en estudios internacionales. Mi expareja siempre decía que era un escritor en el armario. Siempre había soñado con dedicarme a esto, pero no me atrevía, porque cómo carajo va uno a ganarse la vida escribiendo. Hasta que salí del armario y me reafirmé como escritor, y tuve la suerte de que mis libros se vendían como para vivir de ello. 

En 2003 comienzas a ver tus relatos publicados en revistas de género, pero no es hasta ocho años después, en 2011, cuando ves publicada tu primera novela, cuyo nombre es “El baile de los secretos”.  ¿Qué ocurre en tu carrera literaria ese margen de ocho años?

Pues ocurre la vida, picha mía. Mira, la primera crítica que me hicieron en mi vida vino de Domingo Santos, uno de los nombres más importantes de la literatura de género en español de la generación anterior a la mía. Domingo me compró mi primer cuento para una revista que editaba en aquella época, Asimov Magazine. Lo que me dijo por correo fue: “escribes de puta madre pero se nota que no has vivido nada. Cuando vivas un poco escribirás aún mejor”. Y eso hice.

Vamos, no porque me lo dijera Domingo Santos, sino porque la vida te pasa: me fui de erasmus, acabé la carrera, me enamoré, me rompieron el corazón, lo rompí yo después, viví en otros países con yo qué sé cuántas becas, me llevé alegrías y desengaños como cualquiera. Y de eso saqué mi primera novela, El baile de los secretos. Una porquería de novela, pero necesaria para que me convenciera de que era capaz de terminar una novela.

Dos años después, en 2013 publicas “Los nombres muertos” con el sello “Fantascy” de la editorial Penguin Random House, una obra de género fantástico que obtiene muy buena crítica. ¿Te ayuda eso a reafirmarte como escritor profesional?  

Eso fue el pistoletazo de salida de verdad de mi “carrera”, si se puede llamar así. El baile de los secretos cosechó muy buenas críticas y llamó mucho la atención, pero fue gracias a Ricard Ruiz Garzón, el asesor editorial del sello Fantascy, que se me empezó a considerar como un autor prometedor en el mundillo fantástico. Sin la menor duda, todas las cosas buenas que me han pasado desde entonces se las debo a Ricard, a Emi Lope, la editora, y a mi agente de entonces, Mamen de Zulueta. 

Con “Pronto será de noche” (2015) te conviertes en uno de los referentes del terror en España. ¿Podría decirse que esta obra supone un cambio de rumbo en tu carrera como autor?

No sabría decirte. Cosas como rumbo me suenan a cálculo, y aunque supongo que hay que tener cierto cálculo, yo simplemente escribía lo que me apetecía, cosa que sigo haciendo en cierta medida. Fue un puntazo salir con la editorial Valdemar, porque es el referente absoluto de la literatura de terror en España, y salir con ellos me puso en el foco de mucha gente que jamás me habría conocido de otro modo. Ojo, las ventas no es que fueran muy allá, pero hay proyectos de dinero y hay otros de prestigio, y Pronto será de noche fue sin duda de los últimos. Además, el libro me sigue dando alegrías todavía, pero no me dejan decir cuáles…

Justamente, tras la publicación de “Pronto será de noche”, te unes al equipo de guionistas de Globomedia y trabajas en el guion de la serie de Antena 3 Vis a Vis, ¿cómo describirías esa experiencia en la televisión?

Durísima y gratificante. En una sala de guionistas no cabe el ego, cabe el trabajo. Las fechas de entrega eran una locura, los cambios en los guiones casi sobre la marcha eran de vértigo y la exigencia era máxima… y me curtí como no me había curtido hasta entonces. Mucha parte de la profesionalidad de la que no me duele la boca de presumir hoy en día me la llevé de la sala de guiones de Vis a Vis, y de unos compañeros y compañeras premium.

Ya en el 2017 publicas una novela, que a mí particularmente me gustó mucho, y que se titula “Las tres muertes de Fermín Salvochea”. La historia se desarrolla en Cádiz, justamente la tierra que te vio crecer. Eso a priori, debería suponer una ventaja a la hora de recrear tu historia. ¿Fue así o tuviste que documentarte del mismo modo que para cualquier otra de tus obras?

Por supuesto que tuve que documentarme. El Cádiz que tú y yo conocemos es el Cádiz de los noventa. Me nutrí de muchísimas historia de mi tía, de mi madre y, en menor medida, de mi abuela, para retratar un Cádiz pasado que en realidad nunca existió. También tuve que leer mucho, muchísimo, pero ese proceso siempre lo he aplicado a todas mis novelas. Eso sí, puede que sea la historia más cercana a mí mismo y de la que me siento más orgulloso.

Además de tus novelas, tienes publicada una saga de cinco volúmenes titulada “Athenea y los elementos”, que está dirigida a un público más joven que tus anteriores novelas. ¿Te resultó complicado ese giro de timón en tu carrera como autor?

Complicadísimo, pero porque soy idiota. Cuando enfoqué el proyecto, empecé a escribir muy sencillito, todo muy mascado, hasta que tanto mi agente como la editora me agarraron y me dijeron “Jesús, los niños no son tontos. El tonto eres tú”. Eso me sirvió para darle un giro a mi manera de entender cómo se escribe un juvenil. También tuve que empaparme mucho de literatura juvenil para saber a qué quería parecerme y a qué no.

Ha sido un desafío, porque a los lectores y lectoras jóvenes les importa un carajo tu nombre, tu trayectoria, los premios, las nominaciones y el $%&% de tu hermana. Ellos quieren una historia que les enganche, que les emocione y que les divierta. Y eso es muy buena escuela.

Hace pocos días has publicado “Dientes rojos”, tu nueva novela, ¿qué puedes adelantarnos sobre ella? 

Puedo decirte que la novela lleva diez días en la calle y se están cagando mucho en mi madre por ella. Es la novela más dura y terrorífica que he escrito, una suerte de True Detective sobre violencia machista ambientado en un Berlín muy frío y muy hostil. Los comentarios de los lectores y lectoras hasta ahora están siendo increíbles, y eso que venía con miedo, porque la novela trata el tema de la violencia machista y me aterraba que no cuajase el mensaje. Sin embargo, vaya si está cuajando. Quien se acerque a Dientes Rojos se va a encontrar con un thriller descarnado, duro y, según me dicen, adictivo. Eso sí, cuidado con lo que hay en sus páginas, no se te vaya a colar en los sueños por la noche. 

Y un autor con una experiencia tan contrastada como la tuya, no podemos despedirnos sin pedirte un consejo para aquellos que empiezan en el mundo de la escritura.              

Yo siempre doy dos consejos, que por supuesto no son míos, sino de otro autor más inteligente que yo: el primero es tener constancia. Escribir es como ir al gimnasio o como tocar la guitarra. El primer día no vas a tocar Entre dos aguas ni vas a levantar 300 kilos. Vas a pasar mucho tiempo haciendo mierda, con agujetas y sintiendo que no vale la pena. Ten constancia y sigue. Termina lo que has empezado. Y ahí viene el segundo consejo.

El segundo consejo es tener indulgencia con uno mismo. No esperes escribir una obra maestra, ni a la primera ni a la que hace cien. Si lo que has escrito hoy no vale la pena, piensa que mañana la valdrá. Sé indulgente contigo mismo, no lo dejes porque no es lo mejor que jamás se haya escrito. Nadie quiere leer lo mejor que jamás se haya escrito. Piensa que algún día querrán leer lo tuyo. Y que si no lo escribes tú, nadie más en todo el mundo lo va a escribir.

Así que a currar.

Muchas gracias, Jesús. Me has hecho muy feliz acompañándonos hoy en el blog.

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