Lamentablemente, no puedo
explicaros el proceso de edición de una manera profunda por un motivo muy
sencillo. No soy editor profesional. Tampoco conozco los entresijos de ese
trabajo demasiado bien, sé que es bastante complicado y de ahí que mejor que no
trate de resumirlo de mala manera en unas cuantas líneas de un post. Lo que sí
haré como aficionado a la escritura y con cierto bagaje a mis espaldas (he
tenido la suerte de poder publicar varios de mis relatos y una novela), es
explicarte lo que yo hago una vez he acabado de planificar, escribir y revisar mis textos.
Tras imprimirlo y hacerle una
última revisión, paso a comprobar que no se repitan las mismas ideas
(redundancias) o haya contrariedades en la trama (incongruencias). Créeme, no
es tan complicado equivocarse y usar la palabra “revólver” cuando quieres decir
“revolver” o “procesar” en vez de “profesar”. A fin de cuentas, ambas son aceptadas
por el editor de texto como válidas. Del mismo modo, también es fácil que
nuestra mente nos engañe (aunque conozcamos bien las reglas y sus significados)
y seguir escribiendo.
Si en la revisión, prestaba más
atención a cuestiones más ortotipográficas y de estilo, ahora me centro más en
la voz de los personajes, los guiones de diálogo o las acotaciones, por
ejemplo. También me aseguro de que las ideas estén bien ordenadas, perfilando de
ese modo la obra para que brille lo máximo posible cuando vea la luz.
Ha llegado el momento de afilar la
punta del lápiz al máximo y asegurarnos de que nuestra prosa está bien cuidada.
Eso nos ayudará a conectar con el lector y hacerle sentir lo que hemos querido transmitir
con cada una de las oraciones y párrafos que hemos escrito.
Para hacerlo más gráfico, en mi
cabeza asimilo el proceso de escritura con el de la escultura. La idea inicial
es la piedra, la materia prima en bruto. A medida que el maestro artesano
trabaja sobre ella, se asemejará más a la figura final que su cabeza imaginó
cuando comenzó su obra y el observador irá percibiendo cada vez más detalles de
esta, hasta ser capaz de adivinar si se trata de un objeto o una persona,
después podrá adivinar su sexo, cómo va vestida, su expresión hasta que todos
sus rasgos finales se descubran ante él. Ocurre lo mismo con el texto, salvo
que sus naturalezas son diferentes. Para conocer más sobre el proceso de creación, tan solo tienes que pinchar en el enlace subrayado y
podrás hacerlo.
Ahora toca darle formato al texto. Para ello puedes
utilizar varios procesadores. En mi caso, prefiero usar el Word por diferentes
razones. La más contundente es porque es el con el que más familiarizado estoy,
la segunda porque en relación calidad – precio es el que mejor me sale, la
tercera, porque me permite crear un PDF adecuado a lo que yo necesito y la
cuarta, porque no necesito más, debido a que no tengo que incrustar imágenes ni
llevar a cabo operaciones que podrían suponerme un problema. El PDF que me
genera el programa es el mismo que más tarde, una vez lo haya revisado, usaré
para subir a Amazon, que es la plataforma en la que autopubliqué mi primera
obra y seguiré haciéndolo con las que escriba en el futuro. Otras alternativas
son por ejemplo OpenOffice, Notepad, Ulysses o WPS Office, aunque hay muchas
más si echas un vistazo por el buscador. Incluso he visto algunos que te
permiten escribir y subir tus textos directamente a la nube. Luego están las
opciones más profesionales como Scrivener, que se ha
convertido en una de las herramientas imprescindibles para algunos escritores
por su potencial: además de escribir, te permite organizar los capítulos
realizar tarjetas resumen de cada escena, organizar tu novela, tomar apuntes o
crear hojas de personaje.
Los factores a tener en cuenta a la
hora de poner bonito tu texto antes de publicar son los siguientes:
· Justificar el
texto
es lo primero que debemos hacer para encuadrarlo de una manera óptima. Se
agradece que cada línea acabe en el mismo punto dentro de la página. El
problema es que es más que posible que se creen ríos y calles en el texto, que
deberemos evitar haciendo uso de nuestra maña.
· Para
eliminar los ríos y las calles (espacios
y huecos irregulares, normalmente demasiado grandes dentro del texto) tendremos
que seleccionar las líneas que queremos ajustar y hacer uso de las herramientas
adecuadas. Yo arreglo este problema yendo a la pestaña Inicio; Fuente; Avanzado
y, dentro de la opción “Espaciado entre caracteres”, “Espaciado”, elegimos
“Expandido” o “Comprimido” según te interese. Es una herramienta muy intuitiva,
que a medida que vayas tocando, te irá resultando cada vez más fácil de
manejar. En el caso de que no te guste lo que ves, tan solo tienes que deshacer
y volver a usarla con un índice diferente. Eso sí, hay que tener una vista de
lince, así que te recomiendo que una vez que acabes tu obra y la tengas en PDF,
acerques la página y las vayas pasando una a una. Así, teniendo abriendo tu
documento, puedes ir retocando cada una de ellas. En este caso, solo puedo
recomendarte una cosa: mucha paciencia. Y otra cosa a tener en cuenta es que a
medida que retocas el espacio entre palabras, también lo haces con la
separación entre letras, así que ándate con cuidado y utiliza decimales si es
necesario.
· Interlineado: El interlineado
es la separación entre dos líneas. Depende sobre todo de cómo te guste ver el
texto. Yo suelo usar un interlineado mínimo en el que suelo escoger tres puntos
más que el tamaño de la letra que estoy usando, es decir, que si la fuente es Garamond
12, utilizo un interlineado de 15, aunque se aconseja normalmente que sea
siempre dos puntitos por encima. En el caso de que vayas a presentar tu relato
o novela a un certamen o enviarlo a una editorial, lee bien las bases y normas porque
quizá te pidan que lo envíes a 1,5 (que suele ser lo más habitual), doble o
sencillo, aquí nada está escrito a fuego porque hay para todos los gustos.
· Adecuar los
márgenes es
otra de asunto que tendremos que afrontar si queremos enviar nuestra novela a
un concurso o editorial. Recuerda que antes de hacer nada, debes leer bien las
bases y las normas. Una vez hecho esto, acondiciona tu texto con lo solicitado.
En el caso de Word, deberás irte a la pestaña Diseño de Página y clicar sobre
Márgenes. Yo usé los márgenes simétricos (2,5cm superior e inferior; 3cm en
derecha e izquierda) a la hora de autopublicar mi primera obra “Proyecto
Unicornia” (para comprarla pulsar aquí) y la verdad es que acabé bastante contento con el
resultado. Siempre puedes adecuarlo y, en el caso de que autopubliques con
Amazon, hay diversas plantillas que puedes bajarte y que te ayudarán a encuadrar
el texto dentro de la página. Pero eso es un tema que ya trataremos en otra
entrada especializada.
· Otros
factores a tener en cuenta son la numeración de páginas, los guiones, las
viudas y las huérfanas, el número de líneas óptimo por línea temas relacionados
con la correcta maquetación de tu obra… y que tendremos en cuenta en una futura
entrada dedicada a la maquetación de tu obra.
Eso sí, no es una
tarea fácil. Yo me pegué casi tres semanas para maquetar mi primera obra en
tapa blanda (y otras dos para crear el ebook). ¿Qué quiero decir con esto? Pues
que si quieres un resultado lo más profesional posible, tendrás que
documentarte, informarte, comparar lo que estás haciendo con otras novelas
editadas, preguntar en foros, leer libros, ver vídeos y dejarte los ojos en la
pantalla. Así que si no estás dispuesto a todo esto, crees que te puede quedar
una buena chapuza, o bien, prefieres emplear tu tiempo en escribir y cuentas
con el dinero para costeártelo, te recomiendo que contrates a algún profesional
que se encargue de maquetarte el texto. Hay algunas empresas que ofrecen
precios competitivos y que podrían evitarte más de un dolor de cabeza. Eso sí,
perderás el control del proceso, que es justamente lo que yo quise evitar
cuando me propuse hacerlo.
Y con esta
conclusión, me despido de ti hasta la próxima semana. Espero que te haya
gustado esta entrada y quieras leer la próxima, que dedicaré a los cinco sentidos del escritor. En ella
hablaremos de la importancia de hacer que el lector no solo imagine lo que
describes en tu obra a través de su vista, sino que además, consigas que
deguste el mismo sabor que un personaje, perciba el olor que desprende la caja
que ha abierto, sienta la rugosidad del objeto que está tocando u oiga en su
mente el chirrido de la puerta que acaba de abrirse. En definitiva, que sienta
cada palabra que escribiste.
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