miércoles, octubre 01, 2025

ENTREVISTA: Alma Alanís - Versión vídeo y audio

Hoy nos acompaña una autora que ha sabido transformar el mes de octubre en un territorio literario lleno de voces, imágenes y emociones.
Alma Alanís es la creadora de Taletober I y Taletober II, dos colecciones de microrrelatos que nacieron como un reto personal y que han terminado convirtiéndose en una experiencia compartida con los lectores, donde cada página late con la intensidad de un instante atrapado en palabras.

Además, Alma ha participado en la antología Crónicas del Randonauta, coordinada por Jesús Relinque, con el relato “Gris”, que nos muestra otra faceta de su universo narrativo.




RESEÑA: Tiburón de Peter Benchley

Título: Tiburón

Autor: Peter Benchley

Año de edición: 2025 (publicada en 1974)

Número de páginas: 416

Sinopsis: 

Amity es una pequeña población de la costa atlántica de Estados Unidos que vive principalmente del turismo. Un día cualquiera, al alba, poco antes de empezar la temporada de verano aparecen en la playa los restos de una joven que al parecer ha sido devorada por un tiburón. La policía, la prensa y los comerciantes ocultan la noticia que podría espantar a los veraneantes. Pero a los pocos días un bañista ve desde la costa cómo un animal gigantesco ataca a un muchacho. Entonces empieza la batida: un grupo de hombres hábiles y decididos se lanzarán al mar para enfrentarse a la bestia.

Publicada en 1974, Tiburón alcanzó el éxito inmediatamente. Al año siguiente se estrenó la célebre adaptación al cine dirigida Stephen Spielberg, y en la que Peter Benchley colaboró como co-guionista,. Desde entonces, Tiburón se ha consagrado como un absoluto clásico contemporáneo de la cultura pop.

Esta edición incluye contenido adicional de los archivos de Peter Benchley, como reproducciones del manuscrito original, fotografías del rodaje y varios textos del autor en los que narra en primera persona la escritura de Tiburón y su colaboración con Steven Spielberg.

Mi opinión:

Estamos ante una de las novelas de terror y suspense más influyentes de la historia. Su fama no proviene tanto de la versión literaria como de la cinematográfica, convertida en todo un hito tras la magistral adaptación de Steven Spielberg a la gran pantalla. Una película que, sin exagerar, marcó y traumó a toda una generación de adolescentes. 

Hemos analizado tanto la película como la novela en uno de los episodios veraniegos del podcast Voces de Metrópolis, junto a mis compañeros y amigos Sebastián G. Sancho y Jacobo Cortes. Para la ocasión, me sumergí de nuevo en la lectura del libro, y debo decir que me ha sorprendido más de lo que recordaba.

Lo que más me ha llamado la atención es esta relectura por su 50 aniversario es la crítica soterrada que Benchley desliza entre sus páginas, perfectamente aplicable a nuestra realidad medio siglo más tarde. La novela aborda cuestiones como la turistificación y las presiones políticas que recibe el jefe de policía Martin Brody por parte del alcalde del pueblo para evitar el cierre de la playa y la entrada de dinero en la etapa estival, primando la economía sobre la seguridad de los ciudadanos, en una trama que además se entrelaza con la crisis matrimonial que atraviesa su familia.

La historia se construye alrededor de esa familia, que sirve como trampolín narrativo para contar la aparición del «monstruo» que habita bajo las aguas y amenaza de la comunidad. Sin embargo, lo inquietante es que, en realidad, es la propia ciudadanía la que invade y explota el espacio de su tiburón. Benchley concibe a lo largo de sus páginas al animal como un depredador implacable que lo único que busca es su supervivencia y actúa por instinto. 

Su pez, (así lo llama el narrador en todo momento), aterroriza las costas de Amity, aunque, si de algún modo, le diésemos la vuelta a la historia y la contase desde su perspectiva, se convertiría en la víctima de la historia.

Con personajes memorables y un argumento bien tejido, la novela ofrece una profundidad y unas capas de significado que, a mi juicio, superan a su célebre adaptación cinematográfica. Spielberg prefirió centrarse en la bestia y en el terror que provoca en la gente, mientras que Benchley nos ofrece una obra con más aristas, capaz de incomodar y de hacernos reflexionar incluso hoy.

En definitiva, una obra llena de una crítica mordaz hacia el sistema en la que el verdadero monstruo no es el pez, sino la avaricia humana, la corrupción política y la presión económica que cincuenta años después siguen estando tan presentes (o incluso más) en nuestra sociedad.