Autor: Ciro Granados
Año
de edición: 2025
Número
de páginas: 324
Sinopsis:
Roto
y desesperado, un joven prodigio informático decide vengarse contra un grupo de
magnates y penetra las sólidas defensas del banco más poderoso de Estados
Unidos, construidas por un genio de Singapur venerado por hackers y servicios
de inteligencia de Israel y otras naciones. Lo que sigue es una batalla
intelectual sin precedentes, donde cada línea de código es un arma y cada clic
puede cambiar el destino de millones.
Mi
opinión:
Leí esta novela llevado por la curiosidad y por la prescripción del escritor, traductor, creador de podcast y corrector de textos, Diego Murcia.
Y he de agradecérselo, porque me ha hecho disfrutar de una historia diferente, fresca, con unos detalles notables, que reflejan el buen hacer literario de un autor emergente como es Ciro Granados.
Profundizando un poco en su figura, Ciro es un periodista salvadoreño con una trayectoria y un currículum incuestionables. Profesional de la comunicación y fundador de varios periódicos digitales, Granados nos muestra su faceta de escritor de ficción con El código de Hamelín. Y lo hace no solo demostrando que sabe contar la realidad de
las altas esferas y de ese mundo corrupto y podrido que representa de manera
magistral en su ópera prima. También demuestra a lo largo de sus 324 páginas, poseer una mente cultivada en letras y vívida en experiencias, dejando patentes su bagaje profesional y su trayectoria personal.
Como la sinopsis indica, la novela
plantea un enfrentamiento entre dos genios del software que luchan por el
control del banco más poderoso de Estados Unidos. Cada movimiento es una jugada
estratégica en una guerra digital donde se mezcla el deseo de venganza con
motivaciones más profundas, que van desde el amor hasta la lealtad, sin dejar de
lado el orgullo criminal, muy presente en la obra, y el sentido de la justicia
más personal.
Los personajes están bien definidos y
dejan huella. Ragnar, Andrómeda, el Toro o Nimrod aportan fuerza al relato y
representan diferentes caras del poder y la ambición.
Nuestro
protagonista, Nimrod, un nombre perfectamente escogido por el autor, ya que
está cargado de historia y simbolismo, representa el fundador de nuevos reinos
y una figura de fuerza y poder, al mismo tiempo que de desafío y rebeldía. ,
evocando el concepto de dominio y construcción de imperios, en este caso
digitales. Aun así, mi personaje favorito es Salak. Se mueve en las sombras y
no necesita imponerse con gritos para influir en la partida. Es calculador,
misterioso y clave para que la trama avance con el suspense que caracteriza la
obra.
La ambientación es un reflejo del lujo y
la ostentación en la que viven los poderosos: hoteles exclusivos, restaurantes
de precios prohibitivos, vehículos de alta gama, bebidas de lujo, servidas como
si fuera lo más normal del mundo. Estos detalles no son capricho narrativo.
Subrayan la distancia entre quienes manejan los hilos del mundo y quienes
sufren sus decisiones.
El ritmo narrativo mantiene al lector
atento página tras página. Los diálogos son precisos y creíbles, y las escenas
de acción tecnológica se sienten reales sin resultar inaccesibles. El suspense
está presente desde el inicio y se sostiene con firmeza hasta el desenlace, que
está a la altura de lo prometido. Toda la trama ha sido construida a fuego
lento y es explotada por su creador de manera satisfactoria y coherente.
Me quedo con una frase que el autor
utiliza con acierto: «E pluribus, unum». De muchos, uno. Un lema histórico que
aquí adquiere un valor emocional y político. Habla de unión, de pertenencia, de
resistencia frente al poder establecido. Y resuena con fuerza viniendo de un
escritor que vive lejos de su país de origen y se define como un hombre sin
tribu.
El
código Hamelín es una
lectura vibrante, con ideas de peso y una denuncia clara sobre los excesos de
quienes se creen por encima de todo. Una historia de inteligencia, de heridas, de
cicatrices y de decisiones que cambian vidas a lo largo del tiempo. Una novela tan
clarificadora como peligrosa, que deja claro que en ocasiones, el poder ya no
se ejerce desde los despachos, sino desde las pantallas y que la venganza ya
puede librarse en silencio desde un ordenador, sin necesidad de gritos ni amenazas,
y sin derramar ni una sola gota de sangre.
Ciro
Granados confirma con este thriller tecnológico de suspense que tiene mucho que
decir en el mundo de la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario