Hoy tenemos en Mi experiencia como escritor Alberto Puyana, escritor gaditano con una trayectoria envidiable en el mundo de las letras.
Alberto es
gaditano de nacimiento, enfermero de profesión y escritor de vocación. Autor de
novelas como El Preticante, Lo que no te conté, La horma del
zapato ajeno o Corpore Insepulto, combina en su obra el humor, el
suspense y la crítica social con un estilo personal y fresco.
Además, ha
sido galardonado con varias decenas de premios literarios y ha sido el pasado
año el comisario del festival de novela negra Gaditanoir, que tuvo una gran
acogida en Cádiz.
Hoy hablaremos
con él sobre su pasión por la literatura, su proceso creativo, el Cádiz que
respira en sus novelas y corre por sus venas y mucho más.
¡Bienvenido, Alberto! Es un honor tenerte con nosotros. ¿Qué tal estás?
Muy bien,
encantado de saludarte a ti y a todos tus lectores y oyentes.
Vamos con la
primera pregunta: ¿Cuándo descubriste que querías ser escritor?
A ver, yo
desde niño ya tenía claro que lo de escribir me gustaba mucho, y ya hacía mis
relatos y cuentos con 10-11 años. Pero lo que me terminó de convencer de lo
bonito que era “contar historias” y me animó a hacerlo, fue la lectura de “El
camino”, de Miguel Delibes cuando estaba terminando la EGB. Leer esa novela fue
una catarsis dentro de mi mente y fue lo que me hizo decir “yo quiero dedicarme
a esto el día de mañana”.
¿Tuvo Cádiz
algún papel en ese despertar creativo?
Por supuesto.
Esos primeros escritos y cuentos siempre estaban ambientados en mi entorno, en
ese Cádiz de los años ochenta, con sus luces y sus sombras, con esa sociedad
que despertaba a la democracia y que miraba aún con mucha incertidumbre a su
futuro. Todos esos matices que te rodean y que, en un principio, pueden parecer
secundarios, van marcando tu forma de expresarte, tu forma de pensar e incluso
tu personalidad, que luego trasladas al papel.
Tus obras
suelen mezclar humor, suspense y sátira social. ¿Cómo decides el tono de una
novela? ¿Te sale de manera natural o lo planeas desde el inicio?
Por norma
general, esa acidez y esa sátira me viene de fábrica. Pienso que a los
gaditanos nos sale de forma natural… forma parte de nuestra idiosincrasia.
Estamos acostumbrados a convivir con esa ironía, por nuestras vivencias,
nuestras costumbres. Ahora bien, es evidente que si el marco en el que se
desarrolla la novela es Cádiz, está mucho más justificado que si se ambienta en
algún pueblo de la Sierra de Madrid, por ejemplo. Aun así procuro no coartar
ese punto ácido, como te digo, aunque la dosifico según qué obra.
El Preticante, La horma del zapato ajeno, Corpore Insepulto... Títulos muy
llamativos. ¿Qué importancia tiene para ti el título a la hora de captar la
atención del lector?
Es
fundamental. Para los que somos autores anónimos o poco conocidos, la única
manera que tenemos de intentar llegar a nuevos lectores que no sean familiares,
amigos o conocidos es a través del “envoltorio” de nuestra novela, y esto se
traduce, desde mi punto de vista, en tres pilares fundamentales: uno, el título.
Dos, la cubierta o portada y tres, la edición. Si alguno de estos tres pilares
falla, las posibilidades de venta disminuyen exponencialmente. Por eso la
elección del título tiene la máxima importancia. Debe ser sonoro, original e
inconfundible.
Has ganado más de 40 premios literarios. ¿Qué supone para un escritor enfrentarse a tantos concursos? ¿Es más una cuestión de aprendizaje o de reconocimiento?
Forma parte,
como tú bien dices, de un aprendizaje. Participar en concursos es un campo de
pruebas en el que tú expones tu narrativa a gente (a priori) experta que valora
la calidad de tu obra. De otra manera es muy difícil calibrar si tienes o no
tienes potencial para escribir, porque casi siempre tu círculo de lectores se
circunscribe al entorno familiar y social, con lo cual siempre tendrás
respuestas entusiastas y condescendientes que no te ayudan a crecer en
absoluto. Pero sí es importante entender que los concursos literarios son una
pata más, y no la única, de tu silla literaria. Deben ser un complemento, pero
no un fin, desde mi punto de vista.
Has sido el
comisario de la pasada edición de Gaditanoir, un festival de novela negra en
Cádiz. ¿Qué nos puedes contar de este proyecto y cómo fue la experiencia?
La experiencia
fue positiva, estresante y muy satisfactoria. Nos enfrentábamos a un proyecto
ambicioso, planteando un festival de literatura negra que fuera el primero y el
principal en Andalucía Occidental, donde no existe ningún otro, Es por eso que
teníamos claro que, desde su primera edición, debíamos mostrar calidad
contrastada, variedad y una vocación iberoamericana que nos distinguiese del
resto. Y creo que logramos un Gaditanoir que cumplió con las expectativas del
público y que esperamos superar en los próximos años.
La capital
gaditana es un escenario recurrente en tu obra, pero nunca como postal típica.
¿Qué Cádiz te interesa mostrar en tus novelas?
Soy de los que
piensa que quien quiera a Cádiz la tiene que querer con sus partes luminosas e
icónicas y con sus zonas feas, que las hay, como en cualquier sitio. Quien diga
que todo en Cádiz es bonito que se dé una vuelta por el entorno de la Zona
Franca. Por eso no tengo ningún complejo en ambientar mis novelas en lugares
alejados de las postales. La principal virtud de Cádiz radica en sus barrios,
en su gente, más allá de zonas monumentales, kilómetros de playa o sus
maravillosas puestas de sol en La Caleta. Y es esa cotidianeidad la que me
gusta enseñar en mis novelas.
El humor en
tus libros no es inocente: hay mucha crítica social debajo, un tanto negro, a
veces. ¿Crees que el humor sigue siendo una de las mejores armas para hablar de
cosas serias?
Para mí es la
mejor. Es más fácil enseñar las miserias con una sonrisa, con la autocrítica.
Ser conscientes de lo que somos y por qué lo somos. Porque nada es espontáneo,
todo tiene un por qué. Y es evidente que la sociedad tiene muchas taras, no es
perfecta ni creo que deba serlo. En todo caso, si reflexionamos sobre esos
defectos con risas, siempre se puede conseguir mejor el objetivo de que la
gente recapacite sobre lo que podemos hacer para cambiar determinadas
actitudes.
Somos de una
quinta similar, naciste en el 74, yo en el 76. ¿Ha influido la época en la que
viviste en tu narrativa y tu estilo como escritor?
Mucho.
Pertenecemos a la última generación analógica y a la primera digital. Somos el
puente que conecta dos sociedades, el momento evolutivo. Conocimos las antenas
de televisión, los radiocasetes, la prensa escrita, las dos únicas cadenas de
televisión que, además, cortaban la emisión a las doce de la noche y no volvía
hasta las ocho de la mañana… no teníamos ordenadores personales, jugábamos en
la calle y no con videoconsolas. Nuestra moneda era otra. ¿Cómo no van a
influir esas vivencias unidas a las que vinieron después con todos los cambios
que se dieron en apenas un par de décadas? Es el caldo de cultivo perfecto para
muchas historias.
Me gustaría
que nos recomendases algunos autores o autoras gaditanos de los que crees que
los lectores pudieran disfrutar, aunque te hagan dura competencia.
Hay muchos, y
vaya por delante que no los tengo por competencia porque, a la mayoría de
ellos, los considero amigos. Sería fácil irme a los más conocidos, a los que ya
publican en grandes sellos editoriales, pero quiero romper una lanza por los que
están currando para hacerse su camino y que tienen tanta o más calidad que
algunos autores consagrados. Antonio Tocornal, Juan Manuel Sainz Peña, Rafa
Marín, Eduardo Formanti, Luis Rodríguez Guerrero, Jesús Relinque, David
Monthiel, Juan González Mesa, Ángel Osuna, Hugo de Andrés… o el tristemente
desaparecido José Rasero Balón. Son autores que merece la pena descubrir.
Todos por
igual. La parte creativa quizás sea la más satisfactoria, desde el proceso de
documentación hasta el de redacción y corrección. Pero luego esa segunda parte,
la promocional, es algo que estoy aprendiendo a disfrutar cada vez más con el
paso de los años. Estar en contacto con lectores, saber su opinión directa
sobre lo que escribes, te proporciona un feedback impagable.
Si pudieras
recomendar a nuestros oyentes un libro tuyo para empezar a leerte, ¿cuál sería
y por qué?
Recomendaría
Corpore Insepulto. Es, desde mi punto de vista, la novela más redonda y la más
madura hasta ahora. De las anteriores siempre he dicho que, si volviera a
escribirlas, cambiaría muchas cosas. De Corpore Insepulto no cambiaría ni una
coma.
¿Tienes alguna
manía o ritual cuando escribes?
Acompañar las
sesiones de escritura con música de fondo es fundamental. Además, para
escribir, soy animal nocturno, me gusta más la oscuridad y, si es posible, con
la iluminación de un par de velas, solamente. De mis manías gastronómicas a la
hora de redactar, mejor hablamos con más tiempo y en otra ocasión.
Un consejo
para quienes nos siguen y comienzan en este arduo camino de la escritura.
Que lean mucho
y variado. Que toquen todos los palos posibles, clásicos y contemporáneos, sin
prejuicios. Y, sobre todo, que se tomen esto como una carrera de fondo. Aunque
sea un topicazo, no se trata de llegar antes a la meta sino de disfrutar el
camino.
Y para
terminar: ¿puedes compartirnos alguna anécdota divertida o inesperada que te
haya pasado en tu carrera como escritor?
Tengo muchas. Daría
para una hora, pero te contaré que en cierta entrega de premios en un pueblo de
la Sierra de Madrid, tuve el honor de ser invitado después a una cena de gala
en la que me sentaron en la mesa de autoridades. Allí coincidí con el alcalde, el
comandante de la Guardia Civil… y el cura del pueblo. Creí estar dentro de una
película de Berlanga. Con la diferencia de que corría el año 2015. Fue una cena
muy pintoresca y estuve mirando de reojo a todos los sitios buscando la cámara
oculta, porque no terminaba de creerme la situación.
Alberto,
muchísimas gracias por habernos acompañado hoy en Mi experiencia como
escritor. Ha sido un lujo poder conocer de primera mano tu experiencia y tu
visión de la literatura.
Te deseamos muchísima suerte en tus próximos proyectos y esperamos verte muy
pronto de nuevo en este espacio... o en la próxima Feria del Libro, como nos
conocimos en persona en Cádiz. Un fuerte abrazo y hasta la próxima.
Muchas gracias
a ti, Leo. Un abrazo.
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