domingo, diciembre 01, 2024

10 PREGUNTAS a Francisco J. Márquez

Hoy en el blog tenemos a Francisco J. Márquez (Jerez, 1983), maestro de vocación temprana, comparte su profesión con la pasión por las letras. Es asiduo a tertulias, certámenes y recitales y colaborador en varias revistas literarias. Actualmente es miembro del consejo de redacción de la revista literaria ‘Enverso’, del Ateneo de Jerez. Tras Pequeños Trazos (Takara, 2017), Cantar de Grillos (Canto y Cuento, 2021) es su segundo poemario.

Vamos a por la primera pregunta: ¿Quién es Francisco J. Márquez?

Francisco J. Márquez es un padre, un marido, un maestro, que vive en el empeño de poner en verso aquellas cosas que la vida le regala sin pedir nada a cambio. Un hombre al que le gusta su vida sencilla y que tiene la escritura como su forma de hablar con el mundo, con la personas que lo rodean, con la gracia de la vida.

¿De dónde sale el apodo de Sinalefador?

Pues lo considero un anzuelo, una pseudopalabra que define a alguien que se dedica a hacer sinalefas. Es como esa erótica de los poemas para decir algo sin decirlo explícitamente, porque detrás de un sinalefador hay alguien que intenta hacer poesía, que intenta ser poeta.

¿A qué edad comenzaste a escribir?

Comencé a escribir siendo adolescente. Mi contacto con la obra de poetas como Antonio Machado, Miguel Hernández o Juan Ramón Jiménez, me descubrieron un nuevo prisma desde el que mirar. Nunca compartía mis escritos. Después el amor se cruzó en mi vida y mis textos los dirigía a la que hoy en día es mi mujer. En esos años conocí a Rosario Troncoso, ella fue la primera persona que me animó a seguir escribiendo y me hizo creer en mí, en lo que hacía. Gracias al poeta arcense Antonio Apresa, un tiempo después, me adentré en los talleres de poesía de José Mateos y fue allí donde mis versos empezaron a parecerse a eso que llamamos poesía.

¿Qué recuerdos tienes de esos primeros textos?

Pues tenían intención, mirada, pero les faltaba técnica. La lírica es un género que además de la sensibilidad, del deseo de nombrar la belleza sin mancharla, necesita de métrica para que pueda llamarse poesía, porque sin ritmo, sin acento, no hay música, y sin música, no hay poesía. Mis primeros poemas son unos amagos poco acertados de atrapar en unos versos torpes, balbuceantes, escenas que la vida me ponía delante.

Cuéntanos, ¿qué es para ti la poesía?

La poesía es una forma de vida, me explico: hay algo en la vida que no se puede explicar, es una pregunta que se lleva haciendo el ser humano desde el principio de los tiempos, un misterio, que consigue emocionarnos, sin que encontremos una razón aparente. La poesía es, para el puñado de adeptos que vivimos en ella, la forma más cercana (como diría José Mateos) de rozar ese misterio, de acercarnos a él, de nombrarlo.

El poeta va por el mundo con los ojos muy abiertos, aspirando a atrapar en un puñado de sílabas aquello que consigue pellizcarle y todo, con un lenguaje subversivo que seduce al lector para decir algo sin decirlo de una forma manifiesta. Y eso es lo que me atrae de la poesía, es un arma alejada de las divagaciones de la prosa, que seduce al lector con sus figuras y formas, para decirle algo sin inmediatez, con un mensaje ornamentado de imágenes y susurros.

¿Cuál es tu rincón preferido a la hora de escribir?

No tengo un rincón favorito y los tengo todos. La inspiración, el asombro, llega en cualquier momento, así que cuando surge, si no tengo algo con lo que anotar a la mano, saco mi móvil y apunto la idea que me ha surgido, normalmente unos pocos versos. En casa sí que tengo un despacho con una pequeña biblioteca y una vez allí, con los primeros retazos del poema por delante, sí comienzo a armar lo que después será (o no) una poesía. Pero ese momento para mí no es escribir, es trabajar. La manida cita de Picasso de “sí las musas vienen a visitarme que me pillen trabajando”, no comulgo con ella. Si la musa quiere verme yo siempre estoy disponible, ya trabajaré después con lo que ella ponga entre las manos.

Cada uno tenemos una manera de armar nuestros textos de la nada. ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

Me fijo mucho en la belleza que esconde cosas que no solemos considerar hermosas: los escombros, las cenizas, lugares abandonados, la tristeza… También acudo a la llamada de los recuerdos y de la infancia porque no creo que exista un jardín más bello, quizás porque no es recuperable. Pero sobre todo me inspiran las personas, su carne y ahí no puedo dejar de hablar de mis hijos, de mis alumnos o de mi familia, los que para mí son mis deidades. Creo con absoluta fe en las personas, en nosotros se revelan las verdades de la vida, a veces a gritos, pero estamos tan distraídos con lo que nos hacen creer que importa, que no oímos las certezas de la piel.

En “Pequeños trazos” (Takara, 2017) te destapaste como poeta, ¿qué podrías contarnos sobre tu experiencia con esta primera publicación?

Pues fue sin duda muy ilusionante. Rosario Troncoso llevaba las riendas de este proyecto editorial y me ofreció la oportunidad de publicar en la colección “Helena” y nos pusimos manos a la obra. Seleccioné un puñado de poemas y el poeta Pedro Sevilla me echó una mano con las correcciones. El proceso fue agradable y alentador, me sentí mimado y a la vez exigido y a pesar del tiempo que ha pasado y de que mi yo de entonces no es el de ahora, conservo un grato recuerdo de aquella publicación, de mi ópera prima. Me sigo identificando con algunos poemas y otros por más que los releo, los siento lejos, poco dispuestos, aunque supongo que es lo que debe percibir uno a medida que se conforma su yo poético.

Cantar deGrillos” (Canto y Cuento, 2021) se convirtió en tu segunda obra publicada. ¿Qué temas tratan los poemas que componen la componen?

Los “grillos” de esos poemas cantan a la vida, a lo humano o a la enseñanza. Aparece la mitología como excusa para el amor y de nuevo la infancia tiñe de azul varias de las páginas. Es un libro con más cuerpo, desprendido de arterías y de broza, que pretende dejar que los versos hablen por sí mismos, para que el lector pueda encontrarse en ellos. Está publicado por la editorial “Canto y cuento” que dirigía José Mateos y está tan bien acompañado por renombrados autores,  que a veces me resulta pudoroso. Me ha traído muchas alegrías y sobre todo, gracias a sus temas y los ecos de las voces que en ellos suenan, poco a poco, se ha ido conformando mi propia voz.

Cuéntanos sobre tus “Días en Chauen”.

La vida me ha regalado amigos que no merezco. Hace un par de años, decidieron llevarme de despedida de soltero a Chauen. Fue una experiencia de esas que se tatúan en la memoria y como no podía ser de otra forma, volvía de ella con el numen susurrándome al oído. Una vez que aquellos momentos en la “Grazalema de Marruecos” se pusieron negro sobre blanco, el resultado fue un breve tratado de personas, de almas que consiguieron, que pese a mi inevitable regreso a la península, un trocito de mí se quedara en Chauen.

El colofón ha sido sin duda el primer premio en el Certamen literario que convoca la Universidad de Cádiz, con el que he conseguido más allá de los laureles, que estos “Días en Chauen” lleguen a todo el alumnado que comienza su andadura universitaria, gracias a la publicación de los mismos en el libro de bienvenida que la propia universidad ha entregado a comienzos de curso.

Además, colaboras en la Revista Internacional Disidentes, ¿nos hablarías un poco sobre ella?

Tras un recital en el Ateneo de Jerez, la poeta Ana Isabel Alvea a la que hasta ese momento no conocía, se me acercó y me invitó a participar. Fue un honor y un privilegio. Siempre he sentido que las revistas hacen una labor muy necesaria para la difusión y la investigación literaria, de hecho, he estado vinculado a varias y he llegado a dirigir alguna como “Enverso”, revista poética del Ateneo de Jerez, con la que sigo colaborando.

Gracias a propuestas como la de “Disidentes”, jóvenes poetas tienen la oportunidad de asomar sus versos a la palestra, se rescatan a escritores que han caído en el cajón del olvido y sobre todo, consiguen que el latido de la poesía continúe resonando en el panorama cultural actual.

En Disidentes podéis encontrar tres poemas míos, dos de ellos ya publicados y un inédito.

¿Algún autor o autora que consideres pueda haber influido en tu poesía?

Muchos. No somos más que un mosaico que se va conformando por pequeñas teselas que los demás nos confían. Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez o Pedro Salinas son tres autores que a día de hoy siguen resonando en mí. Si hablamos de mis influencias actuales podría hablar de varios con la certeza de que me dejaré alguno por el camino pero, es de recibo nombrar a José Mateos, Amalia Bautista, Josep María Rodríguez o Pedro Sevilla.

Recomiéndanos tres libros de poesía que te marcaron de algún modo.

Sin duda “La voz a ti debida” de Pedro Salinas fue el génesis de mi despertar poético. “Diario de un poeta recién casado” de J.R.J y “Soledades” y “Campos de Castilla” de Antonio Machado, son tres libros que nunca he terminado de leer porque siempre que vuelvo a ellos, encuentro nuevos resquicios a los que caer entregado.

Se dice que quienes escribimos siempre tenemos un nuevo proyecto pendiente. ¿Tienes tú alguno entre manos?

Siempre hay que tener ilusiones por cumplir, son nuestras Ítacas, esas que nos enseñan que el verdadero camino es el camino y no la meta. Tengo un poemario infantil acabado que anda probando suerte entre certámenes, sigo en el consejo editorial de “Enverso”. Hemos presentado un proyecto para catalizar la presencia de la poesía en la candidatura de Jerez a ciudad europea de la cultura en 2031, elaboro materiales para trabajar en el aula el flamenco y la poesía y por supuesto sigo escribiendo poemas, en definitiva, que tengo más proyectos entre las manos de los que me caben, pero eso es lo habitual en mí y lo expongo como tara, no me enorgullezco de ello.

Y para finalizar, ¿qué consejos le daría a alguien que está empezando en la escritura?

Que lea, que lea mucho y que aprenda a leer, no todo vale. Es cierto que al principio, sobre todo los que como yo trabajamos en los primeros niveles del andamio educativo, es importante ofrecer señuelos para que los niños comiencen a leer. Pero es necesario que todos nos acerquemos a los clásicos, a esas obras que perduran en el tiempo por encima de las modas y las tendencias. Lo de escribir es una tarea que requiere tener un amplio bagaje como lector, por ello, es crucial tener referentes que separen el grano de la paja y nos pongan delante herramientas con las que tener criterios que después nosotros usemos para elegir nuestras lecturas y sobre todo que eviten que nuestros primeros escritos se llenen de pseudopoesía barata, de esa que circula por las redes o vanidades, dos de los grandes peligros para todos los que comienzan a echar los primeros pasos en este mundo de letras.

Muchas gracias, Francisco J. Ha sido un verdadero placer tenerte hoy en “Mi experiencia como escritor”.

Gracias a ti por la invitación, a Mauro Barea por la recomendación y a todas las personas que han dedicado unos instantes a interesarse en este maestro, que a veces escribe.

10 PREGUNTAS a Ramón Alcaraz García

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Ramón Alcaraz García, escritor, guionista, corrector y profesor de escritura creativa.

Hola, Ramón. Bienvenido a este humilde rincón en la red.

Hola, muchas gracias por la invitación a participar.

Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Ramón Alcaraz García?

Soy un apasionado de las letras, en todos los sentidos. Esto es lo que mejor me define.

¿Qué le aporta la escritura a tu vida?

Ahora mismo lo es todo, y también desde hace ya 25 años en los que me dedico en exclusiva a formar escritores, a escribir y a corregir. Para empezar, es mi forma de vida, y unir lo que te da para vivir con tu afición es algo a lo que cualquier persona aspira. Me siento afortunado por ello.

¿Cuál es el proceso que sigues a la hora de escribir?

Primero, seleccionar la idea. No todas las ideas nos sirven. Después madurarla bien, mucho. Y cuando la idea queda clara, estructurarla muy bien antes que darle forma. Es decir, cuando ya la pasamos al papel o al ordenador.

Además de escribir, diriges un taller literario desde hace más de veinte años. ¿Háblanos un poquito de los orígenes de “El desván de la memoria”?

Esa fue una apuesta arriesgada, En el año 2000 no todo el mundo tenía ordenador, Internet estaba empezando a introducirse en las casas y no había redes sociales, blogs, chats… Los escritores solo podían acceder a talleres de escritura en las grandes ciudades: Madrid y Barcelona. Se me ocurrió que Internet podía llegar a cualquier rincón. Por lo que sé, el mío fue el primer taller de escritura por internet. Publicitaba en los tablones de anuncios de bibliotecas, centros culturales, ferias del libro… Se apunto una chica, después otra persona, otra…; el trato personalizado funcionaba bien y eso se iba expandiendo, hasta llegar hasta ahora. Fue una incertidumbre en su momento, un riesgo, pero funcionó. Y así, hasta la actualidad.

¿Qué actividades y eventos lleváis a cabo en tu taller literario?

Lo primero: estudiar, aprender, realizar ejercicios, escribir y corregir. Además, preparar certámenes. Y participar en congresos, jornadas, encuentros literarios, tertulias. Sin ir más lejos, acabamos de estar en las I jornadas de Novela Histórica de Portugalete, una forma de conocer y relacionarse con otros escritores y escritoras. Y también organizar presentaciones de libros, lecturas e ir a ferias.

Hay gente que defiende los talleres literarios porque le ayudaron a mejorar en su escritura. Yo soy una de esas personas, pero me gustaría que fueses tú quien nos hablase de cuáles son las ventajas que ves en ellos.

Antes la única forma de mejorar en la escritura era leer. Leer y practicar. Un taller, un profesor de escritura creativa, te permite acelerar el proceso. Lo que tardarías meses en aprender, o incluso años, se reduce de manera considerable. Aprender la teoría nos permite controlar mejor el proceso y rentabilizar mejor nuestras habilidades. Si a ello le unimos el seguimiento de las prácticas y las correcciones comentadas, los alumnos no solo evitan los errores que tenían, sino que con ello mejoran su estilo literario, y manejan mejor las ideas, cómo enfocarlas y optimizarlas para un resultado final de mayor calidad. Todo progresivo, claro, y funciona. Y de un modo natural, sin memorizar nada ni tener que ser conscientes de ello.

¿Consideras que alguien que comienza a escribir debería antes empezar formándose en algún taller?

Es bueno porque, como acabo de decir, acelera el proceso. Como pasa con todo, aprendemos por ensayo y error. Así que un taller hace patentes los errores. Y cada autor tiene los suyos. Conocer la teoría es incluso interesante. Uno no siente la “soledad” de la escritura y, lo más importante, se siente motivado y con la seguridad de progresar bien.

Como tutor de escritura, ¿te has vuelto más exigente con tus propios textos a medida que te has ido creciendo como docente?

Es una buena pregunta. La verdad es que soy menos exigente conmigo mismo que con mis alumnos. A veces yo sigo intentando que ellos mejoren y cuando van ganando premios me pregunto si no les exijo demasiado. Conmigo no lo soy tanto porque la base, como les digo a ellos, es pasarlo bien con lo que escribimos. Al menos en la fase de borrador, debemos ser más permisivos. Y es en la fase de revisión cuando afinamos más. A fin de cuentas, tener oficio de escribir es rentabilizar nuestras ideas y nuestro tiempo.

Tu primer libro se titula 100 consejos indispensables para escribir bien con la editorial Rubric. Háblanos de tu experiencia.

Esa fue una experiencia muy bonita. Fue en abril de 2020, llevábamos poco más de un mes de confinamiento por Covid y se me ocurrió subir cada día a las redes sociales (ramonalcarazescrituracreativa) un consejo, un vídeo, un texto sobre escritura; tanto para que ocupáramos ese tiempo encerrados por pandemia como para que sirviera de motivación, Estuve dos años publicando cada día, sin faltar uno, y de todo ese material nació 100 consejos indispensables para escribir bien, un manual que ha tenido y sigue teniendo mucho éxito.

Ahora acabo de publicar otro manual de escritura que se titula El poder de las figuras literarias. Un manual-diccionario con ejemplos de todas las figuras literarias que tenemos en castellano. Quien lo quiera, igual que el anterior, me los puede pedir y se lo enviaré dedicado. Mi correo es tallerliterario@hotmail.com

Y tengo publicada una novela: El fabuloso zoológico ambulante, con Velasco Ediciones, que se puede pedir en librerías. O también a mi correo, y lo enviaré dedicado.

¿A qué tipo de público va dirigido?

100 consejos indispensables para escribir bien va dirigido a todo tipo de autores; desde los que empiezan, o quieren empezar, hasta los que llevan tiempo con la escritura. Es un manual progresivo con muchos apartados variados y diferentes entre sí. Desde consejos para mejorar el estilo literario a recomendaciones para ganar certámenes, pasando por ejercicios de autoevaluación, teoría sobre verbos, “recetas” y trucos para generar ideas o mejorar en general nuestra escritura.

Aprovecho que eres tutor de escritura para hacerte esta pregunta: ¿cuántas revisiones por parte del autor son necesarias hasta dar por finalizada una corrección?

Es una buena pregunta. Quien de verdad es escritor estaría corrigiendo siempre, y eso se acaba convirtiendo en problema. Por eso también es bueno contar con un profesor o un corrector, que te da seguridad o incluso te va a ayudar a poner la palabra “fin” y no tocar más lo escrito. Si se ha trabajado bien el borrador, lo aconsejable son una o dos revisiones. Una para centrarnos más en el contenido de las historias, la estructura, los personajes… Y la segunda y final para ocuparnos con  más detalle en la forma, que no haya quedado ningún despiste. Si ese trabajo de borrador y una o dos revisiones se ha hecho bien, hacer más revisiones es innecesario porque podemos caer en una obsesión por inseguridad. Y eso nos bloquea. Por ejemplo, Borges era un obsesivo de revisar y revisar. Él decía que su único interés por publicar era porque así dejaba de corregir de una vez por todas.

Como corrector de textos, ¿debería pasar siempre un manuscrito de cierta extensión por las manos de un corrector profesional?

Es lo aconsejable si queremos un texto de calidad. O, al menos también, para evitar que se nos haya escapado algo o cometamos errores que nos hayan pasado desapercibidos. Como pasa con todo, desde fuera se ven las cosas de otra forma, y un libro queda para siempre, por eso es bueno cuidarlo.

¿Qué libros recomendarías a aquellas personas que quieran mejorar su técnica de escritura?

Mis manuales, claro, aunque ahora solo llevo dos de una biblioteca que espero pueda completar hasta 10. Aparte de esto, hay que leer, y sobre todo los clásicos, que son de los que más se aprende. También hay buenos manuales que han sido referentes desde hace años. Por ejemplo, Escribir: manual de técnicas narrativas, de Enrique Páez. O Cocina de la escritura, de Daniel Cassany, o cualquier otro de este autor. Estos dos son buenos autores. También hay libros de texto muy valiosos, sobre comentario de textos, que se usan en institutos y universidades.

¿Algún consejo para quienes comienzan en el arte de la escritura?

Que disfruten, que jamás pierdan la ilusión. Que nunca tengan miedo ni se desanimen. Que aprecien la parte lúdica de la escritura, el “juego” de inventar y crear. Que acepten las críticas cuando sean constructivas, pero que jamás se desanimen por las negativas. Y que nunca, nunca, dejen de aprender.

Muchas gracias por habernos acompañado hoy, Ramón.

Muchas gracias a ti, Leo, lo he pasado bien respondiendo a estas preguntas. Si con este cuestionario ayudamos a motivar, y transmitir que todo es posible, tendrá más valor para mí.