Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Juan Antonio Oliva Ostos. Encantado de que hayas aceptado mi invitación para estar hoy aquí con nosotros.
¡Agradecido por la oportunidad y el honor! De corazón. Siempre es interesante encontrar personas que, como tú, le dediquen tiempo a la Literatura.
Vamos con la primera pregunta. ¿Quién es Juan Antonio Oliva Ostos?
Alguien extrovertido, familiar, amigo de sus amigos, noble y cercano. Que habla mucho, más si se pone nervioso. De gustos sencillos. Y que siempre procura tener una sonrisa a mano. Si me dejan, suelo dar muchos abrazos, de oso panda, eso sí.
¿Qué aporta la escritura a tu vida?
Felicidad. Relax. Momentos de evasión. Desde adolescente. Pero también están los quebraderos de cabeza, las discusiones con los personajes, las batallas por encontrar los caminos en los mundos que desarrollas y sus tramas… Y la lucha más dura: contra el tiempo y uno mismo. Pero la satisfacción que produce viajar por y a través de esas historias hasta encontrar un final, no tiene precio.
Tus cuentos han sido elegidos para participar en diferentes antologías como “Entre penumbras”, “Interius” o “Kaidan”. ¿Qué elementos debe contener un relato para cautivar al lector?
Es una
pregunta compleja. Partimos de la base de que un relato o cuento contiene una
historia concentrada en un espacio muchísimo más corto que en una novela.
Pienso en las cosas que me gustan… Así, los inicios son importantes y medir bien cada palabra. Luego, está el hecho de que uno o varios personajes tengan cierto carisma, o que estén plagados de detalles. La ambientación, sí, la ambientación también es de suma importancia. Pero de nada sirve crear un buen relato, o intentarlo, si luego no logras rematarlo con un final adecuado, o lo más adecuado a la historia que le cuentas al lector. Y tampoco soy partidario de solucionar finales de relatos, por su brevedad, con Deux ex machinas, eso es engañarte como escritor y a quienes te lean.
En mi caso, soy bastante de situar las historias in media res, en medio de la acción, e iniciar así el periplo de personajes. También me gusta, me fascina, pincelar los mundos que creo para que el lector ponga de su parte y juegue con su imaginación. He escuchado, en no pocas ocasiones, que mis relatos dan para novelas por las cosas que muestro. Me alaga, ciertamente.
A principios del 2019 publicas tu primera
novela: “Durmientes”. ¿Cómo fue tu
experiencia?
Fue y es: la EXPERIENCIA. ¡Es el sueño cumplido!
¿Qué escritora o escritor no fantasea con ver su primera obra publicada y en librerías? Dilatando Mentes Editorial me concedió ese deseo. Les estaré, les estoy, eternamente agradecido a sus editores: Maite Aranda y Jose Ángel de Dios García. “Durmientes”, que fue el proyecto que elaboré durante los años del ciclo de Narrativa en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés, el regalo a mis sueños.
Malva, capitana de quinturia y Martin, capitán de hipersueño, en esa ucronía ―homenaje a Dick entre otros―, y sus mundos paralelos, siempre pensé que se merecían ver la luz. También uno de los archienemigos de Malva y Martin: Ernst von Waltz, uno de mis villanos más carismáticos y obsesionado con el mundo que le podría proporcionar un arma más poderosa que la bomba atómica: Odinthal, y así lograr la derrota del imperio Nipón en la guerra fría contra Germania.
Toda la novela gira en torno al conflicto de lealtades a múltiples niveles. Y está repleta de acción y escenas cinematográficas, muchas de las cuales las vivimos a través de varios personajes al mismo tiempo.
Aunque lo lleve en la sangre desde adolescente, publicar mi primera novela, publicar “Durmientes”, me convirtió en escritor.
Un año más tarde, en 2020, sacaste al mercado “Neopiel”, ¿de qué trata?Es una crítica atroz, llevada al extremo, a la cultura de la Belleza y a la adicción al culto al cuerpo. Tan al extremo, que en Felicity, la más vanguardista clínica estética, han logrado un hito: te cambian la piel, como si fuera un vestido, por otra nueva: neopiel. Sin embargo, la sangre es uno de los componentes de la medicación que se debe tomar tras la operación… ¿Las consecuencias? Pues quienes estén interesados en la hibridación de géneros que contiene la novela, de base el vampirismo y los zombis, deberá averiguar qué macabro juego se traen entre manos sus coprotagonistas: Simone y Silvana.
En la maravillosa edición en tapa dura que se marcaron Cazador de Ratas Editorial y su editora Carmen Moreno, las ilustraciones del gran artista Hector R. Asperilla son en matices de blancos y negros con notas rojas. En la novela hay mucha sangre. No digo más…
Has publicado recientemente tu última obra. Su título: “Lágrimas de silicio”, ¿qué puedes contarnos sobre ella?
Regreso a Dilatando Mentes con mi particular universo robótico en el que ellos decidieron apostar por su oscuridad.
Homenajes a Asimov, Ballard, Dick (ahí ese título una declaración de intenciones), Bradbury, Tevis… donde robots de todo tipo, androides, ginoides, hologramas, bioingenios e inteligencias artificiales buscan su lugar. Un mundo, el de los relatos, donde la humanidad ni siquiera existe en muchas de las historias, o los humanos que vemos son, en su mayoría, simples mascotas. Sin embargo, mis criaturas de silicio buscan revertir su maquinaria hacia algo más parecido a aquellos de los que fueron realizados a imagen y semejanza. Esto es la transcibernética, y se explica en la antología.
A través de una narrativa más poética (similar al estilo de “Durmientes”), e imágenes poderosas para tatuarlas en las retinas, nos enfrento a unos espejos que no se quedan en devolvernos solo la mirada. Sus lágrimas son importantes. Y la palabra siliciopunk es el reflejo de esa melancólica cosmología.
¿Cómo ha evolucionado tu escritura desde que comenzaste a escribir hasta el día de hoy?
Siempre responderé de manera similar a cuestiones parecidas: tanto mi escritura como yo sufrimos un antes y un después de 2010, cuando inicié los cursos que he ido realizando en la Escuela de Escritura del Ateneo Barcelonés. Y a base de ir escribiendo, en mi caso no cada día ni a todas horas, hay una vida tras la del escritor que también es importante. Pero a base de ensayo y error, soy capaz de trasladar mejor los fotogramas que se cruzan por mi mente.
¿Has sufrido alguna vez el síndrome del escritor impostor?
La cuestión sería, ¿hay algún escritor o escritora que no haya sufrido el síndrome del impostor? ¡Hasta los grandes lo sufren! Sí, muchas veces. Y me cuestiono constantemente, incluso teniendo la suerte de ver obras publicadas.
¿Crees en los cursos de escritura?
Diría que a esta pregunta he respondido en lo que llevamos de entrevista. Sí, rotundamente. Opino que todo artesano se debe formar en su arte. Ser autodidacta está bien, pero siempre terminarás por necesitar una formación más profunda si deseas mejorar. Además, es una forma de conocer a personas con inquietudes similares. No pocas amistades conservo de ellos. Habrá a quienes no les aporte nada, por supuesto, o que no crean en ellos. A mí me han dado muchísimo.
De los ensayos sobre escritura creativa que has leído, ¿alguno que recomendarías a un escritor en formación?
Todos. Deberían ser de lectura obligada para quien quiera escribir. No se pierde nada y se gana mucho tras leer los ensayos de gente como King, Bradbury, Scott Card, Sanderson, Roth, Dostoiesvski, Le Guin… o “Escribir ficción”, la guía de la famosa escuela de escritura de Nueva York: Gotham. También recomendaría los libros sobre escritura de Alba Editorial.
Y ya para despedirnos, ¿qué consejo les darías a quienes empiezan en el mundo de la escritura?
Nunca me he considerado nadie para dar consejos. De este modo, lo aplicaré desde mi perspectiva: primero escribe para ti, sin pensar en publicar, en los lectores, en el mañana. Solamente para ti. Y disfrútalo. Lo que venga después ya se verá.
Un placer, Juan Antonio. Muchas gracias por haber estado hoy con nosotros.
Ha sido un auténtico placer. ¡Lo he pasado genial! Una vez más, gracias por la oportunidad. ¡Deseando reencontrarnos!
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