jueves, octubre 09, 2025

ENTREVISTA a Rocío Ravera - Versión vídeo y audio

Desde Tala hasta Montevideo, la voz de Rocío Ravera viaja entre cuentos, poemas y archivos. Escritora, bibliotecóloga escolar y estudiante de Archivología, ha construido una trayectoria marcada por la sensibilidad, la observación y la palabra precisa. Su libro Cualquiercosario le valió la Medalla de Oro en los International Latino Book Awards 2023, y su nueva obra, Los extraños, publicada por la editorial Alectrión, confirma su madurez literaria y su expansión internacional.







miércoles, octubre 08, 2025

Entrevista a Lucia Rodríguez - Versión vídeo y audio

Lucía Rodríguez irrumpe en el panorama poético con CAOS, un primer libro que desvela una voz joven y a la vez madura, íntima y valiente. Su poesía se mueve entre la fragilidad y la fuerza, entre el vértigo y la calma, y nos invita a mirar de frente el desorden de la vida para encontrar en él un nuevo sentido. Conversamos con ella para descubrir no solo a la autora, sino también a la mujer que late detrás de cada verso.






martes, octubre 07, 2025

ENTREVISTA a José Luis Pascual - Versión vídeo y audio

José Luis Pascual (Madrid, 1974) es escritor, crítico y divulgador especializado en literatura de género. Es el creador de Dentro del Monolito, un espacio web de referencia dedicado a la reseña, análisis y difusión del terror, la ciencia ficción y lo extraño. Además, coordina la revista T.ERRORES, antología que reúne a destacados autores contemporáneos del terror independiente. Como autor literario ha publicado dos libros de relatos: Conocerás el mar, esa ancha tumba (2020), donde explora la huella de la muerte y la memoria, y Con pájaros muertos dibujo coronas (2023), una colección de trece cuentos que combinan horror, surrealismo y simbolismo. Su estilo se caracteriza por la fusión entre lo inquietante y lo poético, con un fuerte componente atmosférico. Apasionado lector desde la adolescencia, influido por autores como Clarke, Asimov, Lem y el cine de Kubrick, Pascual se ha consolidado como una voz singular dentro del panorama literario español del horror y la narrativa breve.



ENTREVISTA a Lucía Rodríguez - Versión escrita

Lucía Rodríguez irrumpe en el panorama poético con CAOS, un primer libro que desvela una voz joven y a la vez madura, íntima y valiente. Su poesía se mueve entre la fragilidad y la fuerza, entre el vértigo y la calma, y nos invita a mirar de frente el desorden de la vida para encontrar en él un nuevo sentido. Conversamos con ella para descubrir no solo a la autora, sino también a la mujer que late detrás de cada verso.

¿Qué significa para ti haber convertido en libro tus emociones más íntimas bajo el título de CAOS?

Me parece algo completamente fuera de mí misma, no soy una persona que deje las cosas sin acabar, pero si es cierto que jamás me había imaginado a mí misma con un libro, mío, en las manos. Dicen que en esta vida se tienen que hacer tres cosas: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, la última no está en mis planes, pero puedo decir orgullosamente, que las dos primeras ya las he hecho.

Cuando escribías estos poemas, ¿pensabas ya en un libro o fue el propio caos el que fue reuniéndolos poco a poco?

Al principio iban a ser dos poemarios de cuarenta poemas cada uno, eran “CAOS” y “Pasar la Página” pero, en el momento en que decidí publicar me di cuenta de que cuarenta me parecían pocos, así que esos dos libros, haciendo un buen depurado y cambiando algunas cosas, se convertirían en solo uno, con cerca de sesenta poemas y que se quedaría con el nombre del primero, porque era la única forma de que se sintiera correcto.

¿Cómo describirías el momento exacto en el que sostuviste tu poemario impreso por primera vez?

Irrealista, lo sostuve en mis manos y se lo enseñé a mis padres, era impresionante darme cuenta de que, da igual lo mucho que te lo imagines en tu cabeza, la realidad es mucho mejor que la ficción en este caso. Lo ves y debes repetirte una y otra vez “esto es mío, lo he hecho yo, lo elegí yo, aquí está ahora”.

¿Qué temas aparecen una y otra vez en tu escritura sin que apenas lo busques?

Las emociones y la pérdida, dentro de las emociones la nostalgia y, además, la memoria y la familia ligadas casi como un mismo concepto. La memoria recorre toda mi poesía. También es un tema recurrente el amor, en todas sus facetas, no solo el amor romántico. Estos temas rodean mi poesía porque, al mismo tiempo, son los más presentes en mi vida.

¿Qué te inspira más: la calma después de la tormenta o la tormenta misma?

La tormenta, siempre. La paz ayuda, está bien para corregir, para matizar, pero es la tormenta la que de verdad me hace escribir, la necesidad. No escribo como un trabajo, porque si convierto la poesía en mi trabajo acabaría muriendo, y no solo de hambre, también de creatividad reducida. Necesito la necesidad, el deseo absoluto de querer escribir mis vivencias, eso es para mí la tormenta.

Tus poemas hablan de vulnerabilidad, pero también de fuerza. ¿Dónde encuentras tú esa fuerza cuando el caos parece dominarlo todo?

De la experiencia, no encuentras la fuerza, la vas reuniendo poco a poco. Cuando vives durante años dentro de un bucle de caos, de perdida, de no tener una cuerda, construyes la cuerda con lo encuentras en el camino, sabiendo, por lo que has vivido, lo que a ti te va bien, lo que te ayuda. Así fui encontrando mi propia fuerza.

¿Qué autores han dejado huella en tu manera de ver la poesía?

Mis mayores influencias en la escritura diría que son, sobre todo, Cernuda, Safo y Madeline Miller. Cernuda es mi poeta por excelencia, adoro su poesía, su forma de manejar la lengua para dejarnos algunos de los versos que, a mi parecer, son los más hermosos del mundo entero. Safo me llama por su deseo, por su conciencia del “yo” un “yo” que desea, que quiere hablar, como mujer en aquella época, toma la palabra y decide usarla y, Madeline Miller me encanta por su forma de escribir, ella no es poeta, pero sus libros son poesía.

¿Cómo es tu proceso creativo: necesitas tenerlo todo bien planificado o eres más de esperar a las musas?

Soy más de esperar a las musas, he intentado escribir de forma planificada pero siempre sale de forma desastrosa, no sé escribir como una especie de obligación o trabajo. La inspiración me llega y es entonces cuando escribo, cuando me siento y dejo que mis manos llenen el vacío de la hoja.

Si tuvieras que elegir un poema de CAOS para recitar a alguien que no te conoce, ¿cuál sería y por qué?

Creo que, como favorito total para mis lectores y, porque define bastante bien mi forma de poesía, diría que “La casa vacía”. Un poema sobre la pérdida de los seres queridos y el sentimiento de absoluta “nada” cuando vuelves a ver su casa, pero ahora, sin ellos, sin los recuerdos, sin la vida y las risas y alegrías que estas personas le daban. Un poema dedicado a mis abuelos, que tanta alegría me dieron.

¿Cómo manejas el pudor de exponer tu intimidad en público a través de los versos?

Creo que jamás me ha dado pudor, he tenido la suerte de que mis sentimientos y experiencias siempre han sido abrazadas con cariño por todo el mundo. He entendido que, aunque la intimidad es algo propio, es, al mismo tiempo, un sentimiento y experiencia compartida. Mis vivencias y las de muchas personas llegan a parecerse en algún punto, como dice una frase de Albert Espinosa “si nos enseñaran a perder ganaríamos siempre”, todos perdemos, caemos, echamos de menos y sonreímos después, esa intimidad es humana, como todo lo que siempre he decidido escribir, de ahí que no haya pudor.


¿Qué importancia tiene para ti la tierra que te vio nacer como escenario emocional de tu poesía?

La Línea de la Concepción ha sido en muchos casos olvidada por Gibraltar o tachada de un mal sitio por malas prensas. Para mí, mi tierra huele a sal y se escucha como risas, es el viento agradable del verano y es esa leve llovizna en invierno. La Línea ha sido donde vivían mis abuelos, donde están mis padres y mi familia, ellos son mi inspiración. Mi tierra es algo que tengo siempre con cariño y que siempre me llenará de orgullo, porque soy linense por todos los costados de mi cuerpo. Mi pueblo está en mi habla, en mis experiencias y en mi piel. Ser linense me ha definido como persona y como artista.

¿Y Granada: lugar en el vives ahora?

Granada me ha dado una nueva perspectiva de amor y de casa, darme cuenta de que hogar es donde está la gente que te quiere. He hecho muchísimos amigos, me he enamorado de personas y lugares, me he movido y perdido por todas las calles. Granada era un sitio vacío hasta que lo llené de recuerdos y la volví parte de quien soy ahora. Ir al Carmen de los Mártires o al Lorca a escribir son los mayores placeres que he tenido en esta etapa de mi vida.

¿Crees que tu poesía tiene un papel social o prefieres verla como un territorio íntimo y personal?

Creo que pueden ser ambas, todo lo íntimo tiene un papel social, todos vivimos experiencias parecidas en vidas diferentes. Lo personal puede ser algo común. Si tengo poemas más reivindicativos donde hablo de luchas sociales y me parece importante que la poesía se implique a cambiar el mundo, a inspirarlo (es más, me parece obligatorio que lo haga) y, al mismo tiempo, soy incapaz de dividir esas luchas sociales de la intimidad personal y humana, de comprometerme con la experiencia, la mía, para volverla de todos, para crear un reflejo en el que todos podamos vernos y abrazarnos, aunque tenga que ser un abrazo mutuo.

¿Cómo ha sido el encuentro con los lectores en presentaciones o recitales? ¿Qué te han regalado sus palabras?

Los encuentros han sido mucho más bonitos de lo que creí que sería, el encuentro con el otro, el vernos las caras, el escuchar el eco de la habitación. El saber que te escuchan, que te entienden, reconocernos mutuamente como si fuéramos dos griegos en medio de batalla, me parece una experiencia hermosa. El mayor regalo me lo dieron en mi primera presentación, cuando, al leer uno de los poemas, escuche como intentaban no llorar y es que la poesía toca partes de nosotros que a veces ni nosotros mismos conocíamos, ver esa emoción compartida fue mi mayor regalo.

¿El caos es solo dolor o también puede ser una forma de belleza?

Es una forma de belleza de todas las formas posibles, el caos es dolor, pero también es una alegría incontrolable. Caos es llorar todo el día y luego reír toda la noche. Caos es perderte en tus pensamientos y sonreír en medio de estos porque te das cuenta de que no todo en esta vida es negativo. Es tomarte un café y entrar en clase y aun así quedarte dormido. Nunca pensaré en el caos como algo que no pueda ser bello, las personas somos la mayor representación de lo bello que es el caos.

Cuando no escribes, ¿qué otras cosas alimentan tu mundo creativo: música, cine, lectura, viajes…?

La música es una parte importante de mi vida, junto al cine y la lectura. Soy bastante cinéfila y bastante ratón de biblioteca (por algo estudio Literaturas Comparadas), también me gustan las manualidades, como la arcilla y la pintura. Los viajes es algo que tengo en proceso, he ido mucho al norte de España y he recorrido casi todos los pueblos de Andalucía, pero me queda cambiar de país, espero conseguir eso pronto.

¿Qué le dirías a una persona que piensa que la poesía es un género menor?

¿Siendo sincera? Que es un imbécil, y perdón por la palabra. Si hablamos históricamente, los escritores y la literatura existen desde el siglo XVIII, a finales, con Madame de Staël, antes de eso, todos los “escritores” se consideraban poetas, toda la literatura giraba mayormente a partir de la poesía y, la novela y el ensayo se crearon más tarde de esta. Hablando en el plano de la necesidad, la poesía es completa necesidad, cuando Brecht se exilió escribía poesía para salvar su tierra, para hablar de esa Alemania consumida, Baudelaire nos dijo como los poetas son paseantes, como la poesía atraviesa nuestra vida, y eso puede verse en “Las flores del mal”.

Habría que ser muy tonto, no haber leído mucho o no tener ni idea de literatura para decir que la poesía es un género menor.  

¿Estás trabajando ya en un próximo proyecto poético o narrativo?

Sí, tengo otro proyecto entre manos, estoy en proceso de un segundo poemario que estará profundamente definido por el “castigo” divino, es decir, por la mitología griega y como los dioses castigaban de forma excesiva y cruel ha muchísimos personajes y ahora tratamos como cotidianos.

Si tuvieras que definir tu voz poética con tres palabras, ¿cuáles serían?

Humana, lírica y experimental.


viernes, octubre 03, 2025

ENTREVISTA a Natalie Lof - Versión escrita

Natalie Lof es una escritora que ha cautivado a los lectores con su serie Turquesas, una trilogía de misterio, suspense y atmósfera costera. Con Turquesas en la marea y Turquesas al amanecer, ha creado un universo donde el mar esconde secretos insondables, la memoria se convierte en amenaza y los personajes se debaten entre el amor, el miedo y lo inexplicable. Su narrativa poética y envolvente la ha consolidado como una voz fresca dentro del thriller psicológico y la fantasía oscura.

Tu serie Turquesas combina misterio, lo sobrenatural y el ambiente costero. ¿De dónde nació la idea de Bebelias, la piedra verde y ese nexo entre el mar y lo oculto?

Bebelias es un lugar inventado, no quería poner ningún lugar que ya existe, todo sale de mi imaginación, en cuanto a la historia, siempre me ha fascinado el mar, tengo mucha imaginación y tenía claro que la historia giraría en torno a él. Las piedras turquesa son un símbolo de la historia, se repite en la serie, es como la seña de identidad del/la protagonista.

En tus novelas, el mar parece tener vida propia: susurros, olas que esconden secretos, memorias sumergidas… ¿Qué significado tiene el mar en tu vida?

El mar es muy importante para mí, he crecido junto a él, de niña tengo recuerdos preciosos en la playa con mis primas y mis abuelos, me da paz y vida, no podría vivir lejos de él.

Héctor es un investigador con una mirada racional, y Vera es un personaje cargado de misterio y vínculo emocional con lo sobrenatural. ¿Te costó mucho construir estos personajes?

La verdad es que no, tenía muy claro los personajes antes de empezar a escribirla, además Héctor está inspirado en alguien muy importante en mi vida, así que no me costó nada hacerlo, en cambio yo soy todo lo contrario a Héctor, emocional e impulsiva.

¿Qué función tiene para ti la infancia en esta serie?

La infancia en esta serie y en mi vida en general tiene muchísima importancia, creo que es la raíz de todo, marca como nos enfrentaremos a la vida, los traumas y alegrías que arrastraremos como vivencias durante nuestra vida adulta.

En la segunda parte de la serie, Turquesas Al Amanecer, plasmo el contraste entre la pureza de la infancia y lo oscuro de lo oculto.

¿Cuál fue la idea seminal de la serie?

El mar, con esa mezcla de misterio y belleza, a partir de ahí fueron apareciendo las leyendas, el pueblo, los símbolos…

¿Tenías ya compuestos los tres volúmenes en tu cabeza antes de sentarte a escribir o el segundo y el tercer libro vinieron a raíz del primero?

Tenía claro que sería una serie, la idea principal también la tenía en mente, pero conforme iba escribiendo iban surgiendo nuevas ideas, a la hora de escribir no soy rígida, voy fluyendo, a veces empiezo con una idea y conforme avanzo la cosa va transformándose.

¿Qué autores tienes como referentes a la hora de escribir?

Leo de todo, me gusta variar, no me ciño a un solo autor o género, igual te puedo decir que leo a Dolores Redondo, Megan Maxwell o Bram Stoker, es más, últimamente estoy descubriendo autores emergentes, autopublicados, que tienen historias preciosas que contar.

Aunque mi primer contacto con la lectura fue con Pablo Neruda, de niña, con un librito de poemas de amor, soy una persona muy emocional.

La narrativa de tus novelas es ágil y mantiene el suspense sostenido. ¿Cómo diseñas tus capítulos y giros para mantener al lector atrapado?

Soy mucho de improvisar, no suelo llevar un esquema, aunque es cierto que a veces me pongo a revisar y puedo cambiar toda la historia otra vez…

Y he de reconocer que me gusta jugar con los silencios, con lo que no se dice del todo porque eso mantiene la intriga, o es lo que intento.

Entre Turquesas en la marea y Turquesas al amanecer, ¿qué retos surgieron al mantener coherencia, sorpresa y evolución en la historia?

Creo que Turquesas en la Marea evolucionó de manera natural a Turquesas al Amanecer, ya había un pasado que pesaba, personajes que habían cambiado, surgió solo, quería que se sintiera como una continuación real, no una repetición.

¿Qué pueden anticipar los lectores sobre la tercera entrega de la serie?

Estoy con los últimos retoques, creo que es el culmen de la historia, donde los personajes llegan a su máximo de desarrollo, será emocional e intensa, no quiero desvelar nada pero creo que los lectores sentirán que la historia llega a su momento más fuerte y definitivo.

¿Para cuándo podemos esperarla?

Saldrá el 2 de diciembre de este mismo año.

¿Qué poso te gustaría dejar en el lector cuando acabe tu obra?

Me gustaría que cuando el lector termine la trilogía, se quede pensando en lo realmente importante de la vida, que no es tanto lo que tenemos si no a quien tenemos, los vínculos que construimos y lo que vivimos.

En mis libros, aunque hay misterio y fantasía, todo gira en torno a las emociones humanas.

Después de concluir la trilogía, ¿ya tienes nuevas ideas o proyectos literarios que quieras contar?

Sí, habrá una precuela de la serie Turquesas, estoy trabajando en ella, y para el próximo año tengo una obra de fantasía oscura que creo que sorprenderá mucho, actualmente estoy valorando si autopublicarla o trabajar con alguna de las editoriales que se interesaron, es una decisión que quiero meditar con calma.

Y por último, ¿qué recomendaciones darías a quienes comienzan en el apasionante mundo de la escritura?

Bueno, no creo que sea nadie para dar lecciones, aprendo día a día, pero para mí lo principal, si tuviera que decirles algo, es que disfruten de lo que hacen, que disfruten y hagan lo que les hace feliz, independientemente de modas o lo que creen que se espera de ellos,  que lo demás si tiene que llegar, llegará, pero lo importante es ser feliz con lo que uno hace.

jueves, octubre 02, 2025

ENTREVISTA a Eduardo Lacambra - Versión escrita

Hoy nos acompaña en Mi experiencia como escritor Eduardo Lacambra. Eduardo tiene una trayectoria que nos recuerda que la poesía puede brotar de cualquier territorio: de la ingeniería, de la sabiduría ancestral o de la vida diaria puesta a prueba. Con Espirales de Luz nos ofrece un refugio y una revelación, un lenguaje que une razón y espíritu, y que invita a encontrar belleza en medio de la cicatriz que anuncia una vieja herida. Hoy no presentamos solo un libro, sino a un autor que siembra luz allí donde antes hubo sombra.

Eduardo, Espirales de luz es tu primer poemario y surge en plena pandemia. ¿Cómo influyó aquel contexto en tu necesidad de escribir poesía?

La pandemia, y en especial el confinamiento, fue un antes y un después para toda la sociedad, pues estar encerrados en el domicilio sin realmente haber cometido ningún delito, fue un shock, que en mi opinión aún perdura, para dicha sociedad y para mí personalmente.

La necesidad de expresar lo que sentía en ese momento me impulsó a escribir, en mi caso en forma de poesía, un género en el que había escrito algún texto previamente, siempre sin publicar, y que es excelente para expresar el estado emocional, principalmente de desasosiego que yo, como mucha otra gente, sentía.

El libro se compone de 17 fábulas poéticas. ¿Qué te llevó a elegir la fábula como forma para transmitir tu visión del mundo?

La fábula es un género que desde siempre se ha utilizado para transmitir de una forma amable y quizás sutil determinados conceptos e ideas, y que se puede observar en muchos textos sagrados, como puede ser en las parábolas de los evangelios, o en la permanente fabulación presente en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas quiché.

Estas fábulas pueden estar perfectamente inspiradas en hechos de la vida real, como ocurre en mi libro en el poema La otra mejilla, inspirada en la sonora bofetada que le propinó Will Smith a Chris Rock en la gala de los Oscar, la cual, aunque el lector no la asocie fácilmente al poema, posiblemente le resuene.

Tus versos dialogan con textos espirituales como el Evangelio de Mateo, las Analectas de Confucio o el Tao Te King. ¿Qué significa para ti beber de esas fuentes tan diversas?

Para mí estos textos contienen una sabiduría eterna que brota de un lugar que nadie conoce bien, pero que se intuye, y que claramente trasciende y complementa nuestra realidad otorgando una visión positiva y amplia del mundo que debe facilitar nuestra existencia.

En mi caso particular, ojalá que esta sabiduría se haya transmitido de forma adecuada al poemario, y el lector pueda en algún grado disfrutarla.

En tus poemas aparece la idea de libertad como condición inherente al ser humano. ¿Hasta dónde consideras que debe llegar la libertad de una persona?

El ser humano para mí es totalmente libre, lo cual le permite trascender los condicionamientos sociales, con efecto tan limitante, siempre que se conecte interiormente con la fuente, que yo podría definir con el amor.

En este sentido para mí la libertad del ser humano no tiene límites.

Espirales es una metáfora poderosa. ¿Por qué ese título? ¿Por qué Espirales de luz?

La espiral como metáfora corresponde a una estructura que asciende, y en este sentido fue elegida en mi poemario Espirales de Luz para reflejar el ascenso que se logra por medio de la luz que emana de los textos sagrados, que no es otra que el amor (o si empleamos conceptos de cosmología oriental, la virtud, definida en base a cuatro conceptos, amor, disciplina interior, armonía y verdad).

¿Qué tiene la oscuridad para estar tan denostada?

Pienso que la oscuridad es denostada porque nos hace sufrir, nos genera dolor, y la consideramos ajena a nuestro ser, seguramente porque socialmente estamos condicionados a aceptarnos solo como luz, pero sin duda la sombra es parte de nosotros y debemos aprender a gestionarla, lo cual, para mí, se puede realizar a través de los textos sagrados, conectándonos con la luz espiritual, que siempre se manifestará en el plano material.

Con Santiago Expósito Amaro hablaba yo de ritmo, de música. ¿Qué papel juega el ritmo en tu escritura?

La música en mi escritura está muy presente a través de la permanente rima con que está escrita, que pienso le confiere un ritmo musical de lectura, y, consecuentemente, armonía.

Este efecto armónico lo he extendido a la presentación del poemario, tanto en las estrofas que contienen versos de una longitud similar, lo cual visualmente resulta atractivo, como a la maquetación, en la que la editorial Loto Azul ha puesto un exquisito cuidado.

Hablemos del silencio, ¿qué lugar ocupa en tu poesía?

En mi caso silencio y poesía son sinónimos, pues sin alcanzar un estado de silencio resulta complicado encontrar la inspiración que ha de resultar en el poema que uno sabe tiene en su interior, el cual solo se puede derivar de un conocimiento, que ha de ser profundo, de los sentimientos, emociones y de la problemática que los ha generado.

Lógicamente mi poesía deriva de ese silencio previamente buscado.

En este sentido puedo decir que soy un «ratón de biblioteca», pues me encanta el ambiente que se encuentra ahí, el cual, evidentemente, también se puede hallar en la naturaleza.

¿Podrías explicarnos qué es una analecta y cómo influyó en la construcción de tu obra?

Una analecta es un pensamiento de Confucio (nacido en el S. VI aC), o la de algunos de sus discípulos principales, que fue recogida por sus seguidores una vez fallecido, y cuya recopilación constituye lo que se ha denominado las Analectas de Confucio.

Las Analectas, conjuntamente con el I Ching y el Tao Te King, son los textos orientales en los que he encontrado más inspiración dentro de su cosmología, siendo un complemento perfecto a los Evangelios.

¿Cómo fue ese proceso de selección de los textos que finalmente conforman Espirales de luz?

Los textos que conformaron mi poemario fueron elegidos entre los que se caracterizan por ser fábulas poéticas o cuentos de índole espiritual, en los que existe una inspiración, a veces oculta, en los textos sagrados de la antigüedad.

La Editorial Loto Azul se caracteriza por un catálogo con fuerte impronta espiritual. ¿Qué significó para ti publicar tu primer poemario con ellos?

Trabajar con Loto Azul ha sido una experiencia muy satisfactoria, pues buscan más que escritores, amigos, así como una literatura que pueda aportar algo positivo a la sociedad, teniendo una componente espiritual que marca su línea y catálogo editorial, en la que la trascendencia está muy presente.

Puedo decir además que el trato recibido ha sido excelente por parte de todas las personas con las que he interactuado de esta editorial, por lo que estoy muy agradecido.

En tus poemas hablas de retos del camino, de bienaventuranzas y de pruebas vitales. ¿Qué retos personales marcaron tu escritura?

Evidentemente escribir sobre temas de actualidad con un componente espiritual ha exigido un intenso proceso de conocimiento, tanto interior, como del entorno en que vivimos, así como de la espiritualidad, y por tanto un crecimiento interior, acompañado sin duda alguna de crisis e interrogantes.

Además esta temática exige un respeto profundo a las opiniones ajenas, lo que precisa también de un persistente trabajo interior, y que, en mi opinión, es facilitado por la lectura y comprensión de los textos sagrados.

En tu libro aparecen tanto temas eternos como problemáticas actuales. ¿Buscas un diálogo entre lo atemporal y lo contemporáneo?

Por supuesto, de hecho el libro tal como se ha concebido es la consecuencia de este diálogo.

El mundo actual en el poemario está siempre presente, como no podría ser de otra forma, con sus luces y sombras.

La incorporación de forma dialogada de lo atemporal (tan denostado e ignorado por nuestra sociedad), como puede ser una bienaventuranza, creo que le aporta el complemento preciso para darnos soluciones a las problemáticas contemporáneas, cada vez, desgraciadamente, más complicadas.

Has participado en un libro benéfico. ¿Qué nos puedes contar sobre ese proyecto y cómo conecta con tu visión de la literatura como servicio?

Sí, he sido seleccionado para participar en el libro benéfico «Pero no te olvides de Valencia», en favor de los damnificados de la Dana, con un relato corto inspirado en las jornadas técnicas organizadas por el Colegio de Ingenieros de Caminos, del cual formo parte.

Yo, además de colaborar con este relato, lo haré con los beneficios de la venta del poemario durante el crowdfunding del libro benéfico.

Personalmente creo que la literatura debe estar en servicio de la sociedad, más allá de los intereses personales de cualquier índole, y, en la humilde medida en que me sea posible, yo aportaré acorde a ello.

¿Cómo reaccionan los lectores cuando se acercan a tu obra por primera vez? ¿Qué comentarios te han marcado más?

En general bien, a muchos les sorprende la dureza con la que empieza, con relatos basados en la actualidad, pero acaban entrando en el poemario conforme se desarrolla.

Los comentarios que más me han marcado son los de lectores que expresan que el libro les ha producido emociones extremas, como pueden ser pesadillas, o una necesidad imperiosa de tener que parar unos días en su lectura para reposar dichas emociones y después continuar.

También me han marcado los comentarios de lectores que afirman han encontrado espiritualidad y misticismo en sus letras, pues lo han expresado en un grado que quizás yo ni siquiera busqué.

Si tuvieras que definir en una sola imagen lo que significa escribir poesía para ti, ¿cuál sería?

Para mí el concepto de poesía se puede expresar precisamente en la imagen de la portada del libro, una espiral de luz, pues escribiendo poesía puedes elevarte hacia la luz y encontrar así las mejores soluciones a los problemas presentes y cotidianos de nuestras existencias

¿Qué esperas que quede en el lector después de cerrar las páginas de Espirales de luz?

Me conformaría con que al lector le quede un rictus de satisfacción, con la sensación de que ha leído un libro, que, aunque realmente no entiende muy bien, pues tanto la poesía como los textos sagrados no son para entenderlos, sino para sentirlos, le quede una sensación agradable y positiva.

Y por último, Eduardo, una recomendación para quienes empiezan en el camino de la escritura.

Mi recomendación es que no se centren en tener éxito, sino en escribir algo que les haga crecer como personas, a ellos y a la sociedad en que se enmarcan.

Si consiguen disfrutar y escribir algo con lo que se sienten satisfechos, el éxito será lo de menos, y de alguna forma, tarde o temprano, les llegará entre su público verdadero.

 

Gracias, Eduardo, por acompañarnos, por mostrarnos que la palabra puede ser alimento para el alma. Espero que cada nuevo verso que escribas esa pureza que toca, con hondura y sin artificio, el corazón de quienes te leen.

miércoles, octubre 01, 2025

ENTREVISTA: Alma Alanís - Versión vídeo y audio

Hoy nos acompaña una autora que ha sabido transformar el mes de octubre en un territorio literario lleno de voces, imágenes y emociones.
Alma Alanís es la creadora de Taletober I y Taletober II, dos colecciones de microrrelatos que nacieron como un reto personal y que han terminado convirtiéndose en una experiencia compartida con los lectores, donde cada página late con la intensidad de un instante atrapado en palabras.

Además, Alma ha participado en la antología Crónicas del Randonauta, coordinada por Jesús Relinque, con el relato “Gris”, que nos muestra otra faceta de su universo narrativo.




RESEÑA: Tiburón de Peter Benchley

Título: Tiburón

Autor: Peter Benchley

Año de edición: 2025 (publicada en 1974)

Número de páginas: 416

Sinopsis: 

Amity es una pequeña población de la costa atlántica de Estados Unidos que vive principalmente del turismo. Un día cualquiera, al alba, poco antes de empezar la temporada de verano aparecen en la playa los restos de una joven que al parecer ha sido devorada por un tiburón. La policía, la prensa y los comerciantes ocultan la noticia que podría espantar a los veraneantes. Pero a los pocos días un bañista ve desde la costa cómo un animal gigantesco ataca a un muchacho. Entonces empieza la batida: un grupo de hombres hábiles y decididos se lanzarán al mar para enfrentarse a la bestia.

Publicada en 1974, Tiburón alcanzó el éxito inmediatamente. Al año siguiente se estrenó la célebre adaptación al cine dirigida Stephen Spielberg, y en la que Peter Benchley colaboró como co-guionista,. Desde entonces, Tiburón se ha consagrado como un absoluto clásico contemporáneo de la cultura pop.

Esta edición incluye contenido adicional de los archivos de Peter Benchley, como reproducciones del manuscrito original, fotografías del rodaje y varios textos del autor en los que narra en primera persona la escritura de Tiburón y su colaboración con Steven Spielberg.

Mi opinión:

Estamos ante una de las novelas de terror y suspense más influyentes de la historia. Su fama no proviene tanto de la versión literaria como de la cinematográfica, convertida en todo un hito tras la magistral adaptación de Steven Spielberg a la gran pantalla. Una película que, sin exagerar, marcó y traumó a toda una generación de adolescentes. 

Hemos analizado tanto la película como la novela en uno de los episodios veraniegos del podcast Voces de Metrópolis, junto a mis compañeros y amigos Sebastián G. Sancho y Jacobo Cortes. Para la ocasión, me sumergí de nuevo en la lectura del libro, y debo decir que me ha sorprendido más de lo que recordaba.

Lo que más me ha llamado la atención es esta relectura por su 50 aniversario es la crítica soterrada que Benchley desliza entre sus páginas, perfectamente aplicable a nuestra realidad medio siglo más tarde. La novela aborda cuestiones como la turistificación y las presiones políticas que recibe el jefe de policía Martin Brody por parte del alcalde del pueblo para evitar el cierre de la playa y la entrada de dinero en la etapa estival, primando la economía sobre la seguridad de los ciudadanos, en una trama que además se entrelaza con la crisis matrimonial que atraviesa su familia.

La historia se construye alrededor de esa familia, que sirve como trampolín narrativo para contar la aparición del «monstruo» que habita bajo las aguas y amenaza de la comunidad. Sin embargo, lo inquietante es que, en realidad, es la propia ciudadanía la que invade y explota el espacio de su tiburón. Benchley concibe a lo largo de sus páginas al animal como un depredador implacable que lo único que busca es su supervivencia y actúa por instinto. 

Su pez, (así lo llama el narrador en todo momento), aterroriza las costas de Amity, aunque, si de algún modo, le diésemos la vuelta a la historia y la contase desde su perspectiva, se convertiría en la víctima de la historia.

Con personajes memorables y un argumento bien tejido, la novela ofrece una profundidad y unas capas de significado que, a mi juicio, superan a su célebre adaptación cinematográfica. Spielberg prefirió centrarse en la bestia y en el terror que provoca en la gente, mientras que Benchley nos ofrece una obra con más aristas, capaz de incomodar y de hacernos reflexionar incluso hoy.

En definitiva, una obra llena de una crítica mordaz hacia el sistema en la que el verdadero monstruo no es el pez, sino la avaricia humana, la corrupción política y la presión económica que cincuenta años después siguen estando tan presentes (o incluso más) en nuestra sociedad.

martes, septiembre 30, 2025

RESEÑA: Taletober II de Alma Alanís

Título: Taletober II

Autor: Alma Alanís

Año de edición: 2025

Número de páginas: 97

Sinopsis: ¿Y si cada día de octubre pudieras adentrarte en un nuevo mundo diferente con apenas unas líneas?

Ese es el espíritu de Taletober II: treinta y un microrrelatos que condensan los elementos más característicos de la literatura fantástica, la ciencia ficción y el terror en pequeñas dosis de imaginación y misterio.

Futuros distópicos, viajes espaciales y temporales, bestias mitológicas o futuristas, criaturas de las sombras… Cada historia es un bocado que te invita a saborear la lectura con calma, como un ritual rutinario, pero sagrado.

Este segundo volumen recoge los relatos escritos por Alma Alanís durante el reto creativo Taletober 2024, un desafío que consiste en escribir un texto cada día del mes de octubre. Junto a ellos encontrarás notas que desvelan las inspiraciones detrás de cada pieza: desde pesadillas y recuerdos de la autora, hasta libros y escenas cotidianas que se transformaron en literatura.

Taletober II. Cuentos breves para leer en otoño es un libro para amantes de las lecturas cortas, perfectas para disfrutar en el trayecto del día, antes de dormir o en cualquier paréntesis que te permita el trabajo. Cierra esta antología un relato algo más extenso, de una atmósfera tétrica y fantasmal, como corresponde al primer día de noviembre.

Déjate llevar por estas historias mínimas y descubre cuánta magia cabe en menos de una página.

Mi opinion:

Taletober II es, ante todo, un regreso, un reencuentro de Alma consigo misma y con su Taletober I. Un viaje en el tiempo hacia otro otoño anterior, un octubre que permanece en su retina y cuyos matices traslada al lector de una manera magistral. Esa mirada atrás supone, paradójicamente, un paso al frente. Un crecimiento como escritora que Alanís sabe reflejar con madurez y frescura.

Entre dosificar la lectura o bebérmela de un trago, opté por lo segundo. Sí, la esperaba como agua de mayo, o más bien como agua de octubre. Lejos de caer en un empacho, la sensación final es la de quedar plenamente saciado. Esta segunda entrega consolida a Alma como una autora que reivindica la brevedad como arte, donde cada microcuento es un pequeño universo condensado.

La obra se sostiene en un tono lírico, reflexivo, me atrevería que a decir catártico, cargado de evocación, donde las resonancias del pasado se ramifican como los afluentes de un río para llegar al corazón del lector. Fresca en aroma, pero teñida de nostalgia, Taletober II invita tanto a la emoción como a la reflexión.

Entre los relatos destacaría varios por su fuerza y originalidad:

BestIa por su potente arranque, una palabra que da juego, pero a la que solo Alanís ha sabido sacarle todo el ju(e)go que merece y cuyo título es ya de por sí, un reclamo a la lectura.

Delirio es arriesgado, y ese mismo riesgo contribuye a su eficacia. En él, la autora reivindica la importancia de pensar en un mundo que a menudo desprecia la introspección.

Histeria es otro de esos relatos que brilla por su fuerza erigiéndose como un grito feminista contra la misoginia y en defensa de la feminidad.

Mientras Ñoñería sorprende por su ternura, breve y delicada.

Palabras como «Glicinia», «Zuzón» o «Xilolita» despiertan en el lector la sensación de pequeñez lingüística frente al vasto conocimiento y, al mismo tiempo, la curiosidad de seguir aprendiendo al lado de la autora en un futuro y esperado Taletober III.

La autora se revindica también como una gran lectora, versátil donde las haya, y regalándonos un ejercicio de metaliteratura vinculado con su propio proceso creativo.

Cuando supe que Alma Alanís publicaría una continuación de su primer libro me emoción, porque deseaba, de verdad, sumergirme en una nueva entrega de este Otoño Literario, con mayúsculas.

Y la espera ha merecido la pena.

ENTREVISTA: Cristina Calderón - Versión Vídeo y Audio

Cristina Calderón nació en Madrid a finales de los ochenta. Desde muy joven comenzó a escribir, primero en un diario donde narraba las peripecias de su Barbie, hasta que años después cumplió su sueño de publicar. Es autora de literatura romántica con Vas a Quedarte (Phoebe, 2023) y Vas a Tenerme (Phoebe, 2025). Además, trabaja como gestora de contenidos, es historiadora del arte de corazón y ha participado activamente en ferias, encuentros y presentaciones literarias en ciudades como Madrid, Barcelona, Murcia, Valencia, Cuenca o Badajoz. Colaboradora en podcasts y en librerías independientes, su voz empieza a consolidarse dentro del panorama de la novela romántica actual.





lunes, septiembre 29, 2025

Podcast Mi experiencia como escritor T1E14 ¿Cómo generar tensión narrativa y suspense?

Hoy nos acompañan en Mi experiencia como escritor Sebastián G. Sancho y Jesús Relinque para hablarnos de cómo generar tensión narrativa y suspense en tus obras literarias. 

Sebastián G. Sancho es autor publicado por Ediciones T&T, se ha consolidado como una de las voces narrativas más prometedoras de la actualidad. Su obra incluye las novelas La cuna de Tejo y Dopplegänger, dos títulos que muestran su capacidad para tejer historias intensas, cargadas de misterio y sensibilidad hacia la condición humana.

Su talento ha sido reconocido con el Premio Riverside de GadiTaNoir, donde resultó ganador con su relato La bella escondida, confirmando así su lugar en el panorama literario contemporáneo.

Con un estilo que mezcla emoción y profundidad, Sebastián G. Sancho nos invita a descubrir universos donde el suspense convive con lo humano, y donde cada página es una puerta abierta a nuevas preguntas y revelaciones.

Hoy tenemos el privilegio de presentar a un autor que escribe con pasión, rigor y cercanía: Sebastián G. Sancho.

Jesús Relinque es un escritor gaditano que ha sabido conjugar con maestría la imaginación narrativa y la investigación ensayística. Como narrador de ficción, nos ha regalado obras tan sugerentes como La llave de los misterios, La ciudad oscura o Los jinetes del sueño, donde el misterio, la fantasía y lo onírico se entrelazan para dar forma a mundos tan inquietantes como fascinantes.

En su faceta de ensayista, ha explorado con rigor y pasión universos cercanos a la cultura popular y al imaginario colectivo en títulos como Expediente V o Siguiente fase.

Su escritura, siempre inquieta y cercana, refleja tanto la fuerza de la ficción como la solidez de la investigación. Presentar hoy a Jesús Relinque es descubrir a un autor que escribe desde la curiosidad y la pasión, y que nos invita a mirar la realidad con otros ojos, entre la lucidez del ensayo y la magia de la narrativa.



ENTREVISTA: «Viaje de 'cercanías' al teatro de José Moreno Arenas»

Hoy tenemos el privilegio de conversar con uno de los dramaturgos más notorios del panorama teatral contemporáneo. Granadino de nacimiento, su teatro ha sabido analizar el comportamiento humano desde todas las vertientes y dialogar con la crítica social.

Hablo de José Moreno Arenas, cuyas creaciones enlazan el teatro surrealista y esperpéntico con el más humano.

Su pluma se ha cruzado con la de autores cuya fama trasciende toda frontera intelectual e incluso popular; recientemente lo ha hecho con la de otro icono del teatro mundial, Fernando Arrabal, en un libro bilingüe (publicado en español y francés) titulado Entremeses / Impromptus, un volumen que aún sigue siendo presentado y que incluye tres piezas breves de cada uno de ellos. Por su lado, Arrabal nos presenta tres entremeses y José Moreno sus tres «impromptus», cuyos títulos son El reloj, La cabeza y El purgatorio. Las tres han sido recientemente estrenadas: la primera y la tercera, en Albolote, su pueblo natal; y la segunda, en una localidad muy querida por el dramaturgo: Chiclana de la Frontera (Cádiz).

A su ya extensa producción, se sumó su sobrecogedora obra Federico, en carne viva,
que se estrenó en el Teatro Echegaray (Málaga, 2018) y que, además, tuvo una gran acogida y éxito en su gira por los Estados Unidos, siendo programada en el Frida Kahlo Teatro (Los Ángeles, California). En ella, José nos invita a una reflexión profunda sobre el legado de Federico García Lorca cuya herida aún permanece abierta en nuestra historia más reciente.

Charlaremos también sobre el arte de lo breve, la palabra como aguijón, la memoria, el cuerpo y el tiempo.

——José, muchísimas gracias por estar hoy con nosotros.

——Es un placer atenderos y responder a todas aquellas cuestiones de mi dramaturgia que puedan interesar a los lectores teatreros.

——Comienzo por una pregunta afectiva para poder acercarnos más a tu persona: ¿Cuál fue el momento en el que supiste que el teatro sería tu forma de representar cómo percibes tú el mundo ante los demás?

——Aunque hay un momento puntual de toma de conciencia, no surge por ensalmo; existió un proceso, unos hechos cruciales, que conviene, siquiera a vuelapluma, reseñar: la afición de mi madre al teatro, determinante para esa decisión de escribir; la suscripción a la colección Teatro de la editorial Escelicer, que me permitió leer comedias y dramas sin descanso y estar pendiente de las carteleras de Madrid y Barcelona; la biblioteca del colegio, tan básica como valiosa, que hizo de mí un empedernido lector del mundo de la escena (desde los trágicos griegos hasta las vanguardias más actuales); el trato alentador de mis profesores de literatura –práctica inusual entre los docentes de la época–, que vieron con buenos ojos mis inclinaciones y apoyaron mis inicios como creador de personajes para los escenarios… Todo este «totum revolutum», a modo de caos arrabaliano, desembocó en una decisión –conflicto, por seguir con la filosofía de Arrabal– que acabó cayendo por su propia inercia.

——Echando la vista atrás y haciendo un poquito de autocrítica, ¿cómo describirías esos primeros textos que escribiste en tu juventud?

——En una palabra, bisoños. Cuando se empieza a escribir a una edad tan temprana, solo puedo repetir lo que el profesor de literatura me dijo después de leer una de mis primeras creaciones: «Moreno, usted apunta alto». Pues eso: tenía hechuras, maneras; pero aún era pronto, demasiado pronto. El problema es que esos esbozos tuvieron buena acogida en el ámbito estudiantil, lo que propició que quedaran definitivamente unidos a mi nombre. Confieso que, dada su bisoñez, con el paso del tiempo me ha provocado no pocos dolores de cabeza. Fue el magnífico dramaturgo Jaime Salom, durante un encuentro en Málaga, quien me dijo que la larga carrera de un creador era comparable a una escalera, y que era imposible llegar a la parte más alta sin pasar por los primeros peldaños. Sabias palabras, que me hicieron reflexionar: desde la adolescencia hasta la madurez, haciendo escala en las etapas intermedias, la vida es un continuo aprendizaje.

Portada del libro de actas del Seminario Vanguardia, confusión y caos 

——La brevedad para ti, además de economía, es filo. ¿Cómo llegaste a esa conciencia de que lo breve, a veces podía contener un mensaje más profundo que lo extenso, si sabía tratarse de la manera más adecuada?

——Antes que nada, me apresuro a decir que mi apuesta por el teatro breve y, sobre todo, por el mínimo, siempre me la he planteado como un reto personal, pues, de acuerdo con mi colega valenciano Eduardo Quiles, la brevedad no solo es cuestión de folios; también depende de la capacidad de síntesis del creador. Dicho esto, mi dedicación al teatro breve se debe a dos razones: la primera, a la lectura del gran ramillete de entremeses de nuestro irrepetible Siglo de Oro. Al decir ramillete, es obvio que no me estoy refiriendo solo a Cervantes; hay una nómina de dramaturgos, maestros todos ellos del entremés, de la dramaturgia breve, que deberían conocer quienes se consideren amantes de la buena literatura: Lope de Rueda, Juan de Timoneda, Quiñones de Benavente, Salas Barbadillo y un largo etcétera, en el que no falta el ingenio de Quevedo. La segunda, a Antonio Martínez Ballesteros. He contado en innumerables ocasiones que mi asistencia con dieciséis años, en el Teatro Asuán (Jaén), a La muy legal esclavitud, fue decisiva para mi dedicación preferente al teatro breve. Desde un primer momento tuve claro que con lo breve se llegaba más directamente al espectador. No quiero entrar en detalles porque sería prolijo. Si acaso, hacer mención a un comentario de John P. Gabriele, uno de los grandes hispanistas norteamericanos, estudioso de mis «pulgas dramáticas», de las que llegó a decir que eran flashes dramáticos con los que logro revolver la conciencia del público.

——Recientemente has compartido publicación con Fernando Arrabal. Entiendo que para escribir una obra conjunta hay que tener una gran afinidad con la otra persona. ¿Me hablarías de la relación que os une?

——Una ligera salvedad: no se trata de una obra conjunta, sino de un volumen que contiene textos suyos y míos. Dicho esto, está claro que tanto para lo uno como para lo otro, ha de haber una mínima afinidad, un nada desdeñable grado de empatía personal y proximidad creativa. Está claro que ambas dramaturgias siguen caminos distintos; no obstante, hay un momento en que confluyen. Un segmento de mi producción conecta con Ionesco y Beckett, lo cual me acerca –así lo reconocen reputados analistas– a Arrabal. Tan es así que, en noviembre de 2022, convocado por la Universidad de Granada y el Ayuntamiento de Albolote, y organizado por Karma Teatro, se celebró el seminario «Vanguardia, confusión y caos en Fernando Arrabal y José Moreno Arenas», al que acudieron expertos de las dos dramaturgias. Ahí se forjó la excelente relación entre ambos.

——El libro Entremeses/Impromptus contiene tres textos inéditos tuyos: El reloj, La cabeza, El purgatorio… y otros tres de Fernando. ¿Qué criterio seguiste para seleccionar estas tres piezas como parte de esta edición bilingüe y no otras?

Portada de Entremeses / Impromptus
——Libros del Innombrable, la editorial zaragozana responsable de la publicación, encargó a Fernando Arrabal tres nuevas piezas teatrales para su edición junto a otras tres mías. Tanto El reloj como La cabeza gozan, en palabras de los entendidos, de perfiles de corte surrealista, en los que puede advertirse desde la mirada audaz e irracional de Miguel Mihura hasta la sarcástica y escéptica de Jorge Díaz, e incluso la ácida e irreverente de Dario Fo. Permítaseme un paréntesis, ya que, llegados hasta aquí, no puedo ni debo olvidarme de Francisco Nieva, a quien dedico La cabeza, y para quien el teatro «es una ceremonia ilegal, un crimen gustoso e impune», como su Es bueno no tener cabeza, contradictoria –solo en apariencia– por irracional y liberadora. Cierro paréntesis y sigo… Antes de apostar por la escritura de El purgatorio, esperé a saber con qué textos nos deleitaría Arrabal. Tras conocerlos, supuse que un encuentro entre Shakespeare y Marlowe a propósito de la autoría de algún texto atribuido al primero a través de los siglos, y hoy de dudosa paternidad debido al criterio de no pocos entendidos, apoyados en la «infalible» inteligencia artificial –suero de la verdad de la más rabiosa actualidad–, daría cumplido juego con dos de las tres obras ofrecidas por Arrabal, en las que nos hace disfrutar con encuentros de personajes históricos: Cervantes con Feliciano de Silva; y El Greco con el Inquisidor general de turno.

——¿Cómo ha sido la experiencia de ver representadas estas obras tan recientes en los escenarios españoles, y qué sentiste el día del estreno de La cabeza en Chiclana de la Frontera?

——Siempre que asisto al estreno de una de mis obras me acompaña ese cosquilleo del que hablamos todos los dramaturgos, actores, directores... Cierto que a estas alturas de la vida –somos animales de costumbres–, con menos intensidad. Quizá porque la madurez nos proporciona ánimo sereno –no confundir con indiferencia– y una pizca de distancia –no equivocar con despreocupación–. Dicho esto, un estreno es siempre un estreno; y al estado personal de cada momento se unen otros condicionantes: lugar, asistencia, recepción... Una de las mayores inquietudes de antaño –la crítica– ya no me quita el sueño; posiblemente porque hay una opinión generalizada de mi dramaturgia. Albolote, donde nací, resido y «vivo», siempre me inyecta un plus de adrenalina; en sus calles y plazas me tropiezo a diario con amigos de la infancia, familiares, simples conocidos y fieles seguidores de mis creaciones. Chiclana es como mi segunda casa; mi teatro es siempre recibido junto a Sancti Petri con los brazos abiertos.

Estreno de El purgatorio en el Auditorio (Albolote, Granada, 2025)

——Cuando escribes, ¿piensas más en la palabra que se lee o en la palabra que se dice en escena?

——En ambas. Mientras no está sobre el escenario, el texto teatral es texto literario. Con esta premisa, el autor ha de ser respetuoso tanto con el espectador como con el lector. Tanto a uno como a otro ha de procurar que llegue, ha de saber transmitirlo.

Federico, en carne viva es un título que llega a lo más profundo de quien lo lee. ¿Qué motivación te impulsó a elegirlo para tu obra?

——Soy políticamente incorrecto. No sé si por naturaleza; pero la rebeldía forma parte de mi personalidad, de mi auténtico yo. Tengo criterio propio, al que he llegado y sigo llegando a través del estudio, de la investigación. Siempre he pensado que el Federico que se nos ha enseñado no se ajusta al real; se nos ha transmitido un Federico creado por una sociedad ávida de personajes legendarios, afines a sueños de todo tipo y condición: el Federico-mito. Como en cierta ocasión me dijo Alfonso «Tomatés», un sencillo labriego de Valderrubio que llegó a conocer al poeta-dramaturgo de la Vega de Granada, «Federico ha tenido muchos “barniceros”. Hora va siendo de despojarlo de ese barniz para conocer al verdadero Federico»; y añado yo: al Federico-hombre, desnudo, en carne viva.

Portada de Federico, en carne viva
——Dicha obra ha sido representada en España y en Estados Unidos. ¿Cómo varía la reacción del público en cada contexto?

——«La importancia de la recepción del público», uno de los temas clave que traté con Susana Báez Ayala, profesora mexicana de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, durante el tiempo que dedicó a realizar la tesis doctoral sobre mi dramaturgia. Es evidente que no todos los públicos recepcionan de igual manera una obra dramática. Depende de muchos factores: cultura del país, sensibilidad por determinadas formas teatrales, formación, educación, etc. Está claro que la calidad literaria de la obra es intrínseca y, por tanto, universal para los ojos de todos los espectadores; sin embargo, cuando el protagonista de la obra es un personaje histórico, lleva un plus biográfico, que puede ser aceptado o rechazado por el público, según el conocimiento que se tenga del mismo. En atmósferas como la de Granada, lugar de nacimiento de Lorca, existe un problema añadido: no todos los granadinos están de acuerdo con el tratamiento dado a diversos aspectos de la vida y obra de Federico, que, como aseguraba el mencionado Alfonso «Tomatés», había pasado por muchos filtros ajenos a su propia existencia: estéticos, ideológicos, biográficos… Federico, en carne viva, historia de un acercamiento al ser humano que habitó en Federico, ha recibido los aplausos del público en todos los teatros visitados: desde el estreno mundial en el Echegaray (Málaga, 2018) hasta el estreno americano en el Frida Kahlo (Los Ángeles, California, 2018), pasando, entre otros, por la Sala Távora (Sevilla) y el Corral del Carbón (Granada).

Confieso que esperaba en Granada una reacción de rechazo más importante. Era más que previsible. No ha sido así porque, en cierta medida, el amor a Federico García Lorca de buena parte de sus paisanos (los conformes con el barniz) es más pasional y, por tanto, más cercano a lo irracional, que fruto del conocimiento de su obra, de su verdad, plasmada por el propio Federico en las cartas, en las conferencias, en las entrevistas que concedió…

——¿Podría decirse que hay algo universal en García Lorca y su obra?

——Sin lugar a dudas. Cervantes y Lorca comparten el honor de ser los autores españoles más traducidos y, por tanto, más conocidos y leídos en todo el planeta. Su poesía es ofrecida de continuo por las editoriales más emblemáticas de los cinco continentes y su teatro adorna constantemente las luces de neón de los grandes teatros del mundo. 

——En la obra aparece, como un susurro que va cobrando cada vez más cuerpo, Juan
Ramírez de Lucas, el rubio de Albacete. ¿Qué lugar ocupa esta figura en la vida de García Lorca y qué representa para ti?

——Federico García Lorca es como un recinto arqueológico, palabras que pronuncié durante mi estancia en El Cairo a propósito de mi intervención en su Feria del Libro y en varias universidades (2018) y que Khaled Salem, estudioso y traductor de mi teatro al árabe, rememora en la edición de Federico, en carne viva (Diputación de Granada, 2022). Federico conoce a Juan Ramírez de Lucas, el rubio de Albacete, gracias a su amiga Pura Ucelay, directora y empresaria teatral, que los presentó en el Club Anfistora (1934). El romance dedicado por Federico a Juan y la carta que le envía el 18 de julio de 1936 dejan al descubierto la relación amorosa del poeta-dramaturgo de la Vega de Granada con el joven manchego, cuya minoría de edad es el motivo de la negativa de Federico a abandonar España, a pesar de las invitaciones de varios gobiernos del otro lado del charco, e incluso una de su amiga Margarita Xirgu, que le ofreció su apartamento de México. Juan se convierte así –por supuesto, de manera indirecta e involuntaria– en la causa de la muerte de Lorca. Tal es el lugar que ocupa en la vida de Federico: transcendental. En Federico, en carne viva, Juan, siendo un personaje ausente –como Pepe el Romano en La casa de Bernarda Alba–, impregna con su «presencia» la obra, de principio a fin.


Puesta en escena de Federico, en carne viva en el Corral del Carbón (Granada, 2023)

——Yo, que he tenido la oportunidad de leer varias obras de Federico García Lorca, y que quedé impactado por algunas de ellas como Yerma, Bodas de sangre o La casa de Bernarda Alba, definiría su obra como desgarradora, por el tratamiento que tiene de ciertos temas como el deseo reprimido, la opresión social o incluso, la muerte. Con una lucha incesante contra un destino inevitable, ese dolor contenido y esas emociones llevadas al límite. ¿Cómo describirías tú su obra?

——En pocas líneas acabas de hacer una descripción acertada de las tragedias rurales de ambiente andaluz (casi exclusivamente granadino); a estas obras, de incontestable aceptación popular, habría que añadir títulos como el de Doña Rosita la soltera, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín y un largo etcétera de dramas y comedias. Pero es que, además, el paisaje dramático de Lorca no se debe solo a las musas que habitan en la vega que da luz y colorido a Valderrubio –la Asquerosa de las haciendas agrícolas de don Federico, su padre–; musas de atmósfera surrealista le inspiraron textos que, adelantándose en el tiempo a Beckett, no constituyen, sin embargo, el referente europeo porque los entendidos, más preocupados por extender el mito, escoraron el interés de su producción –poesía aparte– solo hacia las tragedias rurales que acabas de mencionar. Aquellas comedias imposibles que comentara a Felipe Morales, como El público y Así que pasen cinco años, y aquel otro teatro breve, como El paseo de Buster Keaton, o mínimo, como los diálogos –Diálogo mudo de los cartujos o Diálogo de los dos caracoles–, a pesar de ser obras maestras del surrealismo, están aún hoy en un segundo plano respecto de las del «paisaje lorquiano» gracias a la deriva sectaria de los mitómanos y al «ojo bizco» de unos analistas solo interesados –de momento, dejémoslo es eso– en lo que vendía. Conviene que se sepa qué mensaje dejaba Federico en esa entrevista de Felipe Morales: «En estas comedias imposibles está mi verdadero propósito. Pero para demostrar una personalidad y tener derecho al respeto he dado otras cosas». ¡Tremendo testimonio! ¿Por qué se manipulan voluntades, se tergiversan comentarios, se falsean declaraciones…? ¿Por qué cuesta tanto reflexionar y respetar…?

——¿Qué semejanzas y diferencias ves entre tu obra teatral y la de García Lorca?

——Preguntado Federico por sus poéticas, contestó que «podría hablar de ellas si no cambiara de opinión cada cinco minutos», tras lo cual enfatizó: «Quemaré el Partenón por la noche, para empezar a levantarlo por la mañana y no terminarlo nunca». Cita cultural al margen, interrogante y respuesta encierran no escasa complejidad, pues ambas producciones tienen más de una poética teatral. A lo largo de la entrevista se ha ido hablando de las de Federico: una, en la que podíamos incluir el teatro comercial, el teatro poético, compuesto por las tragedias, los dramas y las farsas (dependiendo del estudioso al que nos acerquemos, nombres y clasificación varían); y otra, la surrealista. En cuanto a la mía: uno, el teatro indigesto, que incluye las «pulgas dramáticas» y el teatro de trazo surrealista, y otro, el que se inicia con El inframundo y Federico, en carne viva, y que tiene continuidad, de momento, con la trilogía …Y Dios bajó de la nube (El silencio, El olvido y La soledad). El primero –según Méndez Moya–, integrado en la alegoría irónica, alejado de todo realismo, con un humor desgarrado y sin concesiones; el segundo, en palabras del director de escena Miguel Cegarra, de lenguaje poético (aunque, según confiesa el propio Cegarra, entre líneas sigue viendo en Federico, en carne viva amagos indigestos).

Estreno de Federico, en carne viva en el Teatro Echegaray (Málaga, 2018)

——¿Crees que el teatro tiene una función de justicia poética?

——Cada dramaturgo tiene su propia teoría acerca de la función del teatro. Hay tantas posturas como autores. Yo he tenido la suerte de tenerlo claro desde el principio. He mencionado a Antonio Martínez Ballesteros, maestro y amigo, que perteneció a la «Nueva ola dramática española» promocionada en los años sesenta del pasado siglo por el investigador norteamericano George E. Wellwarth. Pues bien; la máxima sobre la que este cimentó sus estudios fue: «La función del teatro es estimular al pensamiento, no inculcar soluciones dogmáticas». Ni que decir tiene que la hice mía de inmediato; ha presidido desde siempre todos los folios y cuartillas que he emborronado. Mi dramaturgia, amante de los finales abiertos, está a años luz de posturas maniqueas. El público, que es soberano e inteligente, se merece un respeto. Sin pestañear, un no rotundo a cualquier atisbo de justicia poética en el teatro.

——¿Hay algún tipo de intención reparadora en tu forma de escribir?

——Si de intención hablamos, no. La sentencia de Wellwarth no necesita explicación alguna; su enunciado es muy claro. Estimular la imaginación del espectador y abstenerse de inculcar soluciones dogmáticas lleva implícito el reconocimiento de plena libertad para el espectador. Ello no es óbice para que en mi condición de dramaturgo adopte una postura inconformista y, haciendo uso de la provocación, deje al descubierto las miserias de la sociedad que nos da cobijo y desenmascare a sus causantes. El público tiene la última palabra. Llegados a este punto, no me resisto a traer a colación a Federico García Lorca, que exhortaba a los espectadores a tener propio criterio, lo que evitaría que otros decidieran por ellos. Aunque expresadas con distintos vocablos, las intenciones de Wellwarth y de Lorca tenían una base idéntica: la educación y la libertad del público.

Portada de Teatro indigesto
    ——¿Qué tiene de «indigesto» tu teatro?

  ——Hay una tendencia generalizada entre los dramaturgos a     bautizar la propia creación: teatro del compromiso, de la crueldad,   de protesta, difícil, antropofágico, caníbal, etc. En 1998 apareció   Teatro difícil… de digerir, una colección de textos dramáticos que   seguía la estela de aquel Teatro difícil de los años setenta, llamado   así por las dificultades en llegar a los escenarios comerciales. El   remate «de digerir» constituyó toda una intención de declaraciones   que Adelardo Méndez Moya, uno de los grandes estudiosos de mi   teatro, en el prólogo a mi siguiente publicación, Teatro indigesto   (2000), definió como «difícil de aceptar por una mentalidad cultivada   y acorde con lo tradicional y lo convencional». En respuestas   anteriores he dejado entrever cuál es la poética de mi teatro, que es   tanto como decir la poética de la dramaturgia indigesta. La concibo   como «una bacanal del inconformismo, la provocación y el   desenmascaramiento; como una orgía que, valiéndose de la lógica   ingenua, estimula la imaginación del espectador».


——¿Consideras esa molestia que provocas en el público una forma del arte?

——Como es fácil suponer, molestar al público por el simple hecho de molestar al público dista mucho de ser arte; otra cosa distinta es cómo se consigue. Si el instrumento es el uso de los recursos literarios, podría serlo. Una poesía, un relato, una pieza teatral… podría causar molestias al público y, no obstante, constituir una obra de arte. Es el caso del «teatro indigesto»: los textos amparados bajo ese calificativo son literarios y responden, por tanto, a las exigencias de lo artístico, causando, a un tiempo, –nos lo recuerda Méndez Moya– molestias a los amigos de lo convencional. José Ruibal, uno de los dramaturgos de la ya citada «Nueva ola dramática española», invitaba a escribir contra el público, es decir, contra la rutina y la pereza mental de su tiempo. Era consciente el gallego de que dicha actitud, de gran valor ético, suele acarrear dificultades al autor dramático, ya que la posibilidad de que el público muestre su malestar y rechace la obra es alta. ¿Es arte que el dramaturgo, después de meter el dedo en el ojo del espectador, consiga que este brinde su aplauso a la caída del telón? ¿La habilidad como costura literaria es arte? No me cabe la más mínima duda: sí.

——Tus «pulgas dramáticas» han sido una aportación originalísima al panorama teatral actual. Explícanos la razón de ese concepto y qué te permite este formato que otros no.

——Toda «pulga dramática» es teatro mínimo, pero todo teatro mínimo no es «pulga dramática». Esta nace como una exigencia creativa, como –ya se ha dicho– un reto personal. Es como el circense «más difícil todavía». Es un desafío al dios que llevamos dentro (creatividad), un pulso a la musa que nos asiste (inspiración), un cuerpo a cuerpo con el hombre que habita en nosotros (limitación). En definitiva, todo ello no es sino poner a prueba nuestra capacidad de síntesis, es decir, dramatizar una historia en un par de páginas o, incluso, en una acotación de tan solo diez líneas. Como todo lo original, como todo lo novedoso, como toda ruptura, como todo atrevimiento… es objeto de controversia.

Portada de  Pulgas dramáticas
Portada de Dramatic Snippets


——¿Cómo definirías la «pulga dramática»?

——La acuñación del término «pulga dramática» se debe al estudioso y dramaturgo Adelardo Méndez Moya, que tras definirla como un «género sintético que reúne unas características propias, no cerradas», señala los rasgos esenciales comunes a la pulga animal y a la pulga teatral: «pequeñez de tamaño, brevedad de extensión; ambas ‘saltan’, o pueden hacerlo, en la mente del receptor; son molestas, si no dolorosas, por sus mordeduras o picotazos a determinadas mentalidades y posturas vitales; por lo general, suelen ser graciosas. La palabra, su fonética lo es, y el ser al que define, también...». Los demás investigadores, más que definirlas, apuestan por desarrollar aspectos de las mismas. Es el caso de John P. Gabriele, quien, al hilo de lo que estamos hablando, asegura que «desafían y rechazan el sistema teatral convencional y las reglas que gobiernan el diálogo, el personaje y la estructura dramática»; y apostilla que, aunque como dramaturgo me niego a crear textos convencionales, respeto, no obstante, «los elementos esenciales que caracterizan todo texto dramático: el suspenso, la anticipación, la ansiedad y la catarsis». Con esta reflexión Gabriele hace pública demostración del gran calado de su estudio, ya que, de un lado, deja bien a las claras mi inquietud e interés por la innovación de las formas teatrales; y, de otro, observo en mis pulgas dramáticas todos aquellos elementos necesarios para que el texto sea considerado texto teatral.

——En cuanto a las controversias o debates originados por tus «pulgas dramáticas», ¿qué puedes contarnos?

——Siempre se crea debate cuando alguna obra, estudio, concepto, etc., transciende. Uno de ellos se inició a raíz de un comentario del excelente dramaturgo y estudioso Jerónimo López Mozo, que puso en duda la consideración de texto teatral para las «pulgas dramáticas», entre otras razones, por su exigua extensión. Como digo, esta declaración generó una controversia –publicidad gratuita, que hizo crecer la popularidad de las «pulgas dramáticas»–, ya que el propio Gabriele, buen amigo de López Mozo, «respondió» a través de un artículo publicado en la revista La Ratonera (2009): «A pesar de su brevedad textual, las ‘pulgas dramáticas’ captan la simbiosis entre realidad y ficción, entre vida y arte, entre verdad y mentira. Hay planteamiento de conflicto, nudo, desenlace, verosimilitud, catarsis, causalidad, causa y efecto, etc.», conclusiones que remachó con una sentencia inapelable: «Pero son teatro». Ha habido más debates. Es significativa la postura del propio Gabriele, que considera «pulgas dramáticas» tanto los textos dialogados/monologados como los gestuales; no así Adelardo Méndez Moya, que reserva tal criterio solo para las primeras, pues «la realidad ficcional de la pulga nos viene dada por la interacción o discurso hablado de los personajes; y ahonda más en su juicio: «La pulga no propone, sentencia (…) la expresión corporal carece de la acidez y de la firmeza necesarias. No es lo mismo afirmar con rotundidad que insinuar».

Estreno de La cabeza, en el Teatro Moderno (Chiclana de la Frontera, Cádiz, 2025)

——¿Qué lugar ocupa en tu obra el humor? ¿Y en tu vida?

——Tengo noticias de que Adelardo Méndez Moya está inmerso en estos días en un estudio acerca de mis «tragedias humorísticas». Dice la Real Academia Española que el oxímoron es «una figura literaria que une dos términos contradictorios para crear un nuevo significado». Nada que objetar. Ahora bien; movido por la reflexión, añadiría que la vida es contradictoria, que el ser humano es «duda permanente»; y que una pizca de sal es capaz de cambiar el sabor de las cosas, de la misma manera que la ironía, esparcida sobre el momento dramático, es capaz de transmutar la tristeza y el dolor en risa –mejor, sonrisa– soterrada. La mayoría de las veces –por no decir todas– conviene que sean los estudiosos quienes se pronuncien acerca de cualquier cuestión teatrera. Muchos de ellos han dejado su huella en relación con el humor en mi dramaturgia. Me vienen ahora a la memoria las palabras que el catedrático Antonio Sánchez Trigueros, gran conocedor de mi teatro, dedicó al respecto en su trabajo «El teatro de José Moreno Arenas, humor inteligente», reflexión de la que, por supuesto, me enorgullezco: «Su teatro posee el humor corrosivo del Aristófanes más sarcástico». En mi vida, el humor está siempre presente, aunque el color varía según la compañía, el momento, la situación: en familia, siempre blanco; según el grado de relación, negro, amarillo, rosa o combinación arcoíris; en el trabajo, gris perla, gris marengo, gris… serio.

——¿El absurdo en tu obra nace como un recurso narrativo, como una crítica social o como su forma particular de ver el mundo?

——Vivimos bajo el paraguas de una sociedad absurda, nos movemos en un mundo de relaciones absurdas. No importa la justicia, sino que funcione el estado de derecho, que se aplique la ley, sea o no justa. La verdad no cotiza; gobiernan las apariencias. No buscamos la integridad ni condenamos al corrupto, ensalzamos la pillería y aplaudimos al pícaro. Felizmente atrapados en el Callejón del Gato, hemos hecho de la frivolidad la razón de ser de nuestra existencia cuando nos reconocemos al miramos en los espejos. Asomado al privilegiado balcón de mi despacho, soy crítico con lo que veo; y recurro al absurdo porque lo absurdo es lo que me confunde. Creo en lo que escribo porque… «Credo quia absurdum»; o, como nos ha enseñado Arrabal, «credo quia confusum».

Fernando Arrabal y José Moreno Arenas (Marbella, 2023)

——¿Has experimentado algún cambio en ese impulso de escribir que tenías al comienzo de tu carrera literaria y el momento actual?

——Escribir, en general, es para mí una necesidad vital; una función más, como respirar o comer. Escribir teatro, en particular, implica además un compromiso, ya que es el instrumento escogido para desarrollar mi poética, que, como ya he dicho, supone el desenmascaramiento a través de la provocación, como consecuencia de mi espíritu inconformista. En función del momento y de los temas tratados, en todo caso sin salirme de las líneas «indigestas», me he sumergido en el surrealismo beckettiano, en la prosa poética lorquiana o en el absurdo de Jorge Díaz o Fernando Arrabal; además de acercamientos más o menos próximos al esperpento valleinclanesco, al disparate de los dramaturgos de la otra generación del 27, al teatro de protesta y paradoja de los protegidos por Wellwarth, etc.

——¿Algún proyecto literario en el que estés trabajando en la actualidad y del que puedas hablarnos?

——Dicen los supersticiosos de la escena que no es bueno adelantar noticias acerca de proyectos, pues se corre el riesgo de que no salgan adelante. Siempre hay proyectos; ahora, más que nunca; y algunos de ellos, de envergadura. Me permito comentarte que estoy trabajando en una nueva obra sobre Lorca, segunda parte de una trilogía que ya se inició con Federico, en carne viva. Puedo confirmarte que, con el trasfondo del resultado de las últimas investigaciones acerca del universo lorquiano, el eje sobre el que gravitarán las tres obras será Juan Ramírez de Lucas, el rubio de Albacete.

——Si tuvieras la oportunidad de volver atrás en el tiempo, hasta el día en el que publicaste tu primer manuscrito. ¿Qué le dirías a ese José que comenzaba a dar sus primeros pasos en el teatro?

——Decía mi padre que, en función de las circunstancias, la experiencia podría ser espejo cóncavo o convexo en el futuro. Dicho en el argot popular, no sé si serviría de algo, ya que nadie escarmienta en cabeza ajena. Pero, ya que me otorgas este privilegio, le aconsejaría que siguiera por el camino emprendido y que no anduviera en hora tan temprana por el alambre de las publicaciones, que no se apresurara a dar vida a unos personajes sobre el escenario; que permitiera que esos personajes madurasen a la par que lo hiciese él como persona; y que sea constante, pues todo llega.

José, gracias por este viaje entre palabras, entre obras y entre nombres propios. Pero sobre todo gracias por tu lado humano. Por esa cercanía, esa amabilidad y esa humildad que me has demostrado durante el tiempo que hemos estado preparando esta entrevista. Es un honor increíble poder contar contigo entre nuestros colaboradores e invitados en esta experiencia que compartimos desde la escritura y el diálogo.