sábado, junio 21, 2025

10 PREGUNTAS a Juan Ramírez Biedermann - Versión escrita

Juan Ramírez Biedermann, también conocido como Zethyaz en el terreno musical, es una figura imprescindible en la escena cultural paraguaya. Escritor, músico y abogado, su obra literaria ha sido reconocida dentro y fuera del país por su fuerza introspectiva, simbólica y filosófica. Paralelamente, es fundador de SABAOTH, la primera banda de Black Metal en Sudamérica. Hoy nos adentramos en su universo, donde conviven la palabra, la filosofía y una inquebrantable búsqueda de sentido.

Tu carrera literaria comienza formalmente en los 2000, pero tu vínculo con la palabra viene de antes. ¿Cuál fue el detonante que te llevó a escribir?

Provengo de una familia de músicos. Crecí rodeado de discos y de instrumentos. Tuve una infancia de reuniones familiares en donde una mesa de comida y de canto surgía de forma natural, casi ineludible. En esa familia musical no había libros. En mi casa no tuve una biblioteca ni el ejemplo de tener padres lectores. Por alguna razón, en la adolescencia, comencé a sentir esa fascinación por los libros y por las librerías, y me convertí desde los 12 o 13 en un lector incansable. Luego de los 15, formé una banda a la que le fue muy bien, y en términos de creación artística, esa banda concentró todos mis esfuerzos e inquietudes. Cuando culminó este proyecto, quizá sentí una suerte de vacío que tenía que ser llenado. Entonces empezó una suerte de obsesión por empezar a escribir. Arranqué por los relatos breves.

Participaste de la Academia Literaria del Colegio San José, formando parte de la academia literaria de la institución. ¿Qué recuerdas de aquellos años y cómo influyeron en tu formación?

La Academia Literaria fue un espacio importante para las letras paraguayas, pero en años anteriores a mi participación, que no resultó demasiado relevante en mi formación de narrador.

Nobis fue tu ópera prima. Los 15 relatos que componen está antología están localizados en el barrio de Las Mercedes de Asunción y acaecen durante la primera década de los 90. ¿Cómo surgieron esos cuentos? ¿Qué une a las historias de esta colección?

Los relatos de Nobis corresponden a mi primera etapa como escritor, y guardan relación con la inquietud y búsqueda estética de encontrar una manera de narrar, y una forma de sonar. Con la excusa de narrar lo cotidiano en el contexto del barrio donde nací, crecí y actualmente vivo, busqué alcanzar una voz y relatar lo universal. El hartazgo es universal. El olvido es universal. La desesperación es universal. Así como las ansias de sobrevivir, e incluso de morir para evitar el espanto.

¿Cuánto hay del joven Juan Ramírez Biedermann en esta obra?

El deseo obsesivo de agotar mis posibilidades del lenguaje.

Con 'El fondo de nadie' (Ediciones Altazor, 2010) alcanzaste una Mención de Honor en el Premio Nacional de Literatura del Paraguay. ¿Qué representa para ti esa novela?

Es mi primera novela, y de alguna forma es el ejercicio de darle tensión y belleza a la extensión de un relato. Hasta ese entonces sólo escribía cuentos. Con el Fondo decidí expandir las posibilidades de una narración, con la solvencia que se espera de una novela.

¿Qué temas aparecen con más insistencia en tu obra narrativa?

La desesperación, la memoria, los silencios agrietados, el sentido del mal, el placer de la calma.

'Plegaria de penumbras' fue publicada en Perú y te llevó por Europa en una gira literaria por ciudades como París, Madrid, Ginebra... ¿Qué recuerdos guardas de ese viaje?

Grandes recuerdos. Presentar el libro en ciudades con una larga tradición literaria y editorial resultó muy emocionante. Recorriendo se recauda experiencias y se comprende el mundo de la literatura, desde lo editorial hasta lo estético.

En 2024 publicaste 'Mango'. ¿Qué podemos encontrar en esta última novela que no estaba en las anteriores?

Mango es lo mejor que he escrito. Es una novela que condensa todas mis inquietudes, mis pulsiones como narrador, mi desesperación como artistas, las melodías que busco encontrar como músico. Es un libro que me llevó diez años escribir, que me arrancó pedazos de vida, y que hoy se deja leer con soltura y exuberancia.

Más allá de la narrativa en prosa, has sido premiado también por tu poesía. ¿Qué lugar ocupa el verso en tu universo literario?

Leo poca y escribo casi nada de poesía. No obstante, me conmueve mucho leer a Rimbaud, a Panero, a Harold Alva y a otros tantos que se jugaron la vida en cada verso.

¿Qué es para ti la poesía?

Improvisación sonora. Pulsión impredecible.

¿Cómo combinas tu faceta de escritor con la de músico? ¿Hay puntos de encuentro entre el lenguaje narrativo y el del Black Metal?

La música y la literatura van muy unidas. En perspectiva, cuando doy un paso atrás, me doy cuenta que abordo la composición de una canción o la construcción de un relato con las mismas inquietudes, con la misma ansiedad, y con el mismo alivio. Son formas distintas de expresión que, fácilmente, se cruzan y se enriquecen para elevarse mutuamente.



En 'Les Illuminations', disco de SABAOTH, abordabas a los poetas malditos desde lo musical. ¿Qué te une a figuras como Rimbaud o Baudelaire?

Fue un disco conceptual en el que traté de unir el destino aciago tanto de los poetas simbolistas como de los músicos del Black Metal. Apenas selección algunos poemas de Baudelaire, Verlaine, Lautréamont con canciones que estaba componiendo, advertí que el material funcionaría a la perfección, y que el disco tendría la identidad y la intensidad que buscaba. Creo que no me equivoqué.

¿Cómo ha cambiado tu forma de escribir con el paso de los años?

Creo que he evolucionado en el manejo del lenguaje y, con ello, en la construcción de personajes y relatos. Finalmente, con el perfeccionamiento del manejo de la lengua se eleva la calidad y profundidad de la prosa. Es una fórmula infalible.

¿Qué papel juega lo filosófico en tu obra? ¿Hay una ética o una búsqueda metafísica detrás de lo que escribes?

La verdad que nunca me puse a pensar en ello. Mango es un relato acerca de la salvación del hombre, una salvación física, que acude al instinto de supervivencia más primario del ser humano. A la vez, es un relato acerca de la salvación espiritual, incluso moral y ética. Debería dejar a personas que saben de filosofía que interpretan o dibujen alguna interpretación metafísica de la novela.

¿Cómo ves la escena literaria actual en Paraguay y en América Latina? ¿Qué voces destacarías en el panorama literario de tu país?

Paraguay cuenta con narradores muy buenos, y con una producción destacada. Basta con leer a Rolando Duarte, a Mónica Bustos, a Cave Ogdon, a Christian Kent, a Rubén Acosta Gallagher, a Javier Viveros, a José Pérez Reyes, entre otros.

¿Cómo viviste la invitación al encuentro “Casa tomada” en la Casa de las Américas en La Habana? ¿Qué significó para ti ese reconocimiento?

Fue una semana memorable. Conocí un país velado por el misterio, por lo mítico, por lo romántico, por el rumor del odio de los rivales, por el horrible fanatismo de sus dogmáticos. Conocí a la gente de a pie, sus esperanzas, sus inquietudes, su enorme calidez, su gran pena, su increíble esperanza.

Tu obra mezcla lo literario con lo existencial. ¿Qué importancia tienen la memoria y la identidad en tu escritura?

Casi siempre acudo a la memoria para narrar lo nuevo, lo impredecible, lo imaginario, lo que intento comprender a través de la lengua y de su sonoridad.

Has ganado numerosos premios. ¿Qué significa para ti ese reconocimiento por parte de las instituciones culturales?

Al comienzo, ganar un premio resulta una suerte de reconocimiento del trabajo, pero no mucho más. Luego queda la vanidad, el orgullo que perdura sin demasiado sentido. 

¿En qué estás trabajando actualmente? ¿Hay nuevas obras en camino?

Estoy trabajando en una nueva novela, que seguro terminaré en algunos años.

¿Qué recomendaciones les darías a quienes empiezan en el noble arte de la escritura?

Que lean mucho y exclusivamente buenos libros. Que no lean ni dos páginas de un libro que no les interese, aunque sea muy bueno.

Gracias, Juan, por abrirnos la puerta de tu universo creativo, donde el arte es puente entre lo humano, lo filosófico y lo vital. Tu trayectoria demuestra que el metal también puede ser palabra, que la literatura puede habitar el abismo y que en la reflexión siempre hay belleza.

 

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