domingo, mayo 18, 2025

10 PREGUNTAS a Isabel Galindo Rojas - Versión escrita

Hoy tenemos el placer de conversar con Isabel Galindo Rojas, escritora gaditana, historiadora y autora de la novela Cuando todo se volvió acuarela, un texto que mezcla lo sensible, lo narrativo y lo humano desde una voz que trasciende el más allá. En su blog, ioescritora.com, Isabel reflexiona sobre la escritura, el autoconocimiento y la vida misma, compartiendo sus procesos, aprendizajes y emociones con una transparencia que conmueve. Esta entrevista busca acercarnos a su mundo creativo, a su método de trabajo y a esa manera tan suya de ver la vida a través de las letras.

¿Recuerdas ese momento preciso en el que sentiste que querías dedicarte a escribir “de verdad”?

Sí, desde luego. En realidad fue una sensación que estuvo en mí desde niña, pero nunca me atreví a hacerlo realidad porque no me veía capaz: pensaba que, si requería un esfuerzo, era porque yo no tenía talento, así que nunca lo valoré como una opción real para dedicarme a ello. Cuando murió mi padre, las dudas y la inseguridad seguían en mí, pero en esos momentos yo creo que él me dio la fuerza para intentarlo y, como dices, escribir “de verdad”.

Desde niña escribías cartas a tu maestro en folios bonitos que le cogías a tu padre de su porfolio de piel. ¿Qué había en la escritura que no encontraste en la palabra hablada?

Seguridad. Escribir me da la seguridad de decir exactamente lo que quiero decir, cosa que no me ocurre a la hora de hablar. A veces me meto en jardines, o en ese momento no soy capaz de encontrar esas palabras justas para definir o contar algo. Me siento mucho más cómoda y segura comunicando desde la palabra escrita.

¿Qué te llevó a estudiar Historia y Estudios Hispánicos, y de qué forma esa materia se proyecta en tus historias actuales?

La verdad es que estudié Historia por dos motivos: por descarte (porque Psicología no la había en Cádiz por entonces) y porque, en mi desconocimiento de la profesión, pretendía dedicarme a la Arqueología, cosa que descarté a mitad de la licenciatura, o incluso antes; pero es una carrera bonita, y la disfruté mucho. El master en Estudios Hispánicos lo hice por ampliar el currículum, y porque me atraía mucho estudiarlo, ya que no había hecho la carrera de Filología hispánica. Luego, me decanté por la especialidad de la Constitución de 1812, por motivos laborales. El haber estudiado Historia me ha proporcionado una visión global del mundo, cómo interpretarlo y ser capaz de ver venir ciertos acontecimientos. Y aunque no observo nada de ello específicamente en mis escritos, sí que está. Al final, esos estudios me aportaron una forma de captar y ordenar mi cabeza, mis pensamientos y eso, de alguna manera, se trasmite a la forma en la que escribo.

Has trabajado muchos años en hostelería. ¿Qué enseñanzas de ese mundo has volcado en tus personajes?

Me ha hecho comprender al ser humano, en todos sus aspectos, pero sobre todo en los negativos. Cómo de ruin, de miserable, de mala persona se puede llegar a ser en ambientes o círculos pequeños, y cómo hay ciertos entes que intentan usar su creencia del “todo vale” para humillar a otro ser humano porque sí. Aprendí mucho, también de la bonhomía del ser humano, que también existe, y me vino muy bien todo ese aprendizaje, tanto para mi vida personal como profesional que, al final, es con lo que me quedo. Agradezco cada experiencia, porque me han hecho ser quién soy hoy.

¿Cómo nacen Doña Angustias Ansiedades y Lola Aliloi y qué representan dentro de tu universo narrativo?

Doña Angustias Ansiedades nace con la idea de explicar en tono de humor cómo es una persona con problemas de ansiedad: cómo ve el mundo, cómo vive en él, cómo le afectan los distintos acontecimientos, etc. A Lola Aliloi la creé para que le hiciera compañía, y decidí que debía ser todo lo contrario a doña Angustias, para remarcar aún más la personalidad de ambas. Además, mientras que doña Angustias está narrada en tercera persona y escrito en castellano, Lola Aliloi habla en primera persona, y está escrito en gaditano. Creo que eso le da un punto original, y refuerza mucho más la diferencia entre ambas que, aunque muy amigas, son muy distintas. Dentro de mi universo narrativo, ambas son válvulas de escape: a través de ellas puedo hablar de lo que quiera usando el sentido del humor, que es algo que creo que también me caracteriza.

Háblame de las Personas Altamente Sensibles (PAS). ¿Cómo se manifiesta esa sensibilidad en tu escritura y en tu día a día como creadora?

Las PAS (Personas Altamente Sensibles) entre las que me encuentro, somos un 20% de la población, con un sistema nervioso un poco diferente. Es un rasgo de la personalidad, no es una enfermedad ni un trastorno mental. En el libro de Rosa Montero, La locura de estar cuerda, hace referencia a la alta sensibilidad, de la que ella también es poseedora, y dice lo siguiente: “Tenemos una sensibilidad extrema a la que ahora llaman PAS. Eso no nos hace mejores ni peores que los demás, sólo un poco diferentes, un poco más sufrientes y, a lo mejor, un poco más apasionados”. Simplemente nuestro cerebro es más sensible a la hora de captar estímulos, por ejemplo. Para que se entienda claramente: una PAS cumple con cuatro características, que luego en cada persona se desarrollan de una manera. Esas cuatro características son: una alta empatía (no ponemos fácilmente en el lugar de los demás, dejándonos a nosotros mismos en un segundo plano), una elevada sensibilidad sensorial (nos suelen molestar los ruidos y las luces fuertes, las etiquetas de la ropa, un umbral más bajo del dolor), una profundidad alta de procesamiento de lo que ocurre a nuestro alrededor y en nuestro interior  (buscamos soluciones complejas teniendo en cuenta muchos parámetros, nos gusta mucho la filosofía, el universo, las preguntas trascendentales, escribir, leer) y tendencia a la sobreestimulación (necesitamos más tiempo de descanso y de soledad, nos sobreactivamos con mayor facilidad debido a todo lo anterior). Todo esto hace que yo, personalmente, a la hora de escribir me enfoque mucho en las emociones: construyo todo (personajes, trama, argumento, historia) en base a ellas, porque es lo que más conozco y donde mejor me muevo.

Me gustó mucho el título de Cuando todo se volvió acuarela cuando lo leí, ¿qué significado esconde y cómo se te ocurrió?

El título hace referencia al lugar donde se encuentra uno de los protagonistas, Alonso, que está muerto. Cuando muere va a un lugar, una especie de universo, donde todo parece pintado con acuarelas, de ahí también la portada del libro. Le di unas cuantas vueltas al título, pero la verdad es que cuando surgió este lo tuve claro. Me parecía muy bonito y que describía muy bien la historia.

Cuando todo se volvió acuarela es una novela narrada desde el más allá. ¿Cómo surgió la idea de darle voz a un personaje desde ese lugar tan simbólico?

Es una creencia mía personal. No soy religiosa, no al menos de ninguna religión oficial. Pero sí creo en que nuestra energía, cuando nuestro cuerpo material muere, va a algún sitio, concretamente a algún lugar del universo, que es de donde procede esa energía: nuestro espíritu, nuestra alma o nuestra supraconciencia, hay muchas maneras de llamarlo. Este último término -supraconciencia- es más nuevo, y está siendo muy usado a raíz de las charlas y el libro La supraconciencia existe, del doctor Manuel Sans Segarra, donde habla de las experiencias cercanas a la muerte desde el ámbito médico y científico. Por tanto, me pareció acertado darle voz al personaje desde ese “más allá”, para así compartir con los lectores mi visión de la vida y la muerte.


¿Cómo fue convivir con Alonso, el protagonista, durante el proceso de escritura? ¿Qué aprendiste de él?

Fue una convivencia preciosa, tranquila… La verdad es que no quería que acabase. Y precisamente esa fue una de sus enseñanzas: que nos guste o no, todo tiene un principio y un fin. El final de la novela, acabar de escribirla en mi caso, o de leerla en el caso de los lectores; y el final de la vida tal como la conocemos y la hemos vivido.

El Carnaval de Cádiz aparece como telón de fondo en tu obra. ¿Qué significado tiene para ti y por qué decidiste integrarlo en la novela?

El Carnaval ha estado presente en mi vida desde pequeña como, si no en todos, sí en una mayoría de gaditanos, con más o menos intensidad. Siempre fui aficionada, tuve la suerte de vivir gran parte de la edad dorada de nuestro Carnaval, esos finales de los 80 y toda la década de los 90. A la hora de incluirlo en la novela, me pareció acertado, y una forma también de hacerle un pequeño homenaje a nuestra fiesta: ese “modo de estar de la gente de Cádiz”, como diría Juan Carlos Aragón. Y ya que la novela transcurre en Cádiz, que el Carnaval también apareciera en ella me gustaba mucho.

¿Sientes que Cádiz y su atmósfera se cuelan en todo lo que escribes, aunque no lo pretendas?

Sí, es imposible que no lo haga. Parte de quien soy es por ser de aquí (aunque naciera en Barcelona), haberme criado en Cádiz y haber vivido aquí toda mi vida. Sí es cierto, como se puede ver en algunas entradas de mi blog ioescritora.com, que hay cosas que no me gustan nada, y que a veces me siento enjaulada aquí. Sí, es una jaula preciosa, pero no deja de ser una jaula: en ocasiones me siento encerrada, y con poquísima libertad de movimiento y crecimiento, por muy bonitas que sean sus vistas.

¿Qué emociones o reflexiones esperas despertar en quienes lean tu obra?

Me gustaría generar curiosidad en el despertar espiritual de las personas que me leen. Creo que es algo muy necesario. Siempre lo ha sido a lo largo de la historia, pero ahora creo que mucho más. Reflexionar sobre la vida, sobre la muerte, sobre cómo nos relacionamos con nosotros mismos y con los demás. Hacer consciente en cada uno de nosotros todos esos temas de los que, normalmente, no se habla.

¿Tienes alguna rutina especial para escribir o te dejas llevar por los impulsos del momento?

Suelo escribir en un par de cafeterías en Cádiz, son mi oficina, porque si me quedo en casa me cuesta mucho más ponerme. Soy procrastinadora por naturaleza. Algunas veces también escribo en casa, pero no es a menudo. Suelo apuntar ideas que me surgen en cualquier momento en el móvil, y en una libreta que tengo en mi mesa de noche, porque ya tengo comprobado que, por mucho que crea que la idea no se me olvidará, por regla general, se me olvida. Es mucho más fiable apuntar, y ya ver si tiene un recorrido o no, si sirve o no.

En tu blog escribes sobre autoconocimiento, crecimiento personal y tus emociones. ¿Qué encuentras en el acto de escribir que no te da ninguna otra actividad?

Me da libertad, tranquilidad y foco. Es una de esas cosas con las que disfruto tanto que, cuando escribo, el tiempo pasa sin apenas darme cuenta. Las horas se convierten en minutos. Desaparecen todos los pensamientos de mi cabeza, y sólo existe lo que escribo en ese momento. Eso me aporta muchísima calma. Para mí, escribir es terapéutico.

¿Qué haces cuando la escritura no fluye? ¿Tienes alguna técnica o simplemente aceptas la pausa?

Acepto la pausa o escribo otra cosa. Si no me sale nada para el blog, por ejemplo, me pongo con la novela, o escribo textos cortos para redes sociales. Al final, siempre salgo escribiendo por algún otro lado.

¿Cómo combinas la escritura del blog con la narrativa literaria sin que una reste espacio a la otra?

Sin presión. Si estoy escribiendo la novela, y estoy muy concentrada, dejo de publicar en el blog porque no me sale nada, o lo que escribo no me gusta. Respeto el momento en el que estoy. En esta etapa, sólo escribo en el blog cuando me surge una idea con fuerza, por eso los artículos ahora están más espaciados en el tiempo, pero creo que la calidad actualmente también es algo mayor.

Tienes una segunda obra acabada y una tercera en proceso de escritura, ¿tienes pensado darles salida editorial algún día?

Sí, la segunda novela la estoy enviando a editoriales y a premios, esperando que pueda ser publicada más pronto que tarde.

¿Dónde podemos adquirir Cuando todo se volvió acuarela?

El libro se puede adquirir tanto en mi web ioescritora.com y en librerías de Cádiz, como Quorum, Manuel de Falla o Plastilina.

¿Qué recomendación le darías a quien quiere empezar a escribir pero no se atreve a dar el primer paso?

Que escriba. Que pierda el miedo a escribir. Yo tenía la creencia de que, en el momento en que escribiera, el mundo entero iba a poder leer lo que había escrito. Y eso no es cierto. De hecho, cuesta mucho que te lean. Muchísimo. El primer paso es escribir, ver qué te gusta, qué no te gusta. Leer mucho, sobre todo a autores y autoras que admires. No para copiarles, obviamente, sino para sacar de cada uno lo que te atrae de su forma de escribir y así, ir creando una voz propia: la tuya.

¿Puedes adelantarnos algo sobre tus próximos proyectos? ¿En qué estás trabajando o soñando ahora mismo?

Ahora mismo sueño con ver publicada mi segunda novela, que acabé de escribir el año pasado. Actualmente estoy a punto de empezar mi tercera obra, que será un ensayo. Me siento muy cómoda en ese tipo de narrativa y quiero probar. También colaboro en un programa sobre salud mental en 7TV San Fernando, La mente de Leta. Y en mis redes (estoy presente en prácticamente todas), donde más me muevo es en Instagram y YouTube. Ahí subo videos leyendo partes de algún libro que recomiendo, o leyendo mis artículos, y reflexiones escritas sobre el autoconocimiento, el propósito, la escritura, etc.

Muchísimas gracias, Isabel, por abrirnos tu mundo, por hablarnos desde la emoción, el humor y la profundidad. Tu manera de escribir es un soplo de sensibilidad en un mundo que corre demasiado. Nos encantará seguir leyéndote, escuchándote y aprendiendo de ti en este camino de letras compartidas.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario