13 pasos hacia la oscuridad
(Antología
benéfica de relatos de terror)
¿Trabajos
específicos en la antología? ¿Quién ha hecho cada cosa?
13
pasos hacia la oscuridad ha sido, ante todo, una experiencia de colaboración
auténtica. La idea original partió de Emilio Durán, quien propuso reunir a
varios autores en una antología de terror con un objetivo claro: disfrutar
escribiendo, apoyarnos entre nosotros y aportar nuestro granito de arena a una
causa benéfica.
Desde ese punto de partida, Luis Manuel Nieto se encargó de dar forma al
proyecto: contactó con los autores, creó los grupos de comunicación y asumió el
papel de coordinador general, velando por los plazos y la cohesión del equipo.
Por su parte, Gemma N. Escarp tomó las riendas de la estructura interna del
proyecto, así como de las tareas más administrativas y de organización, con el
respaldo de su plataforma literaria Equilibria, que sirvió como punto de apoyo
y visibilidad para el proyecto.
Más allá de los roles concretos, cada autor y autora ha contribuido
activamente: revisando textos, proponiendo ideas, difundiendo el proyecto y
dando soporte a los demás compañeros.
Ha sido un trabajo verdaderamente coral, hecho desde la pasión, la entrega y el
compañerismo… con mucho corazón oscuro, sí, pero corazón al fin y al cabo.
¿Habéis
trabajado antes en proyectos colectivos? ¿Cómo ha sido esta experiencia en
comparación con vuestros trabajos individuales?
Algunos ya hemos participado en proyectos colectivos, mientras que para otros es la primera vez. Pero todos coincidimos en lo mismo: esta experiencia está siendo de las más gratificantes que hemos vivido como escritores.
Desde el inicio, se ha generado un ambiente muy sano, cercano y divertido. El
grupo de WhatsApp se ha convertido en nuestro centro de operaciones: ahí
compartimos ideas, resolvemos dudas, lanzamos propuestas, memes, y también
mucho apoyo cuando se necesita un empujón.
A diferencia del trabajo individual —que suele ser más introspectivo—, aquí
estamos construyendo algo juntos, paso a paso. Esa energía compartida le da al
proyecto un impulso especial, y hace que todo fluya con más ilusión, más
motivación… y mucha alma.
¿Conocíais ya a alguno de los otros autores antes de formar parte de esta antología?
Sí, varios ya nos conocíamos de antes, ya fuera por redes sociales o colaboraciones previas. Pero también estamos viviendo descubrimientos maravillosos: autores y autoras con los que no habíamos coincidido antes y que ahora sentimos muy cercanos.
Una de las cosas más bonitas de esta antología es precisamente eso: cómo personas con estilos, y trayectorias distintas han conectado tan bien desde el primer momento. Se ha formado una pequeña comunidad donde reinan el respeto, la admiración mutua y, sobre todo, el buen humor.
Nos reímos, nos apoyamos, y compartimos no solo letras, sino también complicidad. Y eso, al final, vale tanto o más que el propio libro.
¿Quién se encargaba de confirmar los relatos que entraban o ibais ya a tiro hecho? ¿Alguno que os haya sorprendido o inquietado especialmente?
Luisma y Emilio son quienes propusieron el proyecto y gestionaron los primeros pasos de la aceptación de autores, con una intención muy clara desde el inicio: dar espacio a voces con gran talento, muchas veces poco visibles, pero con una fuerza narrativa que merece ser leída.
Desde el principio hemos tenido claro que queremos presentar historias potentes, con identidad propia. Todos los relatos se ajustan a un límite de páginas —adivinad cual— y, dentro del género de terror, abordan subgéneros muy distintos: desde el horror cósmico al psicológico, pasando por el onírico, el simbólico o el existencial.
Cada autor tiene un estilo muy marcado, pero hay relatos que se te quedan
grabados: por su atmósfera inquietante, por un giro inesperado o por esa
sensación que permanece en el aire cuando terminas uno y pasas al siguiente.
Esa variedad es precisamente lo que hace que la lectura sea tan disfrutona. Y
sí, a más de uno nos ha removido por dentro las palabras que contiene.
¿Qué vía de
publicación habéis decidido más apropiada para lanzarla al mercado?
Lo tenemos claro: será una autopublicación. Ahora mismo seguimos en fase de corrección de relatos y aún no hemos cerrado todos los detalles sobre el formato final, pero lo más probable es que se publique a través de Amazon, tanto en edición física como digital.
Hemos apostado por esta vía porque nos permite mantener la libertad creativa,
controlar cada parte del proceso y asegurar que la antología llegue al mayor
número posible de lectores.
Además, todo lo recaudado se destinará a una causa benéfica, y eso nos motiva
tanto como el propio acto de escribir.
¿Qué día tenéis previsto que salga a la luz la antología?
Tenemos algo muy claro desde el principio: queremos lanzarla un día 13. Por ahora, la fecha señalada en el calendario es el viernes 13 de junio de 2025, aunque seguimos siendo flexibles en función de cómo avance el proceso y se vayan cumpliendo los objetivos.
Lo más importante para nosotros es que la antología llegue en el momento
adecuado, bien cerrada, cuidada hasta el último detalle y con la promoción que
necesita para alcanzar al mayor número posible de lectores.
Háblame de la oscuridad… ¿da miedo ella en sí o es más terrorífico adentrarse en lo desconocido?
La oscuridad, por sí sola, es un lienzo en blanco. Lo que realmente nos aterra es lo que proyectamos en ella: nuestras dudas, nuestros miedos más primitivos, lo que no entendemos. Es el no saber, el presentimiento, lo que hace que se nos erice la piel incluso antes de que ocurra nada. Y ahí es donde empieza el verdadero terror.
El género nos permite llevar a los personajes —y a los lectores— al límite,
jugar con lo psicológico, con lo simbólico, con lo que no se ve pero se intuye.
Y no es casualidad: el ser humano está programado para recordar lo que le
aterra. Es instinto puro, un mecanismo de supervivencia ancestral. Es una
cuestión de amígdala. Estamos perfectamente preparados para una invasión zombi.
Muchos de nuestros relatos exploran justo eso: la frontera entre lo real y lo
intangible, lo que se ve y lo que se intuye, ese abismo en el que no sabes si
lo que te acecha viene de fuera… o de dentro.
Y ese vértigo, reconozcámoslo, nos encanta.
El número 13 siempre ha estado ligado al terror. ¿Os parece un guiño eficaz al género, una superstición útil o una manera de atraer al lector como marketing?
Diríamos que un poco de todo.
Desde el principio sabíamos que seríamos 13 autores, y eso no fue casual: el número no solo encaja perfectamente con el género, sino que formó parte del concepto desde el primer momento. Por eso, desde el arranque, solo había 13 plazas.
El número 13 tiene fuerza simbólica, una carga supersticiosa muy arraigada, y
además es un gancho visual potente. Nos pareció un guiño directo al terror
clásico y, por qué no, también una pequeña chispa de marketing que nunca está
de más.
Quien ve el título 13 pasos hacia la oscuridad, ya intuye que lo que va a
encontrar no será precisamente luz ni tranquilidad. Y si eso ya inquieta de
entrada… entonces vamos por buen camino.
¿Qué os generó más ilusión: el género, el carácter benéfico o la posibilidad de compartir espacio con otros autores?
Sinceramente, no podemos elegir solo una cosa, porque todo va de la mano.
Escribir terror ya nos apasiona —nos encanta explorar lo oscuro, lo inquietante, lo que remueve—, pero si a eso le sumas que lo hacemos por una causa benéfica, y además acompañados de personas con talento, ilusión y buen corazón, la experiencia se vuelve realmente especial.
Este proyecto no es solo una antología: es una mezcla de pasión por el género,
compromiso social y conexión humana.
Y cuando esas tres cosas se juntan, lo que surge es algo que se queda contigo
mucho más allá de las páginas.
¿Cómo describiríais en un par de frases vuestro relato sin hacer spoiler pero dejando al lector con ganas?
Aquí van algunos ejemplos, sin revelar demasiado, pero lo justo para despertar la curiosidad:
· “Un objeto olvidado puede convertirse en lo más aterrador.”
· “A veces, las melodías más hermosas esconden lamentos del otro lado.”
· “El espacio no está vacío: en ocasiones, lo que hay fuera te escucha… y responde.”
Cada relato tiene su propio tono, enfoque y sensibilidad, pero todos comparten ese elemento perturbador que deja huella, que te acompaña incluso después de cerrar el libro.
De ahí el título: 13 pasos hacia la oscuridad. Trece autores, trece relatos, trece maneras muy distintas de experimentar el terror… y de invitarte a cruzar con nosotros esa línea tenue entre lo real y lo inhumano.
¿Os gustaría que esta antología tuviera una continuidad, como una cita anual de relatos de terror benéficos?
¡Sí, sin dudarlo!
Desde el principio sentimos que esto tenía algo especial, y ahora que lo estamos construyendo juntos, la idea de repetirlo suena aún mejor.
Convertir 13 pasos hacia la oscuridad en una cita sería una forma
preciosa de mantener viva esta energía creativa y solidaria.
Trece autores, trece relatos y libertad absoluta para soltar toda la oscuridad,
el talento y la creatividad del mundo. Antología tras antología, con nuevos
temas y nuevas causas.
Este solo es el primer paso… ojalá vengan muchos más detrás… y que nos hundan
en las tinieblas.
¿Algún autor o autora de terror (clásico o contemporáneo) que os hubiese encantado que compartiera páginas con vosotros en esta antología?
Las respuestas dentro del grupo han sido muy variadas, y eso dice mucho de la riqueza de referentes que nos inspiran:
Gemma respondió Lovecraft sin dudar.
Olatz (Eran) mencionó a Laura Gallego y su bestiario de Aislinn.
Emilio, tras pensarlo un buen rato —porque considera que todos los grandes
merecerían estar—, se decantó finalmente por Manel Loureiro.
Luis comentó que, hace 15 años, habría elegido también a Lovecraft, pero que
hoy por hoy se queda con Clive Barker.
La lista podría ser larguísima: Seguro que el resto de compañeros también
tendrían autores a los que admirar y con quienes soñar compartir páginas.
Pero lo más bonito es que esta antología también demuestra que el talento no
siempre está en los grandes nombres. A veces está aquí mismo, en voces
emergentes que escriben con alma, con intensidad… y que merecen ser leídas.
Y eso, quizás, también es una forma de hacer historia.
Coordinada por:
Gemma N. Scarp
Eran Mineri
Luis Manuel Nieto
Emilio Durán
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