Título: Vuelo 81
Autor: Mauro Barea
Editorial: Ediciones Arboreto
Año de
edición: 2025
Número de
páginas: 52
Sinopsis:
Tras un
accidente, un hombre se adentra en la selva y descubre que fue víctima de un
intento por encubrir la corrupción de un gobierno impune. Perdido entre la
espesura, se enfrenta no solo a la naturaleza implacable, sino a un monstruo ancestral
que ha atormentado a una comunidad olvidada. Entre el miedo y la desesperación,
deberá decidir si escapar o enfrentarse a las sombras que habitan en la selva…
y en el poder.
Mi opinión:
Esta sugerente sinopsis fue el aperitivo de una
lectura que te mantiene pegado al sillón durante el par de horas que empleé en
leerla. Un relato con una intensidad, que deja de nuevo patente cómo Mauro Barea
es capaz de conectar con el lector y hacerle sentir todo aquello que rodea a
los personajes que presenta en sus historias.
En este caso, nos sitúa en una selva, un paraje
recóndito situado a caballo entre las provincias de Yucatán, Campeche y
Quintana Roo, y que descubriremos a medida que leemos, que no pertenece a ninguno
de estos territorios, una zona en la que habita un ser, que se convertirá en la
pesadilla y en el potencial depredador del personaje principal.
Mauro demuestra una vez más que es capaz de
manejar las situaciones de alto riesgo, y de poner en aprietos a los protagonistas
de sus obras de una manera magistral, que maneja las artes del suspense y lo
oculto como pocos. En este caso, vuelve a presentarnos un ente sobrenatural, del cual había leído e incluso me había empapado
de su historia porque se presenta como uno de los cambiaformas que aparece mencionada
en los complementos añadidos a Hombre Lobo, el Apocalipsis (para que luego
digan que los juegos de no culturizan). Una criatura, cuya oscura naturaleza
nos vendrá descubierta a medida que avancemos en las páginas de este relato
largo.
Barea también demuestra el dominio de la
ficción de extensión media y encandila al lector introduciéndolo en su mundo
para hacerle sentir incómodo mientras describe el escenario en el que se
desarrollan los hechos. Creo que ese es uno de los puntos fuertes de este
escritor mexicano, que descubrí gracias al Festival Literario de Novela Negra Gaditanoir, que entrevisté en el blog,
y del que tuve la oportunidad de leer un relato de una calidad sorprende como
es Kolimá.
Pero una de las cuestiones que me ha resultado
más llamativa de la obra es la semilla plantada un día de 2007 en la mente de Mauro,
y que acabó traducida en la consecución de esta atrapante historia, y de la que
ofrece más detalles una vez concluida la obra.
Por todos estos motivos y otros tantos más, no
me extraña que este cuento fuese seleccionado para el catálogo 2024-25 de la
colección Flores de jardín.
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