Hola, Irene. Bienvenida a nuestro espacio.
Hola, Leo. Estoy encantada de estar aquí. Muchísimas gracias por invitarme.
Vamos con la primera pregunta ¿Quién es Irene Genovés?
Irene Genovés es una persona creativa, observadora, optimista y trabajadora que lleva toda la vida escribiendo. Desde muy pequeña soy escritora por vocación. Y me siento una privilegiada, porque siempre he podido ganarme la vida con lo que me gusta. Ya sea en el periodismo, escribiendo cuentos y novelas para niños, con concursos literarios o corrigiendo la obra de otros compañeros de letras.
¿Qué es para ti la escritura?
Una necesidad. Cuando era pequeña siempre iba con una libreta y un bolígrafo en la mano, escribiendo relatos, descripciones de lo que veía, obras de teatro… y un diario. Me pasé quinces años escribiendo cada día lo que soñaba, lo que sentía, lo que me había ocurrido. Era una manera de conectar conmigo misma, con mis inquietudes y con el mundo.
¿Qué libro recuerdas como el primero que tuviste entre las manos?
El cartero del rey, una obra de teatro de Tagore que encontré en una mesa de la biblioteca familiar. Es una historia conmovedora, de un niño enfermo que ve pasar la vida mirando por la ventana y cuyo único anhelo es recibir una carta del rey. Yo tenía cinco años. Y entonces me pareció muy fácil leer teatro. Creo que los niños deberían leer más teatro, porque es una forma muy sencilla de entender quién habla en cada momento y lo que sucede en la historia. Sé que antes de ese libro hubo muchísimos libros más, porque aprendí a leer siendo muy pequeña. Pero el primero que recuerdo haber escogido yo por mí misma fue ese.
Has trabajado para editoriales tan reconocidas como son Santillana y Voramar. ¿Podrías contarme sobre tu trabajo?
Para mí, más que un trabajo fue un hobby y una etapa maravillosa. Cuando empecé a escribir para Santillana yo trabajaba como periodista de Tribunales en La Verdad de Alicante. Por el día escribía sobre cosas tremendas y por la noche cuentos infantiles para exorcizar fantasmas. Para mí, escribir relatos para niños era una liberación, una forma de volver a creer en la humanidad, de desendurecer el corazón, bastante golpeado por las cosas que veía cada día como redactora. Un día tuve la suerte de conocer al director de Santillana Educación de España y Latinoamérica. Le enseñé mis cuentos y le gustaron mucho. Los envió a la directora de la colección Lecturas Amigas y le encantaron, y a partir de ahí empecé a colaborar con ellos asiduamente. Cuando sacaban colección nueva se ponían en contacto conmigo para solicitarme cuentos, novelas infantiles, obras de teatro, reportajes para niños… todo tipo de escritos y de géneros literarios. La única limitación era el número de palabras y el género literario que me pedían. Así que durante el día era redactora de Tribunales y por la noche escritora de cuentos para Santillana y su filial Voramar. Así estuve trece años. Y fue maravilloso, porque yo firmaba junto a grandes autores como Carmen Gil, Mar Pavón, Carlos Rodrigues Gesualdi, Ana Rosseti, Ayes Tortosa, Teresa Broseta, Elena O’Callaghan… y mis relatos los leían cada año millones de niños en los colegios de España y Latinoamérica. Niños que usaban mis textos para aprender a leer, a escribir, a analizar, a reflexionar…
De Tutucán a Cantutú ha sido un sueño para mí. Ha sido como volar en dragón. Es un proyecto que ha crecido conmigo, con mis sobrinos y con mis hijos, que he reescrito muchas veces y que ha tardado mucho en llegar a ser lo que es: una historia para niños y mayores, donde nada es lo que parece a simple vista porque todo depende de la perspectiva con la que se miran las cosas.
El libro está compuesto por cinco cuentos que, juntos, constituyen un viaje por cinco reinos maravillosos. Sus páginas están llenas de aventuras y de personajes muy divertidos, como un príncipe que estornuda por las manos, una princesa un poco peculiar, un pincel enamorado de una goma de borrar, una ballena cantante de ópera que vive en una laguna, un pueblo que caza palabras y un mundo al revés donde todos están enfermos. Pero, al mismo tiempo, es un libro lleno de poesía, de valores, de humor… Estoy encantada, porque el libro ha tenido muy buena acogida en todas las ferias, en los colegios, en cada firma a la que he acudido. Se lo han llevado niños entusiasmados con la historia, pero también adolescentes y adultos que se emocionan con el mundo que he creado. Incluso el mismo Jorge Maronna, de Les Luthiers, me hizo una reseña muy bonita en la que decía que era un libro «rebosante de ideas y sorpresas, poético, con lindos toques de humor y un final emocionante».
Has participado como coordinadora y autora en diversas antologías y libros, entre dichos proyectos me ha llamado la atención una de ellos titulado “Amor en un lenguaje diferente” (2022). ¿Cómo se cuece y ve la luz esta obra?
Este es un proyecto liderado por Leslye Rendón, una escritora colombiana muy implicada con la necesidad de concienciar sobre el abandono de animales. Por eso nos pidió a otros cinco autores de Costa Rica, Perú y España que escribiéramos juntos un libro en el que se pusiera en valor todas las cosas buenas que los perros hacen por nosotros y también lo que nosotros hacemos por ellos.
Cada uno tenía que escribir dos relatos. En el primero teníamos que hablar de nuestros perros y elegir una de las cosas buenas de todas las que nos habían aportado. No podíamos repetir tema, así que yo hablé de la seguridad que me proporciona su compañía. En el de Andrés Maroto Trejos, le ayudaron en su espiritualidad. A Juan Barrachina le salvaron la vida. Para José Luis Pineda los perros son alegría. A Leslye su mascota le ayudó a superar el duelo. Para Paco Flores son una compañía fundamental en la familia… En la segunda parte del libro teníamos que escribir nuestra experiencia con un perro abandonado, contada desde la visión del perro, como si fueran ellos lo que hablaban.
Además de las historias también aportábamos datos propios de un ensayo, con reflexiones, consejos y llamadas a la acción.
Cuentos para leer con linterna también es una obra colectiva, dirigida por la autora Jackeline de Barros. Somos once autores de todo el mundo y cada uno ha escrito un relato. No es un libro de terror, sino de miedo, que no es lo mismo. El miedo es un mecanismo que nos pone alerta ante el peligro. El terror nos bloquea. En este libro se conjuga el misterio, el suspense, las figuras clásicas del género —desde las brujas hasta los vampiros y los fantasmas—, con otros elementos que puede ser que en un contexto determinado nos puedan dar miedo, pero que si los analizamos fríamente no tiene por qué asustarnos. Y también hay humor, emoción, reflexiones y esa sensación que hace que el niño suspire diciendo al final: «¡Uffff! Menos mal…».
Y de eso trata este libro: del miedo a lo desconocido que todos tenemos de vez en cuando pero que hemos aprendido a superar. Todos hemos jugado de pequeños a contarnos historias de miedo, a dar sustos… nos hemos disfrazado de brujas, de fantasmas, hemos visto películas y hemos leído libros estremecedores de grandes de la literatura. Y todo ello nos ha enseñado también a controlar nuestros propios miedos y nuestras emociones ante situaciones que se escapan de nuestro control.
Cada niño tiene una madurez diferente, y lo que a uno le da miedo a otro no. Lo importante es que ellos sientan curiosidad, emoción por lo que va a pasar, que se lea con naturalidad. No hace falta añadir más teatro e incentivar su imaginación más de lo necesario. Ellos ya imaginarán lo suficiente como para pasar un rato enganchados ante «lo que va a suceder», sin el terror que pueden producir las imágenes más explícitas de las películas o incluso de algunas ilustraciones. Que el escritor trate de ponerse en la piel de un niño y piense: miedo sí, es lo que nos salva la vida muchas veces. Terror: no.
En “Microcosmos” (2024), además de coautora, también haces de coordinadora de dicha antología de microrrelatos. ¿Qué tipo de trabajo tiene detrás un proyecto de tal envergadura?Fue un trabajo de más de dos años, desde que empecé a recoger microrrelatos hasta que salió publicado. Somos autores de muy diferentes géneros y no todos habían escrito microrrelatos antes. Así que ahí hubo una labor importante de corrección y de sentarse con los autores para ir ajustando los textos. Después el reto fue ordenarlos. Al leerlos me di cuenta de que de ellos surgía una historia. No nos habíamos puesto de acuerdo sobre los temas a tratar, pero al final todos escribíamos de lo mismo: de la vida, del amor y de la muerte. Como todos los escritores. No hay más temas. Pero ninguno de nosotros lo hacía igual, porque cada uno tiene una mochila de experiencias diferente a sus espaldas. Somos autores de trece países distintos y de dos continentes, cada uno con su idiosincrasia y su forma de ver las cosas.
Así que fui hilando todos los microrrelatos, ordenándolos de tal manera que todos juntos constituyeran una fábula universal de la existencia humana. En ella se habla de nuestros sueños, de lo que nos hace levantarnos cada mañana, de nuestras caídas, de nuestros proyectos… Del amor y del desamor, porque muchas veces van juntos de la mano. Y de la muerte, como algo natural o como algo trágico, como algo físico o como algo espiritual.
¿Y en medio? En medio de todo el proceso están los libros, la escritura, esa tabla de salvación que sirve de puente de comunicación entre todos.
Una persona con tu currículum, seguro que anda enfrascada en algún trabajo en la actualidad, ¿me equivoco?
Muy pronto voy a sacar una novel infantil-juvenil con Olé Libros. Y sí, también ando enredada en otro proyecto.
¿Cómo afronta una correctora sus propios textos a la hora de revisarlos?
Con mucha exigencia, con muchas leídas y releídas y siendo consciente de que siempre se me va a escapar algo, porque la mente al final lee lo que quiere y no lo que hay escrito. Por eso es esencial dejar dormir los manuscritos un tiempo antes de corregirlos y dárselos a alguien para que los lea también.
¿Crees que la lectura te ha ayudado a ser mejor escritora?
Creo que sin la lectura nunca hubiera sido escritora. No hay una cosa sin la otra. No puede haberla.
Y para despedirnos, ¿qué consejo/s les darías a quienes están empezando en la escritura?
Que no se desanimen. Es un proceso largo y a veces es como un parto. Lleva su tiempo, sus periodos de angustia, sus subidones y sus alegrías, sus gritos desesperados… y luego se quiere a la criatura como si fuera un hijo.
Irene, un placer haberte tenido hoy en el blog. Mis mejores deseos.
Muchísimas gracias por esta entrevista tan completa. Siempre he dicho que la escritura sirve para establecer puentes de comunicación.
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