jueves, noviembre 16, 2023

10 PREGUNTAS a Alma Alanís

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Alma Alanís, periodista de formación que lleva veinte años dedicada a la comunicación, en todas sus formas.

Hola Alma, bienvenida al blog.

Muchas gracias por invitarme, Leo.

Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Alma Alanís?

Pues me cuesta mucho definirme; creo que he sido muchas “Alma Alanís” en mis cuarenta años de vida. Podría decir que soy onubense, de La Palma del Condado, una persona que desde muy pequeña se interesó por la literatura, por la lengua, por la comunicación, por la actualidad y que por eso se hizo periodista y que, desde que salió de la facultad, no ha dejado de probar cada nuevo formato mediático que va apareciendo.

Tienes un blog, ¿cómo nace este proyecto y qué tipo de contenidos tratas en él?

Lo correcto sería decir más bien “tuve” un blog. De hecho tuve dos. Como decía antes siempre me ha interesado explorar los nuevos formatos comunicativos o mediáticos que aparecen. Así que cuando “estallaron” los blogs me decidí a crear uno, allá por 2014, con la opción gratuita de wordpress. Por aquella época trabajaba en una televisión local que me absorbía todo mi tiempo y mi energía, pero al mismo tiempo necesitaba hacer algo para mí, seguir explorando esa parte de escribir de lo que una quisiera. Un año más tarde dejé aquel trabajo para estudiar un máster de estrategias en marketing digital y ahí tuvimos que crear un site desde cero, así que compré mi dominio y creé el otro blog, en principio para escribir sobre temas relacionados con el marketing, pero luego volqué ahí otras experiencias y proyectos. Hace mucho tiempo que no actualizo ninguno de ellos, porque he ido probando otros formatos y colaborando en otros blogs. De hecho, me estoy planteando dar de baja el dominio (risas).

Háblanos un poquito de tu faceta como podcaster.

Después de los blogs, llegaron los podcast. Tenía mucha curiosidad por saber qué implicaba crear un podcast, por si alguna vez tenía que poner en marcha alguno en mi faceta profesional, ya que me dedico al marketing y a la comunicación corporativa. Me llevé como un año rumiando la idea: mis primeras notas de lo que podía ser el podcast eran de septiembre de 2018 y no fue hasta el 1 de septiembre de 2019 cuando lo lancé. Fue un podcast diario, –bueno, solo lo emitía los días laborables– en el que contaba tres cosas que había aprendido en ese día, de ahí su nombre “Tres cosas que ayer no sabía”. Era un poco cajón de sastre y cabía todo: algún dato curioso, una nueva herramienta o aplicación, alguna serie, libro, canción, grupo, autora… que hubiera descubierto. Fue muy satisfactorio porque de algún modo me obligaba a aprender cada día algo y eso al final te hace sentir que no hay ningún día “perdido”, que siempre puedes encontrar una cosa que te enriquezca, en cuanto a conocimientos, claro, ya de dinero hablamos otro día (risas). Lo mantuve hasta marzo de 2020. Desde entonces hasta aquí, he colaborado en distintos espacios de podcasting, como Trending Podcast o el podcast de Windumanoth, pero ahora ando dándole vueltas a una idea para un nuevo espacio propio, lo que pasa es que todavía no me he decidido del todo a lanzarlo.

Sé que eres una gran lectora, ¿qué aporta la lectura a tu vida?

Pues la pregunta sería “qué no aporta”. Conocimiento, entretenimiento, creatividad… porque hay libros que activan automáticamente mi imaginación. También deleite: igual que disfrutas ante una obra de arte plástica –un cuadro o una escultura– cuando te encuentras un texto bien estructurado con un estilo cuidado y que te ofrece una narración poco habitual, también disfruto. Descubrir nuevas palabras y expresiones, es otra de las cosas que me aporta. Últimamente, además, he vuelto a participar en clubes de lectura, algunos en inglés, así que también me está ayudando a desarrollar destreza en la lectura en ese idioma y en expresar mis ideas sobre un libro en una lengua que no es la mía; por supuesto, se añade la parte de socialización, que tampoco es desdeñable.

¿Qué título recuerdas como el primero que tuviste entre las manos?

Ufff, ¡pues no sabría decirte! Pero sí recuerdo el que más leí de niña –al principio era el que mi madre me leía y luego cuando fui capaz ya lo leía yo– Vamos a buscar un tesoro, de Janosh.

¿Qué le pides a un libro para que te gane como lectora?

Que me ofrezca algo distinto: puede ser su temática, su historia, sus personajes, su estilo narrativo, su ritmo… También que me remueva, que no me deje indiferente, que me haga sentir cosas: emoción, miedo, risa...

¿Cuál es tu género literario favorito?

Diría que la ciencia ficción, el terror y la fantasía, aunque los que más me cautivan son aquellos libros difíciles de etiquetar, porque mezclan géneros. De todas formas, suelo ser una lectora bastante abierta y me gusta leer propuestas de cualquier género.

¿Libros que te hayan cautivado de esa temática?

Te podría dar una lista bastante extensa… Algunos de los últimos libros que he leído, de esos que son difíciles de clasificar son Carcoma, de Layla Martínez; Paisaje con Reptiles, de Pilar Pedraza; y Crónicas del randonauta, de Jesús Relinque.

¿Cómo definirías tu evolución como lectora?

En los últimos años del colegio y en el instituto, era esa niña pedante a la que normalmente le gustaban los libros obligatorios que todo el mundo odiaba. Recuerdo lo impactada que me dejó El árbol de la ciencia, de Pío Baroja y cuánto me reí con El Lazarillo de Tormes. Hubo una época en la que apenas leí y retomé mi lectura al comenzar la facultad. Ahí descubrí el realismo mágico y a los autores hispanoamericanos: Borges, Rulfo, Quiroga, García Márquez, Lugones, Cabrera Infante, Bioy Casares… Me topé también con los microrrelatos de Augusto Monterroso y con la faceta cuentista de Rubén Darío. Luego pasé una época más “comercial” en la que “consumía” muchos de los libros de los que todo el mundo hablaba. Hace unos cinco o seis años algo hizo “clic” y me dí cuenta de que en mi librería apenas tenía libros de autoras, que cuando intentaba mencionar alguna escritora que me hubiese cautivado y que fuera un referente para mí, no era capaz. Así que desde ese momento comencé a priorizar en mis lecturas libros escritos por mujeres, para poder ir haciéndome con una lista de nombres que acompañara a la de hombres que ya tenía desde hacía años en las que estaban Jorge Luis Borges, Italo Calvino, Horacio Quiroga, Juan Rulfo, Augusto Monterroso, Eduardo Mendoza y Carlos Ruiz Zafón, entre otros.

Sé que lees a muchas autoras, ¿a quiénes destacarías dentro del panorama literario actual?

Ahora ya sí que puedo dar una lista bastante larga (risas). Del panorama nacional actual destacaría a Elia Barceló, Pilar Pedraza, Rosa Montero, por mencionar algunas que tienen una larga carrera literaria, aunque ya he comentado que Carcoma de Layla Martínez me fascinó, y El Dárico Gris, de Eva Amuedo también me gustó mucho. De la escena internacional diría que Anna Starobinets, Catriona Ward o Naomi Novik, sin olvidarme de Margaret Atwood. En mi pila faltan muchos otros nombres más por leer como Sara Mesa, Mariana Enríquez o Mónica Ojeda, pero no me da la vida (risas).

¿Títulos que recomendarías?

De Elia Barceló me gustan mucho su La Maga y otros cuentos crueles y El secreto del orfebre, de Rosa Montero La ridícula idea de no volver a verte, aunque tengo pendiente leerme algunos suyos que sé que me van a gustar; de Anna Starobinets Una edad difícilI y La glándula de ícaro, ambos son antologías de relatos de los que me cuesta elegir un favorito. La casa al final de Needless Street, de Catriona Ward y Un mundo helado de Naomi Novik.

A lo largo de tu vida has pertenecido a varios clubes de lectura, ¿cómo ha sido tu experiencia?

Es algo que me enriquece por muchos motivos: primero porque me ayuda a conocer a otras personas y a mí eso de socializar me encanta. De ellos, aprendo otras maneras de mirar un mismo libro, diferentes puntos de vista, detalles que a lo mejor, me pasan desapercibidos; también sus sensaciones y sentimientos frente al libro, datos contextuales que puedan tener sobre la lectura o quien escribe la obra. En los clubes que son en inglés, además, pues todo lo que está relacionado con desarrollar habilidades comunicativas en otro idioma (lectura, expresión, pronunciación…). Ah! Y por supuesto, descubrir obras o autores a los que por mí misma no me habría acercado. Así por ejemplo he descubierto a Jhumpa Lahiri, una escritora norteamericana, de origen bengalí, que actualmente vive en Italia.

No solo eres lectora, de vez en cuando también escribes. Hace poco uno de tus relatos apareció en Crónicas de randonauta, de Jesús Relinque. ¿En qué te inspiraste para escribir este texto?

¡Que conste que antes no recomendé su libro por eso! (risas) Jesús me habló de su proyecto, que mezclaba ensayo y relatos de terror y fantasía, y me interesó mucho, por lo que comentaba antes de la hibridación de género, pero también porque se centraba en una aplicación –y todo lo que tenga que ver con la tecnología y redes sociales me fascina– y porque cabían los géneros que me apasionan, como el terror o la fantasía. Me pareció una idea muy original, así que cuando me enseñó cómo funcionaba Randonautica, mi mente empezó a imaginar; se me ocurrieron tres o cuatro historias y le pregunté si le parecía bien que escribiera alguna para el volumen. Le gustó la propuesta y me puse a escribir una de ellas. Así nació Gris, que es el relato que se incluye en el libro. De todas formas soy una escritora muy amateur; he escrito mucho a lo largo de mi vida, pero la mayoría de las veces con fines periodísticos, corporativos, comerciales… He escrito muchos relatos y micro relatos, pero nunca me he lanzado a publicar nada.

¿Algún tema o proyecto que  no hayamos tocado en la entrevista del que quieras hablarnos?

Ufff, pues alguno que otro, porque he sido un “culo inquieto” toda mi vida y me ha gustado probar y hacer muchas cosas, pero no quiero enrollarme más, ¡no vayan a aburrirse tus lectores!

¿Red social favorita?

Twitter, desde siempre; aunque desde hace unos meses no me gusta nada la deriva que está tomando y me siendo un poco huérfana. He abierto mi perfil en BlueSky –desarrollada por uno de los fundadores de Twitter–, pero no hay tanto movimiento y no termina de engancharme.          

Y ya para despedirnos, una pregunta basada en tu experiencia profesional, ¿qué tipo de estrategias podrían llevarse a cabo en las redes sociales para sacarles el mayor provecho como escritores?

Difícil pregunta también, ya que la mejor estrategia es siempre la que tiene en cuenta las peculiaridades de un proyecto concreto, y dar un consejo general no creo que resultara muy útil. Creo que lo que más me ha funcionado siempre en redes sociales y que sí puede aplicarse de una forma más o menos genérica es la “regla” de la generosidad: cuando compartes altruistamente conocimiento útil con una comunidad, la gente suele responder de forma generosa también. La mayoría de tuiteros, instagramers, tiktokers, streamers que ha visto crecer su comunidad, su número de seguidores, de una manera orgánica (es decir, sin pagar publicidad) suele ser por eso: hacen contenido interesante de forma desinteresada y la gente comienza a seguirles. En este sentido la clave sería determinar aquel contenido que conoces o que puedes dar, que interesa a la gente y compartirlo, sin caer en el autobombo o en el spam, que eso suele generar mucho rechazo.

Muchas gracias por acompañarnos en nuestro espacio, Alma. Un placer que nos hayas acompañado y haber sabido un poquito más sobre tus gustos literarios.

¡Nada! Gracias a ti, Leo. Ha sido un placer :) 

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