Buenos días, buenas tardes, buenas noches dependiendo de la hora a la que estéis escuchando este programa. Soy Leonardo Jiménez, creador del blog Mi experiencia como escritor. Podéis encontrarme en http://miexperienciacomoescritor.com . Estoy grabando este cuarto episodio de la primera temporada de nuestro podcast un sábado 14 de octubre de 2023, a las 11:45, hora española.
Una de las cuestiones que más preocupa a los autores es publicar su obra. ¿Qué hacer una vez que tiene acabado su manuscrito? ¿Buscar un agente literario que nos ayude a moverla? ¿Enviarla a las editoriales que creemos que puedan estar interesadas en ella?
Enhorabuena. Lo primero que has de hacer una vez creas tener tu obra acabada es registrarla. Es económico (en mi provincia cuesta algo más de 13 euros) y te quita de problemas. Una vez hecho esto, lo mejor es mantener la calma y preguntarnos qué queremos hacer con ella. Si estamos convencidos de que queremos publicarla con una editorial tradicional, deberemos seguir varios pasos.
Trataré de explicároslo lo mejor que sé ya que no he publicado ninguna de mis obras a través de editorial. De hecho, me he autopublicado mis cuatro obras. Y la verdad es que no me arrepiento, porque gracias a ello he aprendido a hacer mogollón de cosas como maquetar en papel y digital, fabricar cubiertas y promocionar mis obras. Los motivos los explicaré en otra entrada más adelante, ya que me gustaría en este capítulo me gustaría centrarme en la publicación con editoriales tradicionales.
Quienes lo consiguieron fue por diversos motivos. Aunque todos sabemos que no existen fórmulas mágicas, hay una manera de hacer las cosas que funciona en todos los ámbitos y sectores. Y es hacerlas bien.
Todos sabemos el gran número de manuscritos que reciben las editoriales cada día, la mayoría de ellos no solicitados. De ahí, que para que tengan a bien recibir el nuestro y valorarlo, haya que seguir unas pautas.
La primera es más que evidente: Leer.
¿A que no se te ocurriría ir a un centro dedicado al
yoga con la intención de apuntarte a clases de karate? Pues aquí es lo mismo.
Si en el catálogo de una editorial ves que lo que publican es novela romántica,
no pretendas que se interesen por tu obra de ciencia ficción, por mucho amor
que hayas puesto a la hora de escribirla.
La segunda pauta a tener en cuenta es seguir
leyendo.
Porque en el caso de que una editorial no acepte
manuscritos no solicitados, ¿para qué vamos a enviar el nuestro? En un 99,9% de
los casos acabará en el buzón de elementos eliminados, por no decir, el 100%. ¿O
te crees tan importante como para que el editor o editora en cuestión esté
esperando a que le envíes tu obra para valorarla cuando ya te ha dicho que no
tiene interés en recibirla?
En la mayoría de los casos, las editoriales tienen
cerrada la recepción de textos. Uno, porque tienen una lista de autores de
confianza con los que ya colman las publicaciones que llevarán a cabo en los
próximos años. Y dos, porque no dan abasto para valorar las obras que ya tienen
en lista de espera. Y aquí hemos de tener presente que al igual que nosotros en
el momento que nos haga falta, iríamos a nuestra tienda de confianza a
comprarlo, una editorial lo que hará, en el caso de que abra la recepción de
manuscritos durante un tiempo, será escribir una entrada en su web y redes
sociales anunciando que se abre la recepción de manuscritos de tal fecha a tal
otra.
Si fuese ese el caso, ahí es cuando entramos en juego
nosotros, ya que, si nuestra obra cumple con los parámetros marcados por la
editorial, podremos enviársela. Aquí lo normal es que enviemos los tres
primeros capítulos o las cincuenta primeras páginas para una valoración
inicial. Por supuesto, cuando la enviemos, deberemos hacerlo siguiendo las
pautas que se nos señalen (formato, tipo de letra…). En el caso de que se nos pida,
también deberemos añadir también una carta de presentación, que deberá ser lo
más clara y concisa posible. Del mismo modo deberemos adjuntar, siempre que se
nos solicite, una propuesta editorial con toda la información referida a la
obra y al autor, como puede ser resumen, sinopsis y nuestra biografía.
En este punto has de tener en cuenta que algunas
editoriales solo aceptan textos impresos, nunca en digital, lo que podría
suponer un desembolso económico, no muy importante, y que además de suponer un
filtro, hará que muchos autores se lo piensen dos veces antes de enviarla por
el coste que ello supone.
En caso de duda, siempre podemos preparar una carta de presentación concisa y breve y preguntar de manera educada si aceptan manuscritos para su valoración. En ella también podremos explicar de manera somera las razones por las que creemos que nuestra obra podría encajar en su catálogo. Aquí lo normal (y profesional) sería que nos diesen una aproximación del tiempo que pudieran tardar en responderos con una respuesta positiva o negativa, pero no siempre es así.
Si finalmente alguna editorial acepta la valoración de nuestra obra, habrá llegado el momento de armarse de paciencia, ya que lo normal es que la editorial os conteste pasados varios meses, año y medio, o en algunos casos, incluso dos años.
Otra alternativa es enviar nuestra obra a un concurso literario. Eso sí, antes de hacerlo, deberemos leer de manera cuidadosa sus bases para comprobar que nuestra obra se ajusta a estas (género, temática, número de palabras…), y por supuesto, que nos interesen las condiciones de publicación que puedan ofrecer en el caso de participar, resultar finalistas o ganadores. ¿Por qué menciono esto? Pues porque una vez enviada nuestra obra, habremos aceptado todas las condiciones (sirvan estas de contrato) mencionadas en las bases del concurso, incluidas las de cesión de derechos. De ahí que haya que andarse con mucho ojo porque es posible que no sean todo lo ventajosas que creíamos en un principio, es más, resulten ser todo lo contrario.
Recuerda, en el caso de que tu obra no sea aceptada por una editorial, o la que lo haga, no cumpla con tus expectativas, siempre puedes autopublicarla. No es un camino de rosas. El que lo ha hecho, lo sabe. Hay que trabajar duro, mucho, ya que, si queremos ofrecer a nuestros lectores un producto de calidad, en la mayoría de los casos, deberemos recurrir a profesionales para que lleven a cabo las tareas que nosotros no sabemos hacer, lo cual podría suponer un desembolso importante. Aunque también existe la opción de hacerlo tú mismo. En mi caso, aprendí a maquetar (incluida la cubierta del libro) en cuestión de semanas. Y sí, hubo momentos en los que me entraron ganas de llorar, pero investigando, preguntando y leyendo, finalmente conseguí mi meta. Y muy orgulloso que estoy de poder decir a quienes sostienen mis libros, ya sean en formato papel o en digital, que es el resultado de meses (o años) de esfuerzo, sobre todo, cuando no encuentran diferencias palpables o reseñables con un libro publicado por una editorial tradicional.
Al principio de este artículo hablaba de qué hacer una vez creías tener tu obra acabada. Y lo decía por un motivo claro y concreto. Es posible que tu obra esté menos acabada de lo que crees. De ahi que mi recomendación sea que contrates los servicios de un/a corrector/a profesional para tu obra salga al mercado con errores subsanables que se os pasaron por alto a ti y a tus lectores cero. Ten en cuenta que una vez tu novela salga al mercado, por quien estará firmada será por ti, y no hay mejor razón para un lector para no volver a confiar en ti como autor que si encuentra tu ópera prima plagada de erratas e inconsistencias. Y que si bien, tanto la maquetación como la encuadernación son detalles apreciables a simple vista, una corrección no lo es tanto. Hay que adentrarse en la lectura de una obra para saber si tiene errores ortotipográficos o de estilo, y eso sin duda lo percibirá quien la compre y la lea.
Antes de despedirme de vosotros, una última recomendación. Id con ojo avizor porque es probable que os encontréis con algunas “empresas” (yo las llamo imprentas encubiertas) que se harán pasar por editoriales de verdad, que querrán aprovecharse de vuestro trabajo e ilusión para que firméis un contrato abusivo, que nada tiene que ver con el que realmente firmaríais si fuera una editorial de las de verdad. Así que antes de firmar nada, investigad y enteraos con qué tipo de empresa estáis tratando, fijaos bien en su página web, acudid a internet, preguntad a amigos y compañeros de escritura, y, sobre todo, no os dejéis llevar por cantos de sirena. Repito, si veis algo que resulte sospechoso (ya pueda ser que os contesten demasiado rápido, que os hablen de todas las bonanzas de vuestra obra, del número de ejemplares que deberéis vender el día de la presentación, de que la inversión que deberíais hacer para sufragar los gastos iniciales…), no firméis nada, porque una vez hecho esto, no habrá vuelta atrás. Pensad que está en juego vuestra ilusión, vuestro trabajo y vuestro bolsillo. Si supierais la cantidad de autores a quienes engañan cada año para firmar cláusulas que nada tienen que ver con un verdadero contrato editorial, os llevarías las manos a la cabeza.
Espero que estas recomendaciones os sirvan en un futuro
cercano. Y ya, por último, antes de despedirme, comentaros que podéis poneros en contacto
conmigo a través de mi correo: jimenezleo1976@gmail.com. Y recordaros que podéis
encontrar mi página de autor y mis obras en Amazon.
Ahora os dejo con la música de cierre: Painting clouds, extraída de la plataforma FiftySounds, y de la que podréis encontrar más información en la descripción de este episodio.
Muchas gracias por vuestra atención, y hasta la próxima.
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