Después de dos años en el espacio, hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Sebastián G. Sancho.
Lo estaba deseando. Ya sabes que hablar contigo siempre es un placer y
que tu web es mi página hermana, así que estoy más que encantado.
Vamos con la primera
pregunta: ¿Qué transformaciones ha sufrido Sebastián G. Sancho desde ese primer
encuentro que tuvimos en “Mi experiencia como escritor”?
Honestamente, te diría que no demasiadas. He tenido la suerte de
poder ver publicada mi novela y de disfrutar de las valoraciones positivas que
me llegan. En ese sentido, y por poner un cambio, te diría que lo que antes era
una afición, ahora lo afronto con la responsabilidad de una profesión. Es el
cambio que me he autoimpuesto para que este sueño que estoy viviendo se
perpetúe con mi siguiente novela y las que estén por venir.
Dime, ¿qué aporta la
escritura a tu vida?
Para mí es una terapia. Creo, generalizando mucho, que los escritores en
general somos personas peculiares, porque lo que nos motiva no nos permite ser
de otra manera. Estamos buscando constantemente una historia, contemplando la
vida con los ojos de un soñador. Eso puede verse de un modo muy romántico, pero
como decía Nietzsche, cuando miras largo tiempo a un abismo, el abismo también mira
dentro de ti. Esta frase la entenderán muy bien profesionales de la salud
(mental y física), guardias civiles, policías, bomberos…
Obviamente, el escritor no lo hace de la misma manera que los
profesionales que menciono, pero la profundidad de lo que observa, el dolor, el
miedo, la rabia, la pasión… eso no le es para nada ajeno. Así que, la única
terapia que tiene el escritor de afrontar todos esos sentimientos es
escribiendo y volcando en una página en blanco lo que lleva dentro.
Cuando hablamos en 2021
estabas trabajando en tu primera novela: “La cuna de tejo”. Hace unas semanas
que ha visto la luz, ¿cómo ha sido tu experiencia?
Muy reconfortante. Siempre es un orgullo ver que tu trabajo llega a las
manos de los demás, y cuando encima la acogida es buena, uno siente que tanto
trabajo mereció la pena. Pero esto no es una carrera de velocidad, sino una
carrera de fondo. Hay que seguir y seguir trabajando, porque ahora viene lo
realmente difícil: continuar para que lo que está por venir no desmerezca a lo
anterior.
¿Qué temas tratas en tu
novela?
A grandes rasgos, te diría que es una novela de terror y suspense, con elementos
de ficción histórica. Pero la novela, en realidad, tiene un gran componente de
crítica social. Al estar ambientada a finales del siglo XIX, los elementos son
aún más palpables, pero no dejan de ser los mismos que vivimos hoy día en el
siglo XXI. La lucha de la mujer es un mensaje vital en la obra, así como todo
lo que la rodea: desde el matrimonio hasta los hijos, o la “rebeldía” de ser
una mujer que quiere vivir su vida sin que nadie le diga cómo debe hacerlo.
También hay mucho de la lucha de clases, de cómo la sociedad es una pirámide
encumbrada por gente poderosa a costa de una enorme masa pobre y analfabeta.
Del mismo modo, trato la discriminación sexual o incluso la inclusión de
personas con discapacidad, sin olvidar nunca el contexto histórico. Y por
último, y lo que más gustará a los lectores más oscuros, como yo, es que mi
novela no tendría sentido sin el cristianismo, el satanismo, la superstición y
el terror más descarnado.
¿Qué es lo que más
disfrutaste del proceso mientras la escribías?
La revisión suele ser lo que más disfruto, porque es el momento en el
que la obra me permite “hacer trampas”. Me explico: con la novela acabada,
puedes tomarla e ir dejando pequeñas pistas aquí y allá desde la página uno, y
además hacerlo con la mala leche de saber que el lector no puede comprender en
ese momento el significado oculto de lo que le muestro. Es casi un juego entre
ellos y yo: como en esas escenas de cámara oculta donde, desvelado ya todo, te
señalan dónde estaban escondidas para que no te dieras cuenta.
¿Y lo que menos?
La eterna espera entre el punto y final de la escritura y el momento en
el que, por fin, ves el libro entre tus manos. Es algo por lo que hay que
pasar, no hay otra, y además creo que la mayoría de escritores coincidiremos en
este punto.
Lectores cero, ¿sí o no?
Sí, al 100%. Cuando haces una novela, sueles acabar tan saturado que hay
cosas que se te escapan. Además, hay otras que en tu cabeza son tan obvias que
puede ser que las omitas, y ahí es donde entra el lector cero para señalarlas.
Eso sí, no vale un lector cero cualquiera. Si esa persona solo te dice: “qué
chula la novela”, ese lector no vale. Tiene que ser alguien que vaya a buscar
el fallo, a verificar lo que has hecho, a mejorar lo que expones. Se trata de perfeccionar
tu obra, no de que te la adulen.
Todos sabemos que publicar de manera tradicional, como se suele decir, requiere esfuerzo, y sobre todo paciencia. ¿Cuánto tiempo esperaste para recibir una respuesta positiva por parte de una editorial?
Entre año y medio y dos años. Creo que suele ser lo habitual, y además
es lógico; tienen que leer la novela (a la vez que están leyendo otras cientas),
ver si encaja en su línea editorial, llegar a un acuerdo con el escritor,
después hacer una o varias correcciones, maquetar, encontrar la mejor portada,
etc, etc. Y, después de todo eso, buscar el mejor momento para lanzarla al
mercado.
En ese tiempo, ¿te
planteaste autopublicar tu novela en algún momento?
Con honestidad, no, pero esto es algo muy personal. No tengo nada en
contra de la autopublicación, de hecho creo que, como todo en la vida, tiene
ventajas e inconvenientes respecto a la tradicional. Pero volviendo a tu
pregunta, yo no quería afrontar ciertos procesos inherentes a la
autopublicación, y que prefería poner en manos de profesionales. Así lo hice y,
en lo particular, no puedo estar más contento con mi editorial, pero eso no
significa que todas las demás sean iguales, por lo que entiendo que haya
escritores que opten por esta otra vía.
¿Qué opinas de aquello de
que las novelas autopublicadas no tienen la misma calidad que las publicadas
por editorial?
Se publican cientos de miles de libros anualmente, y pretender que todos
sean de una calidad extrema, es porcentualmente imposible. Y esto es aplicable
tanto para las editoriales, como para los autopublicados. Haciendo una
correlación con el cine, todos sabemos que en Hollywood se hacen maravillas a
la par que bodrios protagonizados por grandes actores; y del mismo modo, en el
cine de autor también hay joyas y películas muy olvidables. Yo, como lector, me
fio de quien cuida su obra, ya sea una gran editorial, una independiente, o un
autopublicado.
¿Algún proyecto literario
a la vista del que puedas hablarnos?
Acabo de terminar mi siguiente novela, y ahora estoy en ese proceso
largo del que te hablaba anteriormente. Pero, al igual que con mi anterior
libro, en ese proceso de espera, ya he empezado otro. Así que, de momento, mi
proyecto es escribir, escribir y seguir escribiendo.
Además de escribir
ficción, también eres divulgador de contenido en tu blog Sebastián G. Sancho. ¿Qué clase de artículos tratas
en él?
En su mayoría, artículos de carácter histórico y de curiosidades.
Etimología de las palabras, origen de ciertas expresiones, o acontecimientos
del pasado que, por regla general, suelen caer en el olvido. Soy un enamorado
de la historia, y creo que para despertar ese amor en otra persona, el mejor
camino es el de hacer que pique la curiosidad. Algo simple, pero a la vez
atractivo, que te obligue a querer saber más y más. Y si con mis artículos
consigo que solo una persona se interese por la historia, entonces el objetivo
está conseguido.
Y para despedirnos, ¿qué
consejo/s les darías a aquellos que aún no han publicado?
Que no dejen de escribir. Que se pongan unas metas realistas: no todos
podemos llegar a ser Best Sellers traducidos a veinte idiomas. Hay que tener
los pies en la suelo, pero con la mirada y el corazón en el cielo. Que busquen
consejos para mejorar, para progresar y, sobre todo, que aprendan de los
mejores. Sus obras están ahí, y son una fuente inabarcable de sabiduría.
Sebastián, muchas gracias
por habernos acompañado hoy y dejarnos saber un poquito más sobre ti.
A ti por todo, y muchas gracias por dejarme volver a tu página. Un
abrazo.
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