Para comprender más claramente dichas partes, analizaremos cada una de ellas:
Planteamiento: Abarca la introducción de la historia. Es la parte en la que se nos presenta a los personajes principales y el contexto (escenario y ambientación) en el que se desarrollan los hechos. Durante el planteamiento tiene lugar un detonante que hace que la historia arranque y el personaje principal se ponga en marcha. Es al final de la presentación cuando se produce el primer punto de giro que transforma la realidad en la que vive el protagonista.
Nudo: Aquí es donde se presentan al resto de personajes del relato (algunos de ellos antagonistas con objetivos opuestos a los del protagonista) y se producen nuevos acontecimientos que traen consigo un cambio de dirección en la historia, que se vuelve cada vez más compleja a medida que surgen nuevos conflictos (y posibles giros argumentales) a los que el protagonista debe hacer frente. De ahí que esta sea la parte más extensa de las tres. Suele ocupar alrededor del 50% de la obra, a veces más. El desafío del escritor es mantener la tensión narrativa durante este tramo de la historia y que el lector no desconecte de ella. Esta parte acaba en un segundo punto de giro que será el que dé pie al desenlace.
En el desenlace el ritmo se dispara. El protagonista deberá tomar las decisiones oportunas para resolver el conflicto y que tendrán como resultado unas consecuencias al final de la historia que le afectarán a él y al mundo al que le rodea.
La estructura de la historia es el orden en el que se producen los acontecimientos, su columna vertebral y se trata de uno de los elementos más importantes a tener en cuenta cuando escribimos un manuscrito. Cómo sabéis, antes de sentarnos a escribir una historia, deberíamos tenerla planificada de antemano y saber muy bien lo que vamos a contar y sobre todo cómo vamos a hacerlo. Esa historia que queremos contar será la que nos marcará el devenir de los hechos y el orden en el que estos deben aparecer dentro de la narración. No nos será difícil darnos cuenta de si la estructura falla, ya que la historia hará aguas.
Para que la estructura quede bien fijada deberemos asegurarnos de que los pilares que la sostienen sean fuertes, por lo que cuidaremos de que haya una correcta cohesión entre los acontecimientos. Para ello, es importante cerciorarnos de que los eslabones que unen cada uno de las escenas y capítulos de la historia sean firmes proporcionándole así la coherencia y consistencia necesarias a la trama para que esta fluya con naturalidad.
Amigo... Lo bien explicado y lo fácil que parece 😅😅😅
ResponderEliminarLa teoría siempre es fácil, pero cuando se pone uno, ya sabes que ya no lo es tanto 😜
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