Hola Mario, un placer
tenerte en “Mi experiencia como escritor”.
Hola. El placer es mío, Leo. Soy fiel seguidor de tu blog y es un lujo
que hayas contado conmigo.
Vamos con la primera
pregunta: ¿Quién es Mario Miret?
Soy un tío raro que escribe cosas raras sobre
la gente normal; o todo lo contrario. La verdad es que creo que lleva toda una
vida descubrir quién es uno mismo, así que intento disfrutar al máximo de ese
camino.
Me gradué en Administración y Dirección de Empresas
y Marketing, y de repente aquí estoy, dedicándome a la docencia. Me apasiona el
tenis, el cine y la música en directo. No soy muy amigo de mis amigos, a veces
prefiero estar solo, convertirme en un ser ermitaño y centrarme en mis cosas
todo el tiempo que haga falta. Aun así, tengo la tremenda suerte de saber a
quién llamar o a qué bares ir cuando necesito una mano amiga.
Y leer. Y escribir. No sé si estos dos
conceptos ayudan a formar una idea de quién soy en realidad, pero estoy seguro
de que sin ellos no sería Mario Miret.
¿Qué recuerdo tienes de
tus primeros escritos?
De pequeño devoraba todos los libros de la biblioteca del colegio. Mis
padres fueron grandes lectores y uno siempre imita las conductas que ve en
casa. Recuerdo que me apunté a un concurso de narrativa y gané gracias a un
relato sobre una familia que pasaba un día horrible de excursión. Desde
entonces, descubrí que me divertía mucho escribir y hasta hoy no he dejado de hacerlo.
De vez en cuando releo todavía aquellos primeros textos y me siento orgulloso
de aquel niño que soñaba con ser escritor.
Muchas letras de las que escribes conforman Latintavino. ¿Cuándo y cómo nace Latintavino?
Al empezar la universidad, me sentía un poco perdido. Llevaba varios
años escribiendo, pero sin saber muy bien qué hacer con todo el contenido. Latintavino
surgió por la necesidad de plasmar todo lo que llevaba dentro con el fin de
gestionar mejor mis emociones.
De un tiempo hasta ahora, he evolucionado en mi manera de escribir y he
conseguido encontrar mi estilo: hablar de los sentimientos a través de
historias corrientes que suceden en nuestro día a día.
Tú vives entre dos mundos:
el de la música y el de la escritura. ¿Crees que ambos están relacionados?
Una de mis grandes pasiones dentro de Latintavino es la de subirme a
escenarios a actuar a través de los shows donde se cuentan historias de
principio a fin. Para amenizar el espectáculo, cuento con un compañero que
acompaña (valga la redundancia) mis textos recitados con la guitarra, además de
aportarle banda sonora con grandes clásicos como The Beatles, Oasis o Coldplay.
Por tanto, creo que la relación entre ambas disciplinas conforma una
unión mágica, pues si bien funcionan a las mil maravillas por separado, juntas
crean una espléndida atmósfera onírica. El arte ha de tratar de contar una
historia, y la buena música y la escritura creativa cumplen con creces este
requisito.
Cualquiera que escriba te dirá que la inspiración nace de la vida
cotidiana y de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Quizás es una respuesta demasiado
genérica, pero sí que es verdad que solemos analizar cada suceso desde otro
prisma. Yo me alimento mucho de mis propias vivencias y en mis redes sociales
utilizo al personaje M. como catalizador para contar o exagerar mis
experiencias.
Hace tan solo unos meses publicaste tu ópera prima, cuyo título es “Lo que aprendí del mar”. ¿Qué nos cuentas en ella?
Lo que aprendí del mar narra la capacidad de Martín por adaptarse a los
cambios ahora que la Chica de los tirabuzones le ha dejado. Solemos tratar el
desamor con aflicción, pero esta historia se apoya en los recuerdos más bonitos
de la relación para convertir la tristeza en alegría. Así que Martín, junto a
su amigo Carlos, Copito y la mujer que da de comer a los gatos callejeros,
aprenderá que es mejor vivir y perder que no haber vivido en absoluto.
¿Qué es lo hace clic en tu cabeza para que digas: “Esta
historia se la tengo que contar al mundo”?
La certeza de saber que la mayoría de lo que
vivo ya le ha sucedido antes a alguien. Es decir, pienso: “Esto que me acaba de
pasar seguramente le haya ocurrido a la mayoría de la gente, voy a escribir
sobre ello para que podamos identificarnos entre todos”.
¿Sabes lo que más me gusta? Hacer de una
historia corriente algo extraordinario.
¿Cómo nace la historia de Martín y la Chica de los tirabuzones?
Llevaba tiempo dándole vueltas a la idea de hacerle el amor al desamor. Sabía que el lector conectaría rápidamente con Martín, pero el trabajo más laborioso era conseguir que también empatizara con la Chica de los tirabuzones. Cuando una relación “normal” de pareja se acaba, quien deja no siempre es el malo y quien es dejado no siempre es el bueno; por eso, a veces, simplemente hay que dar gracias por lo vivido, mirar atrás y sonreír con la seguridad de que todo ha merecido la pena. Las historias más bonitas son las que te hacen mejor persona. Así que… ¡Que se joda el desamor!
¿Qué tipo de libros lees y qué elementos tiene que reunir para ti una obra maestra?
Sobre todo, leo novela, pero de vez en cuando me gusta perderme entre poemas.
Por otra parte, he de decirte que la mayoría de libros catalogados como
obras maestras me han gustado, aunque toda lectura tiene su momento. Quiero
decir, la primera vez que cayó Rayuela en mis manos, tuve que abandonarlo
pronto porque me era imposible seguir el hilo conductor, dándole una segunda
oportunidad tiempo después y convirtiéndose en uno de mis favoritos. Algo
parecido me pasó con En busca del tiempo perdido. Quizás, las obras maestras no
suelen serlo al instante y beben de ese poso necesario para que el tiempo las
afiance como indispensables.
También es cierto que últimamente todo lo que leo de Delphine de Vigan
me parece de una maravilla sin igual. No sé si he contestado del todo a tu
pregunta, pero creo que aquí pasa como con el amor, muchas veces hace falta que
sea el momento y el lugar oportuno para que algo o alguien te cale tanto para
considerarlo una gran obra maestra.
Y por último y antes de despedirnos, ¿algún consejo/s para aquellos que empiezan en la escritura y que creas que pueda/n ayudarle en el proceso?
Doy consejos con la boca pequeña porque a
veces ni siquiera yo mismo soy capaz de aplicármelos. Pero a quien empieza, le
diría lo que a mí me hubiera gustado escuchar cuando comencé a escribir:
NO TENGAS VERGÜENZA. ¿Por qué? Porque con
vergüenza no se va a ningún lado. No conozco a alguien que teniéndola haya
conseguido su sueño. Si escribes, si dibujas, si cantas, dilo, transmítelo a
los de tu alrededor y que empiecen a conocer de ti esa afición que quién sabe
si algún día se convertirá en profesión. Muchas veces he escuchado la frase de:
“Yo escribo, pero me da vergüenza enseñar mis textos”. Es que eso es como que
te gusten los besos y te avergüence darlos. Yo he hecho el ridículo en
infinidad de ocasiones con escritos que no valían lo más mínimo, pero quizás
sin esa humillación personal, jamás hubiera publicado nada.
INVIERTE TIEMPO EN LO QUE TE GUSTA. ¿Por qué?
Porque es habitual escuchar a gente decir que le encanta escribir, pero que
jamás encuentra el momento para hacerlo. ¿Qué tipo de vida tiene esa persona
para no dedicarle tiempo a su pasión al menos un rato a la semana? Quien quiere
algo encuentra el medio, quien no, una excusa.
LA HUMILDAD, ANTE TODO. Llega un momento en
que se cree que la calidad literaria va reñida con el número de seguidores, y
no es así. Puedes ser bueno en darte visibilidad, pero un patán con las letras;
o viceversa. Tener seguidores está bien, puede ser divertido, pero ver el humo
no siempre significa que debajo esté fuego. Por tanto, es bonito tener la
mirada en el cielo, pero mejor tener los pies en la tierra.
Me quedo sobre todo con esas últimas reflexiones tuyas, Mario. Muchas gracias por
acompañarnos hoy en nuestro espacio. Un honor tenerte entre nosotros.
Muchas gracias a ti y hasta la próxima. Un abrazo a todos.
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