domingo, diciembre 12, 2021

ARTÍCULO: La crítica


Todos los que llevamos a cabo alguna actividad, ya sea por placer o de manera profesional, estamos sujetos al juicio de los demás. Y más hoy en día, con la aparición de las redes sociales.

Si extrapolamos este análisis al ámbito de la escritura, nos damos cuenta de que nuestros textos son objetos de las opiniones de los demás según los colguemos en nuestra web, blog o perfil personal. Y con más razón, si lo ponemos a la venta y alguien paga por ellos.

En ese caso, tenemos varias alternativas:

La primera es aceptar y sopesar aquellas críticas que consideras constructivas y tratar de mejorar en aquellos puntos en los que puedas flaquear como autor.

O bien podemos optar por no hacer caso al juicio de los que te rodean.

Lo que no te aconsejo es que te enfades o te enfrentes a aquellos que critican tu trabajo. De normal, la primera reacción a la crítica es la réplica. Y aunque a priori parece el mejor modo de proteger tu orgullo y defender tu trabajo, no es siempre la opción más adecuada, ya que lo único que conseguirás a largo plazo será alimentar tu falta de confianza cuando otras opiniones menos cercanas lleguen a tus oídos. En estos casos, lo mejor es oír a la gente de tu círculo más cercano con una sonrisa en los labios y con las orejas bien abiertas, porque lo más probable es escuchar y sopesar sus comentarios sea la clave de tu crecimiento como autor a corto plazo. Piensa también que si reaccionas a cada crítica con una negación o una réplica, lo único que conseguirás es que esas personas decidan no darte su opinión nunca más para no entrar en discusiones innecesarias contigo. Y si te das cuenta, eres tú el que necesitas de su opinión y no al contrario, con lo que saldrás perdiendo dos veces, como amigo y como autor.

Del mismo modo, te sugiero que aprendas tanto de las críticas positivas como de las negativas que estén hechas desde la educación y el respeto. Y sobre todo, no te hundas, simplemente trabaja en seguir mejorando. Trata de potenciar tus virtudes y de atajar o atenuar las carencias que crees que tengas como autor.

Grandes escritores como Haruki Murakami o Stephen King fueron criticados y no por ello dejaron de escribir. Perseveraron y se convirtieron en autores de éxito. En este caso, ellos tomaron la segunda vía, igual de válida que la primera, que es no hacer caso de las opiniones de los demás, venga de quien venga. ¿Por qué? Porque seguramente ellos escribían para sí mismos (como hacen muchos autores), y como les va bien así, no necesitan calentarse la cabeza prestándole atención a las opiniones de unos y de otros. Ahora bien, el hecho de que sigas sus pasos y no le eches cuenta a las críticas no quiere decir que te vayas a convertir en un autor de culto o de renombre de la noche a la mañana, ni mucho menos, ya que eso está al alcance de muy pocos, pero sí que te asegurarás de que aquellos que disfrutan con tus textos, lo sigan haciendo. Ten en cuenta que hacer demasiado caso a las críticas también podría provocar un cambio en tu estilo, lo que podría llevar a que esos lectores a los que les gustabas tu forma de escribir o de narrar las cosas, dejen de leerte, lo que por otro lado, no significaría que ganases ningún lector entre aquellos a los que no les gustabas anteriormente.

Una cosa está clara, la crítica va a estar siempre ahí, acechando, por mucho que te tapes los ojos y los oídos, y lo mejor que puedes hacer para que esté de tu parte es aceptarlas y esmerarte en sacar lo mejor de ti mismo cada día. El hecho de que tu primer escrito no sea el mejor no quiere decir que ese del que te sientas más orgulloso no esté por llegar.

He escuchado a escritores (y seguro que tú también) renegar de algunos de sus textos, incluso desear no haberlos escrito jamás, pero eso es algo que se deberá seguramente a que tras llevar varios años escribiendo, habrán notado un crecimiento una mejora sustancial en su técnica y estilo. Y si ellos han mejorado, seguro que tú también puedes hacerlo, a un nivel diferente eso sí, pero seguro que esa proyección también está al alcance de tu mano. En mi caso, me he marcado una máxima, que es que me debo a mí mismo y a mis lectores, y mi objetivo no es otro que ellos disfruten tanto leyendo mis escritos como yo lo he hecho escribiéndolos.

En definitiva, la decisión es tuya, pero lo que no deberías hacer es dejar de escribir si disfrutas de esa actividad por temor a lo que piensen los demás, sino porque a ti ya no te apetezca hacerlo. Tomarte demasiado a pecho las críticas negativas a lo único que te llevará es al bloqueo, y a fin de cuentas, el poder de seguir haciendo aquello que te gusta y con lo que disfrutas no depende de los demás, sino de ti mismo.

Para despedirme por hoy, os dejo una frase de Jorge Amado que dice: “Cuando un libro es malo, una crítica mala lo termina destruyendo. Pero cuando es bueno, una crítica igualmente mala no lo afecta."

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