Título: Un mundo feliz
Autora: Aldous Huxley
Editorial: Debolsillo
Año de edición: 2005
Número de páginas: 255
Sinopsis:
Un mundo feliz es un clásico de la literatura de este siglo. Con ironía mordiente, el genial autor inglés plasma una sombría metáfora sobre el futuro, muchas de cuyas previsiones se han materializado, acelerada e inquietantemente, en los últimos años. La novela describe un mundo en el que finalmente se han cumplido los peores vaticinios: triunfan los dioses del consumo y la comodidad, y el orbe se organiza en diez zonas en apariencia seguras y estables. Sin embargo, este mundo ha sacrificado valores humanos esenciales, y sus habitantes son procreados in vitro a imagen y semejanza de una cadena de montaje...
Mi opinión:
Poco o nada creo que pueda ofrecer mi opinión sobre esta obra después de que tantas voces especializadas hayan hablado de ella. Y es que después de casi cien años de su publicación, esta novela de culto sigue siendo objeto de estudio por parte de muchos críticos literarios. Esto deja claro que Un mundo feliz es uno de esos libros que debe ser leído por todo amante de la literatura, y en especial de la ciencia ficción y de las distopías, ya no solo porque lo que cuenta, que sin duda, invita a hacerlo, sino también por el modo en el que el autor es capaz de transmitirnos los mismos temores que le acechaban a él y al planeta (totalitarismos) en una de las etapas más convulsas de la historia contemporánea, y en la que acaba de suceder la Primera Guerra Mundial y está a punto de producirse la Segunda.
Aldous Huxley es uno de esos autores considerados como visionarios. En esta obra nos adentra en un mundo futuro (recordemos que la obra fue escrita en 1932) en el que los humanos son creados en probetas y un nuevo orden social que se encuentra dividido en castas y a cuyos habitantes se les adoctrina desde su nacimiento para que formen parte de una sociedad mansa y para lo que se les ofrece una droga llamada soma que es capaz de hacer que se vuelvan felices y dóciles.
La portada del libro ya es una declaración de intenciones al mostrarnos los engranajes de una máquina, que podrían considerarse una representación de la sociedad que nos presenta su autor en su obra. El color también es un acierto, ya que ese color aterrado, oxidado, que bien podría relacionarse con una maquinaria en desuso. Ese tono tenue transmite al lector el mismo sentimiento que experimenta a medida que se adentra en la historia. Los personajes están bien construidos y a través de ellos el autor nos muestra los diferentes puntos de vista de la sociedad, los diálogos por su parte son profundos y muy conseguidos. La trama atrapa desde las primeras páginas, aunque podría volverse densa para alguien que no esté acostumbrado a este tipo de historias, de ahí que sea conveniente tener cierta madurez como lector e interesarse por el contexto histórico en el que vivió el autor antes de decidirse por su lectura y adentrarse en el mundo que Huxley nos presenta. De ese modo, podrá sacársele el máximo jugo a la historia, ya que se trata de una novela que nos hace plantearnos muchas preguntas al mismo tiempo que nos ayuda a encontrar algunas respuestas al mundo que nos rodea comparándolo con ese distópico y futurista que el autor nos plantea en su novela, una obra muy crítica y que está cargada de simbología y bien merece la pena ser leída.
Junto a 1984 de George Orwell y Farenheit 451 de Ray Bradbury muchos consideran que conforman el triunvirato de las novelas distópicas del Siglo XX, siendo indudablemente Un mundo feliz una de las obras más reputadas y que ha tenido mayor repercusión en su género en la historia de la literatura.
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