miércoles, junio 09, 2021

RESEÑA: "El Camino del Escritor" de Julia Cameron

Título: El camino del escritor

Autora: Julia Cameron

Editorial: Gaia

Año de edición: 2015 

ISBN: 978-84-8445-550-9

Número de páginas: 246

Sinopsis:

Con esta obra los lectores descubrirán que escribir no es una capacidad limitada a otros, a “los escritores”. Escribir es algo mucho más simple y, a la vez, más vasto. Es el encuentro con uno mismo y con nuestra creatividad sigilosa que, para nuestra sorpresa y asombro, resulta siempre más sabia y profunda de lo que imaginábamos. Es un derecho, un placer, una meditación, una terapia o la mejor de las plegarias. No existe, pues, un “mal escrito”. El mero hecho de escribir es ya, en sí mismo, un éxito seguro.

Basándose en sus más de treinta años como escritora y empleando sus técnicas de creatividad reconocidas internacionalmente, Julia Cameron muestra aquí cómo todos podemos liberar nuestra riqueza creativa mediante la escritura, experimentando hallazgos y satisfacciones inimaginables.

Gracias a las técnicas creativas y las ilustrativas historias de El Camino del Escritor, los lectores descubren paulatinamente que la escritura es una parte natural e íntima de sus vidas. El lector se verá impulsado cada vez más profundamente en su propio viaje a través de cortos y apasionados ensayos y artículos, vinculados con ejercicios y herramientas creativas.

Tanto quienes salten por primera vez a la creación literaria como quienes ya viven de ello, descubrirán que el arte de escribir ya no es lo mismo tras haber leído este libro.

Mi opinión:

Me gusta formarme y, sobre todo, disfrutar haciéndolo. En el pasado, sí que tenía más tiempo para hacerlo a través de cursos de escritura creativa. Ahora lo hago principalmente a través de libros porque creo que es la manera más sencilla y que más se adecua a mis necesidades actuales. Por ese mismo motivo, siempre meto en mi lista algún ensayo relacionado con la escritura y la manera de verla por parte de otros autores, ya sean consagrados o no tanto. Esto hizo que este fantástico libro de Julia Cameron cayera en mis manos. Poetisa, escritora y ensayista estadounidense, además de guionista y colaboradora de programas de televisión, obras de teatro y películas, Julia es autora también de El camino del artista, otro superventas en el que nos enseña a manejar las herramientas que debemos usar para poder crear con mayor libertad. Si bien a la hora de elegir, este libro no me sedujo tanto porque lo vi más genérico (eso no quiere decir que en el futuro no acabe metiéndole mano), sí que me sentí verdaderamente atraído por El camino del escritor.

Ese es el motivo por el que tras haberlo leído, haya decidido subirlo a la palestra y compartir con vosotros mi experiencia y sensaciones mientras lo hacía.

No cabe duda de que se trata de un libro inspirador en el que la autora te va atrapando a lo largo de sus páginas mientras te habla de su modo de vida y sus vivencias, las cuales intercala con útiles consejos de escritura.

Se nos invita a reflexionar de principio a fin. Por momentos, ha sido como mantener una conversación con mi otro yo, ese Yo escritor que a veces me susurra al oído que debo claudicar y dedicarme a otra afición, que para esta no valgo. Ese otro Yo que al mismo tiempo que quiere dejar la escritura, clama al mismo tiempo porque se le reconozca sus esfuerzos.

Podría tratarse de un libro revelador para aquellos que buscan iniciarse en la escritura creativa y adquirir los hábitos y las pautas necesarias para llevar a cabo sus textos, ya que su autora nos da consejos sobre cómo debemos administrar nuestro tiempo, nos habla de la importancia de escribir en sucio y de cómo sacarle el máximo partido a nuestras correcciones, además de dónde y cómo encontrar la inspiración (o reencontrarse con ella en el caso de haberla perdido). Ella la llama fuente y la describe como "un fondo privado de imágenes".

El mecanismo que yo utilizo para repoblar el estanque es muy simple; yo lo denomino «cita del artista». Dicho de un modo sencillo, la cita del artista es una incursión, una vez a la semana y en solitario, en algún lugar alegre que suscite nuestro interés. Puede ser una visita a un museo, a un acuario o a una tienda de hilos. Puede ser un concierto, una película o una exposición sobre dinosaurios. La cuestión es ir a algún lugar fascinante e ir solos. ¿Por qué solos? Porque la cita del artista es mitad «artista» y mitad «cita».

Julia defiende el carácter innato de la escritura y la necesidad que muchas personas tienen de ponerla en práctica (más de las que creemos), pero que no se atreven a hacerlo por pudor, vergüenza o miedo. Y algo tendrá la manera en la que lo hace que hasta a mí, que llevo años escribiendo prácticamente a diario, me entraban ganas de hacerlo.

En lo técnico, la obra está bastante bien estructurada con capítulos cortos y sugerentes, llenos de detalles sobre la vida de la autora que hacen la lectura más amena, y cuyos títulos invitan a seguir leyendo. Al final de cada uno de ellos se nos invita a hacer una serie de ejercicios que nos ayudarán a mejorar en cada uno de los aspectos que trata y ganar seguridad en nosotros mismos.

En uno de ellos, Julia trata un tema que me llamó la atención, porque justamente es algo que solemos hacer los autores nóveles, y que yo también hacía: escribir para corregir al día siguiente, algo que con el tiempo, me di cuenta que me frenaba más que hacerme avanzar. Como se suele decir, “cada maestrillo tiene su librillo” y lo que me vaya mejor a mí, no tiene porqué irte mejor a ti, pero sí que es cierto, que me va mejor desde que escribo, escribo y escribo y cuando toca la fase de corrección, me dedico a revisar y tratar de mejorar lo escrito, normalmente un tiempo después de haberlo dejado reposar. La autora también defiende este método, ya que según nos cuenta la mayoría de los párrafos escritos desde el corazón son aprovechables, incluso aquellos que creemos que no son tan buenos.

También nos habla de los miedos que rodean al escritor, del censor que todos llevamos dentro, de la diferencia entre el proceso y el producto. Ella lo llama el “síndrome de la credibilidad” y nos ayuda a restarle importancia para que no caigamos en sus garras porque si disfrutamos escribiendo, ¿por qué dejar de hacerlo pensando en el resultado? 

Este es el mismo tipo amable, que cuando trabajaba como columnista, solía decirme que el encargado de seguridad no iba a creer lo que ponía en mi DNI y no me dejaría entrar a escribir porque yo «no tenía la apariencia de una escritora de verdad». (Comoquiera que sea esa apariencia.)

A lo largo de la obra da ejemplos de ilustres de otras artes que ayudan a visualizar mejor lo que la escritora quiere transmitirnos. Uno de ellos, quizá de los que más me ha gustado ha sido el que usa para hablarnos de la musicalidad y la fluidez de la prosa y su necesidad en cualquier escrito que se precie. También la comparación que hace entre caminar y escribir, relacionando la cadencia de los pasos con la armonía de los acordes.

La portada, sin grandes florituras, cumple con el contenido. La cubierta con solapas, es resistente y de buena calidad.

En definitiva, nos encontramos ante un libro motivacional más que didáctico y en el que se nos habla de lo terapéutica que puede ser la escritura, además de la importancia de valorar nuestro trabajo, admitir nuestros errores y aplaudir nuestros aciertos.

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