En resumidas cuentas, un análisis DAFO es una matriz que nos permite conocer la situación de una empresa. Para ello, se lleva a cabo un estudio exhaustivo de su estado actual, que incluye sus debilidades y fortalezas (ámbito interno) y las amenazas y oportunidades (ámbito externo) que la rodean.
Si trasladamos este mismo estudio a un escritor, nos encontraríamos con que estos cuatro, llamémoslos factores, se hallan presentes en su vida diaria, lo que nos ayuda a poder hacer autocrítica sobre nosotros mismos y tratar de mejorar en las cosas que hacemos bien y dejar a un lado las que hacemos mal, tanto a la hora de sentarnos a escribir, como a la de planificarnos.
Me pondré como ejemplo para explicarlo mejor. De lo primero que hablaré será de mis cuestiones internas. Como todo el mundo, tengo mis puntos débiles. Sí, muchos, pero el que más me paralizaba en el pasado para hacer cualquier cosa era el miedo. Una inseguridad que me ha acompañado en mi día a día durante muchos años en el pasado, y que como no, se trasladó al ámbito de la escritura. Miedo al fracaso, al éxito, a la crítica, a ser juzgado, a quedarme en blanco, a que la novela no estuviese bien maquetada, a que se me hubiese pasado por alto copiar y pegar algún capítulo antes de publicar la obra, a que nadie me leyese, a que el blog fracasase después de tanto esfuerzo. Miedo, miedo, y más miedo,… un largo etcétera de terrores que lo único que perseguían era que dejase de hacer lo que me gustaba y me dedicase a otras actividades que no me expusiesen al resto de personas y que me ayudasen a permanecer en mi zona de confort. Algo que alguien que quiere dedicarse a la escritura no se puede permitir si justamente lo que pretende es abarcar un público cada vez más amplio y que no incluya tan solo a su familia y amigos. Aunque del miedo del escritor ya hablaremos en otra entrada, porque ya os digo que da para mucho.
Menos mal que para equilibrar mis debilidades, también poseo ciertas fortalezas, que son justamente las virtudes de las que hago uso cuando veo amenazada mi carrera como escritor. Los que me conocen saben que entre ellas se encuentran la perseverancia y la organización. Me levanto por las mañanas temprano para arrancarle unas horas al reloj cuando todo está en silencio y dedico ese tiempo a lo que tengo planificado hacer ese día, ya pueda ser escribir, corregir, hacer una reseña, preparar una entrevista o ir a correr, que también es otra de mis pasiones.
Una vez analizados los factores internos, hablaremos del ámbito externo y como las circunstancias que nos rodean pueden afectarnos como autores. El problema es que estas no son controlables por nosotros, lo que hace aún más complicado nuestro trabajo si no sabemos canalizarlas. Nos referimos a las oportunidades y las amenazas. A continuación, te presentaré algunas de ellas. Estoy seguro de que a medida que vayas leyéndolas, sabrás identificarlas: la existencia de lectores potenciales -que tendremos que salir a buscar- y la fidelidad de los que ya tenemos (oportunidad), no tener tiempo suficiente para escribir (amenaza), la competencia de otros escritores con más bagaje (amenaza), mercado saturado y escasas posibilidades de publicación (amenaza), la capacidad de difusión que nos ofrecen las redes sociales (oportunidad), la escasa visibilidad que se les da a los noveles en este momento (amenaza)…
Pero no te engañes, muchas de estas amenazas son ficticias; trampas mentales que nos ponemos nosotros mismos para no salirnos de nuestra zona de confort. ¿No me crees? Piensa en la de veces que has dicho o escuchado a tu alrededor frases como: Yo no valgo para publicitar mi libro, ¿Qué necesidad tengo yo de levantarme temprano para escribir cuando tengo que levantarme mañana temprano para ir a trabajar? Es que no encuentro lectores ceros que quieran valorar mis textos como se merecen. Con la edad que tengo, ¿Cómo me voy a poner a escribir? Como puedes ver, excusas hay de todos los gustos y colores.
Pero si te das cuenta, del mismo modo que podemos atenuar nuestras debilidades, también podemos potenciar nuestras fortalezas. Si comes mejor, estarás más sano. Si vas al gimnasio, estarás más saludable. Si lees más, tendrás más vocabulario. Si le dedicas más tiempo a la escritura, mejorarán tu técnica y tu estilo. Todo es una cadena.
Ahora viene la pregunta del millón: ¿Cómo paliar nuestras debilidades? En mi caso, he trabajado durante años en atenuar esos miedos de los que os hablaba unos párrafos más arriba y que me impedían mostrar mis textos a aquellas personas que no fueran de mi círculo más íntimo. ¿Cómo? Valiéndome de mis fortalezas, no hay otra manera. Ah, sí, y escuchando a aquellos que me rodean y que me recomendaban que me abriese al mundo. Gracias a eso, conseguí confiar más en mí mismo. Fue entonces cuando me di cuenta de que el peor enemigo de un escritor podría llegar a ser él mismo.
Hasta tal punto he conseguido superar mis miedos, que hace pocas semanas he autopublicado mi primera novela y ahora puede leerla todo el planeta. Con el paso del tiempo, he conseguido ganar la confianza que necesitaba, y cuando he estado seguro de que caminaba sobre suelo firme, he dado el paso adelante. Esa misma confianza me ha ayudado a escribir de una manera más desprendida y que mi pluma se volviese más ágil y segura. Todo esto no significa que no siga teniendo mis inseguridades, pero al menos ahora puedo verlas en perspectiva y controlarlas.
Pasa algo diferente con las oportunidades y las amenazas, porque estas al no depender de nosotros, nos obligan a estar atentos al entorno que nos rodea como escritores para poder aprovecharlas, en el caso de las oportunidades, o bien, ahuyentarlas, en el de las amenazas.
Si tenemos en cuenta que todo autor tiene asignado al menos un potencial lector, que puede quedarse en eso, o que podemos emocionar y convertir en alguien que esté esperando atento a que saquemos nuestra próxima novela para comprarla (oportunidad). Recalco “al menos un potencial lector”, porque como bien sabes, hay escritores que tienen miles, o incluso millones de lectores. Ellos están ahí, lo único que tienes que conseguir es que se fijen en ti. ¿Cómo? Haciendo una portada atractiva para tu libro, redactando una sinopsis que enganche, realizando una buena maquetación, llevando a cabo o encargando una corrección profesional para que el resultado esté lo más acabado posible… Hay muchas maneras, pero posiblemente si te esfuerzas y cumples con todas las anteriores, consigas que el “boca a boca” haga su trabajo y que los lectores te den esa oportunidad que buscas. Todo porque conseguiste captar la atención de uno que te leyó y al que le gustó tu obra.
Por tanto, recuerda: no dejes que las amenazas se conviertan en algo más que eso y dominen la situación que te rodea, trabaja en descubrirlas y afróntalas de la mejor manera posible. Es el mejor modo de poder vencerlas.
Y aquí acaba nuestra entrada de hoy. ¿Qué? ¿Has escrito sobre el papel ya cuáles son tus fortalezas? ¿Por qué no las potencias ahora que las conoces? ¿Por qué no sacar provecho de las oportunidades que ofrecen hoy en día las redes sociales? Formar parte de grupos literarios, presentarnos a certámenes, asistir a talleres online… Al principio es complicado, pero es la manera de relacionarse con personas con tus mismas inquietudes. Seguro que muchas de ellas estarán encantadas de ayudarte.
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