domingo, diciembre 14, 2025

ENTREVISTA a Jaime Pérez Ruíz - Versión escrita

Jaime Pérez Ruíz es escritor y viajero gaditano, autor de "La guardiana del secreto", una novela de aventuras que fusiona el misterio del mítico explorador Percy Fawcett con las redes sociales del siglo XXI. Su obra nos lleva desde el corazón del Amazonas peruano hasta Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente, en un trepidante viaje repleto de enigmas. Como gaditano apasionado por los viajes, Jaime construye universos literarios donde los lugares cobran vida propia y se convierten en personajes.

¿Cuándo supiste que tus viajes y las historias que escribes caminarían juntos?

He tenido la suerte de realizar muchos viajes exóticos en mi vida. Cuando alguien me preguntaba por ellos, no podía expresar oralmente todo lo que había sentido. Me di cuenta de que, al escribirlo, lo expresaba mucho mejor y sacaba casi todo lo que tenía dentro. Así que decidí crear un blog de viajes para poder contarlo al mundo y conservarlo como recuerdo de aquello que sentía. Muchos años después, decidí dar un paso más y, con mi experiencia viajera y vital, me atreví a cumplir un sueño: escribir mi primera novela.

Cádiz, la ciudad más antigua de Occidente, late en tu novela. ¿Qué tiene tu ciudad que necesitabas compartir con el mundo?
Cádiz es un paraíso. Todo el mundo la conoce por su clima, la forma de ser de su gente, su pescadito frito, el carnaval, sus playas y mucho más. A mí todo eso me fascina, como a cualquiera que viene de fuera. Pero en mi novela también quería que se conociera por su historia y sus leyendas, porque, siendo la ciudad más antigua de Occidente, no siento que esté tan valorada como debería en ese aspecto. Cuento historias curiosas, como la del cuadro de Las lágrimas de César: se dice que el emperador soñó en Cádiz que violaba a su madre y acudió al oráculo de la isla de Sancti Petri, donde interpretaron el sueño como un presagio de que conquistaría el mundo. Que todo eso comience en mi tierra me parece increíble. Hablo también del maremoto de 1755, cuando sacaron a la Virgen de la Palma y el agua se frenó a sus pies; de misterios inexplicables en el antiguo colegio de la Institución; de curiosidades como que en Cádiz hubo un Coliseum donde luchaban gladiadores, como en la mismísima Roma; del hallazgo de los sarcófagos, la momia de San Lorenzo, la estatua de los niños del paraguas en el Parque Genovés o la teoría de que la Atlántida pudo estar bajo sus mares. Incluso gaditanos me han confesado que desconocían algunas de estas historias, y quienes no son de Cádiz ven la ciudad con otra mirada tras leerlas.

La figura de Percy Fawcett ha fascinado a exploradores durante décadas. ¿Qué te llevó a él como eje de tu historia?
Es uno de los exploradores más importantes y misteriosos de la historia. Se dice que el personaje de Indiana Jones se basó en él. Desapareció en la selva en 1925 mientras buscaba la Ciudad Perdida Z, algo similar a El Dorado o Paititi. Se han realizado muchas expediciones para encontrarlo a él o a sus restos, pero nadie ha hallado nada. Algunos se atrevieron a decir que convivía con una tribu no contactada; otros, que encontró Z y se quedó allí; o incluso que un lugar tan inhóspito como el Amazonas pudo acabar con él, devorado por animales o tribus caníbales. El misterio perdura hasta hoy, y ese escenario tan increíble, junto a ese personaje y todo el misticismo que lo rodea, me inspiró para convertirlo en uno de los ejes principales de la novela.

En tu novela mezclas códigos QR con exploradores clásicos, influencers con misterios ancestrales. ¿Cómo hiciste convivir estos dos mundos tan distantes aparentemente?
Aunque aparentemente parezca que no puede haber conexión, todo va encajando poco a poco en la historia. En el primer capítulo, una reportera de National Geographic, durante una expedición ornitológica, encuentra dos esqueletos abrazados en mitad de la selva. Uno de ellos tiene un diario con el nombre de Percy Fawcett, y dentro aparece un mapa con un código QR. Aquella mujer no puede entender cómo en un diario de 1925 hay algo tan moderno. Al escanearlo, aparece el misterioso personaje conocido como el Game Master, con voz distorsionada, gorro peruano y antifaz. Pero lo más increíble no es su aspecto, sino el mensaje: está buscando a un aventurero que siga sus pistas para resolver el mayor misterio de la humanidad. Se crea una especie de juego o yincana al estilo Pekín Express, con pruebas en los lugares más increíbles de Perú. Ahí entran en juego los influencers, seleccionados para participar. Por otra parte está James, el protagonista gaditano, que al ver una foto del mapa encontrado en el Amazonas se da cuenta de que es idéntico al de sus padres, desaparecidos en un vuelo sobre el lago Titicaca cuando él tenía cinco años. Decide unirse a la aventura como contrincante de los influencers, en busca de la verdad. Aunque a priori pueda parecer una locura, todo va encajando poco a poco y dando forma a una gran aventura.
Como curiosidad, la idea del código QR se me ocurrió haciendo un sendero con mi hijo por Chiclana. Encontramos una figura enorme de un fenicio que portaba un código QR; al escanearlo, te contaba su historia y te indicaba otros lugares donde encontrar más estatuas similares. Aquello fue la pieza del puzle que me faltaba para conectar todas estas ideas e introducir al Game Master y a los influencers, haciendo que la novela pasara de una aventura clásica a algo mucho más moderno y actual.

Has viajado por Perú para escribir esta historia. ¿Qué lugar del país andino te cambió la forma de ver tu propia novela?
Viajé a Perú en 2016 sin tener la más remota idea de que en 2025 publicaría un libro ambientado, en gran parte, en los lugares de aquel itinerario. Fue un viaje muy diferente a cualquier otro, por su cultura ancestral, sus misterios y sus paisajes. Siempre intento hacer cosas distintas a las típicas de un turista. Por ejemplo, realizamos un ritual en la Puerta de los Dioses, conocida como Aramu Muru. Fuimos con una curandera y, entre hojas de coca y las historias que nos contaron, sentimos cosas muy fuertes, difíciles de expresar con palabras. Visitamos un lugar cerca de Cusco conocido como el barrio de los curanderos, entramos en un cuarto de poder oscuro, lleno de velas, un cóndor disecado, hojas de coca y fetos de llama, donde se realizaba un ritual de amor quemando ofrendas a la Pachamama. Sobrevolamos las misteriosas líneas de Nazca, y ver desde la avioneta esos enormes geoglifos hace que aún hoy se me erice la piel. Llegamos a Machu Picchu recorriendo parte del Camino Inca y, aunque todos tenemos su imagen en la cabeza, encontrarla de frente nos hizo sentir como auténticos exploradores. También estuvimos en el Amazonas, durmiendo en un lugar humilde sin electricidad, caminando por la selva, escuchando historias de miedo de los lugareños y viendo poblados llenos de niños que, aunque desde una mirada europea puedan parecer pobres, transmiten una riqueza humana enorme. Todo eso, y muchas experiencias más, plantaron una semilla que terminó floreciendo en forma de novela.

Alma es una amiga de la infancia a la que "desde que nació persiguen sucesos extraños". ¿Crees en las personas marcadas por lo inexplicable?
Alma es una de las protagonistas y desde niña le suceden cosas a las que ella misma no puede dar una explicación coherente. En Perú, esos sucesos se intensifican y adquieren más fuerza. Personalmente, no es solo que crea en ello, sino que este personaje está inspirado, sobre todo en su infancia, en personas cercanas a mí que me lo han contado o que lo he vivido directamente con ellas.

Hay un "perverso plan tejido por un personaje en las sombras". ¿Qué te fascina del mal cuando tiene recursos ilimitados?
Existe un personaje que es el antagonista de la novela. Al principio no iba a tener tanto peso, pero mientras escribía me daba tanto juego que se convirtió en mi personaje favorito. Todo lo que hace lo justifica con una lógica propia, convencido de que está en lo correcto, aunque sus valores sean muy distintos a los de cualquier persona corriente. Algo curioso de la autopublicación es que los lectores me hablaban mientras leían la obra, y muchos coincidían en que odiaban a este personaje. Para mí fue un halago, porque significaba que había conseguido lo que quería con él.

Como viajero, ¿escribes durante los viajes o necesitas regresar a casa para convertir lo vivido en historia?
En algunos viajes sí he escrito, como en el Camino de Santiago, donde al terminar cada etapa me ponía a escribir, o en Perú, durante trayectos largos en autobús. Pero no para una novela, sino para el blog de viajes. Me di cuenta de que escribir en ese momento me hacía perderme la aventura al cien por cien, porque podía estar conversando, disfrutando del paisaje o simplemente viviendo el instante. Así que opté por tomar solo algunas notas importantes y desarrollar todo a la vuelta.

Los esqueletos abrazados que aparecen al inicio de tu novela son una imagen poderosa. ¿Cuándo llegó esa escena a ti?
Leí una vez que una novela debía tener un inicio impactante para enganchar al lector. La desaparición de Percy Fawcett en 1925, sin que jamás se haya encontrado su rastro, ya es algo muy potente. Si además aparece abrazado a otro esqueleto aparentemente femenino, con vestimenta indígena, la imagen resulta aún más sorprendente. A eso se suma su diario y el código QR que conecta con la desaparición de los padres de James. En mi cabeza, esa escena lo tenía todo para despertar la necesidad de saber qué ocurrió realmente.


Cádiz y Perú están separados por un océano, pero en tu novela dialogan constantemente. ¿Qué encontraste en común entre ambos lugares?
Al ser gaditano, creé un protagonista de la Tacita de Plata para que las localizaciones y las historias me resultaran más fáciles de contar. James defiende su tierra y siempre que puede comparte curiosidades sobre ella. Cuando en Perú se habla de momias, él cuenta que en Cádiz también tenemos la momia de San Lorenzo. Cuando se menciona que alguien encontró la puerta de Aramu Muru a través de un sueño, James recuerda cómo Quintana Pelayo soñaba con el sarcófago de Cádiz y, años después, apareció justo bajo su casa. También se habla de civilizaciones sumergidas en el lago Titicaca y de la posible Atlántida bajo las aguas de Cádiz. Son pinceladas que conectan ambos mundos.

¿Qué viaje personal hiciste tú mientras escribías "La guardiana del secreto"?
Sobre todo, descubrí la capacidad de crear. Era mágico cuando surgía una idea y la transformaba en capítulos. A veces daba vértigo, porque la cabeza no se apagaba nunca. Las ideas llegaban en momentos inesperados: en conversaciones, antes de dormirme, viendo la televisión o leyendo. Usaba constantemente las notas del móvil, y a veces, al releerlas días después, tenía que ordenar aquel pensamiento para recordarlo.

¿Aventura clásica de literatura favorita?
Si hablamos de clásicos, me gustó mucho Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne. Pero para escribir este libro no solo me nutrí de literatura: también de pódcast de misterio como Espacio en Blanco, documentales, biografías, programas como Pekín Express o Planeta Calleja, películas de Indiana Jones o Z, la ciudad perdida, y videojuegos como Uncharted. Entre los libros que me marcaron están El último Catón, de Matilde Asensi, o La pirámide inmortal, de Javier Sierra. Cuando fui padre descubrí a Eloy Moreno, cuya escritura sencilla y capítulos cortos me inspiraron. Más recientemente he leído La última cripta, de Fernando Gamboa, y ahora estoy con Ciudad Negra, que curiosamente también habla de Percy Fawcett. Al escribir sobre Cádiz llegaron a mis manos novelas como La llave de los misterios, de Jesús Relinque, y pronto leeré El zumbido, de Leonardo Jiménez que tengo muchas ganas de empezar.

¿Hay algo que hayas descubierto sobre ti mismo mientras escribías esta historia?
El poder de la imaginación en su máxima plenitud y la capacidad de plasmarla en una historia es algo absolutamente alucinante.

Si mañana pudieras emprender el viaje de James y Alma, ¿lo harías? ¿O hay misterios que es mejor dejar sin resolver?
Primero tendría que dejar a los niños con mis padres o mis suegros, y después, con los ojos cerrados, repetiría ese viaje. Eso sí, le quitaría un poco de sufrimiento… que ya descubriréis cuando leáis la obra.

¿Una recomendación para quienes no se atreven a escribir su primera novela?
Escribir sobre lo que te apasiona o con lo que te sientas más cómodo. No dejarte nada en el tintero, aunque pienses que va a ser menos comercial. Si tienes algo dentro, sácalo. 

Si quieres sacarlo, no te quedes con las ganas. Y como en mi caso, si necesitas ayudas de profesionales para comenzar, existe muchas personas pueden ayudarte en pulir detalles.

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