Desde niña encontró en la escritura un refugio y una forma de dar vida a
mundos imaginarios. Tras convertirse en madre y vivir una etapa como
homeschooler, regresó a la escritura aunando su mirada psicológica con su
pasión narrativa. Escribe desde la cotidianidad, el humor y la reflexión,
apostando por historias que emocionen, inspiren y dejen una huella duradera.
Su primera novela, A la abuela le crecen los enanos, se publicó en
septiembre de 2025 con la editorial Aliar. Una historia tierna y subversiva
sobre el encuentro intergeneracional, la autenticidad y la capacidad de la vida
para sorprendernos cuando le damos una oportunidad.
Dijiste que escribes desde niña como refugio. ¿En qué momento sentiste que
esta historia en particular necesitaba ser contada, y qué te llevó a rescatar
esa niña escritora después de años dedicada a la psicología?
Respecto a la
primera pregunta: en un mundo donde niños y ancianos son marginados y relegados
a la invisibilidad, se me hace una cuestión de justicia recuperar el lugar que
merecen en la sociedad. Poner el foco en que no siempre lo esencial está en lo
productivo, que la imaginación es un arma muy poderosa y que la experiencia
vital no se agota, sino que cristaliza con los años.
La segunda
pregunta: Sentía que había unos
renglones sin escribir en mi vida, y que ya había llegado el momento. Cuando
echo la vista atrás, entiendo que nunca de dejé de narrar, aunque fuera en
silencio y sin llegar a plasmar las ideas en el papel. Había temporadas que me
llegaban historias sin que yo las buscase. Recuerdo una tarde, que estando con
mi marido le pregunté si le venían relatos o escenas a la cabeza. Cuando vi su
sorpresa en el rostro, lo supe. Esa inquietud nace contigo y te acompaña, lo quieras
o no. De ti depende cultivarla o ignorarla.
La novela nace de ver cómo niños y ancianos quedan marginados. ¿Hubo algún
momento concreto, alguna escena vivida o presenciada, que te hiciera decir
"esto tiene que estar en una novela"?
No recuerdo
una escena, en concreto, sino la repetición de una necesidad asomando en muchos
rostros: ser escuchados y oídos desde la autenticidad, tal y como somos. Cuando
trabajas de cerca con niños, con solo mirarlos a los ojos, te das cuenta de
cómo necesitan que los veas sin juicios y con la escucha atenta. ¿Qué dicen los
niños cuando están en el parque? “mírame, mírame”. Y si no se encuentran con la
mirada de sus padres, buscan otros ojos que los miren. Pero, acaso, ¿no es una
necesidad para todas las personas? Urge salir de la enfermedad del
egocentrismo, para saber ver al otro. La satisfacción encallada en lo propio
alimenta un hambre que no se sacia nunca. Quizás, la lección más importante a
aprender sea que el amor por uno mismo ha de resolverse en el amor hacia el
otro, para no caer en el vacío de una existencia sin sentido.
Eulalia se rebela contra el veredicto de su nieta. ¿Hasta qué punto esta
rebeldía refleja algo que has observado en tu consulta como terapeuta, o quizás
en tu propia familia?
En consulta, más que rebeldía he observado reactividad. El ego se resiste
al cambio. Las personas te dicen sin decirlo: cámbieme sin cambiar yo. Porque
el cambio es incómodo, te hace salir de la zona de comodidad, te hace afrontar
escenarios desconocidos. Y eso no le gusta al ego, porque vive en el pasado.
Mencionas que combinas la mirada psicológica con la pasión narrativa. ¿Cómo
equilibras el conocimiento técnico del comportamiento humano sin que tus
personajes se conviertan en "casos clínicos" en lugar de personas de
carne y hueso?
En terapia
yo no veo casos clínicos sino personas de carne y hueso. No prejuzgo, observo
con todos mis canales abiertos. Por eso mismo, no me es difícil concebir
personajes reales con todos sus matices, contradicciones y complejidad.
Has creado una historia con elementos insólitos y giros sorprendentes.
¿Cuánto planificas y cuánto te dejas sorprender por tus propios personajes
mientras escribes?
Más bien, me
dijo sorprender mientras escribo. A veces, a medida que escribo asisto
emocionada a la evolución de mis personajes, como si cobraran vida propia. Para
mí escribir es un acto de creación intuitiva inspirada. A algunas tramas hay
que darles cierta forma, por lo que la planificación se hace necesaria, pero
trato de ser lo más abierta posible a lo imprevisible y no limitarme a un guion
rígido.
Jung dijo
una frase impactante: “todos nacemos originales y morimos copia”. Para mí la
autenticidad es ser tú mismo siempre, cuando sepas quién realmente eres. Lo
cual no es tan fácil, porque antes tienes que admitir que tú no eres eso que
crees que eres. Y a partir, de ahí, ir quitando capas de la cebolla. Realizar
el viaje hacia adentro puede ser doloroso y requiere coraje, por eso puede
suele generar resistencia.
La novela es "tierna y subversiva" a la vez. ¿Necesitamos ambas
cosas?
Totalmente.
No hay nada más subversivo que ser auténtico, y que, a la vez requiera más
coraje y ternura. Coraje para saltar, ternura para acogerte y perdonarte a lo
largo del camino.
La soledad no deseada es una epidemia silenciosa. El oficio del escritor es
solitario. ¿Cómo vives tú esos momentos de escritura en esa soledad?
La soledad
no deseada tiene un efecto demoledor porque es una soledad que cala el alma. Es
la soledad de las personas que no tienen a nadie que les escuche. Sobre todo,
es la soledad de muchas personas mayores, que viven olvidadas en sus viviendas.
Las personas somos seres sociales, nos necesitamos. Nadie debería sufrir esa
soledad.
Escribir es
solitario pero gozoso. Me conecta a ese mundo en el que todas las posibilidades
son posibles, donde entras en ese estado de fluidez en el que las tramas cobran
vida.
Mencionas tu interés por el estoicismo y el taoísmo. ¿Cómo han influido
estas filosofías en tu forma de construir personajes y conflictos? ¿Hay algo de
Séneca o de Lao-Tsé en Eulalia?
El
estoicismo y el taoísmo son formas de concebir y afrontar la vida. Marcos o
anclas que te conducen a una forma de ver, sentir, pensar y actuar. No todos
los personajes lo encarnan, pero, por ejemplo, Eulalia sí. Es una mujer que se
ha hecho a sí misma en la adversidad. Que trata de actuar desde la calma y la
templanza, si bien es cierto que a veces se le va la mano con su estilo
directo.
La cuestión
es quién valora. Escribo para que el lector disfrute de la lectura de mis
novelas, para que se emocione y se quede enganchado desde la primera página. La
sencillez bien armada no es simpleza sino eficacia narrativa. Para mí lo
importante es que lo que narre, llegue e impacte al lector, no hacer las
delicias de quien busque artificios literarios sofisticados y rebuscados. Esta
forma de narrar es mi voz natural, me representa.
Vienes de Hinojosa del Duque, un pueblo de Córdoba, y te formaste en
Granada. ¿Cómo crees que tus raíces y tu recorrido vital han influido en tu estilo
literario?
Todo
influye, pero no sé decirte la relación que hay entre ello y mi estilo
narrativo. Me considero una persona abierta y receptiva, que gusta de ir más
allá de las raíces. El contacto con la diversidad en una fuente de riqueza
inagotable de la que nutrirse.
La novela está dirigida también a jóvenes a partir de 10 años. ¿Qué crees
que necesitan escuchar los adolescentes de hoy que quizás nosotros, los
adultos, no estamos sabiendo transmitir?
Necesitan
que los adultos sean referentes de valor, no tigres de paja. Que escuchen sus
inquietudes de verdad, evitando la tentación de dar sermones. Que los acerquen
a herramientas valiosas, como la filosofía, para orientarse en el mundo.
Planteas una trama donde una inmobiliaria amenaza el hogar de los vecinos.
Es una realidad muy actual: gentrificación, especulación... ¿Tienen estos
problemas un reflejo en tu día a día?
Tienen
reflejo en el día a día. No hace mucho que estalló el escándalo de las
preferentes.
Esta es tu primera novela publicada, pero seguramente no la última historia
que llevas dentro. Sin desvelar demasiado, ¿hacia dónde apuntan tus próximos proyectos
literarios?
Sigo dándole
voz a niños y personas mayores, desde otra trama, época y género. Quiero
hibridar realismo con fantasía.
¿Seguirás explorando los márgenes de la sociedad o te llaman otros
territorios?
Estoy
abierta a donde la inspiración me lleve. No le pongo puertas al campo.
¿Una
recomendación para los nuevos escritores?
Que confíen en sí mismos, por encima de todos y de todo. Que cierren sus oídos a los comentarios desalentadores porque ni todo está escrito ni el camino a seguir es el de todo el mundo. Que se planteen por qué quieren escribir y disfruten de ello sin apegarse a los resultados.

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