¿Qué significa para ti haber
convertido en libro tus emociones más íntimas bajo el título de CAOS?
Me parece algo completamente fuera
de mí misma, no soy una persona que deje las cosas sin acabar, pero si es
cierto que jamás me había imaginado a mí misma con un libro, mío, en las manos.
Dicen que en esta vida se tienen que hacer tres cosas: plantar un árbol,
escribir un libro y tener un hijo, la última no está en mis planes, pero puedo
decir orgullosamente, que las dos primeras ya las he hecho.
Cuando escribías estos poemas,
¿pensabas ya en un libro o fue el propio caos el que fue reuniéndolos poco a
poco?
Al principio iban a ser dos
poemarios de cuarenta poemas cada uno, eran “CAOS” y “Pasar la
Página” pero, en el momento en que decidí publicar me di cuenta de que
cuarenta me parecían pocos, así que esos dos libros, haciendo un buen depurado
y cambiando algunas cosas, se convertirían en solo uno, con cerca de sesenta
poemas y que se quedaría con el nombre del primero, porque era la única forma
de que se sintiera correcto.
¿Cómo describirías el momento exacto
en el que sostuviste tu poemario impreso por primera vez?
Irrealista, lo sostuve en mis manos
y se lo enseñé a mis padres, era impresionante darme cuenta de que, da igual lo
mucho que te lo imagines en tu cabeza, la realidad es mucho mejor que la
ficción en este caso. Lo ves y debes repetirte una y otra vez “esto es mío, lo
he hecho yo, lo elegí yo, aquí está ahora”.
¿Qué temas aparecen una y otra vez
en tu escritura sin que apenas lo busques?
Las emociones y la pérdida, dentro
de las emociones la nostalgia y, además, la memoria y la familia ligadas casi
como un mismo concepto. La memoria recorre toda mi poesía. También es un tema
recurrente el amor, en todas sus facetas, no solo el amor romántico. Estos
temas rodean mi poesía porque, al mismo tiempo, son los más presentes en mi
vida.
¿Qué te inspira más: la calma
después de la tormenta o la tormenta misma?
La tormenta, siempre. La paz ayuda,
está bien para corregir, para matizar, pero es la tormenta la que de verdad me
hace escribir, la necesidad. No escribo como un trabajo, porque si convierto la
poesía en mi trabajo acabaría muriendo, y no solo de hambre, también de
creatividad reducida. Necesito la necesidad, el deseo absoluto de querer
escribir mis vivencias, eso es para mí la tormenta.
De la experiencia, no encuentras la
fuerza, la vas reuniendo poco a poco. Cuando vives durante años dentro de un
bucle de caos, de perdida, de no tener una cuerda, construyes la cuerda con lo
encuentras en el camino, sabiendo, por lo que has vivido, lo que a ti te va
bien, lo que te ayuda. Así fui encontrando mi propia fuerza.
¿Qué autores han dejado huella en tu
manera de ver la poesía?
Mis
mayores influencias en la escritura diría que son,
sobre todo, Cernuda, Safo y Madeline Miller. Cernuda es mi poeta por
excelencia, adoro su poesía, su forma de manejar la lengua para dejarnos
algunos de los versos que, a mi parecer, son los más hermosos del mundo entero.
Safo me llama por su deseo, por su conciencia del “yo” un “yo” que desea, que
quiere hablar, como mujer en aquella época, toma la palabra y decide usarla y,
Madeline Miller me encanta por su forma de escribir, ella no es poeta, pero sus
libros son poesía.
¿Cómo es tu proceso creativo:
necesitas tenerlo todo bien planificado o eres más de esperar a las musas?
Soy más de esperar a las musas, he intentado
escribir de forma planificada pero siempre sale de forma desastrosa, no sé
escribir como una especie de obligación o trabajo. La inspiración me llega y es
entonces cuando escribo, cuando me siento y dejo que mis manos llenen el vacío
de la hoja.
Si tuvieras que elegir un poema de
CAOS para recitar a alguien que no te conoce, ¿cuál sería y por qué?
Creo que, como favorito total para
mis lectores y, porque define bastante bien mi forma de poesía, diría que “La
casa vacía”. Un poema sobre la pérdida de los seres queridos y el sentimiento
de absoluta “nada” cuando vuelves a ver su casa, pero ahora, sin ellos, sin los
recuerdos, sin la vida y las risas y alegrías que estas personas le daban. Un
poema dedicado a mis abuelos, que tanta alegría me dieron.
¿Cómo manejas el pudor de exponer tu
intimidad en público a través de los versos?
Creo que jamás me ha dado pudor, he
tenido la suerte de que mis sentimientos y experiencias siempre han sido
abrazadas con cariño por todo el mundo. He entendido que, aunque la intimidad
es algo propio, es, al mismo tiempo, un sentimiento y experiencia compartida.
Mis vivencias y las de muchas personas llegan a parecerse en algún punto, como
dice una frase de Albert Espinosa “si nos enseñaran a perder ganaríamos
siempre”, todos perdemos, caemos, echamos de menos y sonreímos después, esa
intimidad es humana, como todo lo que siempre he decidido escribir, de ahí que
no haya pudor.
La Línea de la Concepción ha sido en
muchos casos olvidada por Gibraltar o tachada de un mal sitio por malas
prensas. Para mí, mi tierra huele a sal y se escucha como risas, es el viento
agradable del verano y es esa leve llovizna en invierno. La Línea ha sido donde
vivían mis abuelos, donde están mis padres y mi familia, ellos son mi
inspiración. Mi tierra es algo que tengo siempre con cariño y que siempre me
llenará de orgullo, porque soy linense por todos los costados de mi cuerpo. Mi
pueblo está en mi habla, en mis experiencias y en mi piel. Ser linense me ha
definido como persona y como artista.
¿Y Granada: lugar en el vives ahora?
Granada me ha dado una nueva
perspectiva de amor y de casa, darme cuenta de que hogar es donde está la gente
que te quiere. He hecho muchísimos amigos, me he enamorado de personas y
lugares, me he movido y perdido por todas las calles. Granada era un sitio
vacío hasta que lo llené de recuerdos y la volví parte de quien soy ahora. Ir
al Carmen de los Mártires o al Lorca a escribir son los mayores placeres que he
tenido en esta etapa de mi vida.
¿Crees que tu poesía tiene un papel
social o prefieres verla como un territorio íntimo y personal?
Creo que pueden ser ambas, todo lo
íntimo tiene un papel social, todos vivimos experiencias parecidas en vidas
diferentes. Lo personal puede ser algo común. Si tengo poemas más reivindicativos
donde hablo de luchas sociales y me parece importante que la poesía se implique
a cambiar el mundo, a inspirarlo (es más, me parece obligatorio que lo haga) y,
al mismo tiempo, soy incapaz de dividir esas luchas sociales de la intimidad
personal y humana, de comprometerme con la experiencia, la mía, para volverla
de todos, para crear un reflejo en el que todos podamos vernos y abrazarnos,
aunque tenga que ser un abrazo mutuo.
¿Cómo ha sido el encuentro con los
lectores en presentaciones o recitales? ¿Qué te han regalado sus palabras?
Los encuentros han sido mucho más
bonitos de lo que creí que sería, el encuentro con el otro, el vernos las
caras, el escuchar el eco de la habitación. El saber que te escuchan, que te
entienden, reconocernos mutuamente como si fuéramos dos griegos en medio de
batalla, me parece una experiencia hermosa. El mayor regalo me lo dieron en mi
primera presentación, cuando, al leer uno de los poemas, escuche como
intentaban no llorar y es que la poesía toca partes de nosotros que a veces ni
nosotros mismos conocíamos, ver esa emoción compartida fue mi mayor regalo.
¿El caos es solo dolor o también puede ser una forma de belleza?
Es una forma de belleza de todas las
formas posibles, el caos es dolor, pero también es una alegría incontrolable.
Caos es llorar todo el día y luego reír toda la noche. Caos es perderte en tus
pensamientos y sonreír en medio de estos porque te das cuenta de que no todo en
esta vida es negativo. Es tomarte un café y entrar en clase y aun así quedarte
dormido. Nunca pensaré en el caos como algo que no pueda ser bello, las
personas somos la mayor representación de lo bello que es el caos.
Cuando no escribes, ¿qué otras cosas
alimentan tu mundo creativo: música, cine, lectura, viajes…?
La música es una parte importante de
mi vida, junto al cine y la lectura. Soy bastante cinéfila y bastante ratón de
biblioteca (por algo estudio Literaturas Comparadas), también me gustan las
manualidades, como la arcilla y la pintura. Los viajes es algo que tengo en
proceso, he ido mucho al norte de España y he recorrido casi todos los pueblos
de Andalucía, pero me queda cambiar de país, espero conseguir eso pronto.
¿Qué le dirías a una persona que
piensa que la poesía es un género menor?
¿Siendo sincera? Que es un imbécil,
y perdón por la palabra. Si hablamos históricamente, los escritores y la
literatura existen desde el siglo XVIII, a finales, con Madame de Staël, antes
de eso, todos los “escritores” se consideraban poetas, toda la literatura giraba
mayormente a partir de la poesía y, la novela y el ensayo se crearon más tarde de
esta. Hablando en el plano de la necesidad, la poesía es completa necesidad,
cuando Brecht se exilió escribía poesía para salvar su tierra, para hablar de
esa Alemania consumida, Baudelaire nos dijo como los poetas son paseantes, como
la poesía atraviesa nuestra vida, y eso puede verse en “Las flores del mal”.
Habría que ser muy tonto, no haber
leído mucho o no tener ni idea de literatura para decir que la poesía es un
género menor.
¿Estás trabajando ya en un próximo
proyecto poético o narrativo?
Sí, tengo otro proyecto entre manos,
estoy en proceso de un segundo poemario que estará profundamente definido por
el “castigo” divino, es decir, por la mitología griega y como los dioses
castigaban de forma excesiva y cruel ha muchísimos personajes y ahora tratamos
como cotidianos.
Si tuvieras que definir tu voz
poética con tres palabras, ¿cuáles serían?
Humana, lírica y experimental.




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