viernes, octubre 10, 2025

ENTREVISTA a Cristina Calderón - Versión escrita

Cristina Calderón nació en Madrid a finales de los ochenta. Desde muy joven comenzó a escribir, primero en un diario donde narraba las peripecias de su Barbie, hasta que años después cumplió su sueño de publicar. Es autora de literatura romántica con Vas a Quedarte (Phoebe, 2023) y Vas a Tenerme (Phoebe, 2025). Además, trabaja como gestora de contenidos, es historiadora del arte de vocación y ha participado en ferias, encuentros y presentaciones literarias en ciudades como Madrid, Barcelona, Murcia, Valencia, Cuenca o Badajoz. Colaboradora en podcasts y en librerías, es una voz emergente a tener en cuenta dentro del panorama de la novela romántica actual.

Cristy, cuentas que tus primeras historias nacieron en un diario donde narrabas las aventuras de tu Barbie. ¿Qué queda de aquella niña que jugaba a inventar vidas en la escritora que eres hoy?

Después de tantos años, creo que no he sido capaz de arrastrar las historias que contaba en aquellos diarios tal cual fueron escritas. A fin de cuentas, eran las ilusiones infantiles de una niña. Yo creo que más que la historia, o la trama, o el drama que vivieran las Barbies en aquel momento (que eran bastantes), son las sensaciones que he conseguido mantener intactas, quizá. Quiero decir, al final las muñecas quedaban con amigas, hablaban de chicos e iban a fiestas. Supongo que algo de ese salseo es el que hay en mis novelas hoy en día.

¿Lo que queda de la niña que fui? Creo que nunca he dejado de ser una niña. Quizá estuve una época un poco perdida, queriendo ser una adulta aburrida, pero ahora he vuelto a mis orígenes y creo que es donde más feliz me siento.

Tu generación creció con Espinete y Barrio Sésamo. ¿Crees que ese universo inocente y colorido dejó alguna huella en tu forma de contar o de mirar la realidad?

Pues creo que sí y creo que fue positivamente. Quiero decir, creo que Barrio Sésamo (o, al menos, como yo lo recuerdo) era un mundo inocente, inclusivo, bueno, donde las cosas se gestionaban y al final salían bien. No sé, creo que ese universo inventado se me quedó de algún modo, y en mis historias (aunque hay algo de drama porque sino no molan) siempre intento que terminen bien al final.

En 2023 publicaste Vas a Quedarte, tu primera novela romántica. ¿Recuerdas el instante en el que sentiste que esa historia merecía ser conocida por el mundo?

La verdad es que me acuerdo perfectamente. Hace muchos años empecé a asistir a un taller de escritura y me surgió esta idea. No fue tal cual conocemos hoy la novela, pero sí la esencia, es decir: dos chavales jóvenes que tuvieron su momento pero que se distanciaron cuando algo les sale mal. Eso fue lo que se me ocurrió y así lo transmití en aquel momento. Y bueno, aunque la historia cambió mucho a cómo nació y a cómo es ahora, la esencia, es la misma y por eso me encanta.

Tu segunda novela, Vas a Tenerme, ha visto la luz en marzo de 2025. ¿Qué emociones te acompañan habiendo entregado una nueva historia a tus lectores?

Vértigo. No me lo creo. Han pasado meses desde que se publicó y aún hoy me cuesta mirar el libro y decir: ‘Esto ha salido de mi cabeza’.

Como historiadora del arte de corazón, ¿de qué manera la sensibilidad estética influye en tus escenas, descripciones o incluso en la construcción de personajes de tus obras?

Respuesta: Para mí la estética es fundamental en una novela. No solamente cuando planteo un escenario o la ropa que lleva un personaje, si no también el ambiente, la atmósfera que se crea con todo ello. Me gusta mucho crear moodboards. Estos son una especie de ‘tableros’ en los que incluyo imágenes que me inspiran, colores, pegatinas, postales… un montón de elementos que me evocan escenas y que sin ellos no sabría qué hacer en los momentos de bloqueo.

Además de autora, trabajas como gestora de contenidos. ¿Cómo dialogan en ti la Cristina profesional del día a día y la Cristy soñadora que se refugia en la literatura?

Pues mira, fatal. Es un binomio terrible. Hay días que termino con la cabeza embotada y no puedo pensar en ponerme a crear de la nada una escena. Hacerlo me supone un esfuerzo sobrehumano para el cerebro y seguir delante del ordenador cuando termino de trabajar para seguir escribiendo, no es una opción la mayoría de los días. Para mí, a no ser que tenga la cabeza descansada, es complicado compaginar un trabajo que se lleva bastante energía mental con la escritura. Pero no me quejo ¿eh?, que podría ser peor.

Dices que acumulas libros que quizá nunca leas, pero que te encanta tener cerca. ¿Qué significa para ti una estantería llena?

Adoro los libros. Creo que son lo mejor que hay. Creo que mirarlos me produce una sensación de calma que no sabría como explicar. Dicen que acumular libros que no lees provoca una falsa sensación de apropiación del tiempo y que por eso mirarlos relaja: porque pensamos que nuestro tiempo será infinito, como el de las historias que contienen esos libros. Bueno, no sé si me pasa algo parecido, pero la sensación de calma es genial. Y, a ver, no me leo todo lo que compro, pero sí el ochenta por cierto, que creo que es bastante, jajajaja.

En tus viajes persigues puestas de sol. ¿Crees que esa búsqueda de belleza y de instante irrepetible está también en la esencia de tus novelas románticas?

Seguramente sí. Me considero una opacarófila de manual precisamente por esa sensación de perseguir lo efímero. Creo que las historias también lo son, en la parte creativa, porque nunca puedes crear dos historias iguales. Pueden parecerse, pero jamás serán la misma cosa, porque nosotros tampoco somos la misma persona que las crea, estaremos en momentos vitales diferentes. También somos efímeros. (Es como muy profundo este pensamiento, ¿eh? Que nadie se me agobie).

He visto que tienes muy buenas valoraciones de tus obras en las diferentes plataformas de reseñas. ¿Algún comentario que recuerdes que te haya llegado al corazón?

Pues una vez leí una reseña que decía algo así como que era una historia que se te quedaba en el corazón. Y la verdad, provocar eso, es una sensación increíble, porque, efectivamente, de las historias o de las palabras exactas nos olvidamos, pero de las sensaciones que provocan en nosotros, no. Esas duran para siempre.




Has estado presente en numerosos eventos literarios en 2025: Barcelona, Murcia, Valencia, Cuenca, Madrid... ¿Qué has aprendido de este recorrido intenso de encuentros con lectores y colegas?

He aprendido que los escritores no estamos solos. Quiero decir, solemos ser personas solitarias porque escribir es solitario, pero luego nos damos cuenta de que al hablar con otras personas que pasan por las mismas cosas que tu y que piensan lo mismo que tú y que tienen las mismas inquietudes que tu… es maravilloso. Y creo que darme cuenta de eso es unas de las mejores cosas que me llevo de los eventos.

Firmar en la Feria del Libro de Madrid es un sueño para muchos autores. ¿Cómo viviste ese momento en la caseta de tu editorial y de La Independiente?

Efectivamente, fue un sueño. Desde que me acuerdo he ido a la Feria del Libro de Madrid y siempre que iba decía: ‘Yo tengo que estar ahí algún día’. Y al final lo conseguí. Así que hay que luchar por los sueños porque a veces se cumplen.

Además de presentar tu propia obra, también has sido moderadora y presentadora de otros escritores. ¿Qué se siente al ponerse al otro lado, siendo tú quien da la palabra?

Yo me lo paso genial, sobre todo porque no soy el centro de atención. Quiero decir, sí, estoy ahí, delante de la gente, pero obteniendo la atención mínima. Son los autores a los que presento los que están ahí, nerviosos y un poco asustados, y bueno, también me gusta hacerles reír y que se lo pasen bien en sus presentaciones. Me lo paso genial y creo que se nota.

Como colaboradora en podcasts literarios. ¿Qué tiene de distinto conversar sobre literatura con voz a hacerlo con pluma?

Bueno, hacerlo con pluma es más solitario porque al final eres tú dándote el coñazo a ti misma en un papel; pero cuando lo haces en el aire, es diferente porque va hacia un público y normalmente interactúas con otra persona. Así que es una sensación muy agradable.

Consideras que la literatura romántica está injustamente infravalorada?

Por supuesto. Siempre se ha considerado a este género literatura escrita por mujeres para mujeres y, sinceramente, creo que no hay nada más injusto. Básicamente porque es un género literario que solo se reduce a un género sexual, y en los tiempos en los que estamos esto me parece sencillamente terrible.

Además en este punto quiero añadir que creo que no hay nada más complejo que escribir romántica. Yo he escrito varios géneros y, para mí, no hay nada más difícil que escribir sobre sentimientos. Así que invito a todo aquel que infravalore cualquier género que se atreva a escribirlo y que después hable sobre ello.

¿Hay algún personaje con el que te sientas especialmente identificada, como si fuese parte de ti misma o de tu vida?

Es posible que son Olivia, pero porque fue mi primer personaje y cuando son las primeras veces, los autores tenemos la manía de hablar de las cosas que conocemos.

Y para cerrar: si pudieras escribirle una carta a la Cristy del pasado, ¿qué le dirías?

‘Vas a conseguir todo lo que te propongas, así que escribe'.

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