sábado, abril 12, 2025

ENTREVISTA a Vicente Cortés

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Hoy tenemos en Mi experiencia como escritor a Vicente Cortés, que es un reconocido cuentacuentos y diseñador de eventos culturales originario de Valencia. Con una trayectoria que comenzó en 1983, se ha dedicado a la narración oral, participando en numerosos festivales tanto a nivel nacional como internacional.

Además de su labor como cuentista, Vicente ha publicado varias obras literarias, entre las que destacan:​ Quisicoses​ y El Tío Paragüero: Tradición Oral de La Serranía.

Estas publicaciones reflejan su compromiso con la preservación y difusión de la tradición oral.

Su lema, "Cuento, luego existo" deja clara su pasión por la narración y su creencia en el poder de las historias para conectar y enriquecer en niños, jóvenes y adultos.

Vicente, llevas contando cuentos desde 1983. ¿Qué fue lo que despertó en ti la pasión por este género?

Con la perspectiva de los años, creo que fue la magia de los cuentos que yo había oído de pequeño. En mi casa durante todo el año y en la calle en verano por las noches; y en invierno en S. Antón (17 enero) y S. Blas (3 febrero) en las hogueras y en actividades comunitarias (pelar almendras y mazorcas, matacerdo, etcétera).

Contar cuentos te ha permitido viajar mucho. ¿Qué papel han jugado dichos viajes en tu crecimiento como narrador?

Un papel considerable pues me ha permitido conocer otr@s formas de narrar y otras versiones de historias tradicionales con el consiguiente enriquecimiento como persona y como narrador.

¿Has notado diferencias en cómo se reciben tus historias según la cultura o el país en el que las cuentas?

Sí, pero nada significativo pues la mayoría ha sido en países latinoamericanos; en Marruecos, Argelia y Alemania un poco más pero tampoco nada fundamental. Los cuentos son expresiones del ser humano universal, por tanto son universales.

Uno de tus lemas es "Cuento, luego existo". ¿Qué significa para ti esa frase y cómo define tu forma de vivir y trabajar?

Significa todo, es la síntesis de mi vida profesional y también personal.

Es mi guía vital. Si no narro, oigo o leo cuentos no vivo a gusto conmigo mismo, no soy yo mismo. Y desde muy joven aprendí de Chaplin estas palabras que me han acompañado desde entonces: “Se tú mismo e intenta ser feliz, pero ante todo se tú mismo”

Mira por donde, si eres tú mismo te acercas más a la felicidad.

Has publicado varias obras que recuperan la tradición oral, como El Tío Paragüero. ¿Qué te llevó a compilar estas historias y cuál ha sido la respuesta del público?

El saber que lo que yo era, mi cultura, mis valores humanos, -heredados de la oralidad tradicional- no se debían perder. Los cuentos son  portadores de identidad, son manifestaciones artísticas de los humildes y esos tesoros no se pueden perder ni olvidar. Generaciones de nuestros antepasados los han mantenido vivos los han adoptado adaptándolos, por algo será.

La verdad es que el público ha respondido muy bien sobre todo los habitantes de los pueblos y aldeas donde he realizado la tarea de recoger y dar a conocer aquellos tesoros que estaban a punto de desaparecer. Tengo la satisfacción de que he aportado mi granito de arena para que lo infravalorado por el sistema haya cobrado un nuevo valor en la vida cultural de mi comarca La Serranía de Valencia.

¿Qué importancia crees que tiene hoy la tradición oral en una era dominada por las pantallas y las redes sociales?

La importancia es total porque el ser humano es el único ser vivo que necesita historias y además es un ser comunitario. Las nuevas tecnologías de momento usadas al 50% de sus potencialidades bien pueden ayudar a ello. No sé cómo, pero han de ser nuestras aliadas en la conservación de las tradiciones orales que crean comunidad.

A lo largo de tantos años contando cuentos, seguro que has vivido momentos únicos. ¿Podrías compartirnos alguna anécdota entrañable o divertida que recuerdes con cariño?

Sí, corría el año 1995 cuando tras una sesión nocturna de cuentos para adultos realizada en un bar de Valencia, una pareja me abordó para proponerme ira a contar cuentos a su bar. Ese bar, de nombre Cálido, era un bar de intercambio de parejas y debían contarse cuentos eróticos.

Fue un fracaso los dos días de prueba que hicimos pues el potencial publico iba a lo que iba. La anécdota es que la segunda noche hubo una pareja que ignorando donde se metía se llevó un buen chasco y fue la única que terminó la sesión. Las otras duraban uno o dos cuentos y se ausentaban de la contada pues su objetivo era otro.

¿Cómo preparas tus sesiones de cuentacuentos? ¿Hay improvisación o todo está cuidadosamente estructurado?

Hay de todo un poco, Los cuentos los preparas más o menos, pero el vivo y el directo es lo que te hace adaptarlos según las circunstancias (tipo de público, edad, respuesta del mismo, espacio, número de asistentes, ánimo del cuentista, imprevistos de última hora) La verdad es que con los años una parte del trabajo (selección de materiales y una primera versión de cada cuento) es más rápido. Supongo que como cualquier trabajo, la experiencia es un grado.

¿Qué tipo de cuentos te gusta más contar: los tradicionales, los inventados por ti o los que mezclan ambas cosas?

Soy omnívoro, le pego al pelo y a la lana. Lo importante para mi es la historia no de donde procede, no de quien es si no lo que cuenta y como lo cuenta.

Por último, si pudieras contarle solo una historia al mundo, la más importante para ti. ¿Cuál sería y por qué?

Uf qué difícil me lo pones, pero haré un esfuerzo de selección. Hay un cuento que a mí me cautivó en 1985. Es de Arnold Lobel, es breve, se titula “El pozo de los deseos”. Por lo misterioso, mágico que hay en lo profundo y que cada un@ ha de encontrar por si mism@ ayudándose de útiles, instrumentos también misteriosos.

¿Qué lección te deja la vida tras los años que llevas cumplidos?

Que vale la pena luchar por lo que crees, que compartir es mejor que competir, que la palabra es un don y que dormir bien contigo mismo no tiene precio.

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