Autor: Ramón Gallart
Año de
edición: 2024
Número de
páginas: 226
Sinopsis:
Esta es una historia de amor y de lucha. Es también el testimonio de un despertar a algunas de las realidades de la vida: las más hermosas y las más inhumanas; las más ilusionantes y las más amenazadoras.
Una amiga le dice en una ocasión a Lola, nuestra joven protagonista: El corazón es una buena brújula. Y esto es lo que ella hace: seguir el camino que su corazón le señala.
Y por nada dejará de hacerlo ante cualquier circunstancia. Con miedo a veces, con decisión siempre. El miedo tiene el poder que tú le das, le repetía su abuelo.Y todo ello en la Barcelona de los años 70 del pasado siglo. Es en aquella época convulsa y oscura, en aquella ciudad húmeda y luminosa, cuando el futuro de Lola se va a decidir.
Mi opinión:
Una vez más, Ramón me gana con su prosa desde los primeros compases de la novela que nos relata en su último libro: Alina. Desde las primeras páginas me ha atrapado en este relato de amor y de lucha. Un combate sin cuartel, el de su protagonista, en una etapa convulsa de la historia de nuestro país, y en una Barcelona, que conoce, y un tiempo en el que demuestra haber vivido.
Una historia dura y realista, contada de una manera tan sensible, que engatusando al lector en todo momento, con unos personajes bien trazados, como a mí gustan, con pasado y trasfondo, y que dejan frases que invitan a reflexionar, como la pronunciada por el abuelo de Lola: El miedo tiene el poder que tú le das, y que sirven de acicate a su nieta para seguir adelante en un relato, cuyo desenlace, supone el perfecto punto final a la trama.La obra se encuentra dividida en diferentes capítulos que marcan los años que transcurren a través de ella: del 1972 al 1975, y que conforman los últimos años de la dictadura de Franco, una época de crispación política y lucha social, que está representada de manera magistral por el autor.
Lola me ha robado el corazón, como se lo robó al protagonista de la historia, y supongo que al propio Ramón mientras la escribía.
En definitiva, una lectura que ha supuesto un soplo de aire fresco en mis lecturas, y en la que su autor vuelve dejar el listón bien alto, como ya hizo en Las cartas que nos tocan. Me quedo con ganas, por tanto, de hincarle el dienta a su colección de relatos: Desde las nubes, un apetito que saciaré más pronto que tarde.
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