Autora: Birgit Vanderbeke
Editorial: Ediciones Invisibles (Pequeños Placeres)
ISBN: 978-84-124019-5-0
Año de edición: 2022
Número de páginas: 134
Sinopsis:
Una noche, una modélica familia de la Alemania Oriental espera la llegada
del padre, el cabeza de familia, que regresa de un viaje de negocios que tiene
que suponer para él un ascenso laboral y social. Han preparado mejillones para
cenar, su plato preferido, aunque en realidad, a los demás no les gustan
especialmente. Pero pasan las horas y el padre no llega… Madre, hijo e hija
empiezan a hablar y poco a poco se va gestando una revolución que pondrá en
duda el sistema patriarcal al que se han hallado sometidos.
Mi opinión:
Hoy os traigo mis “Mejillones
para cenar”, ópera prima de la autora alemana Birgit Vanderbeke, y que obtuvo
el notorio premio Ingeborg Bachmann en el año 1990. otro de esos libros que cojo
prestados en la biblioteca sin saber demasiado bien qué iba a leer, y que me
deja un muy buen sabor de boca.
La historia viene
anticipada por una cita de Antón Chéjov que me ha encantado y que dice así: «El
arte de escribir consiste en decir mucho en pocas palabras».
En cuanto al argumento
de la obra, poco o nada más hay que añadir a su sinopsis, ya que resume a la perfección
la obra escrita por su autora.
A través de unos
personajes construidos recreados de una manera sublime: una madre, un hijo y
una hija, la autora nos retrata el día a día de una familia asentada en la
Alemania Oriental años antes de la caída del muro de Berlín en el año 1989, y que
dividió el país durante casi tres décadas. Lo hace con un estilo diferente a
través de las introspecciones de la hermana mayor de los dos adolescentes
presentados en la obra, que nos cuenta la historia en primera persona y de una forma
mordaz. Me sorprendió la ausencia de diálogos y cómo su autora es capaz de retratar
la figura de un padre dominante y abusivo solo a través de los recuerdos que
nos va transmitiendo su protagonista de manera sutil a lo largo de la obra. El
uso del estilo indirecto (con la consiguiente ausencia de diálogos) es una de
las grandes virtudes de la autora, que se vale de ellos para contarnos lo que
ocurre en una familia de la Alemania Democrática mientras esperan a que su
padre vuelva de un viaje de negocios mientras su madre prepara su cena
favorita: mejillones, y que al resto de la familia ni siquiera le gustan.
Una novela realista, rica
en detalles y llena de simbolismos, en la que la ausencia de capítulos hace que
se pudiese calificar de igual modo como un relato largo. La obra funciona muy
bien sin necesidad de pausas.
El estilo de la autora es
ágil y dinámico, sin demasiadas florituras, valiéndose de un vocabulario
sencillo, que facilitan aún más la lectura, si cabe.
No me gustaría despedirme sin mencionar lo cuidada que es la edición con una cubierta sobria a la vez que llamativa y hermosa por sus colores.
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