jueves, abril 20, 2023

10 PREGUNTAS a Javier Martos

Hoy tenemos en “Mi experiencia como escritor” a Javier Martos, traductor y escritor sevillano de cuarenta años que compensa las horas que pasa frente al ordenador aprendiendo a bailar salsa.

Hola, Javier. Un placer tenerte hoy entre nosotros y poder conocerte un poquito más.

El placer es mío. Siempre es un honor poder participar en una web de literatura que da voz a los autores.

Vamos con la primera pregunta. ¿Quién es Javier Martos?

Pues sobre todo soy lector. Un lector que nada más acabar un libro empieza otro. Un lector que un día descubrió que los libros que había en las librerías que solía visitar eran de personas normales y corrientes que compartían mi pasión, y que no era una idea tan descabellada intentar escribir uno de esos libros y luchar para que también estuvieran en esas estanterías.  

¿A qué edad empezaste a escribir?

Escribo desde que tengo memoria. Recuerdo haber escrito cuentos en los últimos cursos del colegio. Muchos más en el instituto y en la facultad. A los quince o dieciséis años, imprimí todos los relatos que tenía y los encuaderné en un librito propio. Desgraciadamente, lo perdí y no conservo ninguno de esos cuentos, salvo un par de ellos.

¿Qué recuerdos tienes de esos primeros textos?

Evidentemente no eran relatos muy buenos. Aun así, uno de ellos quedó segundo clasificado en un certamen de mi instituto (yo tendría unos diecisiete años o así), y un miembro del jurado me confesó unos días después del fallo que mi cuento no había ganado por ser de género de terror… Eso provocó que me diera mucha vergüenza mostrar mis textos a la gente. Mi hermana era la única que los leía todos (ella ha sido mi gran apoyo en la literatura, también muy lectora, como mi madre, a la que no recuerdo sin un libro en proceso de lectura). Así que continué escribiendo para mí hasta que finalmente internet me puso en contacto con muchos otros autores que escribían lo mismo que yo y me dieron el impulso de volver enseñar esos relatos. Y el resultado fue bueno, porque terminé publicando mucho.

Eres autor de más de cincuenta relatos, además de ganador y finalista de varios certámenes literarios reconocidos, lo que te convierte en un especialista en este género narrativo. En tu opinión, ¿qué es lo que debe tener un relato para que cale en el lector?

Escribir relatos es un gran desafío. Me encanta leerlos y escribirlos. El sector editorial dice que las antologías y colecciones de relatos venden mal, algo que me causa pavor, porque siempre tengo un libro de cuentos a mano y no quiero que dejen de publicarse. En mi opinión, es la mejor forma para que un autor se prepare para escribir una novela. Escribir un relato tiene la gran limitación del espacio, y hay que ser muy hábil para contar una historia atrapante en tan pocas palabras. El truco está en ir al grano, no meter paja innecesaria al texto y meter un giro final que impacte en el lector. Esto último no me parece imprescindible, sobre todo porque soy gran fan de los relatos con finales abiertos.

La primera de tus colecciones de relatos se publicó en 2014. Su título: “Una hamburguesa para cenar”. ¿Hay un nexo entre ellos?

Los relatos de ‘Hamburguesa’ fueron etiquetados como terror, aunque la realidad es que no todos dan miedo. En mi opinión, creo que ninguno aterra de verdad. Nunca me he considerado un escritor de terror, escribo historias de todo tipo. Es cierto que todas las historias tienden al género de terror, pero tienen mucho humor, mucha ironía, incluso mucho amor. El relato «Yo, zombi», por ejemplo, trata del primer hombre que se convierte en zombi en un pueblo y la reacción de su esposa. No hay terror ahí, sino todo lo contrario. No hay ningún nexo entre los relatos de la colección ‘Hamburguesa’, pero todos los relatos tienen algo en común: todas las historias, a pesar de tocar temas habituales (zombis, accidentes, asesinatos, fantasmas…), han sido pensados y repensados para darle una vuelta de tuerca. Creo que funcionó bien el libro, porque acabó siendo finalista a la Mejor Antología en los premios Nocte.

  

“Promesas de que algún día” (2014) se convirtió en tu primera novela publicada.
¿Cómo fue tu experiencia?

La verdad es que, al ser un escritor muy aficionado a los relatos, me costó muchísimo escribir mi primera novela. Enfrentarme a una narración tan larga me daba mucho vértigo. Además, con mi trabajo en una empresa tecnológica y con los trabajos de traducción que realizaba al mismo tiempo, no me quedaba mucho tiempo libre par poder redactar una historia de 300 páginas. Pero al final era el paso natural y obligado para poder seguir evolucionando como autor. Ya había traducido al castellano novelas largas de otros autores, así que tocaba lanzarme al abismo y tratar de contar yo mismo una historia más larga y compleja.

También has escrito dos novelas a cuatro manos junto a Jesús Gordillo: “Ojos de Circo” (2013) y “En el lago” (2017), ¿cómo es la experiencia de escribir a cuatro manos?

De hecho, ‘Ojos de circo’ fue escrita y publicada antes que ‘Promesas de que algún día’. Pasar de escribir relatos a una novela larga tuvo este paso intermedio: escribir una novela a cuatro manos. La ventaja es que cuando llegas a un callejón sin salida o a un capítulo que no manejas bien, tienes a un autor completamente sumergido en la historia que puede resolver el problema. Diría que ha sido una de las mejores experiencias que he tenido en esto de las letras: escribir con Jesús.



¿Hace falta una conexión especial para poder escribir un libro con otro autor?

Más que una conexión especial, diría que es necesario que a los dos autores les gusten las mismas historias. Un autor de romántica nunca encajará con otro que escribe terror extremo. Es imposible. Pero si encuentras un autor que disfruta contando las mismas historias, ahí tienes muchísimo camino adelantado. Con Jesús tuve ese encaje desde el primer momento. Nos conocimos en una web de Stephen King donde se realizaban concursos literarios de relatos. El sistema era bajo plica, y lo curioso es que un certamen tras otro, yo solía votar los relatos de Jesús y él votaba los míos. Una vez conocidos los resultados, nos lanzamos a escribir ‘Ojos de circo’. Para que el proyecto acabara bien, lo fundamental es dejar el ego en un cajón y aceptar los cambios y las propuestas del otro autor. Uno no puede enrocarse en una idea fija, sino que hay que adaptarse a las ideas del otro. Para ‘Ojos de circo’, Jesús y yo nos enviamos mil mensajes por correo. Nos dimos libertad y confianza para decirnos claramente qué funcionaba y qué no. Qué cosas queríamos eliminar sin piedad y qué cosas corregir. La cosa fue bien, porque repetimos unos años después con ‘En el lago’. Y próximamente habrá una tercera novela escrita por ambos.

A finales del año 2022, la editorial Palabras de Agua publicó tres colecciones en las que se recopilan gran parte de tus mejores relatos: “Apuntes de un mundo roto”, “Historias junto a la hoguera” y “Crónicas de la montaña”, ¿qué sientes en el momento en el que recibes la noticia?

Fue una sensación de mucha satisfacción. Sobre todo porque la mayor parte eran relatos que habían sido publicados anteriormente en antologías con tiradas minúsculas o descatalogadas, revistas y fanzines de poca audiencia y webs que ya no estaban disponibles. Poder reunir todos los relatos escritos en la última década en tres libritos propios fue una gran satisfacción. Se incluye material inédito, por supuesto, pero me costaba asimilar que algunos de esos relatos que me había entusiasmado escribir no iban a tener una vida más larga. «El chico que vivía en la estación donde ella nunca se bajó» me parece un relato genial. Es el que suelo mencionar cuando me preguntan por mi favorito. 

Además de escritor, has traducido varias obras de autores de talla internacional como Stephen King o Adam Nevill. ¿Cuáles son los secretos de una buena traducción?

El secreto de una buena traducción es el tiempo. Que la editorial te dé tiempo suficiente para traducir con cariño y dedicación. No es fácil trasladar al castellano el estilo y la intención del autor original, por eso hay que darle muchas vueltas a cada una de las frases. Si el plazo dado es escaso, al final vienen las prisas y los errores. Se suele decir que los libros de King son muy fáciles de leer pero muy difíciles de traducir. Creo que es cierto, porque King inventa términos, hace muchos juegos de palabras, crea dialectos para ciertos personajes… El último libro que he traducido (‘Buscando al hombre del río’, de Kristopher Triana) tiene un estilo muy definido, un terror onírico que avanza como una barca en una corriente. Me encantó poder traducir ese libro, y creo que el resultado fue bastante bueno.

¿Tienes algún proyecto literario entre manos en estos momentos?

La verdad es que siempre estoy metido en varios proyectos a la vez. Con Jesús Gordillo estoy escribiendo una nueva novela, también sigo escribiendo relatos sueltos, y traduciendo obras de otros autores. El próximo año vendrá cargado de novedades, si nada se tuerce. Estoy muy contento y agradecido de poder seguir publicando cosas nuevas, ya sea un cuento corto o una novela, mía o traducida. Y en los ratos libres, ¡a leer!

No me gustaría despedirme de ti sin pedirte algún consejo para quienes empieza en este complejo mundo de las letras.

Mi consejo es leer, leer y leer. Parece un cliché, pero es la única verdad. Un escritor que no lee, no puede escribir bien (salvo que tengas un don extraordinario). Hay que leer libros buenos, regulares y malos. Así sabrás qué funciona y qué no. Antes decía que me daba vergüenza mostrar mis textos cuando era joven. Pero llegó un momento en el que, después de leer tantos y tantos libros, en mi cabeza resonó una idea: «Este libro que estoy leyendo lo puedo mejorar». Esto lo podría escribir yo y además creo que podría hacerlo mejor. Mi segundo consejo es: Acaba tu manuscrito. Muchos autores me dicen que no publican nada… pero cuando les pregunto qué tienen terminado, responden que aún están en ello. Hay que trabajar duro y acabar el manuscrito. Y cuando acabes uno, empieza con el siguiente.

Muchas gracias, Javier por este ratito. Ha sido un placer tenerte hoy con nosotros. Ya sabes que dejamos pendiente un nuevo paso por aquí cuando te apetezca ;-)

Muchas gracias a ti. El placer ha sido mío, y naturalmente que nos veremos de nuevo en el futuro. Siempre habrá algún libro del que hablar.

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