Hoy tenemos frente al micrófono virtual de “Mi experiencia como escritor” a Maruxa Río, graduada en audiovisuales y correctora.
Hola Maruxa, me alegro de que hayas aceptado mi invitación para visitarnos a este humilde rincón. Había ganas de tenerte por aquí.
Gracias Leo. Un placer.
Para empezar, siempre pido a nuestros colaboradores que se presenten a ellos mismos. Por eso, la primera pregunta debería ser: ¿Quién es Maruxa Río?
Pues podría considerarme una ávida lectora que ha conseguido hacer de una de sus pasiones su profesión. Una privilegiada, vaya.
De entre todas las profesiones, tú elegiste ser correctora, ¿cuándo te das cuenta de que tú lo que quieres es corregir textos?
Realmente no fue una decisión como tal. Amigas, compañeras y conocidos recurrían a mí cuando se atropellaban con cualquier escrito, simplemente opté por prepararme y hacer de ello mi profesión. O al menos, parte de ella.
Entiendo que se trata de un trabajo muy meticuloso. ¿Qué aptitudes según tú debería tener alguien que quiera dedicarse a la corrección?
Personalmente, me ha ayudado mucho ser organizada y constante tanto en mi preparación como correctora, como en el desarrollo de dicha profesión. Pero por supuesto, ninguna de estas aptitudes funcionan en solitario, la creatividad es indispensable.
¿Crees que un autor que reúna esas cualidades podría llevar a cabo su propia corrección o es mejor siempre buscar a un profesional ajeno para que lleve a cabo ese análisis desde un punto de vista externo, y por tanto, más crítico?
No considero factible que un escritor sea su propio corrector. Como seres humanos, digamos lo que digamos, nos cuesta reconocer errores. Imagínate aplicar eso a la creación de cualquier historia.
Contar con la visión crítica de un tercero,
como tú indicas, es para mí la base de toda creación. Al fin y al cabo, el
objetivo final de cualquier novela es (irremediablemente) someterse a la
crítica del público.
Depende mucho del tipo de texto que sea. En ficción, la primera lectura me da muchas pistas del proceso a seguir. Lo más importante es diferenciar los tipos de corrección, para finalmente hacerlos convivir.
Para aquellos que no estén muy familiarizados con el tema: ¿Cuántos tipos de correcciones hay y en qué consisten?
En líneas generales, existen dos: la ortográfica y la de estilo. Ambas exactamente iguales en importancia, e incompatibles para realizarlas al mismo tiempo.
¿Qué diferencias hay entre cada una de ellas?
Durante la corrección ortográfica me centro únicamente en asegurarme que se respetan las normas estipuladas en nuestro sistema de escritura habitual.
La corrección de estilo, por su parte, consiste en pulir ese texto, En revisarlo. Adaptar diálogos, acortar fragmentos, añadir características a determinados personajes…
Como se puede entrever, ambas correcciones requieren diversas revisiones,
y es ahí cuando empieza la verdadera labor como correctora.
¿Cómo se lleva a cabo una corrección de estilo?
Lo que yo busco a la hora de corregir el estilo, para su mejora, es la completa coherencia del texto atendiendo a la expresión y la estructuración. El objetivo es que ese texto llegue a la mayor cantidad de lectores posibles, y para que esto ocurra el texto debe tener un significado semántico completo (coherencia).
Entiendo que tus clientes se mostrarán en ocasiones reticentes a que se “retoque” ese estilo propio y particular aunque sea para una mejora del texto, ¿me equivoco?
Pues en cierto modo sí, la verdad.
En mi caso, cuando propongo cualquier cambio siempre dejo constancia de
que se trata de eso, una mera propuesta. Además, siempre doy opciones. Eso
también forma parte de mi trabajo, en cierto modo. No solo corregir, también
aportar. De ahí la necesidad de la creatividad que habíamos comentado
anteriormente.
En cuanto mis clientes se percatan de que mi función es mejorar su obra
(o al menos, intentarlo), la comunicación es excelente.
¿Qué sientes cuando acabas una corrección y ves la transformación que ha sufrido el texto que llegó a tus manos meses atrás una vez sale ya publicado?
Satisfacción. Pura y dura. Aunque reconozco que suelo sentirme más eufórica cuando el autor da su “OK” definitivo.
Muchas gracias Maruxa. Un placer como siempre haber podido charlar contigo.
Gracias a ti por dar voz a una profesión no siempre valorada como se merece.
No hay comentarios:
Publicar un comentario