domingo, diciembre 21, 2025

Hoy charlamos con Sofía Sancho - Versión escrita

Sofía Sancho (Segovia, 1993) se graduó en Magisterio de Educación Infantil tras mudarse a Madrid en 2010. Desde pequeña tuvo en mente escribir relatos que pudieran ayudar a los demás a ver solución a sus problemas y que le sirvieran como desahogo personal. En 2019 publicó "Todo esto sin conocernos", su primera obra de relatos autobiográficos sin ficción. Desde entonces ha publicado "No fue tan fácil" (2024, coescrito con Andrea Casero) sobre violencia de género, "Yo también he pecado" sobre los siete pecados capitales, y su novela más reciente, "10 motivos" (diciembre 2024). Paralelamente, comparte poesía, relatos y microrrelatos en sus redes sociales, donde empezó buscando críticas constructivas que la lanzaron al mundo literario.

¿Por qué escribes?

La escritura siempre fue la salida, aquella que siempre buscamos cuando la vida nos sacude con fuerza; fue la manera de transformar cada sentimiento o emoción en fortaleza; fue el hogar que todos necesitamos abrazar cuando nos sentimos solos o desorientados; fue el salvavidas que me enseñó que todos pasamos por momentos delicados, pero que, a través de las palabras, podemos viajar a otros escenarios o simplemente reflejar todo lo que hemos superado.

Escribo para encontrarme cuando el dolor regresa a mi vida, para que otros se sientan identificados y crean en sí mismos, para que, en un futuro, mi nombre persista dejando estas huellas en papel.

En "Todo esto sin conocernos" dices explícitamente "en este libro no existe ficción". ¿Por qué era importante para ti marcar esa línea desde el principio?

«Todo esto sin conocernos» fue mi primera obra, donde cada relato está escrito con el corazón en un puño, sin ficción. Cada uno de ellos es personal, un sentimiento que recorrió mi cuerpo antes de plasmarse en el papel. Por ello, quise dejar claro en su sinopsis que no hay invención en las palabras que el lector va a leer, que ocurrieron de verdad y que, si por un casual se sintió igual, jamás estuvo solo.

Tu primera obra nació como autopublicación en 2019. ¿Qué te llevó a dar el paso de pasar de compartir relatos en Instagram a publicar un libro completo?

Antes de publicar, llevaba años escribiendo estos relatos sin intención de mostrarlos en público, como si se tratase de un diario privado, pero recuerdo un día en el que un compañero del trabajo me mostró un ejemplar de unas cartas que había escrito a su pareja durante unos años y que decidió transformarlas en un libro una vez dada por terminada la relación. En ese momento pensé: «¿Y yo por qué no?». Fue cuando recopilé los relatos y comencé con la aventura literaria, mi mejor decisión.

En cuanto a Instagram, fue hace aproximadamente dos años cuando me comprometí conmigo misma a subir contenido todas las semanas, porque, a día de hoy, es la herramienta que más visualización nos puede proporcionar de cara a conectar con más escritores y lectores. Sentir que personas completamente desconocidas valoran cada escrito es una sensación reconfortante y te anima a seguir creciendo, a seguir escribiendo.


Defines la vida como "una prueba de superación continua". ¿Esa filosofía ya estaba en ti o la encontraste mientras escribías?

Soy consciente de que, para muchas personas que no me conocen, pueda llegar a parecer que una joven de 32 años haya estado expuesta a tanto como para definir la vida de ese modo, pero, por desgracia, fue así. Desde muy pequeña entendí que cada situación complicada que había vivido me proporcionaba una fortaleza indescriptible y que la suma de todas ellas definía por completo la palabra superación. Con este mensaje espero que otros lleguen a entender que la resiliencia está en su interior, en sus ganas de seguir luchando.

De "Todo esto sin conocernos" a "10 motivos" hay un cambio: pasas del relato autobiográfico a la ficción con Amelia como protagonista. ¿Qué necesitabas explorar a través de un personaje que no eras tú?

La novela «10 motivos» tampoco llega a ser ficción como tal; sí hay escenas o momentos completamente inventados o exagerados para que el lector sienta la tensión que requiere cada instante, pero está basada en hechos reales.

Desde que empecé a escribir siempre tuve en mente realizar este proyecto: describir aquellas situaciones por las que personalmente había pasado a lo largo de mi vida y que habían creado a la Sofía Sancho que podemos conocer ahora, pero no con relatos cortos como en «Todo esto sin conocernos», sino con una historia y una trama que atravesaran el corazón de quienes me lean, con el mensaje de superación latente en cada capítulo.

En "Yo también he pecado" abordas los siete pecados capitales desde experiencias reales. ¿Cómo fue el proceso de decidir qué contar y qué callar sobre tu propia vida?

Nunca le he tenido miedo a exponerme tal y como soy, por lo que no me supuso mucha dificultad confesar los pecados que he cometido o he visto en personas cercanas a través de mis relatos, porque al describir dichos momentos no busco juzgar, sino que todos entendamos que somos humanos y podemos equivocarnos, que debemos estar orgullosos de nuestro camino y que, si en algún momento nos avergonzamos, será porque hemos aprendido de aquel error y debemos perdonarnos por ello, buscando siempre mejorar como personas.

¿Qué parte de este libro te costó más escribir y por qué?

Diría que me gusta mucho la sincronía y, para «Yo también he pecado», quería que cada uno de los pecados capitales contase con quince relatos, lo cual me supuso un reto en algunos casos, puesto que no encontraba qué más escribir y llegué incluso a bloquearme.

"No fue tan fácil" es una obra coescrita con Andrea Casero sobre violencia de género. ¿Cómo fue escribir a cuatro manos sobre un tema tan delicado?

Fue una experiencia única. La violencia de género era un tema que ambas quisimos abordar desde el principio, ya que conocíamos casos en nuestro círculo, por lo que nos fue fácil plasmar el mensaje que queríamos trasladar al lector. Andrea siempre fue mi musa en este proyecto; recuerdo que nos mandábamos audios a mitad de la madrugada con ideas que plantear en la historia y nos complementábamos muy bien. Como bien dices, cuatro manos y dos mentes unidas para formar esta novela mágica.

El título "No fue tan fácil" resuena con el 016, el teléfono de atención a víctimas. ¿Qué querías transmitir con ese juego de palabras?

Cuando una persona sufre este tipo de violencia, no es consciente de ello. Por lo general, piensa que es «lo normal», que en todas las parejas puede haber conflictos; confía en que quien le daña cambiará porque «le quiere»… No es fácil quitarse esa venda y asumir que esa relación no es sana, sentirse vulnerable por haber consentido aquello que se llegó a jurar que jamás permitiría, pero mucho más difícil es marcar ese número y pedir ayuda. De ahí ese título, reforzando que, aunque suponga una decisión complicada, debemos afrontarla y ser valientes.

En "10 motivos" presentas a Amelia enfrentándose a "la visión idealizada que tenía de su vida". ¿Hubo algún momento en el que tú también tuviste que soltar esa visión idealizada?

Sí, según escribía cada capítulo de «10 motivos», me daba cuenta de lo idealizada que llegué a tener a muchas personas que han pasado por mi vida, y de la cantidad de veces que he justificado actos que no lo merecían.

Creo que todos lo hemos hecho: hemos buscado cualquier motivo para seguir confiando, pese a que sus actos o palabras no fueran los correctos, como si la esperanza fuera lo único certero y la única excusa para mantenerlos en aquel lugar.

En "10 motivos" Amelia se enfrenta a sus mayores pesadillas para encontrarse a sí misma. ¿Tú ya te encontraste o todavía estás en ese proceso?

Yo me encontré hace seis años. Hay un dicho popular que dice: «Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar». Yo llegué a encontrarme ahí, entendiendo que yo era mi peor enemiga, quien evitaba que las heridas cicatrizasen porque las hacía sangrar para no olvidarme de ese dolor. Y créeme que, al escribir esto, aún siento cómo la culpa me golpea, pero desde aquella oscuridad aprendí a buscar la luz y a quererme más, a no ponerme la zancadilla cuando las cosas no salen como espero.

Dices que escribes "relatos que pudieran ayudar a los demás a ver solución a sus problemas". ¿Alguna vez te ha escrito alguien diciéndote que has conseguido tu objetivo?

Sí, pensar que alguien, al leerme, se ha sentido abrazado en la distancia produce una satisfacción que las palabras no alcanzan a describir. Muchas veces sucede que necesitamos leer algo que refleje exactamente lo que sentimos, y justo aparece ese relato o frase que lo expresa a la perfección. Saber que ese texto fue escrito por mí y que ha tocado el alma de alguien es, simplemente, mágico.

Compartes tu escritura en redes sociales antes de llevarla al formato libro. ¿Cambia mucho un texto cuando pasa de la inmediatez de Instagram a la permanencia del papel?

Sí, al final, cuando publico cualquier relato o poesía a través de redes, suele estar escrito unos días antes de subirlo. En cambio, para publicar en papel primero debo seleccionar qué contenido quiero incluir, y al releer cada escrito, la exigencia y perfeccionismo se apoderan de mí, modificando tanto ortotipografía como estilo, porque ser escritor es una evolución continua.

Tu obra más reciente, "10 motivos", se publicó en diciembre de 2024. ¿Cómo ha cambiado tu escritura desde tu primera publicación en 2019?

Desde mi punto de vista, es un antes y un después.

Cabe destacar que son géneros literarios muy diferentes, pero con «10 motivos» aprendí cómo escribir una conversación con los signos correctos, cómo desarrollar una trama compleja con numerosos detalles que deben aparecer continuamente para mantener la esencia de la novela, y cómo crear descripciones que sitúen al lector, haciéndole imaginar qué está ocurriendo en cada escena… Todo aquello lo desconocía al enfocarme únicamente en relatos y frases cortas, que seguiré publicando porque me parecen mensajes directos al alma, pero que posiblemente se queden para redes sociales mientras me centre más en novelas de cara a un futuro próximo.

Si tuvieras que elegir un solo relato o frase de toda tu obra que resuma quién eres como escritora, ¿cuál sería y por qué?

«Que una puerta nunca te impida avanzar», de mi novela «10 motivos». Elijo esta frase porque es la esencia de Sofía Sancho: un mensaje de resiliencia en el que todos debemos centrarnos cuando el mundo que está a nuestros pies se desmorona. Siempre hay opciones, siempre hay motivos para seguir luchando.

¿Nos dejarías una recomendación para esas personas que comienzan en la escritura y que a ti te haya servido?

Mi mejor consejo para aquellas personas que están empezando es, en primer lugar, creerse lo que valen y entender que sus escritos merecen la pena ser leídos.

Una vez esto esté claro, que se lancen por completo a las redes, que son el lugar donde pueden promocionar sus obras, además de conocer a muchos escritores y escritoras de los que aprender y con los que realizar colaboraciones.

Por último, que no dejen de soñar en grande, porque todos los sueños se pueden hacer realidad.

 

jueves, diciembre 18, 2025

ENTREVISTA a Rayco Machín - Versión escrita

Rayco Machín es poeta y sanitario, nacido en Las Palmas de Gran Canaria y residente en Santa Cruz de Tenerife. En 2023 publicó su primer libro "Diez minutos más: alma, sueño y deseo" con la editorial Diversidad Literaria. Recientemente ha publicado su segundo libro, "Diez minutos más: el vínculo", donde explora el amor, la identidad, la pérdida y la fuerza de voluntad. A través de su poesía, Rayco construye un universo emocional donde cada verso invita al lector a un viaje íntimo y profundo.

Dices que la poesía surgió como refugio cuando te sentías atrapado en una jaula mental. ¿Puedes contarnos cómo fue ese momento en el que la poesía abrió esa cerradura?

Todo surgió a raíz de la pandemia de COVID-19. En aquel momento, mi refugio fue la literatura; experimenté un despertar literario gracias al libro Lo que escribí antes y después de ti, de Fran López Castillo. Al leerlo, sentí una revelación y me dije a mí mismo: “Yo también puedo hacerlo”. En ese instante de claridad nació mi proyecto “Diez minutos más”.

Esas experiencias de tu infancia que despertaron tu vocación sanitaria, ¿también alimentaron tu sensibilidad poética de alguna forma?

Sin duda. Todo forma parte del mismo camino y de mi personalidad volcada en ayudar a los demás, en la ternura y la humildad. De niño ya disfrutaba dibujando y escribiendo en mis cuadernos, pero fue al crecer cuando floreció de verdad esa sensibilidad que guardaba en mi interior.

"Diez minutos más" es un título que habla de tiempo. ¿Por qué diez minutos? ¿Qué sucede en ese tiempo suspendido?

Es algo que siempre he tenido muy claro. Durante el confinamiento, les preguntaba a mis compañeros: “¿Qué harías si tuvieras diez minutos con tu persona especial?”. De esa pregunta nació mi propia respuesta: la importancia de aprovechar el tiempo al máximo, sin esperas; de disfrutar del silencio, del aroma y del alma del otro. Porque, cuando el tiempo se agota, lo que perdura en nosotros es el recuerdo de esa conexión.

Tu primer libro aborda alma, sueño y deseo. Tres palabras inmensas. ¿Cómo conviven en un mismo universo poético?

Son tres conceptos mágicos que me definen. El alma es la conexión profunda con uno mismo y con los demás; el sueño es el objetivo por el que luchas incansablemente; y el deseo es el disfrute de alcanzarlo, la recompensa tras el esfuerzo realizado.

¿Qué te llevó a escribir una continuación? ¿Sentiste que quedaban cosas por decir?

Desde que comencé con Diez minutos más: Alma-Sueño-Deseo, supe que el poemario necesitaba dos partes adicionales para completar mi historia. Cada poema encierra una vivencia que deseaba compartir. Mi intención es cerrar este ciclo con una trilogía que culminará en una novela.

En "Diez minutos más: el vínculo" exploras el amor, la identidad y la pérdida. ¿Cuál de estos tres temas fue el más difícil de habitar mientras escribías?

Especialmente la pérdida. Escribir sobre ello fue un ejercicio de superación personal. He perdido a seres muy queridos, como mi padre y mi abuelo, y he atravesado situaciones personales que me marcaron profundamente. Traducir ese dolor en palabras fue sanador; me ayudó a liberar la angustia que se escondía en mis pensamientos.

Has abordado en redes sociales temas como la salud mental. ¿Crees que la poesía puede ser terapéutica, o es algo más que eso?

Es mucho más. Es un vínculo que creas con las personas. A través de la palabra logramos despejar la mente y las dudas que nos invaden. Es un refugio donde el lector puede sentirse identificado y acompañado.

¿Qué te enseñó tu primer libro que aplicaste de manera diferente en el segundo?

Me aportó elegancia, sabiduría, honestidad y, sobre todo, la certeza de que siempre se puede mejorar. Soy una persona ambiciosa en el buen sentido: me nutro de los conocimientos a mi alcance para crecer y ofrecer a los lectores mi mejor versión.

Has colaborado en proyectos colectivos y antologías. ¿Qué aporta compartir páginas con otras voces poéticas?

Es un regalo para la sociedad. Se trata de compartir esencias increíbles y crear magia entre autores. Formar parte de una comunidad donde todos tenemos derecho a brillar es maravilloso; y si lo hacemos juntos, mucho mejor.

En tu segundo libro hablas de "ese espacio donde el tiempo y el sentimiento se entrelazan". ¿Puedes describirnos cómo es ese espacio?

Es un espacio único de conexión plena. Es un sentimiento que perdura y la necesidad de florecer en libertad. Allí el tiempo es valioso y se disfruta sin mirar atrás, bajo la premisa de: “No dejes para mañana lo que puedas disfrutar hoy”.



¿Hay a algún libro que haya sido fundamental en tu viaje literario?

Destacaría dos: Los diez secretos del amor abundante, que moldeó mi personalidad, y el ya mencionado Lo que escribí antes y después de ti, de mi mentor Fran López Castillo, que fue la llave para salir de mi “jaula mental”.

Cuando compartes tu poesía en redes sociales, ¿cómo es recibir las respuestas de lectores que se sienten identificados con tus versos?

Es una sensación única, un subidón de adrenalina. Me confirma que estoy haciendo las cosas bien y que mi forma de ver el mundo resuena en los demás. Eso me impulsa a seguir creciendo.

Si alguien está atravesando su propia "jaula mental", ¿qué le dirías sobre el poder de la escritura?

Le diría que entre las letras se encuentra el camino. Siempre hay un refugio donde hallar la paz y obtener respuestas a las preguntas que nos perturban. La escritura es una terapia que te permite ver mucho más allá; siempre hay una salida.

¿Qué viene después de El vínculo? ¿Hay algún proyecto literario al vista?

Mi plan es cerrar la trilogía con un tercer poemario y, posteriormente, publicar la novela definitiva de Diez minutos más, donde contaré mi historia personal. Además, estoy trabajando para una revista con una sección propia titulada “Diez minutos con Ray” y pronto tendré un rincón literario en la radio para dar voz a otros compañeros de letras. Mi meta es seguir creando una comunidad donde todos podamos cumplir nuestros sueños.

 

miércoles, diciembre 17, 2025

Mi experiencia como escritor -T1E28 - Aniversario de Publicación «10 motivos» de Sofía Sancho

Sofía Sancho (Segovia, 1993) se graduó en Magisterio de Educación Infantil tras mudarse a Madrid en 2010. Desde pequeña tuvo en mente escribir relatos que pudieran ayudar a los demás a ver solución a sus problemas y que le sirvieran como desahogo personal. En 2019 publicó "Todo esto sin conocernos", su primera obra de relatos autobiográficos sin ficción. Desde entonces ha publicado "No fue tan fácil" (2024, coescrito con Andrea Casero) sobre violencia de género, "Yo también he pecado" sobre los siete pecados capitales, y su novela más reciente, "10 motivos" (diciembre 2024). Paralelamente, comparte poesía, relatos y microrrelatos en sus redes sociales, donde empezó buscando críticas constructivas que la lanzaron al mundo literario.



Presentación de la obra «Relacionados» de María Pareja - Versión escrita

María Pareja Olcina (Barcelona, 1981) es doctora en Lengua y Literatura Hispánicas y catedrática de Lengua Castellana y Literatura en Benicàssim. "Relacionados" (2019) es una obra de teatro juvenil que presenta a tres adolescentes enfrentándose a las consecuencias de un divorcio, un abandono y violencia verbal en sus entornos familiares. Publicada por Sansy Ediciones, la obra se ha convertido en una herramienta pedagógica utilizada en numerosos institutos de España para trabajar las relaciones de pareja, la autoestima y las dinámicas familiares. La pregunta que cierra la sinopsis —"¿Lo conseguirán?"— resume la incertidumbre de toda una generación que busca construir vínculos más sanos que los de sus progenitores.

¿Qué emoción estaba ahí antes de que existiera este libro?

La emoción inicial fue la necesidad de que los adolescentes comprendieran algo fundamental: que los padres no somos perfectos. Durante la adolescencia se produce un proceso natural y necesario de desidealización de las figuras parentales, y ese momento suele venir acompañado de confusión, enfado o desconcierto.

Desde ahí surge otra emoción muy potente: la necesidad de cuestionar los modelos de relación de pareja que han tenido como referencia. Entender que muchas de esas relaciones —basadas en la dependencia, el control o el sacrificio— no son necesariamente válidas ni deseables, y que pueden revisarse, mejorarse o directamente no repetirse.

Relacionados nace, por tanto, de esa necesidad de acompañar, de ofrecer espacios de reflexión para que los adolescentes puedan construir relaciones más libres, conscientes y saludables que las que, en muchos casos, han heredado sin cuestionarlas.

Decidiste escribir teatro en lugar de narrativa para abordar estos temas. ¿Qué te ofrece el formato dramático que otros géneros no te dan?

El teatro ofrece algo que otros géneros no permiten con la misma intensidad: la posibilidad de ponerse literalmente en la piel de otro. Cuando el alumnado lee teatro —y, sobre todo, cuando lo representa— deja de ser un lector pasivo para convertirse en personaje.

Este proceso genera una empatía muy profunda: entender por qué alguien actúa como actúa, qué le duele, qué le falta o qué le condiciona. Y esa empatía, llevada al aula, es transformadora. El teatro se convierte así en un espacio seguro para reflexionar, dialogar y cuestionar sin juzgar, favoreciendo una educación emocional real, vivida y compartida.

Encuentro de mi María Pareja con adolescentes

¿Qué habría cambiado si en lugar de contar estas historias a través de los adolescentes lo hubieses hecho a través de los adultos?

Habría aparecido otro conflicto distinto, porque tanto los adultos como los adolescentes están atravesando sus propios procesos, especialmente en el contexto actual. Los adultos también están intentando sostenerse, reconstruirse o sobrevivir emocionalmente, y esa realidad suele ser tan absorbente que, en muchas ocasiones, no les permite mirar más allá de su propio dolor o de sus propias carencias.

Desde ese lugar, el adolescente queda a menudo relegado, no por falta de amor, sino por incapacidad emocional para atender lo que también está sucediendo.Sin embargo, elegir la mirada adolescente permite poner el foco en quienes viven estas situaciones sin haberlas elegido, en quienes están aprendiendo a amar, a vincularse y a construirse mientras observan modelos adultos llenos de contradicciones. Relacionados busca precisamente dar voz a esa vivencia silenciosa, mostrar cómo los conflictos de los adultos impactan directamente en los jóvenes y abrir un espacio de reflexión desde la empatía hacia todas las partes implicadas.

Divorcio, abandono y violencia verbal son las tres situaciones que atraviesan tus personajes. ¿Cómo decidiste que fueran precisamente esas tres y no otras?

Estas tres situaciones no nacen de una decisión teórica, sino de la experiencia acumulada durante años de tutoría. Empecé a dar clase en 2006 y Relacionados se publicó en 2019. En todo ese tiempo he sido tutora, y lo que aparece en la obra es el reflejo de lo que he ido viendo de manera constante en el aula.

El fenómeno del divorcio explotó precisamente en esa etapa y se convirtió en una realidad cotidiana para el alumnado. No fue el único: también aparecieron casos de abandono, quizá en menor medida, pero con un impacto emocional muy profundo en quienes lo vivían. Me resultó especialmente llamativo observar cómo las estructuras familiares se estaban transformando y, en muchos casos, descomponiendo, y cómo eso influía directamente en la manera en que chicos y chicas entendían el amor y las relaciones que ellos mismos debían construir.

Pero hay una tercera situación que me interesaba especialmente visibilizar: la violencia verbal. Porque estar juntos o estar separados no implica, por sí mismo, que una relación sea mejor o peor. El caso de Laura muestra una realidad muy presente y a menudo normalizada: familias que permanecen unidas, pero donde las discusiones constantes, los insultos y los desprecios forman parte del día a día. Este tipo de violencia, aunque no siempre se reconozca como tal, también deja una huella profunda en los hijos e hijas.

La obra pretende, precisamente, abrir esa reflexión: no solo importa la estructura familiar, sino la calidad emocional de los vínculos que se construyen dentro de ella.

Ilustración página 62 a cargo de Laura López Ruiz

La sinopsis acaba con la pregunta "¿Lo conseguirán?". ¿Fue una decisión consciente dejar el final abierto o simplemente no tenías una respuesta?

Fue una decisión completamente consciente. Me encantan los finales abiertos porque confían en la inteligencia y en la libertad del lector. En este caso, quería poner de relieve el poder intrínseco del ser humano para intentar hacerlo mejor.

Cada generación, cada adolescente, parte de lo que ha visto y vivido, e intenta —a su manera— mejorar aquello que no le ha funcionado a la generación anterior. Sin embargo, el contexto social, la personalidad, las circunstancias y las propias heridas de cada persona son diferentes, y eso hace que no exista una única respuesta cerrada.

La pregunta final no pretende generar incertidumbre, sino empoderar. Dejar ese “¿lo conseguirán?” abierto es una forma de decirles a los adolescentes que son dueños de su propio camino, que pueden cuestionar lo heredado y que, si quieren cambiar el rumbo, tienen la capacidad de hacerlo. El final no está escrito porque, en realidad, les pertenece a ellos.

¿Qué parte de este libro te costó más escribir y por qué?

Sin duda, el final. Fue la parte más difícil porque también era la más rompedora. Resulta poco habitual —especialmente en la literatura juvenil— que una pareja de adolescentes que se quieren y sienten una atracción mutua decida no estar junta.

Sin embargo, ese era precisamente el mensaje que quería transmitir. Frente a todo el imaginario que hemos heredado —la literatura romántica, el cine, la presión social que insiste en que hay que estar en pareja a cualquier precio—, los protagonistas toman una decisión consciente: esperar. Deciden conocerse mejor, descubrir quiénes son y qué quieren antes de iniciar una relación, para no repetir patrones que han visto y sufrido.

Ilustración página 79 a cargo de Laura López Ruíz

Has creado materiales didácticos muy completos para trabajar "Relacionados" en el aula: kahoots, propuestas de debate, actividades. ¿Escribiste la obra pensando ya en que incluirías esos recursos pedagógicos o llegaron después?

Antes de escribir literatura juvenil, llevaba muchos años creando materiales didácticos para docentes, con el objetivo de acercar la lengua y la literatura al aula de una forma práctica, significativa y realista.

Conozco bien el aula y sé que el profesorado necesita algo más que una buena lectura: necesita una batería de recursos, propuestas contrastadas, actividades que ya han funcionado con alumnado real y que ofrezcan opciones y seguridad a la hora de trabajar temas complejos como las emociones, las relaciones o la convivencia.

Por eso Relacionados no es solo una obra de teatro, sino también un proyecto educativo que va acompañado de materiales pensados para facilitar su implementación en clase: guías de lectura, situaciones de aprendizaje, rúbricas, propuestas de dramatización y recursos audiovisuales. Todos estos materiales están disponibles para el profesorado en la web oficial de la obra:

La idea siempre ha sido la misma: acompañar al docente, ofrecer herramientas útiles y convertir la literatura en un espacio de reflexión, diálogo y aprendizaje real dentro del aula.

En las representaciones que has visto en institutos, ¿cómo cambia la obra cuando son adolescentes reales quienes encarnan a tus personajes?

Ocurre algo muy parecido a lo que sucede con un libro cuando se publica: en el momento en que lo escribes, deja de ser solo tuyo. Cada lector le da su propia impronta, y con el teatro sucede exactamente lo mismo. Cada representación y cada adolescente que se pone en la piel de Marcos, Laura o Ian aporta su mirada, su cuerpo, su voz y su propia experiencia vital.

Cuando son adolescentes reales quienes interpretan la obra, el texto se transforma. No hay una única manera de ser Laura, Marcos o Ian, porque tampoco hay una única manera de vivir la adolescencia. Y eso es precisamente lo más valioso.

A lo largo de los años he podido ver adaptaciones muy diversas, todas ellas igual de enriquecedoras, muchas se pueden consultar en la web:

Desde la adaptación realizada para la VIII Trobada de Teatre Jove, organizada por el IVAJ (👉 https://www.youtube.com/watch?v=QYrjYV3y5mo&t=5s ), hasta propuestas muy diferentes entre sí, pero igual de significativas.

Una de las que más me emocionó fue una parodia grabada de forma casera por adolescentes, que aborda los mismos contenidos desde el humor. No os la podéis perder: 👉 https://www.youtube.com/watch?v=cA6GOHAThCg

O la representación en el Instifest, Festival de Teatro Adolescente, donde Relacionados fue la obra elegida para inaugurar la convocatoria. Ver cómo los jóvenes la hacían suya sobre el escenario fue realmente emocionante.

Uno de los objetivos pedagógicos que planteas es "ayudar al alumno a identificar patrones de relaciones tóxicas". ¿Confías en que el teatro pueda hacer eso mejor que una charla o un taller?

Sin duda. Cualquier recurso que exija que el adolescente forme parte activa del proceso tiene un impacto mucho mayor que una charla en la que simplemente recibe información. Para que algo se integre de verdad, no basta con escucharlo: hay que vivirlo.

Obra «Relacionados» interpretada por un grupo de alumnos

La violencia verbal es una de las situaciones que aborda la obra. ¿Por qué crees que es importante visibilizar ese tipo de violencia que no deja marcas físicas?

Precisamente porque, de todas las formas de violencia, es la que más normalizada está. En los centros educativos se ha hecho —y se sigue haciendo— un trabajo excelente para que el alumnado entienda que la violencia física no es amor, y eso es un avance enorme. Pero todavía nos queda un camino importante por recorrer en relación con la violencia verbal y la violencia psicológica.

Este tipo de violencia no deja marcas visibles, pero puede ser igual o incluso más dolorosa que la física. Los insultos, los desprecios, las humillaciones constantes o el control emocional van minando la autoestima y la identidad de quien los sufre, especialmente en edades tan sensibles como la adolescencia.

Visibilizarla es fundamental porque todavía no se reconoce como violencia Relacionados pretende abrir esa reflexión: ayudar a identificar estas conductas, ponerles nombre y comprender que ninguna forma de maltrato debería formar parte del amor.

Ilustración página 19 a cargo de Laura López Ruíz

El teatro permite que diferentes intérpretes den vida a los mismos personajes. ¿Te ha sorprendido alguna interpretación que se alejara de lo que tú habías imaginado?

Sin duda, la que más me sorprendió fue la interpretación que os comentaba (👉 https://www.youtube.com/watch?v=cA6GOHAThCg) que abordaba toda la obra desde el humor, incluso desde lo absurdo. Al principio me chocó mucho, porque yo partía de la idea de que estos temas debían tratarse desde un tono serio, realista y verosímil para que el mensaje llegara con rigor.

Sin embargo, al verla, me di cuenta de todo el potencial que tiene el humor como vehículo de reflexión. El mensaje no solo llegaba, sino que lo hacía de una forma distinta, más accesible. Esa experiencia me dejó una huella muy grande. Desde entonces he reflexionado mucho sobre cómo transmitir contenidos tan complejos desde el humor, y sobre la capacidad que tiene para generar cambios sociales, especialmente en la adolescencia.

Es un camino que estoy explorando ahora mismo, y no es sencillo. Conectar con el humor adolescente es, probablemente, uno de los retos más grandes que me estoy planteando como autora. Pero precisamente por eso quiero intentarlo.

¿Qué tipo de conversaciones surgen en el aula cuando los adolescentes leen e interpretan "Relacionados"?

Esta es, sin duda, la pregunta del millón. Y lo es porque la respuesta se repite de forma muy clara en cada centro, en cada comunidad y en cada contexto donde se ha trabajado la obra, tanto dentro como fuera de España. Relacionados ha generado conversaciones muy similares en institutos españoles y también en contextos internacionales, como en el programa Erasmus en el que fue seleccionada para trabajar con estudiantes de Portugal, Italia o Francia que aprendían español.

Lo que más aparece, casi de forma inmediata, es una incomodidad compartida: ¿por qué Laura y Marcos no acaban juntos?

Y es precisamente ahí donde los adultos que acompañamos el proceso —docentes, tutores, educadores— tenemos la oportunidad de explorar una idea clave: no es necesario estar con alguien a cualquier precio. Frente a la idea tan extendida de que la pareja es una necesidad o un refugio contra la soledad, estos lectores empiezan a cuestionar esos modelos y a pensar en relaciones basadas en la elección consciente, la autonomía y el respeto.

María Pareja en uno de sus charlas a adolescentes

Has visto que algunos centros educativos han ganado premios representando escenas de "Relacionados". ¿Qué significa para ti que tu texto se convierta en un vehículo para que los adolescentes hablen de sus propias vidas?

Supongo que cualquiera puede imaginar el enorme valor que tiene para mí, pero aun así sigue siendo un regalo inmenso. Que adolescentes y docentes decidan trabajar esta obra en el aula, hacerla suya y, además, compartir el resultado, es muy emocionante.

De ahí nació también la idea de reconocer y premiar ese trabajo. Valorar el esfuerzo del profesorado era imprescindible, porque sé muy bien —desde dentro— lo difícil que es encontrar tiempo en medio del currículo, de la presión académica y de la dinámica diaria para apostar por el teatro.

Estos premios confirmaban algo esencial: que cuando el texto se convierte en un vehículo para que los adolescentes hablen de sus propias vidas, el aprendizaje deja de ser teórico y se vuelve profundamente significativo.