María Pareja Olcina (Barcelona, 1981) es doctora en Lengua y Literatura Hispánicas y catedrática de Lengua Castellana y Literatura en Benicàssim. "Relacionados" (2019) es una obra de teatro juvenil que presenta a tres adolescentes enfrentándose a las consecuencias de un divorcio, un abandono y violencia verbal en sus entornos familiares. Publicada por Sansy Ediciones, la obra se ha convertido en una herramienta pedagógica utilizada en numerosos institutos de España para trabajar las relaciones de pareja, la autoestima y las dinámicas familiares. La pregunta que cierra la sinopsis —"¿Lo conseguirán?"— resume la incertidumbre de toda una generación que busca construir vínculos más sanos que los de sus progenitores.
¿Qué emoción
estaba ahí antes de que existiera este libro?
La emoción
inicial fue la necesidad de que los adolescentes comprendieran algo
fundamental: que los padres no somos perfectos. Durante la adolescencia
se produce un proceso natural y necesario de desidealización de las figuras
parentales, y ese momento suele venir acompañado de confusión, enfado o
desconcierto.
Desde ahí surge
otra emoción muy potente: la necesidad de cuestionar los modelos de relación
de pareja que han tenido como referencia. Entender que muchas de esas
relaciones —basadas en la dependencia, el control o el sacrificio— no son
necesariamente válidas ni deseables, y que pueden revisarse, mejorarse o
directamente no repetirse.
Relacionados nace, por tanto, de esa necesidad de acompañar, de ofrecer
espacios de reflexión para que los adolescentes puedan construir relaciones más
libres, conscientes y saludables que las que, en muchos casos, han heredado sin
cuestionarlas.
Decidiste
escribir teatro en lugar de narrativa para abordar estos temas. ¿Qué te ofrece
el formato dramático que otros géneros no te dan?
El teatro ofrece
algo que otros géneros no permiten con la misma intensidad: la posibilidad
de ponerse literalmente en la piel de otro. Cuando el alumnado lee teatro
—y, sobre todo, cuando lo representa— deja de ser un lector pasivo para
convertirse en personaje.
Este proceso
genera una empatía muy profunda: entender por qué alguien actúa como actúa, qué
le duele, qué le falta o qué le condiciona. Y esa empatía, llevada al aula, es
transformadora. El teatro se convierte así en un espacio seguro para
reflexionar, dialogar y cuestionar sin juzgar, favoreciendo una educación
emocional real, vivida y compartida.
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| Encuentro de mi María Pareja con adolescentes |
¿Qué habría cambiado si en lugar de contar estas historias a través de los adolescentes lo hubieses hecho a través de los adultos?
Habría aparecido
otro conflicto distinto, porque tanto los adultos como los adolescentes están
atravesando sus propios procesos, especialmente en el contexto actual. Los
adultos también están intentando sostenerse, reconstruirse o sobrevivir
emocionalmente, y esa realidad suele ser tan absorbente que, en muchas
ocasiones, no les permite mirar más allá de su propio dolor o de sus propias
carencias.
Desde ese lugar,
el adolescente queda a menudo relegado, no por falta de amor, sino por
incapacidad emocional para atender lo que también está sucediendo.Sin embargo,
elegir la mirada adolescente permite poner el foco en quienes viven estas
situaciones sin haberlas elegido, en quienes están aprendiendo a amar, a
vincularse y a construirse mientras observan modelos adultos llenos de
contradicciones. Relacionados busca precisamente dar voz a esa vivencia
silenciosa, mostrar cómo los conflictos de los adultos impactan directamente en
los jóvenes y abrir un espacio de reflexión desde la empatía hacia todas las
partes implicadas.
Divorcio,
abandono y violencia verbal son las tres situaciones que atraviesan tus
personajes. ¿Cómo decidiste que fueran precisamente esas tres y no otras?
Estas tres
situaciones no nacen de una decisión teórica, sino de la experiencia
acumulada durante años de tutoría. Empecé a dar clase en 2006 y Relacionados
se publicó en 2019. En todo ese tiempo he sido tutora, y lo que aparece en la
obra es el reflejo de lo que he ido viendo de manera constante en el aula.
El fenómeno del divorcio
explotó precisamente en esa etapa y se convirtió en una realidad cotidiana para
el alumnado. No fue el único: también aparecieron casos de abandono,
quizá en menor medida, pero con un impacto emocional muy profundo en quienes lo
vivían. Me resultó especialmente llamativo observar cómo las estructuras
familiares se estaban transformando y, en muchos casos, descomponiendo, y
cómo eso influía directamente en la manera en que chicos y chicas entendían el
amor y las relaciones que ellos mismos debían construir.
Pero hay una
tercera situación que me interesaba especialmente visibilizar: la violencia
verbal. Porque estar juntos o estar separados no implica, por sí mismo, que
una relación sea mejor o peor. El caso de Laura muestra una realidad muy
presente y a menudo normalizada: familias que permanecen unidas, pero donde las
discusiones constantes, los insultos y los desprecios forman parte del día a
día. Este tipo de violencia, aunque no siempre se reconozca como tal, también
deja una huella profunda en los hijos e hijas.
La obra pretende,
precisamente, abrir esa reflexión: no solo importa la estructura familiar,
sino la calidad emocional de los vínculos que se construyen dentro de ella.
| Ilustración página 62 a cargo de Laura López Ruiz |
La sinopsis acaba
con la pregunta "¿Lo conseguirán?". ¿Fue una decisión consciente
dejar el final abierto o simplemente no tenías una respuesta?
Fue una decisión
completamente consciente. Me encantan los finales abiertos porque confían en la
inteligencia y en la libertad del lector. En este caso, quería poner de relieve
el poder intrínseco del ser humano para intentar hacerlo mejor.
Cada generación,
cada adolescente, parte de lo que ha visto y vivido, e intenta —a su manera—
mejorar aquello que no le ha funcionado a la generación anterior. Sin embargo,
el contexto social, la personalidad, las circunstancias y las propias heridas
de cada persona son diferentes, y eso hace que no exista una única respuesta
cerrada.
La pregunta final
no pretende generar incertidumbre, sino empoderar. Dejar ese “¿lo
conseguirán?” abierto es una forma de decirles a los adolescentes que son
dueños de su propio camino, que pueden cuestionar lo heredado y que, si
quieren cambiar el rumbo, tienen la capacidad de hacerlo. El final no está
escrito porque, en realidad, les pertenece a ellos.
¿Qué parte de
este libro te costó más escribir y por qué?
Sin duda, el
final. Fue la parte más difícil porque también era la más rompedora.
Resulta poco habitual —especialmente en la literatura juvenil— que una pareja
de adolescentes que se quieren y sienten una atracción mutua decida no estar
junta.
Sin embargo, ese
era precisamente el mensaje que quería transmitir. Frente a todo el imaginario
que hemos heredado —la literatura romántica, el cine, la presión social que
insiste en que hay que estar en pareja a cualquier precio—, los protagonistas
toman una decisión consciente: esperar. Deciden conocerse mejor,
descubrir quiénes son y qué quieren antes de iniciar una relación, para no
repetir patrones que han visto y sufrido.
| Ilustración página 79 a cargo de Laura López Ruíz |
Has creado
materiales didácticos muy completos para trabajar "Relacionados" en
el aula: kahoots, propuestas de debate, actividades. ¿Escribiste la obra
pensando ya en que incluirías esos recursos pedagógicos o llegaron después?
Antes de escribir
literatura juvenil, llevaba muchos años creando materiales didácticos para
docentes, con el objetivo de acercar la lengua y la literatura al aula de
una forma práctica, significativa y realista.
Conozco bien el
aula y sé que el profesorado necesita algo más que una buena lectura: necesita una
batería de recursos, propuestas contrastadas, actividades que ya han
funcionado con alumnado real y que ofrezcan opciones y seguridad a la
hora de trabajar temas complejos como las emociones, las relaciones o la
convivencia.
La idea siempre
ha sido la misma: acompañar al docente, ofrecer herramientas útiles y
convertir la literatura en un espacio de reflexión, diálogo y aprendizaje real
dentro del aula.
En las
representaciones que has visto en institutos, ¿cómo cambia la obra cuando son
adolescentes reales quienes encarnan a tus personajes?
Ocurre algo muy
parecido a lo que sucede con un libro cuando se publica: en el momento en
que lo escribes, deja de ser solo tuyo. Cada lector le da su propia
impronta, y con el teatro sucede exactamente lo mismo. Cada representación y
cada adolescente que se pone en la piel de Marcos, Laura o Ian aporta su
mirada, su cuerpo, su voz y su propia experiencia vital.
Cuando son
adolescentes reales quienes interpretan la obra, el texto se transforma.
No hay una única manera de ser Laura, Marcos o Ian, porque tampoco hay una
única manera de vivir la adolescencia. Y eso es precisamente lo más valioso.
Desde la
adaptación realizada para la VIII Trobada de Teatre Jove, organizada por
el IVAJ (👉 https://www.youtube.com/watch?v=QYrjYV3y5mo&t=5s ), hasta propuestas muy diferentes entre sí, pero igual de
significativas.
Una de las que
más me emocionó fue una parodia grabada de forma casera por adolescentes,
que aborda los mismos contenidos desde el humor. No os la podéis perder: 👉 https://www.youtube.com/watch?v=cA6GOHAThCg
Uno de los
objetivos pedagógicos que planteas es "ayudar al alumno a identificar
patrones de relaciones tóxicas". ¿Confías en que el teatro pueda hacer eso
mejor que una charla o un taller?
Sin duda.
Cualquier recurso que exija que el adolescente forme parte activa del
proceso tiene un impacto mucho mayor que una charla en la que simplemente
recibe información. Para que algo se integre de verdad, no basta con
escucharlo: hay que vivirlo.
| Obra «Relacionados» interpretada por un grupo de alumnos |
La violencia
verbal es una de las situaciones que aborda la obra. ¿Por qué crees que es
importante visibilizar ese tipo de violencia que no deja marcas físicas?
Precisamente
porque, de todas las formas de violencia, es la que más normalizada está.
En los centros educativos se ha hecho —y se sigue haciendo— un trabajo
excelente para que el alumnado entienda que la violencia física no es amor, y
eso es un avance enorme. Pero todavía nos queda un camino importante por
recorrer en relación con la violencia verbal y la violencia psicológica.
Este tipo de
violencia no deja marcas visibles, pero puede ser igual o incluso más
dolorosa que la física. Los insultos, los desprecios, las humillaciones
constantes o el control emocional van minando la autoestima y la identidad de
quien los sufre, especialmente en edades tan sensibles como la adolescencia.
Visibilizarla es
fundamental porque todavía no se reconoce como violencia Relacionados
pretende abrir esa reflexión: ayudar a identificar estas conductas, ponerles
nombre y comprender que ninguna forma de maltrato debería formar parte del
amor.
| Ilustración página 19 a cargo de Laura López Ruíz |
El teatro permite
que diferentes intérpretes den vida a los mismos personajes. ¿Te ha sorprendido
alguna interpretación que se alejara de lo que tú habías imaginado?
Sin duda, la que
más me sorprendió fue la interpretación que os comentaba (👉 https://www.youtube.com/watch?v=cA6GOHAThCg) que abordaba toda la obra desde el humor, incluso desde lo absurdo.
Al principio me chocó mucho, porque yo partía de la idea de que estos temas
debían tratarse desde un tono serio, realista y verosímil para que el mensaje
llegara con rigor.
Sin embargo, al
verla, me di cuenta de todo el potencial que tiene el humor como vehículo de
reflexión. El mensaje no solo llegaba, sino que lo hacía de una forma
distinta, más accesible. Esa experiencia me dejó una huella muy grande. Desde
entonces he reflexionado mucho sobre cómo transmitir contenidos tan complejos
desde el humor, y sobre la capacidad que tiene para generar cambios sociales,
especialmente en la adolescencia.
Es un camino que
estoy explorando ahora mismo, y no es sencillo. Conectar con el humor
adolescente es, probablemente, uno de los retos más grandes que me estoy
planteando como autora. Pero precisamente por eso quiero intentarlo.
¿Qué tipo de
conversaciones surgen en el aula cuando los adolescentes leen e interpretan
"Relacionados"?
Esta es, sin
duda, la pregunta del millón. Y lo es porque la respuesta se repite de
forma muy clara en cada centro, en cada comunidad y en cada contexto
donde se ha trabajado la obra, tanto dentro como fuera de España. Relacionados
ha generado conversaciones muy similares en institutos españoles y también en
contextos internacionales, como en el programa Erasmus en el que fue
seleccionada para trabajar con estudiantes de Portugal, Italia o Francia que
aprendían español.
Lo que más
aparece, casi de forma inmediata, es una incomodidad compartida: ¿por
qué Laura y Marcos no acaban juntos?
Y es precisamente
ahí donde los adultos que acompañamos el proceso —docentes, tutores,
educadores— tenemos la oportunidad de explorar una idea clave: no es
necesario estar con alguien a cualquier precio. Frente a la idea tan
extendida de que la pareja es una necesidad o un refugio contra la soledad,
estos lectores empiezan a cuestionar esos modelos y a pensar en relaciones
basadas en la elección consciente, la autonomía y el respeto.
| María Pareja en uno de sus charlas a adolescentes |
Has visto que
algunos centros educativos han ganado premios representando escenas de
"Relacionados". ¿Qué significa para ti que tu texto se convierta en
un vehículo para que los adolescentes hablen de sus propias vidas?
Supongo que cualquiera puede imaginar el enorme valor que tiene para mí,
pero aun así sigue siendo un regalo inmenso. Que adolescentes y docentes
decidan trabajar esta obra en el aula, hacerla suya y, además, compartir el
resultado, es muy emocionante.
De ahí nació también la idea de reconocer y premiar ese trabajo.
Valorar el esfuerzo del profesorado era imprescindible, porque sé muy bien
—desde dentro— lo difícil que es encontrar tiempo en medio del currículo, de la
presión académica y de la dinámica diaria para apostar por el teatro.
Estos premios confirmaban algo esencial: que cuando el texto se
convierte en un vehículo para que los adolescentes hablen de sus propias vidas,
el aprendizaje deja de ser teórico y se vuelve profundamente significativo.

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