Vamos a por la primera pregunta: ¿Quién es Eva Kalo?
Principalmente una mujer que se hace y rehace a través de cada experiencia, cada paso, cada verso.
¿A qué edad comenzaste a escribir?
Diría que con seis o siete años comencé a esbozar mis primeros versos, que fueron en un primer momento, juegos mentales de palabras que tenían como finalidad establecer una conexión entre la realidad tal como venía planteada y mi particular, casi onírica, visión de la misma. Comencé escribiendo sin manos y sin caligrafía; una suerte de esfera de lo secreto, intocable, inconfesable.
¿Qué recuerdos tienes de tus primeros escritos?
Mis primeros versos eran un pretencioso e inocente intento de trasformar el mundo poniendo el acento en la materia simple de la vida. En mis primeros poemas existía mi padre (fallecido cuando yo contaba con 4 años de edad) y ahí la magia de poder convocar a través de la palabra todas las faltas y ausencias, lo lejano, lo incomprensible…
Tú que estás tan conectada con los versos y las rimas desde que eras bien joven. Cuéntanos, ¿qué es para ti la poesía?
Básicamente para mí la poesía es un lugar seguro. Es como la vivo interiormente más allá de definiciones en mayor o menor medida estéticas. No soy muy partidaria, en lo personal, de establecer a la poesía como algo sujeto a definiciones ya que su esencia misma es la infinitud del concepto, lo inefable; otro sentido que se nos presenta no para ser observado, sino como observatorio, diría entre otras cosas, de las aves…
¿Cuál es tu rincón preferido a la hora de escribir?
Cualquier mala postura me sirve…porque escribo siempre desde el Monte de los Olivos.
Cada uno tenemos una manera de armar nuestros textos de la nada. ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
Generalmente me inspira lo que siento, me arrastra la necesidad, me entierra el primer verso, y a partir de ahí bajo a las bodegas de mi existencia donde puedo encontrar lo insospechado. Nunca sé qué me va a inspirar hasta que lo veo salir de mis manos y tomar una forma multidimensional por sobre el texto.
Además de que algunos de tus poemas han sido publicados en revistas literarias, en el año 2023 sacaste al mercado tu primer poemario: RELIGARE, que fue finalista del premio «Poesía emergente 2023» de Cuadranta Editorial. Háblanos un poco de tu experiencia.
La publicación de mi libro como consecuencia de haber quedado (insospechadamente para mí) finalista en el concurso Poesía Emergente 2023 ha sido una experiencia principalmente humana más allá de lo poético.De
pronto encontré que podía tocar mis entrañas, compartirlas no sin pudor y
cerrar tal vez una etapa presidida por un cuerpo falto de salud y de esperanza.
No
tengo mejor salud que entonces, pero sí me siento en la integración de aquellos
aspectos que en mí jugaban indivualmente y ahora están definitivamente
“religados”.
RELIGARE
ha sido un proceso, un haciendo, un “in itinere” honesto hasta donde he podido
y sé; un ente que se me impuso de pie, de frente, y me mostró quién soy ayudado
y de las manos de mis compañeros y amigos poetas y autores de prólogo y epílogo
respectivamente: Andrés Camacho y Elio G. Gerardi a quienes estoy infinitamente
agradecida por tanto que me han apoyado y por su fe en mí.
“NO
ME IMPORTA A QUÉ LUGARES ME LLEVA LA POESÍA, SINO DE QUÉ LUGARES ME SACA”
¿Qué temas tratan los poemas que componen la obra?
Diría que abordan lo traspersonal, lo místico, la muerte, Dios y todas sus caras, todas sus manos, todas las mujeres que soy.
El
libro está pautado, que no dividido, en cuatro secciones: Olivos, Epifanía, El
Oficio y Campanas. Cada sección tiene su propio aroma y función de parte en el
todo; su forma de articularse y así mismo articular…
La
serie Campanas, por ejemplo, la integran poemas que llegaron tras el sonido
pertinente de un campanario imaginario, pero audible por mí que casi no me dio
paz durante unos días con su repique de aviso y el poema acudiendo después como
un fiel con más fe que yo misma. Fue una experiencia absolutamente mística y
enriquecedora descubrirme a través de esa serie.
Admiro a la gente que como tú que tiene esa facultad innata, para publicar de manera asidua textos de calidad en las redes. ¿Cómo lo consigues?
En lo personal subo puntualmente contenido a mi cuenta atendiendo al deseo de hacerlo más que a la voluntad. Aunque bien es cierto que casi diariamente comparto algún poema en Storys; poemas siempre en bruto, tal como han llegado, normalmente a primera hora del día cuando aún no estoy tan despierta como para querer escribir algo bueno. Para mí es importante dejarme ser, permitírmelo a través de mi brutalidad misma tal como llega, a través del error o incluso de un mal poema.
Aprovecho,
ya que mencionas las redes, para poner el acento en la importancia y lo tanto
que aporta, me aporta, la comunidad de Instagram en este caso. Tener la
posibilidad de leer a compañeros, aprender, disfrutar de sus poemas, textos,
dibujos, fotografías, recitados y talento en general es algo que alimenta el
alma cada día, además de las sinergias humanas, los afectos, la magia que
supone hacerle la jugada al tiempo y la distancia, incluso a la diferencia
horaria, a la hora de conectar y vincular con el otro que deja de ser otro para
ser uno mismo. Compartir es vibrar.
Dejo uno de tus poemas, que puede leerse en tu cuenta de Instagram y que me ha gustado mucho, además de estar recitado de tu propia voz: Animales Nocturnos. ¿Te gusta compartir tus creaciones con otros usuarios y lectores?
Por supuesto. Adoro compartir y creo es muy necesario ese aporte que, más allá de la calidad o no, ofrece su parte al fondo común que somos.
¿Algún autor o autora que consideres pueda haber influido en tu poesía?
Cuando retomé la escritura, finales del 2021, llevaba más de treinta años sin tocar un libro de poesía, así que debería retrotraerme a aquellos que leí de niña como Rosalía de Castro, Bécquer, Góngora y algunos otros que no recuerdo, pero seguro están en mí.
Recomiéndanos tres libros de poesía que te marcaron de algún modo.
Citaré algunos leídos en esta última etapa: Poesía Vertical de Roberto Juarroz, Poesías Completas de Arthur Rimbaud, Los Muertos y los Vivos de Sharon Olds, Las Flores del Mal de Charles Baudelaire, Poesía completa de Pedro Salinas…y podría seguir porque cada libro de poesía que llega a mis manos es la vida misma y, como vida que es, la respiro.
Se dice que quienes escribimos siempre tenemos un nuevo proyecto en la cabeza. ¿Tienes ya alguno entre manos o vas a tomarte un periodo de descanso?
Mi proyecto es leer y escribir y seguir viva después de cada poema.
Además
formo parte por tercera vez ( he participado en dos antologías anteriormente)
en una antología que está a punto de ver la luz y preparo un siguiente poemario
no sé muy bien con qué fin, pero entiendo que me estructura y sirve como
ejercicio del oficio que supone ser poeta más allá de despertarme y escribir lo
que traigo. Me esmero en aprender por el placer que supone, por ese milímetro
que me ensancha, por ese acceder a lo desconocido desde la más inocente y torpe
mirada que no quiero perder, así como deseo sentir, cada vez que escribo, que
lo hago por primera vez, pero que no será la última. Me viene a la cabeza “Las
Mil y unas noches” y cómo cada cuento era un día de vida…Así la fuerza de cada
poema no escrito, pero presente.
Y para finalizar, ¿qué consejos le daría a alguien que está empezando en la escritura?
Cuando alguien comienza a escribir supongo, en el mayor de los casos, lo hace impulsado por una fuerza interior, así que le diría que no la pierda de vista, no pierda ese caudal interno, esa leyenda personal, eso único que le convoca.
Lo
demás acude y se presenta.
Muchas gracias, Eva. Ha sido un verdadero placer tenerte hoy en “Mi experiencia como escritor”.
El placer es mío, Leo. Inmensamente agradecida porque existan estos espacios donde compartir experiencias personales y un pedacito de lo humano que es, a mi modo de ver, lo que nos conecta como compañeros de viaje.
Un abrazo y otro para los lectores de tu espacio así como para los compañeros y compañeras poetas que conforman este cálido hogar que tanto valoro y estimo.
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