Hola, Blanca. Encantado de tenerte hoy en nuestro blog.
Un placer, Leo.
Vamos con la primera pregunta: ¿Quién es Blanca Cabañas?
Me gusta pensar que la cualidad que me define y me sitúa donde estoy es la tenacidad. Soy maestra, actualmente es la profesión que me sostiene económicamente. Y no hace mucho que, por fin, conseguí mi plaza como funcionaria. En ese último año terrible de oposiciones, estaba viviendo fuera cubriendo una sustitución y corrigiendo las tripas finales de mi primera novela. Si miro hacia atrás no sé ni cómo pude con todo. Te lo cuento porque creo que me define bastante como persona. Soy muy perseverante. Al margen de la docencia y de la escritura, soy bastante normal. Me gusta leer, viajar, la playa y el chocolate.
Me encanta la gente con tu fuerza de voluntad y coraje, mi enhorabuena por esa perseverancia. Cuéntame, ¿a qué edad empezaste a escribir?
Recuerdo escribir ya desde niña. En el colegio gané un concurso de cuentos. En casa escribía historias en cuadernos, elaboraba mis propias revistas y de adolescente escribía pequeñas novelas que leían mis amigas. ¡Incluso me pedían segunda parte!
¿Qué es lo que aporta la escritura a tu vida?
Escribo porque me encanta, porque hace que me evada por completo del
mundo y viaje a uno muy distinto donde todo es posible y quien lleva los mandos
soy yo misma. Publique o no, voy a escribir siempre, pero que los lectores me
lean y me escriban para contarme que han disfrutado con mis novelas, es muy
ilusionante. Vale todo el esfuerzo y el trabajo que hay detrás. Lo vivo todo
con mucha emoción. Cada pequeño logro es importante.
La historia se cuenta desde los ojos de Lara, una joven aparentemente fría y distante que, a raíz de una llamada repentina de tu hermana y tras 14 años sin noticias de su familia, vuelve a su Chiclana natal y con ello, tal y como se cuenta entre sus páginas, regresa a la cicatriz, al origen de sus pesadillas, pues allí tuvo lugar el hecho que precipitó su marcha: la desaparición de una de sus mejores amigas en extrañas circunstancias. Y al volver, siente la necesidad inexplicable y la responsabilidad de buscar la verdad.
Es una novela que habla de supersticiones, de cómo una tragedia te
perfila y de lazos familiares, pues la antagonista de Lara es su propia madre,
una mujer que tras un accidente doméstico sufre síndrome de Capgras, un
síndrome muy poco común que hace a aquel que lo padece no reconocer a personas
de su entorno.
Pues tiene muy buena pinta por lo que me cuentas. ¿Me gustaría saber cuál fue tu experiencia con la publicación de tu primera novela?
La experiencia fue maravillosa. Autopubliqué Perro que no ladra en diciembre de 2020. La acogida fue abrumadora, incluso me recibió el alcalde de mi ciudad. Envié la novela a varias editoriales y, al cabo de tres meses, Suma de letras me escribió para decirme que estaban interesados. Es el momento que lo cambia todo. Es un sueño que mis novelas estén en las librerías de todo el país.
Tu segunda obra se tituló “El Hambre del Pelícano” (2024), también publicada por Suma de Letras. Las cubiertas de ambas novelas comparten una estética similar, ¿tienen algo que ver la una con la otra o son totalmente independientes?
Son independientes y autoconclusivas. Lo que comparten es la ambientación, ya que ambas se sitúan en Chiclana, ciudad en la que vivo y he vivido la mayor parte de mi vida. La similitud entre ambas fue una de las sugerencias que le hice a la editorial. Quería que compartieran estilo a nivel visual y fueran fácilmente reconocibles para el lector.
Considero que ambientar mis novelas en Chiclana me permite hablar desde la verdad. Conozco los escenarios; incluso puedo desplazarme a recorrerlos como harían los personajes, conozco la forma de hablar de su gente, las distancias, las costumbres, los problemas sociales. Me gusta pensar que a partir de mis historias se reconoce a Chiclana por algo más que por su interés turístico y que alguien puede mirar con otros ojos lo que siempre ha estado ahí.
¿Compartirías con nosotros algunos de los escenarios de tu última novela: “El Hambre del Pelícano”?
El hambre del pelícano bebe de las leyendas que circulan en torno al castillo de Sancti Petri, del santuario de Melkart, cuya ubicación a día de hoy sigue siendo un misterio y de las estatuillas fenicias que aparecieron en su caño al remover un depósito de exvotos con una draga en el 84. Un cuerpo aparece sin vida a los pies de los acantilados de Sancti Petri. A partir de ahí, el tiempo de bifurca: viviremos quince días antes de la muerte, cuando la víctima es contratada como detective privada para ser la sombra de un marido infiel y viviremos el presente, de la mano de la última persona que vio con vida a la protagonista y que emprenderá una investigación con la ayuda de su mejor amigo, cabo de la Guardia Civil. El personaje estrella sin vida y sin voz que lo tuerce todo es una estatuilla fenicia que dispara la avaricia de aquellos que quieran atesorarla. Esta es la tesitura en la que he puesto a los personajes e incluso al lector: ¿qué haría si se encontrara con una reliquia de incalculable valor histórico y económico; se la entregaría a su dueño legítimo, el Estado, o, por el contrario, se la quedaría e intentaría sacar provecho de semejante tesoro?
¿Nos dejarías algún extracto como aperitivo de la historia?
La novela comienza así:Voy a morir. Y lo único que sé, llegados a este punto, es que la vida
vale la pena
vivirla.
Siento el abdomen como un corsé a punto de explotar. Contengo el aire.
La agitación no me deja casi respirar. Ya no noto el sudor que resbala por las
sienes, marcando eses en mi rostro. Ahora soy yo la que cae guiada por la
inercia de la gravedad. Algo se aviva dentro de mí debido al sobresalto. Es la
adrenalina, esa que se agarra a la vida y no acepta el desenlace. La aflicción
me invade, me desgarra. Busco consuelo en un grito, pero lo que soy capaz de
emitir es más bien un suspiro. Aprieto mis ojos temerosos y me concentro en la
última visión que se me ha regalado antes de precipitarme.
Vuelvo a tener poder de sujeción. Estoy en el borde del acantilado. No
es muy alto, lo suficiente. Calculo que la caída durará aproximadamente un
segundo interminable. Dirijo la vista al frente. El claro de luna ilumina la
tiniebla. Observo el mar sin límites ni orillas. El agua luce limpia, mansa. No
se oye nada, salvo la lluvia mecida por el viento y el sonido de las olas al
bailar en una coreografía natural. Siento el hechizo, presa de esa quietud, de
esta contemplación. Me invade un sentimiento absorbente, indescriptible. De
bienestar, donde no hay sitio para el sufrimiento. De abandono, de redención.
Como en una partida de ajedrez, mis movimientos se han visto
condicionados por el plan del contrario. Y sé que he perdido.
La visión se desvanece y el eterno segundo se consume. Mis pensamientos
dejan de agolparse. Estoy lista para el remate final. Crujo como un insecto
contra la roca. Exhalo la última brizna de aire entre mis labios y me dejo ir.
Es la conciencia la que hace saber a todo ser humano que está vivo. O la
he perdido, o ya estoy muerta.
Conozco a otros autores de suspense, terror y misterio, que también ambientan sus novelas en nuestra provincia. ¿Dirías que el noir andaluz está en auge?
Sin duda, el género está en alza y lo soporta todo, es decir, podemos hacer crítica social, contar una historia de amor, arrancar desde un hecho histórico... Desde el thriller podemos hablar de lo que sea. En cuanto al género en Andalucía, yo creo que el talento en nuestra tierra siempre ha estado. Lo que quizá ha sucedido en estos tiempos es que unos cuantos hemos tenido la fortuna de tener cierto reconocimiento y de alcanzar editoriales de prestigio.
Todas mis novelas se nutren de una fuente de conocimiento, de información real a partir de la cual construyo una historia. Actualmente, me encuentro en la fase de selección de ideas y de documentación. Había olvidado cuánto me gustan y me fascinan estos momentos antes de sentarme a escribir. Me permite empaparme de aquello que, por alguna razón, me impacta, para luego compartirlo en forma de entretenimiento con los lectores.
Tras toda escritora con normalidad siempre se haya una gran lectora, ¿podrías recomendarnos algún título que hayas leído en el último año y que te haya cautivado?
Pues voy a nombrar a un compañero de letras, La maestra de José Antonio Lucero. Me envío un ejemplar de su novela y yo con gusto la leí. No es el género que suelo leer y, sin embargo, la disfruté muchísimo. Escribe con una sensibilidad especial.
Y para despedirnos, ¿qué consejos les darías a quienes están empezando en esto de la escritura?
Yo les recomendaría leer historias con las que disfruten, autores que les inspiren y no descartar apuntarse a cualquier plataforma de cursos de escritura. Un primer paso interesante es participar en certámenes literarios. Tener un pequeño curriculum literario puede resultar goloso si el objetivo es que una editorial ponga los ojos en ti. Y sobre todo no desanimarse. Es un mundo complicado y desear el éxito inmediato es frustrante y solo va a mermar nuestra autoestima. Así que paciencia y a vivir, sino poca cosa vamos a poder contar.
Blanca, muchas gracias por habernos visitado hoy. Ha sido un placer enorme contar contigo entre nuestros invitados.
Muchísimas gracias. ¡Un abrazo! :)
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