Es posible que los viajes me ayuden a relajarme y dejar volar mi imaginación haciendo saltar esa chispa de inspiración y me hagan escribir párrafos más líricos. Os dejo la última de mis divagaciones y que he decidido titular:
“Nunca es tarde para pensar jamás”
Fragmentos volátiles de un pasado roto e incompleto. Un puzle por recomponer que muestra escenas de un pasado gris en el que las piezas se niegan a encajar. La representación de una vida rota sobre un lienzo en blanco y negro.
Lágrimas disueltas entre las olas de un mar de sonrisas que bailan sobre unos labios de algodón y miel. Un pulso invisible que desata un vendaval de emociones hasta entonces desconocidos para mi corazón.
Fracturas que sanan y acaban por transformarse en arrugas cargadas de una alegría soterrada bajo una mirada antes extinta. Un cuerpo que no supo marchitarse a tiempo y al que le salieron alas cuando ya no era capaz de volar.
Aprecio que sigáis leyendo estas divagaciones que arden en mi interior y que a veces necesito expresar en forma de corrientes de palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario