Vamos a por la primera pregunta: ¿Quién es Mari Carmen González?
Primera y compleja pregunta, empiezas fuerte, ja, ja, ja, ja…
Me considero una persona normal, inquieta, creativa,
sensible y que se apasiona por lo que le gusta. Y, entre esas pasiones, una de
las que destaca es la escritura.
¿A qué edad comenzaste a escribir?
Empecé a tomármelo en serio a los cuarenta años. Me fascina leer desde que era pequeña, y esto siempre me llevó a esmerarme en todo lo que escribía, ya fueran redacciones del colegio, trabajos del instituto… Hasta que, gracias a unos cuentos que creé para los niños y niñas de la clase de mi hija mayor, me planteé participar en concursos literarios. A partir de ahí fue surgiendo todo lo demás.
¿Qué recuerdos tienes de tus primeros escritos?
Fueron historias que escribí para concursar en un certamen de relatos que convocaban en el instituto cada curso. Solo escribía para presentarme en ellos, y aunque me fue bien, no me planteé seguir haciéndolo. Me dedicaba a leer sin más pretensión que empaparme de historias que otros contaban. Nunca pensé que tuviese imaginación suficiente para desarrollar esa faceta mía que se escondía entre mis sueños.
¿Qué es para ti la escritura?
Una necesidad. Soy una persona reservada y me cuesta dejar salir mis sentimientos. Escribir es una forma de liberación, de catarsis.
Cuando me pongo frente al ordenador conecto con ese “otro
yo” sin ataduras ni disfraces, y no pienso en que más tarde me leerán y quizá
lleguen a juzgarme. Ahí soy libre. No hay límites, ni espacio, ni tiempo. Puede
que sea lo contrario a la meditación, en la que se debe dejar la mente en
blanco, sin embargo, creo que tiene el mismo efecto sanador; al menos para mí.
Es magia.
Mari Carmen con el editor y escritor Ricardo Ayllón en la VIII Fería Internacional del Libro de Ayacucho
¿Tu rincón preferido a la hora de escribir?
Cualquiera en el que haya silencio. Soy muy dispersa y me cuesta mucho concentrarme. Necesito silencio y soledad para escribir, precisamente por lo que te comentaba antes de esa conexión que se produce en mi interior.
Cada uno tenemos una manera de armar nuestros textos de la nada. ¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
Depende de la historia que quiera crear. A veces, la gente de mi alrededor. Me he dado cuenta de que soy más observadora de lo que creía. Mi mente almacena momentos, frases, gestos y detalles sin que sea consciente de ello.
En otros textos, es la curiosidad por descubrir otras
culturas lo que me lleva a investigar y documentarme. Me fascinan las creencias
que veneran a la naturaleza y conectan con ella. Estoy convencida de que
tenemos mucho que aprender de civilizaciones ancestrales.
Publicar con Libresa me llevó a conocer a Estuardo Vallejo, que por entonces era el editor con el que trabajé y a quien le tengo mucho cariño, y a experimentar sensaciones desconocidas para mí hasta ese momento, como el tener entre mis manos un libro con una historia que inventé y que llegaría a otras personas fuera de mi círculo familiar y amical. Eso es algo tan especial y mágico, que eclipsa todo lo demás. El que lectores extranjeros accedan a tus libros es un privilegio del que he disfrutado en mis recientes viajes a Perú, de la mano de Ediciones Altazor y de su director, Willy del Pozo, que ha sido quien realmente me ha inyectado la fuerza que necesitaba. El cariño, la amabilidad y reconocimiento que he recibido por parte de personas extranjeras no lo he tenido en España.
Has sido ganadora de numerosos concursos de Literatura Infantil y Juvenil, un género que considero tremendamente difícil de abarcar, ¿cuál crees que debe ser la manera en la que un(a) autor(a) debe dirigirse al público más joven?Es muy difícil, sí. Incluso a mí, que llevo varios años
dedicándome a escribir para público infantil y juvenil, me cuesta cada vez más.
Lo primordial es escribirles desde el respeto. Que sean
jóvenes no quiere decir que tengan menos capacidad de comprensión que los
adultos. Son muy receptivos y sinceros, y debes captar su atención desde el
principio y no bajar la guardia. Yo lo hago de una forma directa, sin
palabrejas ni enredos, con un poco de humor, mucha empatía y tratando temas que
me hubiese gustado leer a esas edades.
“El árbol genealógico” es la primera novela infantil que escribí. Las protagonistas son mis hijas, y varios de los personajes están inspirados en mis familiares. Es una historia muy especial para mí, en la que abordo uno de mis sueños, que es viajar en el tiempo. Este texto quedó semifinalista en el V Concurso Internacional de Novela Infantil Altazor en 2017, aunque hasta ahora no se haya publicado. Las ilustraciones son de Daniel Maguiña, un ilustrador limeño que también trabajó en mi novela “El armario de Noa”, y que engrandece los libros que toca con su arte.
Ojeando tu currículum literario he podido apreciar una vinculación con Perú. Háblanos de cómo va surgiendo esa relación tan especial con el país andino.
Mi relación con Perú surge a través de un concurso literario de novela infantil que convoca Ediciones Altazor. Como antes he señalado, mi obra “El árbol genealógico” quedó semifinalista en 2017, pero no desistí y continué participando hasta que en 2022 conseguí ganar este certamen con “El armario de Noa”. Gracias a eso llegaron mis viajes a la Feria Internacional del Libro de Lima, en agosto, y a la Feria Internacional del Libro de Ayacucho, en octubre. Ambas experiencias fueron inolvidables y tremendamente enriquecedoras. Sobre todo la última, en la que conviví y compartí presentaciones, charlas y visitas a colegios con autores como Mauricio Montoya, Juan Ramírez Biedermann, Alexis García Artiles, Carlos Rengifo, María de los Ángeles Fornero, Sisinia Anze, Rocío Cardoso, Ricardo Ayllón, Odilius Vlack… Allí coincidí con escritores y escritoras de Perú, Colombia, Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia, República Dominicana, Cuba… Personas maravillosas que me han aportado mucho y a quienes espero volver a ver pronto.
Quienes escribimos siempre andamos dándole vueltas a la cabeza. ¿Algún proyecto literario futuro del que puedas hablarnos?
Con Ediciones Altazor no he parado, y justo hace unos días vio la luz un libro en el que colaboro: “Los Principitos”. Una antología en la que participamos los doce ganadores del Concurso de Novela Infantil Altazor, y en la que se encuentran doce cuentos inspirados en “El Principito”. Un edición preciosa con una ilustraciones espectaculares. Además tengo varios proyectos muy chulos con ellos para el año que en breve comenzará.
Y, por supuesto, continuaré escribiendo todo lo que mi mente y mi corazón me pidan, y seguiré concursando.
Y para finalizar, ¿qué consejos le daría a alguien que está empezando en la escritura?
Que lea mucho, que se documente bien si la historia lo requiere, que escriba sobre lo que le guste y que sea humilde. Hay mucha gente que escribe genial y podemos aprender de quien menos lo esperamos.
Muchas gracias, M. Carmen. Un placer que nos hayas acompañado hoy en Mi experiencia como escritor(a).
Gracias a ti, Leo. Muchas gracias por tu tiempo, tu amabilidad y tu esfuerzo por visibilizar a escritores y escritoras menos conocidos.
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